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viernes, 10 de octubre de 2014
Incompetencia?
Que ascazo!
¡Qué
asco! sabíamos que la política es asquerosa, sucia, embaucadora, calumniosa,
manipuladora...etc. No es esto para nosotros ninguna novedad, pero si nos
produce una nueva desilusión, porque verificamos a diario que solo nos quieren
para que echemos su papeleta en las urnas y nada más... Darles carta blanca
para hacer de nuestras vidas lo que les plazca… Juegan a ser dioses, a menudo
juegan con fuego y acabaran por quemarse o quemarnos... El mayor inconveniente,
es que nosotros somos su combustible, altamente volatilizables, sus conejillos
de indias se podría afirmar; y lo más normal es que seamos, no solo quemados,
sino achicharrados en este, su sucio y mortal juego. Las pocas veces que
confiamos en ellos, podemos incluso justificarles, llegando a pensar que la
falta de información nos hace dudar de sus maneras de proceder, que vemos
fantasmas donde no hay nada… Pero su práctica diaria en la toma de decisiones
es cuanto menos absurda y errónea. Esto nos lleva a la terrible conclusión de
que son “malas personas”. Nos muestra que solo piensan en ellos y sus intereses
particulares, es lo habitual que así suceda, pues siempre el sistema “ha
funcionado así” ¿Es que hay que tomar decisiones impúdicas, llenas de maldad,
con la única intensión de jorobar a alguien? Está demostrado que, para ellos,
el único interés que les mueve es el propio y solo para lograr sus escabrosos e
inconfesables fines. Cuentan con que nos embaucaran con mentiras inverosímiles,
en las que la víctima se trasviste de culpable, en un idílico mundo de
fantasía. Cuentan con que les creeremos y nuevamente obtener nuestro apoyo.
Fingirán que les interesan nuestros problemas, escucharan nuestras quejas, nos
dará la ficticia impresión de que hemos sido escuchados. No tenemos en cuenta
que concedernos nuestras reivindicaciones choca frontalmente con su ideario político
y por tanto tenemos más que asegurado el rechazo, porque dentro de su
desvergüenza, no les conviene ningún cambio, todo ha de permanecer igual, o
solo moverse ligeramente… para acto seguido regresar a la posición inicial de
salida. Por tanto, siendo realistas, poniendo los pies en el suelo, se podría
afirmar que jamás serán atendidas nuestras demandas. Esta es la verdadera
actitud de aquellos en los que depositamos nuestra confianza, y se autodefinen como nuestros “valedores”,
Solo somos para ellos, como un dolor que se presenta a medianoche, sencillamente un lastre y además, un estorbo
siempre inoportuno.
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