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domingo, 9 de noviembre de 2014

La fábula del burlador y las doncellas. (Ningún parecido con nada)




   Y llegó el burlador con su embriagadora verborrea, envuelto en una fina aureola de perfecto amante, como zorro que anda buscando gallinas. Pronunciaba con maestría palabras de amor, susurrándolas apasionadamente en los oídos de cualquier doncella que se prestase a ello. Sonrojándolas hasta en lo más recóndito de su ser, desnudando totalmente sus almas. Haciéndoles caer, sin nada que lo remediase, en sus redes y provocándoles el carnal deseo de realizar esa vaga promesa de amor, repleta de caricias sensuales que tan ardientemente el galán les prometía. Más el farsante, como araña que teje su tela para cazar a sus víctimas, les hacía creer que eran ellas y no él, quienes así lo querían, quienes les deseaba; que eran ellas quienes con astucia les forzaban a amarles... él lo haría gustoso bajo la influencia de alguna extraña pócima de amor, que le incitaba a perder su honra, creyendo ellas, en su ingenuidad, que él era la víctima inocente de sus febriles deseos, que a su vez, se sentiría poseído por el espíritu de Don Juan y no tendría otra alternativa que sucumbir a sus bajezas... perdiendo en el intento el preciado tesoro de la virtud o eso creerían ellas... lo haría bajo el hechizo de una mujer fatal... que habría decretado un sortilegio en algún aquelarre, elaborado con bellas y cautivadoras palabras que le habían trastornado el sentido común. No comprendían las burladas, que eran ellas las engañadas, las deshonradas, las que verían la llegada del alba en soledad... e igualmente solas verían cada salida y puesta de sol...  durante el resto de sus vidas, ahogadas en la pena que provocarán ellas mismas tiempo atrás con su propia soberbia, en la absurda creencia de ser más mujer que cualquier otra,... Por haberse creído damas tan solo por una noche, dejaron de ser mujeres por toda la eternidad.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Se oyen estupideces


   La vida es más sencilla que todas esas estupideces que últimamente se escuchan a diestro y siniestro, con las que pretenden embaucarnos y meternos en su redil. ¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes llevan la razón? Los lobos que se presentan como tales... o tal vez aquellos que vienen disfrazados de corderos.... Al fin y al cabo son todos lobos y buscan lo mismo. ¡Qué pena da no poder confiar absolutamente en nadie! por mucha información que exista, más difícil aún nos resulta encontrar una que sea imparcial, veraz y desinteresada. Y a la vez se ha vuelto imposible la labor de poder encontrar una persona que entre otras cualidades sea leal, sincero y honorable, esta búsqueda se ha vuelto toda una odisea, una labor ardua, complicada y difícil...  más que la de buscar la famosa "aguja en el pajar". Al final, parafraseando a Ortega Cano en "donde estás corazón (A3), diremos "déjenme en paz, déjenme vivir" o lo que es lo mismo: “A otro perro con ese hueso"

viernes, 10 de octubre de 2014

Incompetencia?


   En esta lucha contra el ébola, hemos descubierto un tanto aturdidos cómo la lucha política se extiende hasta jugar con nuestra salud (o esa impresión dan) hemos visto como se acusa injustamente a una persona (Aux. de enfermería) que voluntariamente ha puesto su vida en peligro, prácticamente se le culpabiliza de provocar un genocidio. Es difícil imaginar un motivo más grande de admiración que arriesgar la propia vida. Y cuando por circunstancias fuera de su control ha sucumbido al contagio de esta terrible enfermedad, tiene, para mayor vejación personal, que escuchar esta acusación tan grave. Con esta acusación gratuita, se pretende tapar la incompetencia de aquellos que entre sus funciones está precisamente la de velar por nuestra salud. Que sean escuchadas sus falacias es inevitable, pero ello demuestra mucha ceguera y desconocimiento de la realidad no solo por parte de ellos sino también por nuestra parte. Sin darnos cuenta, eliminamos de raíz el derecho a la réplica o defensa que tiene la persona falsamente acusada. Derecho a defender sus propios matices del asunto en sí, seguramente serán contrarias e, incluso, radicalmente distintas a las expresadas por estos desastrados. Quien duda de la honradez y profesionalidad de esta auxiliar desde un dogmatismo político, cultural o ideológico, fácilmente menosprecia a la que sin ningún beneficio personal, ha trabajado con buena voluntad, descalificándola, negándole competencia profesional e incluso, honestidad. Entonces, por arte de birlí-birloque la transforman en una adversaria política e ideológica, la transforman en una enemiga personal a batir, tanto que en distintos mentideros han dado la noticia de su muerte. Esta confrontación unilateral está rallando en el absurdo, en el insulto y agresividad. El clima de intolerancia creado puede, entonces, conducirnos al impulso de querer descalificar (de alguna manera) a quien en algunos medios se nos presenta como enemiga pública. En este clima de crispación y miedo es fácil justificar cualquier calificativo contra ciertas personas. ¡Cuántas personas sufrimos hoy en este ambiente de desinformación e intolerancia, que nos provoca el rechazo y la desconfianza hacia las instituciones públicas! Entre todos hemos de crear unas condiciones y un clima de tolerancia y respeto mutuo, contar con una información real y leal, crear un espacio o protocolo en el que sea posible ir juntos en esta lucha contra tan infernal enemigo microscópico. Y  dejar atrás, muy lejos la intención de endurecer y banalizar posiciones en las que solo se busca enemigos, cuando lo que realmente encontramos son incompetentes que quieren manipular a la opinión pública con actitudes hostiles e informaciones falsas. Nosotros vivimos ajenos a estas conjuras y por tanto hemos de seguir nuestro día a día, pidiendo que se contenga esta pandemia, porque si llegara a extenderse (con responsables como los actuales) aviados estamos.

Que ascazo!


   ¡Qué asco! sabíamos que la política es asquerosa, sucia, embaucadora, calumniosa, manipuladora...etc. No es esto para nosotros ninguna novedad, pero si nos produce una nueva desilusión, porque verificamos a diario que solo nos quieren para que echemos su papeleta en las urnas y nada más... Darles carta blanca para hacer de nuestras vidas lo que les plazca… Juegan a ser dioses, a menudo juegan con fuego y acabaran por quemarse o quemarnos... El mayor inconveniente, es que nosotros somos su combustible, altamente volatilizables, sus conejillos de indias se podría afirmar; y lo más normal es que seamos, no solo quemados, sino achicharrados en este, su sucio y mortal juego. Las pocas veces que confiamos en ellos, podemos incluso justificarles, llegando a pensar que la falta de información nos hace dudar de sus maneras de proceder, que vemos fantasmas donde no hay nada… Pero su práctica diaria en la toma de decisiones es cuanto menos absurda y errónea. Esto nos lleva a la terrible conclusión de que son “malas personas”. Nos muestra que solo piensan en ellos y sus intereses particulares, es lo habitual que así suceda, pues siempre el sistema “ha funcionado así” ¿Es que hay que tomar decisiones impúdicas, llenas de maldad, con la única intensión de jorobar a alguien? Está demostrado que, para ellos, el único interés que les mueve es el propio y solo para lograr sus escabrosos e inconfesables fines. Cuentan con que nos embaucaran con mentiras inverosímiles, en las que la víctima se trasviste de culpable, en un idílico mundo de fantasía. Cuentan con que les creeremos y nuevamente obtener nuestro apoyo. Fingirán que les interesan nuestros problemas, escucharan nuestras quejas, nos dará la ficticia impresión de que hemos sido escuchados. No tenemos en cuenta que concedernos nuestras reivindicaciones choca frontalmente con su ideario político y por tanto tenemos más que asegurado el rechazo, porque dentro de su desvergüenza, no les conviene ningún cambio, todo ha de permanecer igual, o solo moverse ligeramente… para acto seguido regresar a la posición inicial de salida. Por tanto, siendo realistas, poniendo los pies en el suelo, se podría afirmar que jamás serán atendidas nuestras demandas. Esta es la verdadera actitud de aquellos en los que depositamos nuestra confianza,  y se autodefinen como nuestros “valedores”, Solo somos para ellos, como un dolor que se presenta a medianoche,  sencillamente un lastre y además, un estorbo siempre inoportuno.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Desconfianza


  La amistad es sinónimo de confianza y esta se podría definir como el cimiento de toda relación humana. Nadie puede caminar junto a cualquier otra persona sin poseer la certeza de la plena confianza en él o ella. Sin esa confianza, es imposible tener complicidad o confidencias con nadie, ni se le puede hacer partícipe de nuestros sentimientos, sobre todo de los más íntimos, pues la confianza, ante todo, crea respeto y el respeto es tener la sensatez de aceptar a otra persona como un ser diferente, complejo, con distinta visión de la vida, ósea diferente de nuestra filosofía particular, pero complementaria. La aceptación de estas diferencias implica, la disposición a otorgarle a esa persona un espacio de verdadera y recíproca lealtad. Un trato en el que no haya reciprocidad, donde no exista comunicación o donde no haya suficiente confianza, es una relación muerta, sin cimientos sólidos, destinada al fracaso; si perdura y se llegara a tener confidencias o secretos compartidos, cuando se hunda, caerá de forma aparatosa y será ese desplome excesivamente doloroso para ambas partes. Por ello, la desconfianza, limita nuestra motivación, nuestro interés por los demás, por todas las personas que nos rodean, limita nuestra manera de ser o incluso de obrar, transformándonos en alguien que aborrecemos, en alguien que no se parece en  lo más mínimo a nosotros. Nosotros no somos así. Ser desconfiados es algo muy perjudicial, pero contra el vicio de desconfiar esta la virtud de la sinceridad. Pero igualmente los hay que desconfían de nosotros, pretenden imponernos un control rígido y severo; esto claramente, ni es bueno para nosotros, ni tampoco para los que intentan controlarnos de esta manera. Querer controlar, es por tanto, dudar de todos y sobre todo de sus propias posibilidades personales; tanto que incluso les hace recelar de ellos mismos, y les fuerza, en la medida de lo posible, a intentar controlar todo lo que ocurre o se mueve a su alrededor. Y para más "inri", crean además una realidad alternativa, paralela, desfigurada, alejada y ajena a la Cotidianidad de la vida real; simplemente justifican su desconfianza con percepciones inexistentes, amoldan el mundo a su carácter desconfiado.

jueves, 18 de septiembre de 2014

vanidad


   Algunas veces, solo se hacen las cosas con la única finalidad de ser el centro de la atención de la gente. En un acto de pura falsedad, de manifiesta vanidad pública… solo se realiza la acción para ser admirados, para tener cierta notoriedad social... Pero nos delatan las maneras de tratar ciertos problemas, porque pone de manifiesto la insuficiencia de nuestra motivación, que no se equipara de ningún modo, ni siquiera en lo más elemental, con la respuesta demandada. Mientras, nosotros solo intentamos hacer un acto de ensalzamiento personal, otros están luchando en primera línea, o como se dice “comiéndose el marrón”, en soledad, sin esperar ni el más mínimo apoyo de aquellos a los que nos da igual “ocho que ochenta”, mientras no seamos nosotros los dolientes, los que sufrimos la carencia de todo.... Todos hemos insistido mucho, a veces en exceso, en la importancia de auxiliar a los demás, sobre todo a los más menesterosos, indiferentemente de sus circunstancias personales. Para lograrlo debemos renunciar a muchas de nuestras ideas preconcebidas y a una vida plagada de comodidades y falsas necesidades que no son sino el fruto de una sociedad caduca, consumista y en exceso materialista. Para  poder ofrecer nuestra ayuda, primero tenemos que aprender a desarrollar nuestra afección y humanidad hacia los demás, hacia los desheredados,  los indefensos, los olvidados, los enfermos y los marginados… que solo son carnaza para los “desarmados”. Si lo comprendemos, seremos felices viendo cómo se transforma  nuestro corazón, junto con la deformada visión que teníamos de los más desfavorecidos. Esto nos traerá de regaló la concordia y la paz interior. Si sabemos hacerlo, nuestra recompensa será amplia y reconocida por los demás y sobre todo por nosotros mismos.

martes, 2 de septiembre de 2014

Oda al recuerdo



Aunque haya desaparecido el resplandor,
que brillo tanto en tiempos pasados,
y ahora se oculte de mi mirada,

Aunque permanezca esa luz apagada,
y el recuerdo de ese brillo tan lejano,
sigue suspirando mi corazón de amor.

Aunque nada suele volver,
volverá ese ímpetu juvenil con todo su esplendor,
de conquistas y de glorias
de belleza y tiernas historias
que vuelve para encontrar al perdido yo,
porque siempre vivirá en nuestra memoria,
el delirio del primer amor,
que lo fue tan solo esa vez,
amor sincero y verdadero
y por siempre seguirá siendo el primero,
en el recuerdo del pensamiento,
que llega desde el lamento,
que nació de mi humana condición,
en la creencia de su escamoteo mortal,
pues a todos, la muerte nos ha de llegar.

Gracias al corazón, vivimos,
pero también gracias al corazón, sufrimos,
nos regala ternuras y emociones
nos da alegrías y también temores
desde la humildad que le acompaña
muestra la belleza de la inocencia
que se marchita como si fuese una flor,
con el paso del tiempo su recuerdo asoma
haciendo de mis ojos manantiales,
que añora otros tiempos y lugares,
otra vida, otra persona, otro yo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Nada es verdad, nada es....


  Buscando la verdad, nunca he permanecido inmóvil o con una actitud indiferente… me desplazo por este embaucador mundo a la velocidad que me impone los acontecimientos… Unas veces con más acierto y precisión... otras muchas, dando la impresión de cierta lejanía, se podría decir que pareciera me encuentro distante, diluido y perdido en mi propia idiosincrasia personal, e incluso sumido en una depresión derivada de una actitud pesimista, con la vitalidad decaída, o más bien ausente. En algunas ocasiones seguramente colisionare con el pensamiento si no de todos, si de una mayoría, porque nuestro camino sea inverso, opuesto o antagonista, o bien por no dar “el brazo a torcer” en definitiva no saber ceder a tiempo… Todos nos creernos en la posesión de la verdad...  Pero la verdad no fue concebida para ser poseída, es tal su complejidad que no se deja seducir por nadie, para no ser manipulada… por esta razón, nadie será nunca su dueño, así, de esta forma, evita que todos la manipulemos para nuestro propio beneficio, para que sea paladina de nuestras estratagemas…  La realidad nos impone que la verdad (en términos absolutos), se nos niega a todos... ¿Quién dice la verdad? ¿Quién miente? “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira” Esto da lugar a la paradoja de que somos la consecuencia inevitable del engaño y aun así "Somos los portadores de la verdad”

viernes, 29 de agosto de 2014

Realidades


   Y de pronto desperté, lentamente abrí los ojos, me los frotaba una y otra vez… No daba crédito a lo que veía... Miraba por primera vez a un mundo totalmente desconocido para mí, le veía tal y como es, y no me gustaba nada lo que estaba viendo... No se parecía a aquel fabuloso mundo del que procedía (que tal vez fuese solo un sueño, algo utópico que solo yo hubiese soñado...) Sin duda no era aquel mundo del que frecuentemente había escuchado relatar infinidad de cosas maravillosas ¿dónde estaban esa fabulosa vida llena de agradables sorpresas y de  aventuras compartidas con verdaderos amigos? ¡Que ruin debe de ser la mano que, como si fuese un vulgar títere, mueve los hilos de mi destino! Ante tan negro y descorazonado visión, mi actitud se volvió cobarde, cerré de nuevo mis ojos y volví a quedarme dormido, pues en el país de los sueños, al menos, vivía una falsa ilusión de la felicidad.

miércoles, 23 de julio de 2014

En ruinas


   Pongamos que hablamos de un colegio que está en ruinas, para salvar el edificio, tanto profesores como alumnos dicen tener la solución; unos creen ir sobrados, otros creen que pueden, otros sin embargo, creen que engañaran a la inspección, si le hacen un ligero lavado de cara al edificio, esto les hará parecer más listos, trabajadores e inteligentes, ello a pesar de no seguir los planos y no tomar ni la más simple medida de seguridad. Mientras otros andan perdidos en su imaginación, copiando de Internet nuevos planos, que seguramente debieron diseñar durante el año... En  cuanto a los nuevos alumnos, a algunos les sucede que no saben ni dónde está su clase y a otros ni tan siquiera saben en que pupitre deben sentarse… mientras que el problema de algunos alumnos veteranos es que dan por perdido el colegio y quieren construir un edificio nuevo y además propio.... en fin… ¿parece que estamos hablando del cole o no?

domingo, 6 de julio de 2014

Falsas apariencias


   Algunas veces se dan respuestas a preguntas que nadie ha realizado. La  triste realidad es que la supuesta respuesta a tales preguntas, aparentemente simple, es muy compleja... Utilizando "la navaja de Ockham" como instrumento de la racionalidad podríamos llegar a una conclusión basada en una premisa muy simple "En igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta". Existen multitud de patrañas que se disfrazan de verdad, pero son solo basura, y cuentan con la complicidad de nuestra ingenuidad... de la confusión y dudas que se nos crea en nuestra mente, que se comporta como un espejismo en el desierto y que además se transforma en un excelente caldo de cultivo para los estafadores. Se puede citar, a modo de ejemplo y para desgracia nuestra y de la sociedad en general,  a la medicina pues tampoco está ajena a todas estas supercherías...  Y en concreto la investigación médica, que en algunos casos está financiada por supuestos "mecenas", que no son otra cosa que buitres con oscuros intereses económicos, disfrazados de benevolentes, y para aumentar nuestra desdicha, a veces ese supuesto interés viene con consecuencias fatales para nuestra salud, nos convertimos sin saberlo en cobayas humanas. Otras muchas veces ponen unos absurdos límites a la investigación, carentes de toda lógica, como sucede en la investigación farmacológica; no sólo se recorta el camino de la investigación y producción de fármacos, sino que se impide la salida al mercado de nuevos y más eficientes fármacos, mientras no se recupere la inversión y se obtenga con los actuales los beneficios económicos esperados, luego cambian levemente la composición, sin que ello aporte nuevas mejoras al fármaco, renuevan la patente y a seguir exprimiendo al enfermo necesitado. Es muy normal delimitar lo que se investiga y lo que no se investiga, en función de su rentabilidad económica, de los intereses comerciales de los inversores que la financia. Resulta, por tanto, hasta normal el fraude, la mala praxis o la ausencia de cualquier "principio deontológico" y si además no existen o fallan los mecanismos de control... camparan a sus anchas en función de los intereses del momento. Sin embargo, tampoco debemos ignorar las meteduras de pata en otras disciplinas tal como sucede en la física o en las matemáticas, cuyos peores fiascos, por norma, no suelen causar víctimas, más allá de la causada a la propia inteligencia. Sobra decir que ambas son inocentes de los disparates que se proclaman en su nombre. Vivimos en un mundo disociado, de velocidades y tiempos distintos, Naturalmente, esta afirmación es considerada errónea por los que piensan que no son distintos tiempos, sino que el razonamiento viene en función de la influencia de la identidad cultural según la zona geográfica en la que discurra nuestra vida. Con la disociación de los tiempos, lo que verdaderamente se pretende es recordarles a los denominados "progresistas" que el mundo camina más lento que ellos... Se produce así, una reordenación estética del vacío que deja la extensión del relativismo cultural, del fundamentalismo ideológico. Y no vale salirse por la tangente de la improcedencia indiscutible de comparar sociedades occidentales con otras de distinta índole. Pensar que en estas sociedades, con esa distinta concepción política nunca podrán aspirar a tener mecanismos de prevención o control del fraude, que sí, se presupone, tienen los países autodenominados "primer mundo"... Nunca debería justificar que se dé por buena la corrupción, allá donde y cuando se produzca con la única excusa de defender, supuestamente, valores de sociedades que presumen de democráticas.

miércoles, 25 de junio de 2014

Sin mascaras


   

   El peligro de ser indiferentes, es caer en una rutina monótona que nos iguala a todos bajo un mínimo común denominador, solo en los peores aspectos que trae la vida consigo... en lo aburridos, en la ausencia de ideas, en la falta de motivación y ambición, en el excesivo conformismo, en una tristeza apática y anodina, en una desconfianza extrema, en la falsa creencia de una inexistente superioridad intelectual... Ya hace tiempo que perdimos el interés, que tiramos la toalla, con el intimo deseo de que se dé por finalizado este absurdo enfrentamiento al que hemos sido conducidos por unas tendenciosas manos que se ocultan en las tinieblas, sin otorgarnos ninguna posibilidad de oposición o enmienda... Y si seguimos en pie todavía, se debe principalmente a que muy pocos lo han comprendido,  y nadie se ha atrevido a recoger el órdago, que a modo de señuelo hemos lanzado al aire… nadie acepta ese desafío, conocedores de que la verdad nos asiste… pero da igual, de alguna forma es preciso ponerle fin a este absurdo pleito, aunque fuese simplemente por abandono de uno o ambos “rivales” ...o lo que es más desconcertante, por la extrema debilidad "moral" del supuesto contrincante o incluso ante la ausencia de una táctica clara de este. Ósea se acaba si o si... Lo peor que aún perduran voluntades antagonistas, por así decirlo, estúpidos que se dedican a propagar, como verdades, ciertas mentiras malintencionadas. Lo que es más grave, siendo conocedores del origen malvado en la naturaleza de tales afirmaciones. Lo hacen con la exclusiva finalidad de amedrentar, asustar y manipular a la opinión de una sociedad fácilmente impresionable y obligarle a decantarse por una posición u otra, por absurda e ilógica que pareciese (preferentemente por la suya). No les vale la neutralidad, aunque este asunto en cuestión no interese a nadie, ni sea motivo de la conversación cotidiana, sencillamente les parece un problema ficticio... Si lo que buscan es polemizar,  que se enfrenten con nosotros (dialécticamente), si son capaces y tienen argumentos… que lo hagan con verdades y con hechos contrastados... A ver si en verdad llevan razón, como ellos sostienen, sin oscuros subterfugios donde argumentar con calumnias ante la opinión pública, que lo hagan con pruebas tangibles… sin estar amparados por el anonimato que les otorga (algunas veces) las redes sociales o creerse en la posesión de falsas cátedras… Es esta una actitud pueril, digna de cobardes, de los que tiran la piedra y esconden la mano ¿qué se podría esperar de ellos? Son perdedores en una trifulca "inventa" y ellos lo saben, más eso, su orgullo no lo puede soportar, pretenden siempre llevar la razón al precio que sea, venderían, si fuese preciso, su alma al diablo para lograrlo. Elaboran un cóctel a base de medias verdades descafeinadas, hábilmente mezcladas con mentiras absolutas...con la absurda esperanza que "cuelen" como sinceras todas ellas... y muchísimas veces así sucede… A no ser que tropiecen con algunos “huesos duros de roer” que les planten cara cuestionando toda su utópica filosofía. Entonces se verán obligados a sacar e incluso inventarse supuestos “trapos sucios” para emponzoñarlo todo y de esta miserable forma acabar con la “buena fama” que pudiesen tener todos aquellos que se han atrevido a poner en cuarentena sus afirmaciones, teniendo dudas razonables de todo o parte de lo que pudiera provenir de ellos o de la sucia mente de quienes, en cualquier caso,  les controlan, moralmente son sus dueños y ellos obedecen ciegamente con su actitud borreguil. Esto es propio de unas estrategias maquiavélicas “El fin justifica los medios” o eso debe creer. En definitiva, la vida nos enseña que hay buena gente con buenos principios, que degeneran y acaban mal, en el lado oscuro y frio, desprestigiados e ignorados por todos. E igualmente, hay personas que vivían en el error y al final abren los ojos, cambian radicalmente y acaban haciendo el bien entre los más menesterosos, ello no significa que para ser útil haya que hacer nada especial, ni servir a nadie... Basta con concienciarse, no ceder nunca ante la tentación de la corrupción,  mantenerse firme, nunca dejarse vencer por el cansancio o por el legítimo deseo de lograr una fortuna propia, ni asustarse ante exigencias radicales e Intransigentes provenientes de sectores extremistas, sino perseverar en su empeño, con la conciencia limpia y si hiciera falta volver a empezar... hacerlo con la misma energía y fuerza. Entre otras argumentaciones, se debe pensar que al final, los tendenciosos, no obtendrán ninguna victoria sobre nadie y por tanto para poder subsistir (vivir del cuento), no pondrán mayor dificultad al reconocer su error...Por nuestra parte, al menos, nuestra conciencia permanecerá inmaculada conservando la paz, básicamente por haber obrado de acuerdo con nuestros valores éticos. Nunca por estar a favor o en contra de ocultos intereses que representen a nadie en particular, sino para obtener un beneficio para el conjunto de la sociedad en términos generales.

lunes, 16 de junio de 2014

Tolerancia


 La vida nos enseña que el resentimiento se supera con la tolerancia. Pensar que solo se tiene derechos sin que estos generen ninguna obligación, es de insolidarios. Igualmente pensar que solo se tiene obligaciones, sin que estas generen derechos, es de lerdos. Sólo se puede esperar condescendencia de quienes, a su vez, la recibieron sin adquirir ninguna obligación por su parte… Solo se trata de devolver a la sociedad, de forma altruista, lo que gratis se recibió de ella. De lo contrario se cometería hacia esa misma sociedad una "falta de gratitud", sería una terrible torpeza por nuestra parte. No obstante, devolver esta ayuda debe adornarse con criterios basados en la realidad… nunca donarla porque nos sintamos obligados, como si solo hubiésemos recibido un préstamo por parte de la sociedad que hay que devolverle con intereses. Debemos ofrecer la ayuda únicamente porque nos sale de muy adentro, aunque también nosotros la necesitemos... Nunca creamos que lo que podemos devolver es minúsculo, en proporción con lo que se haya podido recibir; ni nos sintamos empequeñecidos, impotentes o acomplejados ante acontecimientos que nos superan por su magnitud. A menudo se confunde lo que es la auténtica caridad con el absurdo ideal de una falsa renuncia a nuestros bienes o  una renuncia voluntaria a aquello sobre lo que se tiene un derecho legítimo. No es eso, o no es tan simple... Asimismo, ayudar tiene otras connotaciones, como por ejemplo denunciar públicamente a quienes provocan con sus especulaciones hambres, epidemias, pobreza y miseria de diversa índole. A quienes trafican con la vida o la muerte (trata), a quienes permiten el tráfico de armas o propician su venta, sabedores de la indefensión y muerte que provocaran sobretodo en la población civil… A quienes trafican con las drogas y estupefacientes, son asesinos "silenciosos" que lentamente van matando a nuestra juventud y con ellos a nuestro futuro; es muy fácil cerrar los ojos y mirar para otro lado, como si la cosa no fuese con ellos, como si no fuese con todos nosotros… Se puede ayudar con un simple gesto pacífico, pero que sea a su vez enérgico y contundente, que denuncie las injusticias que se siguen cometiendo en nombre del progreso… Sabemos, pues, cuál debe ser nuestra actitud, entonces ¿Por qué callamos? No se busca el linchamiento de nadie, ni a ningún culpable, ni siquiera la revancha por tanto daño asestado durante tantos años de olvido… pero sí se pretende un cambio en la conciencia colectiva, una nueva manera de pensar; debemos estar abiertos a buscar nuevos caminos, a pedir perdón por el sufrimiento que hemos podido causar, perdonar a quienes nos lo han causado a nosotros con su desprecio,  con la marginación sistemática a la que hemos sido sometidos y llamar a las cosas claramente por su nombre "marginación" “abusos”  "deslealtad" “esclavitud”. Ciertamente con estos antecedentes no es fácil hacer un “examen de conciencia”, pero es el único modo que tenemos de frenar el ejercicio de esta gratuita anormal moralidad y asimismo, manifestar el profundo deseo de aliviar tantas injurias y agravios que durante tanto tiempo mutuamente se cometieron. Unos por ser crueles y coléricos en exceso, mientras a otros solo les dejaron como única alternativa el ser dóciles y pacíficos. Por ello es tan necesario que los unos se arrepientan de esa actitud sucia y bellaca, como que los otros no se sientan borregos por haber sido obligados a ser sumisos y obedientes... Pero en todo caso se debería hacer  "borrón y cuenta nueva" propiciar una reconciliación real y reiniciar el camino hacia un nuevo horizonte, todos juntos, asimismo, todos unidos... Pero con un trato “de igual a igual” con las reglas de juego bien definidas y consensuadas, respetadas por todos sin excepción; sin privilegios para nadie y con una misma y única meta por alcanzar, dentro de la grandeza que nos otorga la unidad de acción, sin despreciar la diversidad cultural, que nos une más y nos hace más inteligentes, más sabios, grandes y poderosos.

sábado, 14 de junio de 2014

Regreso al futuro


   ¡Ojala! fuese posible el viajar en el tiempo, imitando lo que ocurría en aquella vieja saga de películas de "Steven spielberg" "Regreso al futuro". No para cambiar nada, lo bueno o lo malo que nos aconteció son los cimientos con los cuales, la vida misma, nos ha edificado como personas. Con nuestros múltiples defectos, decepciones, desilusiones... y alguna que otra cosa buena que seguramente debemos poseer...Yo, personalmente, haría ese "hipotético viaje" en busca de la inocencia perdida, en busca de mis raíces... para recordar en todo momento quien soy y de dónde vengo... sin falsedades, sin hipocresías, sin falsas apariencias... recobrando la perdida fe en el género humano, ese deseo interior de un mañana mejor, esas ansias de conocer todo lo nuevo, eso sí, ¡quizás! con un poco de miedo, pero con una felina curiosidad de querer saber lo bueno que nos deparará el futuro. Recuperar esas buenas intenciones hacia los demás, fomentar las relaciones sociales, que entonces eran sinceras y desinteresadas, eran lo que se define como "la amistad en estado puro". Jugar un buen rato con aquellos entrañables niños que eramos toda la pandilla de amigos, olvidando, por unos instantes, los "fantasmas" en que nos convertiremos en un futuro no tan lejano. Recuperar aquellos "viejos valores" que desde la cuna curtieron mi carácter, no escuchar nunca falsas promesas, ni a los charlatanes que las prometen, hacer caso omiso de los rumores y de las habladurías,  aprender a pedir perdón y tener la condescendencia de perdonar, olvidarme de vitorear a quien solo busca el camino fácil para engatusarnos, no lo merece; despertar mi admiración por la verdad, por vivir las sensaciones en cada momento, gritar al mundo que estoy vivo, dar las gracias a todos por todo y por supuesto decirle a personas muy queridas que allí moran (en el pasado) lo mucho que les necesito y lo mucho que les quiero, repetírselo hasta la saciedad, hasta que me tengan que mandar callar por pesado. Nunca dejar para el día siguiente nada, para no correr el riesgo que se quede algo sin hacer... sentirme de nuevo uno más. ..

domingo, 8 de junio de 2014

A solas

   Les dejamos entrar en nuestra vida porque confiamos en ellos, vinieron a nosotros aparentando que estaban perdidos, enarbolando la bandera blanca de la paz, debemos reconocer su esfuerzo, ya que con su logrado disfraz de corderos, lograron engañarnos, nos cogieron de sorpresa, desprevenidos, confiados… pues rumiaban las palabras con una entonación casi perfecta o lo más parecida a la sensatez de la sinceridad, a gritos berreaban nuestro nombre, implorando nuestra compresión, solicitando nuestra ayuda, haciéndonos creer que de veras nos conocían, que nosotros éramos sus semejantes y por tanto, que confiaban a ciegas en nosotros... Ante sucesos acaecidos fortuitamente, imposible de prever en sus planes, se vieron forzados a salir de su madriguera, a mostrarse tal cual son... se vieron obligados a quitarse el antifaz, ese que apenas ocultaba lo perverso de las facciones de su rostro y tuvimos por primera vez, la oportunidad de contemplar, sin disimulos, la verdadera esencia de su maligna naturaleza... Aquellos que hasta entonces creíamos corderos, se han metamorfoseado, mutando en auténticas fieras, perversos caníbales que nos quieren devorar vivos y lo que es más grave, en nuestro propio hogar... Su estrategia está bien definida, basada en el acoso y derribo, "el redil debe ser destruido, no ha de quedar piedra sobre piedra..." Su más enérgico enemigo y por tanto más temido son el tiempo y la reflexión; no quieren que pensemos, para que nadie pueda apreciar la realidad de su ficción...Para darse cuenta de ello, basta con observar su actitud nerviosa y desafiante, que les obliga a mostrarnos sus afilados colmillos para así intimidarnos... Esto nos viene a confirmar que ellos se saben perdedores de esta cacería infernal que unilateralmente han emprendido y donde toda manipulación vale. Tienen demasiada hambre y sed... están dispuestos a comerse, como sea, nuestra carne y manchar de sangre nuestro hogar,  por muy elevado que fuese el precio a pagar, apuntan alto, pero en el fondo les da igual que el trofeo de caza sea de mayor tamaño o tan solo una triste gallina... todo depende de la presa a la que esperan abatir sea más fácil de conseguir… Sí, para su infortunio, no consiguieran la tan ansiada "pieza mayor", no les importa en demasía,  ellos como el perro con el hueso “si es duro de abatirla, ellos tienen todo el tiempo... ¡quizás! reúnan nuevas fuerzas y vuelvan mañana a intentarlo, en el peor de los casos, siempre habrá algún “lerdo” despistado que se confíe, se salga fuera del redil… y ellos estarán allí para aprovecharse de ello.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Dudas


   Sucede que a veces tenemos la extraña sensación de ser tan solo un títere de feria, una vulgar marioneta, que es manejada a su antojo por una mano extraña que nos obliga a hacer, incluso aquello, que para nada deseamos y tampoco nos apetece, es muy difícil tener voluntad propia en este insólito mundo en que se ha convertido la rutina de la vida diaria. Nada de las sensaciones que se perciben nos transmiten serenidad, ni confianza, ni tranquilidad, ni encontramos el suficiente sosiego, ni la sobriedad necesaria para analizar esa tenebrosa sensación de sentirnos solo un vulgar objeto, fruto de una sofisticada manipulación ¿Para cuándo desaparecerán la angustia y la sinrazón que gobierna nuestra alma? ¿Nos dejarán alguna vez en paz? Por si alguna vez lo hiciesen, cuando lo hagan, que no sea pagando un elevado precio por el peaje del simple tránsito por esta “amable” vida, que no se efectué dicho pago de una manera dolorosa e injusta, ni se trate de salir por la puerta de atrás, como vulgares delincuentes, aún tenemos dignidad. En el transcurso de nuestra vida, es prácticamente inevitable el encuentro con el sufrimiento, que nos es transmitido desde el mismo día en que vemos la luz por primera vez. La mayoría de las veces es solo dolor físico (que no es poco),  pero en contadas ocasiones se trata de un dolor de índole “metafísico” de origen  "Idiopático", que refleja sobre nosotros dudas de índole existencial. Es por tanto, un dolor que no tiene parangón físico ¿Por qué? Porque este dolor, de una forma incontrolada, se convierte en una pesada carga que nos impide incluso respirar, nos da la sensación de ansiedad. El mismo sufrimiento físico ha quedado superado por este “dolor del alma" “que duele en lo más profundo del propio ser” y que se exterioriza con una falsa serenidad, porque es muy difícil explicar, en la actual coyuntura económica, los sentimientos interiores o compartir con los demás la inquietud que nos produce... teniendo en cuenta que dentro de estas circunstancias, tan difíciles, se nos hace cuesta arriba formular una aclaración, una explicación  que sea convincente y en la que se nos entienda con precisión, lo que pretendemos transmitir, “si no careces de nada" ¿de qué te quejas? Este dolor, no se puede tampoco definir como una enfermedad mental o enfermedad psicológica… No lo es, se tiene bien amueblada la cabeza, se sabe lo que se quiere, pero no como lograrlo… es más bien un lamento interior, un querer y no poder… es un sentimiento con el costoso resultado de la ineptitud, de la debilidad y de la incomprensión, es un sentimiento por el cual el caudaloso  río  interior de lágrimas, en vez de brotar hacia el exterior, imita al Guadiana y circula interiormente fuera de la visión de malvadas miradas, condenado a permanecer en lo oculto… buscando desembocar en el mar de una malograda "Paz interior" que hace mucho tiempo que desapareció y se llevó consigo todas nuestras esperanzas.

martes, 6 de mayo de 2014

¡Ahora que no me escucha nadie...!


   A riesgo de ser inoportuno o más bien impertinente, yo me pregunto ¿cuál es el juego al que se juega ahora? ¿Es que acaso he muerto y no me he enterado? porque últimamente solo escucho buenas noticias, sobre todo “buenos” resultados económicos, todo va bien (DPM)... Debo haberme quedado ciego pues no aprecio esa supuesta mejoría por ningún lado, sigo con la misma miseria de siempre… o quizás habré emigrado a otro país y con la distancia cambia toda la perspectiva de las cosas, puede que incluso sea de “clase acomodada” y a esta altura no llegue el tufillo que se respira a ras de suelo... La verdadera sensación que percibo (fuera de ironías) es de asco, de desilusión, de podredumbre... me niego a leer la prensa, me niego a ver televisión o escuchar informativos en la radio... todo huele muy mal y dependiendo de a quien leas, escuches, veas (según proceda) la mierda (perdóneseme la expresión) la tienen los contrarios, ¡pues va a ser que no...! la tenemos todos, escondida bajo la alfombra, más ahora con la llegada de esta nueva primavera, sería preciso y diría que muy conveniente abrir puertas y ventanas para que se ventile nuestra casa, para que se renueve el aire y se deje atrás ese rancio olor a invierno... deberíamos sacar todos los trastos viejos e inservibles que se amontona en casa como recuerdo de tiempos pasados, quemarlos cual falla valenciana, son objetos que solo ocupan un valioso lugar que nos es preciso para hacerle sitio a nuevos muebles, a las nuevas plantas que están brotando y esperan un lugar apropiado para florecer, para impregnar el aire de una fragancia fresca para renovar nuestro ambiente y dotarnos de nuevas sensaciones que creíamos ya olvidadas, de tener de nuevo esa ilusión por los colores, olvidando la tristeza del blanco y negro para siempre. Recordad que estamos en primavera, pórtico del espléndido y caluroso verano, donde esto de ahora, que solo son tiernos brotes con bellas flores, harán su peculiar metamorfosis y se transformaran en suculentas y sabrosas frutas que nos darán alimento a todos. ¡Qué inconstante es a menudo nuestro corazón! Que desea la fruta más alta e inalcanzable, porque tiene la sensación de que es más sabrosa… pero naturalmente es igual que cualquier otra… más no se puede satisfacer ese apetito, y neciamente despreciar las frutas que están al alcance de nuestra mano, de una manera irracional estamos sumergidos en una visión de la sociedad materialista, pretendemos que otros nos solucionen nuestros problemas, pero no  implicarnos para nada en la búsqueda de esa solución ¿No es ésta la perspectiva de quien solo desea una vida cómoda, hecha a su medida y sin compromiso hacia nadie? Que cada uno de una respuesta sincera y se pregunte ¿Qué puedo hacer? Y esta pregunta será el preludio de la solución definitiva y constante a todas las incógnitas que ahora se ocultan debajo de nuestra alfombra, no solamente para que no las veamos nosotros, sino, para que no las visualice tampoco nadie.

viernes, 2 de mayo de 2014

Veraz o verdad


  La sociedad moderna la estamos construyendo con una cimentación abstracta, imprecisa e ilógica, carente de cualquier valor ético; Se prima más el culto al propio cuerpo que el respeto a los derechos humanos. En esta guerra, no declarada, tienen como finalidad alcanzar oscuros objetivos, y para ello todo vale; les dejamos que nos utilicen a su antojo, les dejamos que piensen y tomen decisiones por nosotros, incluso decisiones de carácter personal o familiar… es degradante comprobar la ausencia de sensaciones propias que tenemos, sin darnos cuenta hemos ido derivando en terceros, hasta llegar a transformarnos en autómatas. Somos náufragos que van a la deriva en medio de esta ofensiva ideológica a la que nos han conducido. A menudo nos preguntamos ¿quién lleva razón en medio de tanta división como se crea? Es corriente contemplar que esta división de pensamiento  alcanza a cualquier tema, sea de la índole que fuese, duele mucho comprobar cómo estas divergencias se proyectan hacia nuestra vida habitual, de una manera intensa, más de lo que en principio podríamos sospechar. Pudiese dar la impresión de que la verdad se ha esfumado, cual burbuja de jabón, o sencillamente que nunca existió. Ahora nos parece mentira todas aquellas verdades que nos han contado como ciertas, sobre la bondad de las gentes que conforman nuestro entorno, como se formó nuestra sociedad y que valores la unieron, pareciera como si solo conociéramos parte de esa historia, todo parece derrumbarse ante nuestros incrédulos ojos. Parecieran falsos todo aquello que hasta ahora nos han mantenido unidos, se nos antoja que es solo puro teatro, pura demagogia... fruto de una imposición más que de un deseo... deberíamos poner en cuarentena todas las verdades que se nos han dicho sobre las relaciones personales, familiares o sociales con las que nos han formado como persona desde la niñez... y tantas alegorías que siempre nos han repetido hasta la saciedad, hasta el hartazgo... Hay un espacio creciente, que por momentos se vuelve infinito, entre la verdad y lo que nosotros mantenemos como la única verdad sobre la vida misma. Si se le da un enfoque pesimista a este razonamiento, sólo encontraremos desolación, falsedad, hipocresía, vanidad y muerte de la persona como ser racional. Este hecho no es solo una opinión, deberíamos de esforzarnos en buscar la auténtica verdad. Negar la realidad, lo evidente es como nadar contra-corriente e insistir en cerrar los ojos ante una verdad más que incuestionable. Tanto si nos gusta como si no, el Sol siempre estará ahí, y saldrá cada mañana con energías renovadas; pero si hemos escogido cerrar los ojos ante esa realidad, dará igual que sea de día o de noche, no lo comprobaremos nunca. De igual forma, algunos se niegan a hacer frente a la vida que les ha tocado vivir, por su dureza, por su posición social, por la falta de oportunidades... consumen todas sus energías en quejarse o en visualizar una realidad alternativa, en ver falsas perspectivas sobre su futuro, derrochan su fuerza de voluntad y emplean todo su potencial en hacer ver como realidad lo que solo son alucinaciones o buenos deseos sobre sí mismos, a menudo olvidando, que tan solo pueden alcanzar su verdadera esencia como persona caminando junto al resto de la sociedad. Por otra parte, para encontrar ese sitio que tanto se añora en esta sociedad, se debe comenzar por asumir las propias limitaciones, conociendo en todo momento donde está el límite de sus capacidades, no vanagloriarse, ni creerse un "superman"... tampoco minusvalorarse y creerse inútil para la sociedad. Uno se encuentra a sí mismo, si entre sus proyectos está el afrontar su realidad, su auténtica verdad y, aceptarse tal cual es, sin abandonar nunca la idea de superación personal, es más debería de ser el principal propósito que deberíamos tener siempre entre nuestros objetivos, es simplemente evolucionar como persona. Que nuestra verdad sea objetiva o subjetiva depende solo de nosotros. La verdad de la que somos portadores cada uno, es también una llamada de atención a la sociedad sobre nuestro "yo íntimo". En realidad, ese “yo” tan personal, es un deseo de integración y reconocimiento social de nuestras cualidades por parte de nuestro entorno, más que un simple deseo individual de progreso. Cuando buscamos con ahínco la verdad empezamos a reflejarla en nuestras vidas y ello se manifiesta en nuestra relación con nuestro entorno. Todos sabemos que decir que una acción tenga visos de veracidad, no significa  que es igual que decir que es verdadera, al igual que decir que una actitud sea veraz, significa que sea sincera. La veracidad se asocia sobre todo a actitudes positivas como la virtud, la franqueza, la lucidez…etc. donde predomine la actitud de “ser sinceros”. Por tanto sabemos que veraz no es sinónimo de verdadero. La cuestión de la verdad ha impulsado numerosas tesis donde nos hemos cuestionado acerca del verdadero alcance de este valor (si es que se tiene por tal). Aun así, en un sentido práctico, la verdad no sólo debería ser patrimonio de personas públicas, sino que debe ser la actitud que se transforme en un valor añadido y por supuesto un valor positivo… Que sea una actitud que ejerzamos con cotidianidad, nunca como algo extraordinario. Es por ello un valor que aportamos y a la vez exigimos en nuestra relación con los demás. Aunque a veces hay circunstancias que nos incitan a dejar de ser tan “beligerantes” tan "superfluos", a dejar a un lado el egoísmo, a dejar de ser una persona a la que sólo le preocupa cosas banales, cosas sin importancia o intrascendentes… una de las peores causas que nos puede obligar a ello sería el afrontar una dura enfermedad, en la que puede que incluso nos juguemos la propia vida. Si se dieran estas nefastas circunstancias deberíamos pararnos a reflexionar, compartir esos miedos, esos terroríficos pensamientos, esa sensación de final… hablar de ello con nuestros allegados (familia, amigos...) y preocuparnos de cuestiones que son trascendentales para esa dura prueba a la que nos puede someter la vida, deberíamos entonces, de valorar aquello que es verdadero e importante en nuestra vida, aquello que no puede ser manipulado por nadie. Para tener confianza en los demás (familia, amigos, conocidos) es necesario que nos esforcemos por tener un pensamiento constructivo y positivo de los demás y que esas sensaciones a su vez las proyectemos sobre ellos en forma de buenas acciones y pensamientos.

sábado, 26 de abril de 2014

Actitudes personales


    Cada persona tiene su propia opinión sobre la vida, al ser esta gratis es un bien de lo más asequible y es a su vez deseable que cada uno tengamos una visión particular y personal de cómo se han de hacer las cosas; ósea, que decisiones se deberían de tomar o son las más apropiadas para mejorar la vida, no solo la nuestra, sino la de todo nuestro entorno. Las personas por norma general nos dejamos influenciar por opiniones extrañas y en la mayoría de veces sin ningún fundamento, ni visos de veracidad… Nos dejamos engatusar como si fuésemos unos memos por opiniones tendenciosas que se vierten por la prensa, por la televisión, por los amigos… dejamos que sus opiniones distraigan nuestra percepción de la realidad, dándoles un matiz de fiabilidad a lo que solo es un rumor o ni eso siquiera. Podemos aceptar muchas opiniones, de diversa temática, de asimismo diversas gentes que supuestamente saben de qué hablan, pues o bien son doctos en la materia porque la han estudiado o al menos se han molestado en contrastarlas, por tanto las tienen bien fundamentadas. Pero solo con opiniones ajenas no se llegara nunca a poseer una opinión propia, ni mostraremos ningún interés en conseguir tener ideas propias. Deberíamos dejarnos llevar por nuestra propia intuición, por esa vocecilla interior que a veces escuchamos y nos pone en sobre aviso sobre lo ruin de las actitudes de algunas personas, porque son demasiadas las veces que obstaculizan nuestro camino con sus malignas opiniones (aunque no sea esa su intención). Hay veces que nos censuran a través de comentarios desmesurados, inapropiados… con una miserable ironía, que puede llegar a mermar nuestra autoestima y destruir la confianza que otros tienen en nosotros. Debemos utilizar nuestra mente para tomar nuestras propias decisiones, razonarlas y si son acertadas, acertaremos nosotros, y si son erradas, fallaremos nosotros, ósea el bien o el mal, será solo de nuestra responsabilidad. Si se quiere seguir los consejos de los demás, antes de seguirlos se debería de descubrir si tiene una oculta intencionalidad, así de esta forma se evitara que nadie se beneficie ganando una fama inmerecida y prospere a costa de nuestro trabajo, o de nuestro estudio, son tantos los años dedicados a ello, que sería una triste guasa que llegara alguien y con sus manos limpias se apuntara todo el mérito. Asimismo, deberíamos evitar realizar comentarios sobre nuestros futuros planes, nunca exponer nuestros objetivos, más bien recaudar toda la información que se pueda sobre ellos, leer todos los estudios y todas las opiniones que existan sobre el tema, nunca exponer nuestros planes y dejarlos al descubierto… reservarnos de los posibles parásitos que permanecen agazapados esperando cualquier descuido nuestro para aprovecharse de nosotros, solo así lograremos ponernos a salvo de las traiciones de estas “alimañas”, que bien por envidia o simplemente por pura ignorancia, se apropian de todo nuestro trabajo, nos plagian los proyectos que además ponen bajo la bandera de una falsa igualdad, de un inexistente deseo de inclusión, nos expulsan de nuestras propias acciones, no les gusta que continuemos en ellas, pues le eclipsamos solamente con nuestra presencia. Está demostrado que somos energía, y esta puede ser tanto positiva como negativa, la irradiamos hacia fuera, a todo nuestro entorno y a la vez absorbemos toda la energía que nos va tocando. Pero todo, lo positivo o lo negativo, tiene como consecuencia una “acción-reacción” esto quiere decir que para toda acción hay una reacción o respuesta similar o igual o viceversa, es decir, cuando tiras una piedra a un charco y surgen unas ondas que se deslizan hasta las orillas, rebotan y vuelven, como un boomerang, al punto de origen. Pues igual pasa con nosotros, como cuando se copia, se actúa con maldad y se excluye al autor de esa acción, de ese pensamiento, de su desarrollo… sin saberlo, se estará dando pie para que esa misma maleficencia  vuelva hacia ti y te coja de lleno sin un lugar donde esconderte. Si lo que se irradia es energía negativa esta saldrá dirigida hacia su entorno social y cuando toque a otra persona de igual maldad, rebotara en ella volviéndose contra ellos mismos, eso sí, notablemente incrementada. Pero si se irradia energía positiva, cuando toque a otra persona buena e inteligente se presentara ante nosotros dispuesta a colaborar en tan noble empeño, sin compromiso; ósea, nos volverá con más positividad añadida. Algunos pensamientos son fruto de acciones que se han inscrito en nuestro subconsciente, incluso sin percibirlo siquiera, desde el aprendizaje en nuestra infancia, en nuestro ambiente familiar, o desde la propia sociedad en que nos desenvolvemos, que impone sus normas sociales. Pero la mayoría de nuestras actitudes, vienen originadas por los sentidos, que hacen que nuestra mente reaccione de una forma o de otra. Los sentidos que más información captan son  lógicamente la vista y el oído y por ahí entran la mayoría de la información que adquirimos sea de índole negativa, como positiva y van a alojarse en nuestro subconsciente creando un recuerdo o hábito (negativo o positivo). Si se utiliza a nuestra mente consciente para que entren solo los pensamientos que nosotros deseemos (solo información positiva), en nuestro subconsciente ira predominando esas buenas actitudes y harán posible que pensemos bien de todos, lo cual no es un buen hábito, pues propiciaremos que nos engañen tantas veces como se propongan hacerlo. Debemos de saber que nuestra personalidad no es consecuencia de “nuestras actitudes”, sino que estas son consecuencia de nuestra esencia como persona. Y si creamos un saludable hábito de pensamiento positivo, estaremos creando una corriente de energía positiva, que propiciara que las “fuerzas del universo” se alíen y vuelva a nosotros más fuerte.  Si damos en nuestra mente ese sentido a las actitudes personales, con el tiempo tendremos solo actitudes positivas por pura mecánica. En una actitud negativa seria como cuando miramos el Facebook para ver las novedades de nuestros contactos y seguidamente nos desconectamos sin haberlos visto siquiera, realmente no queríamos saber las novedades, solo lo abrimos (el Facebook) por que se ha transformado en un mal hábito que hemos desarrollado en nuestro subconsciente. O cuando hacemos tantas cosas que no apreciamos que las estamos realizando, nos ponemos en “Stand by”, solo es un modo automático de actuar de nuestro subconsciente que nos lo manda hacer de una forma mecánica. Ahora  un ejemplo en positivo, si no tenemos la costumbre  de saludar a nadie, si nos oblíganos a dar los buenos días (buenas tardes o noches según proceda) a cualquier persona que nos encontremos en nuestro camino y si además les obsequiamos con una sonrisa todos los días; llegara un momento que lo haremos automáticamente, sin obligarnos a nada y encima lo haremos de buena gana, y te habrás ahorrado el comenzar el día de una manera agria, hostil, de mala gana… sin  sentimientos de rencor, odio, ni por supuesto sentiremos envidia de nadie ni de nada; será esta felicidad aprendida, nuestra marca identificadora.

sábado, 12 de abril de 2014

El Dolor


   Cuando viene la enfermedad, y con ella, todos los problemas serios que la acompaña (económicos, laborales, familiares), comenzaremos a entender que la vida no era tan sencilla, ni nunca fue de color rosa... tal como nos la habíamos imaginado. Siempre hemos actuado como si fuésemos unos triunfadores, como si nuestra buena estrella no se fuese a apagar nunca. Asimismo, vivíamos como si la salud y el dinero no nos fuesen a faltar tampoco, exhibiendo nuestro poderío personal en lujuriosas ostentaciones, solo con el único afán de ser oscuro objeto de deseo y de envidia. Sin tener en consideración la mala imagen que de nuestra persona a los demás les estábamos proyectando. Pensábamos que el motivo de su envidia sería por la evidente falta de éxito en sus vidas, si ellos no tenían nada o muy poco, sería debido, a su atonía, a su conformismo, a la ausencia de ambición y la falta de motivación, no querían esforzarse en lograrlo, al menos, en la misma medida que nosotros lo hacíamos, dedicando tantas horas al culto personal, estábamos encantados de habernos conocido... Vivíamos a toda velocidad, con esa lógica descabellada, en ese sin sentido… Hasta que comenzamos a sufrir en nuestras propias carnes todo el sufrimiento, a notar el elevado desgaste físico, moral y social que nos provocaba la enfermedad. Su descubrimiento nos dejó asolados; fue solo entonces, cuando comprendimos algo tan simple como obvio, que también a los demás la enfermedad les causa el mismo dolor y aislamiento, tiene para ellos las mismas consecuencias, son cuestiones muy simples, pero que hasta entonces habíamos ignorado de una forma inconsciente, no sentíamos ninguna necesidad de saberlo... Comprendimos que en la vida hay demasiadas personas sufriendo, sin ninguna necesidad de hacerlo, debido en gran parte, a que nadie les ofrece algún alivio para su mal. Quizá comprendimos tarde, que no tener consideración por el que sufre dolor es inhumano, a la vez que discriminatorio, es algo realmente indigno de cualquier persona. Ahora cuando estamos forzosamente apartados del circuito social, nos damos cuenta de ello, porque tenemos demasiado tiempo para reflexionar. Cuando esto nos ocurrió, en un primer momento nos enfadábamos con todo, con todos y con los que más, fue con nosotros mismos; pero pronto comprendimos que con berrinches y pataleos (como si fuéramos unos bebes) no arreglamos nada: ni dormíamos, ni descansamos, ni con esta actitud ayudábamos a resolver ninguno de nuestros nuevos problemas recientemente adquiridos, al contrario, empeoramos todo aquello que fuese susceptible de ser empeorado. Es curioso, pero con anterioridad, nosotros éramos muy irreflexivos e irracionales, y ahora, con el dolor, con la necesidad de afecto, nos hemos vuelto sensibles, sensatos y comprensivos. Se puede afirmar que esto que nos ha pasado, es el preludio del inicio de una nueva y distinta etapa en nuestra vida, a pesar de que teníamos la impresión de que era todo lo contrario. La enfermedad y el dolor que le acompaña nos ha sosegado, de cierta manera, el alma, ha frenado radicalmente el ritmo frenético, sin límites de nuestra vida, nos ha hecho comprender un poco mejor a los que sufren; podemos, por primera vez empatizar con alguien… Nosotros que nunca habíamos tenido problemas, ni necesidades de ningún tipo y ahora no éramos ni una sombra de lo que fuimos. .. Anteriormente teníamos una visión de la vida totalmente opuesta a la actual, prejuzgábamos a los demás, con excesiva dureza y frialdad, bajo un prisma puramente materialista (tanto tienes, tanto vales) Cambió este pensamiento cuando nos encontramos ya enfermos e impedidos, ósea necesitados, entonces comenzamos a valorar la vida de un modo distinto. Ya no  teníamos tanta prisa por alcanzar ninguna meta, ni nos daba estrés… ni ejercíamos la intolerancia, tampoco respondíamos con gritos, ya no discutíamos con nadie ¿para qué? A raíz de adquirir la enfermedad se piensa de distinto modo, se ve la vida con distinto color, en parte provocado por el insoportable dolor, que a su vez les provoca a unos una mejoría en el carácter, y a otros, en cambio, se les vuelve más agrio, convirtiéndolos en unos “Esaboríos”. De la enfermedad la primera enseñanza que se obtiene es que hay que comprender mejor a los enfermos, sobre todo si están impedidos, si son dependientes, pues si además de sufrir dolor, sufren abandono, es esto último, quizás más doloroso que la propia enfermedad, y eso siempre es muy duro; y es verdad que hay personas que lo pasa mal; “toda persona debiera conmoverse siempre ante el sufrimiento de otra persona, y hacer lo que esté en su mano para impedirlo”. El dolor deja una dura secuela en la mente de quienes lo sufren, pero que nos brinda la oportunidad de darnos un baño de humildad, propicia que eliminemos el egoísmo  y nos hace inclinarnos un poco más hacia los necesitados. Todo esto, nos hace ver la vida de una modo especial, nos muestra el perfil humano que se esconde en lo más recóndito de nosotros, con esto no estamos diciendo que el dolor sea bueno, no lo es en ninguna circunstancia. El dolor nos lleva a reflexionar, a preguntarnos por el verdadero sentido que tiene todo lo que acontece a nuestro alrededor. Cuando recibimos la indeseada visita del dolor, se vive una prueba, es como una luz que detiene el normal transcurrir de la vida, con un parón forzado, que nos invita a reflexionar sobre nuestro yo interior... Por eso se ha dicho que toda reflexión hecha con profundidad, adquiere una dimensión especial con el sufrimiento del inmenso dolor y sobre todo con la proximidad de la muerte. El dolor, si lo sabemos asumir, nos advierte del error de llevar una vida vana y superficial, nos ayuda a valorar a la familia, a la sociedad… nos enseña a no ir por libre, nos enseña a no acomodarnos en nuestro egoísmo. El dolor nos vuelve más tolerantes, más abiertos, nos va curando de esa nefasta cabezonería y testarudez de ese orgullo mal entendido…. Es, una triste realidad que nos alcanzará a todos (a unos antes que a otros) y que por tanto nos mide a todos con la misma vara, con un único rasero. La vida no está ideada desde una perspectiva pueril, nadie aunque quisiera, puede permanecer inmune al dolor o a la enfermedad, es una lucha perdida de antemano. "Negar la mayor, ignorar la realidad del dolor, no lleva a ninguna parte". Prepararse para la convivencia con el dolor para cuando este venga, es aprender a soportar un mal inevitable, es esta una sabiduría fundamental para no llevarnos una sorpresa desagradable cualquier día de estos al despertar y decir “si yo hasta ayer estaba bien…”.

viernes, 11 de abril de 2014

A la Virgen de Los Dolores

La estrella de la mañana
brilló con luces de pureza,
sus destellos se hicieron poesía,
con su luz se vistió de Reina,
sacando a pasear sus tristezas,
por estrechas callejuelas victoreñas;
De sus luceros siete perlas brotan,
por ese gran dolor que una espada
traspasando su alma le provoca;
lleva la pena en su pechera bordada,
las angustias en su rostro reflejadas,
la soledad por única compañía;
el dulce nombre de María
se transforma en esperanza,
su desolación en amarga agonía,
y sus lágrimas en solemne paz,
Son negras sus vestiduras
pues de luto va siempre vestida,
en su desamparo nada le da consuelo,
ni las flores con sus fastuosos colores,
ni el aroma de la primavera,
ni el resplandor de los velones de cera,
ni el azahar tan siquiera,
cuando se mezcla con el incienso,
contaminando el aire con delicados olores,
que son bajados del cielo,
para perfumar a María de los Dolores,
en la amargura de su desconsuelo;
A ti madre dolorosa,
Señora hermosa, Reina del cielo,
¡Mi Virgen de Los Dolores!
que tristeza tienes en tu mirada,
si mi voz supiera cantar,
Una saeta a ti te cantaba,
si te pudiera consolar,
con una salve te consolaría
¡Guíame tu! ¡Madre mía!
por estos oscuros senderos,
por los que nos lleva la vida,
que camine hacia Dios con paso certero,
¡oh Señora mía!
permíteme estar siempre a tu lado,
a los pies de la cruz
de Jesús, tu hijo amado,
para que cuando mi luz
se haya para siempre apagado,
María, con tu presencia me honres,
te lo pido a ti ¡Madre mía!
por tus Sagrados y benditos Dolores.

martes, 8 de abril de 2014

Miedo a frascasar


   El éxito en la vida debe su existencia en parte, porque asimismo, existe el fracaso. Nadie puede afirmar que no ha fracasado nunca; en alguna que otra acción del conjunto de acciones que haya emprendido, sin duda lo habrá hecho. De la misma manera, tampoco se puede afirmar que no vaya a hacerlo en un futuro próximo... más o menos cercano. Sí por desgracia, les ha ocurrido ya, nunca deberían excusarse, echándole la culpa a terceros, de los que según afirman, han recibido pésimos consejos que le han conducido a esa calle sin salida, que es el fracaso. Nunca asumirán su cuotaparte de culpabilidad, por haber pedido consejo a  personas inadecuadas y sobre todo por haberlo seguido. El fracaso es, por tanto, algo aparejado a la condición humana... se podría decir, que es considerado normal el sufrirlo en alguna o varias ocasiones a lo largo de nuestra vida; en caso contrario, significara que no habremos intentado poner en práctica ni una sola de nuestras ideas. Se podría afirmar sin miedo a equivocarse, que es verdad que el éxito se puede alcanzar, pero que este vendrá después de innumerables intentonas, acompañadas de otros tantos fracasos. Sí se triunfa en la vida es porque se pone sobre "la mesa" mucho sacrificio, mucho esfuerzo e igual empeño para la consecución del ansiado triunfo... Pero también porque hemos aprendido "a base de palos" a evitar esos pequeños envites en forma de baches e impedimentos que nos plantan cara justo delante de nosotros, obstaculizando nuestro progreso; desviándonos, si no se remedia, hacia el inevitable fiasco del fracaso. Los que fracasan verdaderamente, son aquellos que no adquieren ningún tipo de experiencia en la adversidad, pues nunca asumen ningún tipo de riesgo, en prevención de una más que probable decepción. Cuando surge una dificultad, por diminuta que sea, en vez de “sacar pecho” para enfrentarse a ella, retroceden hacia atrás, cediendo parte del terreno ganado; lo que provoca que se hundan más y más en su desconfianza y como consecuencia, se esfume lo poco que les quede de autoestima; desistiendo al final de poner en marcha esa u otra idea, no volverá a tener iniciativa ni una sola vez más... carecen, por tanto de espíritu emprendedor. Triunfar es sobretodo “aprender del fracaso” levantarse igual número de veces que nos hubiéramos caído e intentarlo infinidad de nuevas veces hasta conseguir aquello que se pretende. El éxito es por tanto la suma de las experiencias (buenas y malas) adquiridas en tantos desencuentros con la vida, en definitiva es sinónimo de saber afrontar las inevitables condiciones de competencia que nos encontraremos en cualquier acción nueva que emprendamos. De esta paradoja, depende en gran medida que nuestra manera de obrar en esos retos, les hagan estar destinados al esplendoroso éxito o condenados al estrepitoso fracaso. Cada infortunio, cada derrota, cada decepción, cada fiasco, lleva consigo el germen del que nace la experiencia, que a su vez despertara en nosotros unas habilidades hasta ese momento, adormecidas y por tanto totalmente desconocidas para nosotros. Los reveses con los que nos propina la vida van en esa dirección, se podría decir que incluso juegan en nuestro equipo, a nuestro favor. El fracaso nos hace tomar consciencia de nuestras propias limitaciones y, al mismo tiempo, nos estimula en el afán de superarlas, de sacar lo mejor de nosotros, aquello que cada uno llevamos muy dentro, sin sospecharlo tan siquiera. Esto es así, y sucede en medio de un entorno que en muchas ocasiones nos resulta muy hostil, pero esta hostilidad provoca que se nos curta el carácter, a la vez que nuestra personalidad va alcanzando un nivel óptimo de autoestima y gana en naturalidad. Quien delegue en otros la iniciativa y siga pensando que ellos se encargaran de obsequiarle con un elevado grado de bienestar, o que será imperecedera su felicidad, se le podría calificar como un tanto cándido y memo; obtendrá muy pocas alegrías en su vida, la mayoría de las veces estará apenado, afligido por no lograr superarse a sí mismo… se sentiría un miserable y los que compartan con este tipo de persona, tanto filosofía, como maneras de pensar u obrar, posiblemente acabaran por contagiarse de ese depresivo estado emocional. Existe dos estados de ánimo, claramente diferenciados: uno: simplón, callado y conformista; el otro: intrépido, vivaz, emprendedor y luchador… Cada uno escogeremos el que mejor se amolde a nuestra personalidad. Por eso, es muy peliaguda y delicada la labor de aleccionar al propio carácter, porque otros nos podrían imitar hasta en el mínimo detalle de nuestros gestos y acciones…. Es muy importante no ser demasiados perfeccionistas “no ser más papistas que el Papa” cayendo en una especie de psicosis, “porque errar es de humanos y rectificar de sabios” en eso consiste la experiencia. La diferencia es que unos aprenden de los errores, para aplicar ese conocimiento recién adquirido en su futuro inmediato, mientras que otros sólo obtienen de ella dolor, padecimiento y desconfianza. El éxito está en la capacidad de superar todos los traspiés de la vida, con afán de superación, sin rencor, ni odios, ósea con nobleza. Es penoso ver a personas que se suponían inteligentes, venirse abajo y abandonar cualquier empresa, al mínimo contratiempo, o incluso aquellos otros que son tan perfectos que no pueden soportar un pequeño batacazo en su brillante currículo y se hunden de forma radical y miserable, para no levantarse jamás. Debemos tener presente siempre que la mayor de las decepciones suele ser dejar de intentar abrir nuevos caminos por miedo al fracaso, y dejar que los abran otros, así  obligatoriamente, tendremos que aceptar las normas y designios que nos imponen los triunfadores, que son, en definitiva quienes llevan la batuta y los demás aprender a tener la boca calladita. En nuestra mano están todas las opciones, que cada uno escoja bajo su responsabilidad la opción de futuro que desee.

sábado, 5 de abril de 2014

Auto-control


   A menudo nos cuestionamos ¿Porque la vida nos castiga con tanta crudeza? ¿Qué podemos esperar? Si observamos atónitos que las actitudes predominantes son: la ingratitud, la maldad, la maleficencia, la falsedad, la deslealtad… Asimismo, comprobamos con asombro, que casi nadie se estremece, ni se ruboriza, ni siquiera les da horror la simple contemplación del dolor ajeno; ni ver con sus propios ojos la muerte tan de cerca, en infinidad de imágenes de guerras u otros desastres provocados por la ambición humana y su insaciable deseo de poder. Sin duda, conocemos los defectos y las limitaciones que tienen los demás, pero no los nuestros, a nuestro juicio, carecen de relevancia... Aprendemos de todas las experiencias, por muy dolorosas que fuesen; esa sabiduría que se adquiere, va incrementándose a lo largo de toda nuestra vida; las experiencias, nos deberían hacer madurar como personas, aumentando nuestra “supuesta” grandeza moral. En ese conocimiento se encuentra la clave para salir airosos de las zancadillas que nos pone la vida y cuya “lección magistral” es sin duda, el saber aprovecharse de las circunstancias adversas, saber sacar provecho de todo (sea bueno o malo) lo que la vida nos depare. Deberíamos aprender de las malas experiencias sufridas, sobre todo, de aquello que nos paraliza, que nos hace sentir como si fuésemos unos inútiles (bien por miedo o ineficacia) y que nos impide progresar adecuadamente… Debemos aprender a tener éxito, allá donde otros solo obtuvieron desolación o frustración, ósea un fracaso rotundo. ¿Por qué lo que a unos les neutraliza a otros les hace progresar? Si no se reflexiona, o si se hace mal y se llega a una conclusión errada… si además se desconoce cómo poner en marcha la respuesta hallada y si no se remedia, se nos volatizaran infinidad de buenas ocasiones, muchas de ellas serán irrepetibles. Aunque también podría producirse un resultado opuesto al buscado. La ausencia de una planificación eficaz tiene como consecuencia: la precipitación, el victimismo, la indisciplina, que se añaden a las dificultades propias de la vida, y elevan su efecto negativo, resultando aún más dolorosas. Son estas actitudes totalmente inútiles, solo nos servirían para pasar unos malos momentos y nada más... La experiencia que se va adquiriendo en el transcurrir de la vida no servirá de nada, si de ella no aprendemos alguna lección (positiva o negativa) “El gato escaldado del agua caliente huye”. Se debería tener en cuenta que el hecho de cumplir más años, nunca debería ser considerado sinónimo de  haber alcanzado la madurez intelectual. Es cierto que la madurez se va adquiriendo de una manera imperceptible, pero la verdadera madurez, se alcanza por la adquisición de una exquisita educación. La educación que debe iniciarse en el seno del núcleo familiar, que será, desde nuestra niñez, pieza fundamental para nuestro posterior desarrollo. Pero debemos tener en cuenta que los progenitores no se pueden responsabilizar eternamente de lo que hace su prole. Somos los hijos los que hemos de aprender a hacer frente al desafío de la vida, a valernos por si solos,  a decidir sin la ayuda de nadie… debemos tomar conciencia de que no todas las cosas son factibles, ni está en nuestras manos su logro, muchas cosas son inalcanzables porque sencillamente se encuentran fuera de nuestras posibilidades (sociales, familiares, económicas), pero esto no justifica que se acabe en frustración personal, ni nunca deberíamos renunciar a ninguna meta por razón de cuna. También deberíamos estar preparados para mayores imprevistos, como por ejemplo, encajar la deslealtad de una o varias personas de nuestro círculo social más cercano, cuando esto sucede, siempre vendrá acompañada de una incontenible tristeza y de un sentimiento de impotencia absoluta. Son estas contrariedades con las que la vida a menudo nos sorprende, por inesperadas. Debemos ser diligentes ante cualquier nueva situación y sus posibles efectos, es fundamental actuar con prontitud, con firmeza... Al fin y al cabo, son experiencias personales que han de ser vividas por cada uno de nosotros, de ellas sacaremos la suficiente experiencia para afrontar con cierta garantía de éxito nuestro futuro, son experiencias en las que nadie puede ocupar nuestro puesto, por muy desagradable que nos resulte, al final seremos nosotros quienes habremos de asumir la responsabilidad y el control de nuestra vida, todo, a pesar del dolor o la frustración personal que en esos momentos se puedan sentir… solamente nosotros tenemos el conocimiento y la destreza adecuada para salir de ese atolladero. Un síntoma de inmadurez es el ansia por ser aceptado, es ese afán de sentirse apreciado y apoyado que nos provoca una angustiosa impaciencia y que nos impone una dependencia emocional, que dista mucho del verdadero sentido de apego que debería tener una buena amistad, que presuma de serlo; pero que acaba por vaciarse por completo de su contenido original y le hace perder su auténtico sentido. Saber encajar los golpes de la vida no es sinónimo de ser insensible y despiadado... Significa aprender a no exigir más de lo que nos pueden ofrecer, ello sin derivar en un conformismo desnaturalizado, ni rehusar nunca de la propia personalidad. Podríamos hablar de la paciencia que se debería tener para con la sociedad que nos rodea, si queremos mejorar nuestro entorno, la necesitaremos en una cantidad superlativa. Asimismo, debemos estar en constante estado de alerta para prevenir los posibles contratiempos, hacer posible que seamos siempre dueños de nuestro presente y sepamos prever con acierto el futuro, poder robustecer nuestra posición social a pesar de las adversidades. Con ello conseguiremos la serena paz, la dulce armonía y  la firme seguridad interior, que desde el principio buscamos para nosotros y para los nuestros, las personas que nos acompañan en el caminar por este “valle de lágrimas” y que son las que más nos importan… así seremos capaces de vislumbrar la auténtica realidad, en medio de este amplio abanico de realidades paralelas, sin perder nunca la perspectiva, ni quedarnos atrapados en lo inmediato. Son estas actitudes las que nos otorgan una fuerza sobrehumana, en medio de un horizonte personal, que se amplía a medida que la vida avanza, comprendiendo así mejor, los golpes que la vida diariamente nos da.