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martes, 28 de enero de 2014

Alucinación en colores




    Dicen que cuando el río suena... Nosotros no salimos del asombro que nos causa escuchar tanta barbaridad “alucinamos en colores” ¿Que ocurre de verdad últimamente? Para que los unos quieran que perdamos la esperanza de recuperación socio-económica (la poca que aún nos queda) y los otros nos bombardean con perspectivas halagüeñas, con datos económicos positivos de muy hondo calado y repercusión...”Pareciera” que hay elecciones en pocos meses y por tanto, sería conveniente que el panorama estuviese un poco agitado,  a ser posible que nos decantemos en un sentido u otro: seamos azules o rojos, ósea del duopolio político tradicional ...Que lleguemos a creer a unos más que a otros, dependerá de cómo nos vaya en el diario transcurrir por este "valle de lágrimas", dependerá también, de la credibilidad que aún les otorguemos a la autodenominada "clase política", a esos mismos que nos hacen los habituales recortes, denominados " reformas" para que sean más fácil de digerir. O para aquellos que permanecen con los brazos cruzados; mientras se evapora el "Estado de bienestar". Ahora sí, se acordarán de nosotros, ahora porque les interesa que les concedamos nuestro voto, que renovemos en ellos, nuevamente, nuestra maltrecha confianza, pero ¿se lo merecen? Es una pregunta que cada uno deberíamos de realizarnos... la respuesta que se puede obtener es demasiado compleja y personal para generalizarla…  Debemos de ser conscientes de que todavía está en nuestra mano la papeleta, aún la tenemos en nuestro poder, sigue siendo nuestra, hasta que la depositemos en la urna (si es que se nos antoja hacerlo así). Los políticos ven en las gentes solo el poder que representan y lo quieren para sí... por estas razones no desean que tomemos conciencia del inmenso poder que emanamos y poseemos... Y a pesar de todo: de lo bueno, de lo malo, de lo que ni da frío, ni da calor...de todo aquello en lo que nos hayan podido defraudar... se atreven a pedirlo; para después ejercerlo a su antojo, sin acordarse de nada, ni de nadie o sencillamente para renovarlo sin más. Realmente, uno queda sorprendido de hasta que límites de vileza, de bajeza moral pueden llegar a alcanzar. El desprecio, la calumnia vertida contra el adversario para descalificarle, evitando el debate sobre ideas y soluciones, allanándose su propio camino, haciendo un uso deplorable de la confianza del elector, dentro del ejercicio o contexto de una deplorable malicia humana; es este el caso de unos pocos políticos hipócritas, demagogos e indecentes. Tienen por delante la buena acogida que reciben de las personas de bien, que dentro de su inocencia, de la humildad de su corazón…parecen ser las perfectas “víctimas Inocentes” que no se enteran de nada y hacen además de soldados para librar la guerra ideológica contra sus adversarios, esa que no se atreven a librar ellos personalmente, tal vez por miedo a perder. Se supone que son los que más saben, que son expertos, los que conocen  o debieran conocer de primera mano las necesidades de la gente y por ello para facilitar una solución duradera, pretenden alcanzar el poder para socorrer "supuestamente" al pueblo. Resulta que no sólo es falso, sino que desconocen hasta el mínimo apéndice de la realidad social imperante. Es este un panorama, como para darse media vuelta y decirles: ¡yo me bajo en esta parada! ¡Ahí os quedáis! ¡Conmigo no contar para nada! Pero es una determinación un poco fuerte, irresponsable e irreflexiva; se debiera tomar con mucha meditación y más paciencia; no deberíamos tomar esas decisiones con temeridad, sino juzgar sus actitudes, si sus promesas son reales o carecen de veracidad. El ejercicio de la extrema condescendencia nos lleva, incluso, a tratar de comprender sus razones, argumentándonos que no se atreverán a volver a engañarnos con esas bellas, aunque embaucadoras palabras y asimismo,  deberíamos de considerar si sus argumentos son sólidos  y  sí pasarían por un control de calidad lo suficientemente razonable para que así lo verificase. Aunque al final, lo queramos o  no, debemos tomar una decisión sobre las medidas oportunas para salvaguardar nuestros intereses, decidirlas con autoridad, pero con convencimiento, ¡quizá! con algo de rebeldía… de lo contrario quedarán estos infames sin el adecuado correctivo. Y no será solo porque en el fondo no les queramos perdonar, sino, porque primero, ante todo, para ser perdonados, han de reconocer su error y formular el debido arrepentimiento, por sus acciones o por sus inacciones. Que se les pida perdón a tantos que quisieron comer y no tenían nada que poner en la mesa, a tantos que perdieron, incluso, la mesa, la cama, el techo, su casa, su familia, su dignidad como personas…y tantas cosas más. A tantos que les robaron  el ahorro de sus vidas, esos que creían a salvo en las "preferentes bancarias", a tantos que es imposible nombrar en solo tres líneas… es tan larga la lista, que también se le añade todos los que hemos sufrido incomprensión, cuando solo deseábamos obrar con buena intención en favor de personas en riesgo de pobreza extrema, de esos más desfavorecidos, de esos más necesitados. No nos extrañe, por tanto, si en ese futuro inmediato, aparecen esas dudas. Serán indicio de que hemos reflexionado en profundidad y comenzamos a despertar de este largo y durísimo letargo invernal.

jueves, 23 de enero de 2014

La familia


   
Queremos estar siempre rodeados de todas las personas que significan algo en nuestra vida, las que de verdad nos importan y mucho, quizá más aún de lo que nosotros mismos creemos. Nuestro corazón nos pide verles con la mayor asiduidad que sea posible, para compartir con ellos nuestros miedos, nuestras perspectivas, nuestros proyectos de futuro... la razón lo ratifica. Necesitamos sentir su presencia,  que forman parte de nuestras vidas, una necesidad que, según creemos, es recíproca. Deseamos compartir las novedades que suceden en nuestras vidas, ya sea la rutina diaria o algún suceso extraordinario, cuánto nos pase o nos acontece... enseguida, si pudiese ser. Si es bueno lo gozaremos como si fuese un bien propio, si es malo lo sufriremos a la par,  junto con ellos. Además nos aportan esa sensación, que hoy en día tanto se valora, la serenidad...que nos es necesaria para observar y planificar el futuro con una mirada optimista… Cuando estamos en su compañía, saboreamos el verdadero significado de la palabra “Relax”, son sensaciones difíciles de conseguir mediante cualquier otra experiencia... fuese de la índole o relevancia que fuese. Significa,  por tanto,  para nosotros una experiencia inenarrable, indescriptible e inigualable… nunca valoraremos lo suficiente todo lo que representan y el bien que nos hacen. Debemos atesorar esos momentos, porque son únicos e irrepetibles y serán la parte gratificante de futuros recuerdos personales…la base principal de ellos. El disfrutar de esa bendita paz, esa confianza, ese "estar tan a gustito" y sobre todo, esa sensación de seguridad, son emociones reservadas únicamente a las reuniones  familiares, “con nuestra familia”. Por ella somos… lo que somos... Por ella haríamos lo que fuese menester para lograr su bienestar, igualmente no hay nada que esté prohibido pedirles. A la familia nunca les deberíamos mentir o agraviar…y si sucediera alguna vez, nunca debería ser considerado tan grave que no se pudiese perdonar: no solo una vez, sino cuantas veces fuesen precisas…En este caso, se apodera del conjunto de la familia una extraña "amnesia" que obliga a olvidar todo lo acontecido a todos,  rápidamente... Cualquier recuerdo de este suceso, sería una afrenta  para toda la familia, Pero se  cuenta con un arma infalible, una palabra mágica que deshace todo tipo de entuertos “perdón”. Esto nos demuestra una verdad absoluta a la familia no se le puede escoger, ni ellos tampoco a nosotros… Nunca se cambiaría a ninguno de sus miembros por nadie. Porque nadie nos puede aportar a nuestra vida,  lo que cualquier miembro de nuestra familia nos aporta... Ciertamente, el hecho de compartir la misma sangre, no es sinónimo de carecer de defectos, sino lo contrario, se tienen como cualquier otra persona. Aunque si debería de hacernos recapacitar sobre aquellas ofensas que se hubiesen podido evitar y que se produjeron  dentro de un contexto muy inapropiado, pues son situaciones que ridiculizan  a algún miembro delante de toda la familia, llevada a término por otro miembro mediante hechos o palabras pronunciadas con cierta ironía,  con maldad para hacer daño, con hostilidad para dejar claro nuestra actitud violenta... son estas actitudes perversas, por su descarada manipulación para manipular a la familia en contra de alguno de sus integrantes, las imposiciones de cualquier ocurrencia imposible, de mandamientos inverosímiles...Somos humanos y como tales reaccionamos, lo que debe de ser el motivo más grande de alegría, se transforma, sin pretenderlo nadie (o eso se presupone) en todo lo contrario... es tanta la vergüenza,  el bochorno que provocan, a nivel personal, a nivel colectivo, porque es en presencia de la gente que queremos… A veces (muy pocas) estas reuniones acaban como el Rosario de la aurora"; salen a relucir esas viejas redencillas guardadas, las viejas envidias e intereses o temores... la inmensa mayoría provocadas por el reparto de herencias mal interpretadas, o bien por consejos dados a destiempo, impropios y con mucho sarcasmo. Pero en el fondo, se busca lo mejor para cada uno de los miembros que formamos el núcleo familiar, debemos dejar un sendero para la esperanza, para hacer viable la reconciliación, incluso, ser capaces de perdonar sin que se pida ese perdón, de compadecernos de la debilidad moral que provoca la ofensa. Después, cuando lo procesamos, se asocia el perdón que se da a la generosidad personal y  la incansable acción para fortalecer la unidad familiar, no es hacer nada extraordinario, ni algo  “palpable”. Es una garantía para la continuidad de la unidad de toda la familia, después de otorgar el perdón, en el pecado estará la penitencia, que será a su vez la garante del olvido. Comenzamos de nuevo, y esto nos recuerda la urgente necesidad que tenemos de ser sinceros y no guardar rencores, ni hacer leña del árbol caído, procurar el llevarnos bien con toda nuestra familia, no descuidarla, ni olvidarla, ni dividirla...porque es la única y la más importante que jamás tendremos en la vida.

sábado, 18 de enero de 2014

Bienvenidos a la realidad


    En el escenario de la vida, a menudo nos encontramos en situaciones un tanto peliagudas, por llamarlas de algún modo. Tenemos la desgracia de tener como referentes a personas que bien se podrían comparar con una "veleta", pues siempre van en la dirección que sople el viento, igual te las encuentras de cara, que de espalda, que de costado. Se les puede definir como "supervivientes" a cualquier "tsunami" político que hipotéticamente pudiese darse en cualquier momento. Están, como vulgarmente se dice "inmunizados o vacunados” contra todo o todos, según creen ellos, no los mataría ni las “heladas negras” porque siempre apuestan por caballo ganador, no se comprometen con nada, ni con nadie... Juegan al juego de la vida, con las cartas marcadas…Y  si fuesen sol, solo alumbrarían y calentarían para ellos. Por desgracia aparecen, más veces de las que desearíamos en nuestras vidas. No les reconoceremos pues estos batracios suelen disfrazarse de príncipes o princesas, imposible de detectar sus intenciones a tiempo, lo haremos cuando sea demasiado tarde, cuando estemos “poseídos” por su maldad y nos hallan corrompido...Será sólo entonces, cuando descubramos su verdadera esencia, su verdadera naturaleza. A estas personas les vemos con demasiada asiduidad en los medios de comunicación, pretenden con su ejemplo enseñarnos lo que según ellos, deben ser las  "buenas prácticas, maneras o costumbres". Nosotros queremos ser buenos discípulos, y sin más caemos en sus redes, sin necesidad de que nos pongan algún cebo o reclamo; les escuchamos además, con excesivo interés, tanto que incluso tratamos de imitarles para causarles una buena o inmejorable impresión. Pero, a pesar de todo este circo que montan, es manifiesta su incapacidad para mantener su engaño en el tiempo, pese a no cesar de intentarlo. ..Hemos logrado madurar, dudamos de toda palabra o acción que provenga de ellos, aunque tarde, hemos abierto los ojos. Entonces ¿por qué ahora, nos sentimos peor, más indefensos? Será porque ha caído, lo que suponíamos era para nosotros, un mito. Pensando con absoluta claridad, el peor enemigo que siempre tendremos es la ignorancia y bajo su influjo, somos tan fáciles de engañar, de manipular... Tanto es así, que con demasiada frecuencia logran engatusarnos... No les hace falta montar una gran trola, que sea de un calibre superior, diseño propio de mentes malvadas de superior intelecto. Les basto con sumirnos en un plácido sueño, pero por muy maravilloso que fuese ese sueño... de repente se ha transformado en una pesadilla… y en ella, aquellos que suponíamos eran nuestros héroes, se transformaron en villanos…¿Y si despertamos de verdad por una vez,  qué ocurriría? ¿Se nos caerán estas legañas que nos impiden ver con claridad? ¿Les veríamos su auténtico rostro a esos malhechores? Ahora pensando, sin estar comprometidos con nadie y no tener ninguna atadura moral… observamos que lo que antes era gratis, o al menos eso creíamos, que supuestamente no se pagaba nada, pues se suponía que era un derecho adquirido, pero que en realidad era sufragado mediante la vía impositiva, ahora es repagándolo por segunda o tercera vez, aunque solo sea un porcentaje… Pues siguiendo con estas mentes prodigiosas, ahora se han “inventado” varios impuestos nuevos, vulgarmente denominados "copago" para cobrarnos por todo. Las administraciones (central, autonómica, local) compiten entre sí, a ver cuál de ellas tiene mayor agudeza e ingenio para la "invención" y posterior "bautizo" de nuevos impuestos, con el único objetivo de seguir chupándonos la poca sangre que nos va quedando, eso, si queremos seguir disfrutando de ese supuesto "estado del bienestar". Pero además tienen la cara dura, la desfachatez o poca vergüenza, de pedirnos que le apoyemos, que desechemos de nuestra mente, cualquier duda sobre su decencia, que ellos no han cambiado de ideología, que sigamos confiando en ellos ciegamente... pues pronto pasara toda esta pesadilla y la crisis solo será un mal sueño de una fría y oscura noche. Con esta prontitud, con esa presteza… con esa cobardía, con la que siempre quieren embaucarnos, para seguir haciendo el gran “negocio” de su vida, "comer de las administraciones públicas", con la fuerza que, supuestamente, les otorga las urnas. No solamente hacen el “negocio del siglo”, sino que pretenden que además,  les creamos víctimas, mostrándonos que se sacrifican por nosotros, por nuestro bienestar, yo me pregunto ¿el nuestro o el suyo? Debemos de recordar ¿cuánto tiempo hace desde que nos engañaron aquella primera vez...? ¿Cuánto se habrán enriquecido? ¿Es hora ya de plantarles cara? ¿O les dejamos seguir creyendo que nos engañan? Menudo es el negocio que se han inventado, es muy productivo... pero solo para ellos… A nosotros que nos den...solo servimos para ejercer de paganos, para que a costa de nuestros esfuerzos, ellos se puedan dar esa gran fiesta, en la que han convertido sus vidas. Pero el tiempo de los bobos se está acabando y, hoy por hoy, no queremos que sigan acumulando beneficios, a nuestra costa, todas esas personas que no tienen ningún otro mérito personal, ni ninguna finalidad conocida que nos sea de verdadera utilidad, solo la de estar “sirviendo o más bien sirviéndose” de lo público. Esto se les permite porque se quiera continuar con los ojos cerrados, o por miedo a un futuro incierto,  nos dejamos engañar por unas más que dudosas personas, solo por que usan determinadas siglas… Actuamos como simples espectadores de sus patrañas, sabedores de que solo defienden lo suyo, pero a base de palos se aprende y si son a nuestro bolsillo...más aún. Que esa siga siendo su habitual manera de proceder, todos somos culpables, unos por acción, y los otros, la inmensa mayoría de nosotros, por inacción y ser la parte necesaria que les permite hacer todas sus tropelías

jueves, 16 de enero de 2014

Perdida de confianza.


 ¡Ojalá! se pudiese recuperar la inocencia perdida, esa que se fue a fuerza de continúas decepciones, a mí personalmente, se me ha agriado el carácter y se me está endureciendo el corazón, tanto que si continua en auge esta desmotivación, si sigo por este oscuro sendero, me temo mucho que me volveré insensible en poco tiempo... todo me comienza ya a dar prácticamente igual “Oriente u Occidente, Norte o Sur”... Lucho contra esa sensación, lo intento de veras insistentemente cada día, en cada pensamiento que circula por esta alocada cabeza. La respuesta no por breve, carece de relevancia, deduzco que “Somos así, porque nos incitan a serlo”, tengo las cosas cada vez más claras, además de cierto cabreo, acompañado de una creciente decepción. No debo olvidarme nunca de los motivos que han provocado su aparición. Durante un tiempo desee que no estuviese solo en este rudo camino de  sensibilizar a la sociedad, pero, quizá, me preocupaba más las formas que dotarle de contenido, me preocupaba más ir rellenando ese espacio que se iba creando, con palabras cargadas de ilusión, de esperanza, y a su vez intentar acompañarlas de acciones tangibles, con la única condición que se defendiese siempre los intereses de todos los sectores sociales, por igual. Pero me olvide que “cada cual arrima el ascua a su sardina” y como consecuencia se apagó el fuego. Estúpido de mí, que pretendía avivarle de nuevo, a pesar de estar ya extinto… Trate de recordarles aquel sentimiento inicial de unión colectiva, de advertirles que no se abandonase la senda que con tanto esfuerzo un día no muy lejano emprendimos todos juntos, pues era la dirección correcta, la única que nos conduciría con éxito a nuestro destino... pero fracase en mi intento,  no tuve credibilidad para convencerles, no se tomaron siquiera, un minuto para reflexionar sobre el tema, para analizar lo que en verdad nos convenía. Pensaron que si individualmente  o por secciones obtenían algún logro extra, solo para unos pocos, sería un mérito personal que añadirían a su currículo, una medalla, ganada con métodos poco ortodoxos, para colgarse en sus cuellos. No caían en que aquella vieja estrategia que nos aplicaban a todos nosotros, era la misma del “divide y vencerás”, hasta que al final, ocurrió lo que era previsible, nuestra desunión tuvo como consecuencia directa, la perdida de numerosos avances logrados con mucho "sudor y lágrimas". ¿Quién o quiénes son los culpables? Pensemos con serenidad en ello; sin señalar a nadie en concreto, habremos muchos culpables. Por tanto, hay que tener mucho cuidado con lo que se hace o se dice, seguro que tendrá consecuencias, incluso, se puede volver en contra nuestra… Es mejor obrar en silencio, pues confunde a nuestros opositores; evitando, a su vez, las tentaciones que ellos nos ponen en forma de pequeñas conquistas... pretenden con ellas, hacernos olvidar nuestra verdadera meta; con esas distracciones, intentan desviar nuestra atención, y si además elogian nuestro ego... pueden tranquilamente pasarnos la mano por el lomo, que estaremos a su merced, pueden hacer con nosotros lo que se les antoje o pedirnos lo que les venga en gana. Creemos obtener así, un pequeño avance social,  un gran empujón para nuestra "carrera" subir de escalafón, y en consecuencia, trataremos de rentabilizar esos nuevos afectos, las nuevas adhesiones... Ciertamente, quieren suscitar en nuestros corazones la sensación de que somos relevantes, importantes, triunfadores pero ¿de qué o de dónde viene esa importancia o ese triunfo? Que nos estén tomando el pelo, es más una certeza, que una posibilidad. Por ello no se debe olvidar el peligro que tiene confiar en la persona indebida o equivocada. Con el paso del tiempo, sin duda alguna, nos daremos cuenta de ese error. A veces, los golpes que da la vida, solo nos valen para convertirnos en una persona peor: más rácana, más desconfiada, más insensible, más pesimista, más desmotivada... Hay que ser conscientes de que decisiones erróneas, pueden provocar ese posible deterioro personal. Por ello, ahora tenemos la ocasión única e irrepetible para echar una mirada serena a todas nuestras decisiones y a las circunstancias que las rodearon, tanto para el logro de lo bueno, como para el no deseado. Hemos de tener la suficiente visión de los futuros acontecimientos y anticiparnos a posibles jugadas sucias por parte de indeseables, abrir los ojos y no dejarnos manipular. Ser cautos para descubrir en cuáles aspectos podemos obtener sólo un bien personal, parcial y en cuáles un bien común... Necesitamos tener esa auténtica capacidad de anticipación, es para muchas entidades cuestión de vida o muerte. ¡Ojalá que en nuestra mente viéramos el resultado de las decisiones que tenemos que tomar! ¡Ojala pudiésemos leer en el interior de ciertas personas!… ¡ojala! ¡Tuviéramos la suficiente confianza para creer en nosotros! Somos los únicos que podemos hacer posible un futuro distinto, hacerlo entre todos, ya que solos nos resultará del todo imposible.

miércoles, 15 de enero de 2014

Abuso de la confianza


 ¿Necesitábamos caminar tanto para al final no movernos nada? creíamos que no… Desde el principio nos hemos volcado en cuerpo y alma a la tarea, primordial para nosotros, de lucha contra la desigualdad, contra la discriminación, con la única y sana intención de lograr la inclusión social de cierto sector social, al cual tengo la suerte o desgracia (según se mire) de pertenecer; al menos ese era nuestro propósito inicial, entre otras muchas intenciones. Pero por lo visto “el mal de muchos, según parece, es consuelo para unos pocos”. Que todos tenemos problemas, se supone, pues todos pasamos por serias dificultades, motivadas por la larga crisis económica. A lo cual habría que añadir esas dificultades “inventadas” por algunos, pero que nos impiden avanzar en nuestros objetivos. Nunca se ha pretendido sobreponerse a nadie, ni pasar por encima de nadie, menos aún postergarles o ningunearles… Si tenemos algún pecado en ese sentido será de mansedumbre, de modestia y quizá, de no haber alzado la voz alguna que otra vez, con más asiduidad; bien sabido es aquello de “niño que no llora…”y ese ha sido, es un defecto de forma adquirido que aún no se ha corregido, por lo tanto lo seguimos padeciendo… Lo peor es que nos conocen, saben cuál es nuestra manera de ser y de comportarnos, saben cuáles son nuestras “sensibilidades” nuestras "debilidades"… Por ello no lo dudan, porque conocen nuestra respuesta,  cuando nos piden “el oro y el moro”, incluso si nos pidiesen la misma vida; nosotros (gilipollas) se la daríamos; nos la vuelven a pedir y volveríamos a caer en su trampa…Más cuando por primera vez, les hemos pedido su colaboración, la de todos aquellos que son habituales a la hora de pedir y recoger… Resulta que no pueden o no quieren colaborar; nos argumentan que les es imposible, o tomándonos por imbéciles, nos dicen que no se han enterado, que no saben nada, nadie les pasó nuestro recado, “que no hay suficiente cobertura de la red en el trabajo y luego en casa desconectan”. “que nos les llego el correo que le pusimos" esto a pesar de tener confirmación de lectura.  O bien,  cuando les ves se justifican diciendo- ¡uhf! Ya por que no puedo, se ha pasado la ocasión, pero para la próxima cuenta conmigo-. Excusas, mentiras…solo eso… Me han defraudado enormemente, yo les creía mejores personas, pues siempre vienen con sus buenas palabritas, con sus buenas intenciones, con sus buenas ideas… que casualidades tiene la vida, solo les beneficia a ellos, y ahora… solo por esta vez, que de verdad éramos nosotros los que les necesitábamos… van y se nos rajan, nos dejan anclados en la estacada… Pues dentro de mi indignación, desde mi desilusión te diría: que la vida es muy larga y puede que a la vuelta de la esquina me necesites… por desgracia, es bastante probable que no esté ahí esperando tus ocurrencias, pero si por casualidad estuviese, no es por ti, ni gracias a ti; es más te pediría un favor, no te se ocurra nunca más de acudir a solicitar mi ayuda,  no vengas pidiendo mi colaboración, pidiendo mi tiempo… yo se lo daré a quienes estime oportuno, a quienes crea que se lo merecen y que sepan valorarlo… Igual soy yo quien estoy errado… no lo sé, pero “con mi tiempo hago de él, lo que me dé mi regalada gana, que no es decir poco”. Todos quieren que se le favorezca, tener privilegios pero sólo ellos,  están en su derecho de creerlo, Pero si nos buscas, que no sea solo cuando y para lo que sólo a ti te interese o precise, para servirse de nosotros y poner de manifiesto tu falta de lealtad y por añadido tu falta de verdadera amistad; alguna que otra vez  deberías dejarte caer con alguna sorpresa ¿qué te lo impide?…Seguro que debías de reflexionar sobre esa actitud que tienes hacia los demás, pues te debe ser muy agotador que solo te duela lo tuyo, que casi no te deja ni tiempo para respirar y a los males de los demás, que les den...Pues ponte en nuestra piel ¿tú qué harías? Nosotros por nuestra parte, necesitamos también  tomar aire, darnos un tiempo extra de soledad, para dedicarlo a la reflexión: sobre el dilema "ser egoístas y egocéntricos, mirarnos el ombligo o seguir igual"…por otro lado, hay otras entidades  con las que se puede compartir recursos e inquietudes sin miedo a que se aprovechen de nosotros pues, solo necesitan apoyo y asesoramiento, y además ellas son de las de tanto pides, tanto ofreces... no es un trueque, es una colaboración. ..Y estamos completamente seguros que estas personas nunca nos van a traicionar, porque hay mucho que perder y poco que ganar, además están comprometidas con el colectivo. Lo que nos importa, a nosotros,  por ahora, es que se obtenga un equilibrio razonable en nuestra vida, y apartemos de ella estas alimañas disfrazadas de personas, de amigos que se jactan, se definen e identifican, supuestamente, con nuestros objetivos. Sí eso fuera verdad, tendríamos que pensar seriamente lo de cambiar, hacerlo más rápido de lo que hasta ahora creíamos y hacerlo más a fondo, hasta erradicar cualquier rastro, cualquier parecido entre nosotros, que sí sería en esta ocasión odioso, además que para nada es esta, una cuestión de agravio personal, sino al colectivo, ofensivo también,  para todas las personas que tengan dos dedos de frente y algo de autoestima.

Deficits?


  Últimamente está sonando en los medios de comunicación, demasiado en mi opinión personal, la palabra “déficits”. Esta observación no tendría mayor relevancia si no fuese porque se emplea de forma indiscriminada, su uso, se puede afirmar que es inapropiado, se usa para justificarlo todo, para justificar incluso hasta lo injustificable. La falta de coherencia y de argumentos, es la única razón que explica este mal uso. Por un lado, el déficits del estado, empleado como argumento para el desmantelamiento progresivo del estado del bienestar, pero que, por sí solo, no explica el ensañamiento perpetuo al que son sometidas las clases más débiles del escalafón social. Nadie ofrece una explicación con una claridad meridiana para que se  pueda comprender esta aseveración,  sino más bien lo contrario, tergiversando las palabras de manera que al final parece que nos están haciendo un verdadero favor, en vez de recortarnos, pero por si hay alguna duda,  solo lo parece. Y, continuando, según nos dicen, hay también déficits tarifario del recibo de la luz… eso sí que nos lo deberán de explicar minuciosamente, no vagamente, ni genéricamente, sino remarcando específicamente las razones que se argumentan para justificar ese supuesto déficits, ¿Cómo y quién lo ha generado? ¿Por qué debemos de pagarlo los consumidores o usuarios? ¿Por qué ahora y no en tiempos de bonanza? Exigimos una explicación convincente, porque creemos que tenemos derecho a ello, es decir, nos creemos en posesión de una legitimidad suficiente e irrecusable. Esta particularidad que se le da al termino déficits, queda también confirmada por medio de enmascarar una tremenda subida de la energía, pues según parece, también hay déficits tarifario del gas, que también tendremos que pagar, se sea responsable o no, se pueda o no…¡Que eso es un problema personal de cada uno! y no de las administraciones, que están, según ellas, para otra cosa; pero que nadie se atreva a cuestionarles, pues han pasado la reválida de las urnas, ¡ilusos!. Esto es una nítida contraposición con los escasos recursos económicos que la sociedad dispone… al final, seguramente, nos habremos alumbrado, calentado o refrescado (según el tiempo), habremos cocinado… en definitiva le habremos dado un uso a la energía claramente por encima de nuestras posibilidades. Pero, en una segunda meditación, nosotros también podemos reclamar varios déficits que se tienen y se han tenido desde siempre para con nosotros, se pueden incluso cuantificar, valorar… ¿Quiénes nos lo va a pagar a nosotros? ¿De qué manera nos van a compensar las penurias pasadas y presentes? ¿A quién le presentamos la factura? ¿Cómo la repercutimos? Si se pone de moda exigir que se paguen los déficits, no ganaremos nadie para pleitos, sale a escena toda la dedicación que hemos hecho a los demás, y la de los demás hacia nosotros, ese tiempo ¿Quién lo paga? El usuario final o aquellos que tienen la obligación de efectuarlo y olvidan su labor…al final será con seguridad "lo comido por lo servido"... estamos poseídos por un espíritu maligno que se manifiesta en forma de recaudador, que su apetito es insaciable, cuanto más recauda, más quiere... el egoísmo y la avaricia se incorporan a su motivación impositiva, sin importarles cuánto daño estén causando. ¿Qué es esto? ¿Un impuesto nuevo?, ¿o tal vez es una nueva forma de exterminar a las personas? Sin embargo, no notamos ninguna mejora, sino el creciente deterioro de todo… que los llamados déficits no lo son tanto de contenido, como de falta de moralidad, como de ostentación de una singularidad en el expolio. La doctrina económica que nos aplican puede que sea nueva, pero el apropiarse de lo ajeno, por los métodos que fuesen... ha tenido y tiene un nombre que todos conocemos muy bien. Es esta la última y única razón que contrasta en gran medida con las razones en las que se basan sus argumentos, y nos resulta algo inaudito, que no novedoso (aquí adquiere este calificativo su verdadero sentido). Añadimos a lo anteriormente expuesto, una tercera advertencia. La autoridad que dicen tener, proviene, del hecho que nosotros supuestamente hemos delegado en ellos. ¿Por qué actúan contra nosotros? Nos encontramos ante una antítesis que se contrapone de manera muy intensa, los intereses de los ciudadanos contra los intereses de las grandes empresas energéticas. La autoridad se ejerce con responsabilidad y a la vez, hay que sumar la fuerza de la razón, por ella sabemos que estos déficits son más ficticios que otra cosa,  pero nos hace reflexionar sobre sus intenciones, que por lo menos, a nosotros nos da la impresión de ser recaudatorias, lo llamen como lo llamen esto es una estafa. Preguntémonos ¿Tienen su conciencia limpia? ¿Se sienten más inteligentes dando un mensaje que no tiene parangón? ¿Se dan cuenta de que no somos tan tontos como ellos presuponen? digamos a nuestros representantes: mirad por nuestros intereses, haced que vuestras promesas sean factibles y tangibles, preocuparos aunque sea una sola vez de nosotros, o al menos, que percibamos que os preocupáis, aunque esa preocupación sea de mentira, de cara a la galería, ósea una falacia

lunes, 13 de enero de 2014

El Juego de la vida



   Observando el diario acontecer detenidamente, la vida nos puede parecer que es solo un juego, pero ¿a qué se juega?; y sobre todo habría que matizar, ¿Quiénes y con qué propósito juegan? Lo que es jugar, solo lo hacen algunos, muy pocos, al resto nos obligan... por eso jugamos de oído  y la mayoría de veces vamos de farol, por si cuela… desconocemos cual es la finalidad del juego y sus reglas, solo seguimos las instrucciones que nos dictan "los que pueden" y cuando a ellos les viene en gana... prácticamente nos obligan a jugar en este absurdo juego, esto significa, de antemano, que las cartas deben estar marcadas, a nosotros nunca nos tocarán las buenas, estamos abocados a perder siempre... Aunque a veces nos dé la impresión de lo contrario, nos dejan que ganemos unas manos y obtengamos alguna ganancia, para confundirnos, pero que más adelante, cuando a ellos les convenga, nos la arrebata...igual que se le quita una golosina a un niño, somos sus particulares bufones y nuestras penurias a todos ellos “se la bufan”.  De nada nos vale el hecho de conocer todas sus “conspiraciones “, según ellos, les debemos estar muy agradecidos: por dejarnos vivir... pues como se les funda los plomos, nos montan de la noche a la mañana “la de San Quintín”, todo sin percibir nosotros ningún síntoma, en un abrir y cerrar los ojos, por algo se creen los amos del chiringuito. Nuestra vida, para los poderosos, vale muy poco o nada… para nosotros es un valor único e irrepetible; es por tanto,  nuestro único y más preciado tesoro, por ello deberíamos de cuidarla más, de mimarla, evitando situaciones que la pongan en riesgo… que pueden ser buscadas o sencillamente que pasábamos por allí. Debemos vivir nuestra vida con alegría, aunque existen multitud de circunstancias que nos desaconsejan esta felicidad... al hacerlo, gozaremos de lo poco bueno que tiene y que además es gratis. Viviremos al menos con cierta paz interior, seremos libres aunque solo sea de pensamiento "Quien le pone vallas a la imaginación"... ¿Quiere decir esto que nos debemos conformar con las circunstancias que nos han tocado vivir? para nada…Debemos ser inconformistas, buscar la utopía de la perfección, reconocer que en la alegría de vivir encontraremos una de las pocas satisfacciones de las que nos podemos sentir orgullosos. Convencernos de ello, implica descubrir la simplicidad de la vida misma. Toma protagonismo el sentido de supervivencia que en todos los acontecimientos de la historia ha estado presente para que el género humano no se extinguiese, más que nada por las amenazas propias. También nosotros, conservamos este instinto, hacemos de la vida, una lucha personal contra todos los elementos, que por tiempos parecen volverse contra nosotros e inhóspitos, lo hacemos a sabiendas de que esta guerra, que comenzó allá por los albores de la humanidad, es para nosotros la única meta y el único fin de nuestra existencia, Conociendo como conocemos que al final la perderemos inexorablemente,  motivado por el desgaste del paso del tiempo,  que hace mella en nuestras facultades físicas y mentales. Entonces se le pasara el testigo a las generaciones venideras, para que prosigan “tirando del carro” para que sigan ejerciendo de simples peones dentro del inmenso tablero de ajedrez, que es esta infinita lucha contra las adversidades, contra el destino que está determinado por la propia muerte. Gracias a este previsible fin, todo será renovado, todo será nuevamente definido y el género humano repetirá hasta el infinito, hasta la saciedad esta interminable partida. A pesar de todo,  no desaparecerá la fe que hemos puesto en la supervivencia de la humanidad, esta fe nos devuelve la esperanza, porque creemos que al final la enfermedad, el deterioro, la vejez... serán vencidas y la humanidad sobrevivirá a pesar de ella misma, a pesar de sus fatalidades... Garantizarlo  es  imposible, hoy por hoy, es solo una mera utopía... Pero el hecho de conocer que la vida es finita, que tenemos un tiempo marcado y delimitado...es, paradójicamente, la única garantía de continuidad de la especie… Pues mientras no se obtenga el secreto de la juventud perpetua, tendrá que llevarse a cabo dicho relevo,  aunque ello nos comporte sufrir en nuestro paso por esta vida, luchando con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser, con todas nuestras fuerzas… para que la siguiente generación esté un paso más cerca de conseguirlo, puedan vivir más y mejor que nosotros…. Igual que nuestros padres y abuelos soñaron para nosotros. Si renunciamos a este sueño, ello supone renegar de nuestro pasado, de nuestra herencia, de nuestra voluntad, de tal manera que nuestra vida carecerá de toda motivación, de cualquier fin o propósito que le sirva de justificación… Nuestro comportamiento lleva consigo el hecho de negar nuestra realidad, por encima de lo que predispone nuestra propia naturaleza. Pero a pesar de todos los males que la vida pueda traer consigo, debemos sentirnos orgullosos y agradecidos, por todo lo bueno que nos acontece…simplemente por vivir, incluso por sufrir situaciones poco deseables: afrentas, enfermedades…etc. y sentirlas solo como una fase más de la vida, que a la vez, nos permite darle el valor que merece.

sábado, 11 de enero de 2014

Un mundo nuevo


   Nuestras acciones están pensadas para satisfacer unas necesidades concretas “casi vitales” de cierto sector social, nunca para satisfacer egos personales de nadie, por ello tenemos una gran responsabilidad al difundir este buen hacer, que continúe extendiéndose con éxito la buena fama que tan duramente se ha adquirido, por la labor realizada con absoluta profesionalidad de tantas personas, labor destacable por ser su condición la de personas voluntarias. Más que nada debe ser esta labor social atractiva para todos aquellos, aquellas que no la conocen o que, por diversas razones y circunstancias, nunca les ha interesado. El hecho de publicitarlas es solo para que otros, otras se contagien de este interés, para que les entre ese gusanillo de ayudar altruistamente a los demás. Ese contagio no será efectivo si antes de venir a nosotros, no han sido capaces de reconocer sus propias limitaciones, sus incapacidades particulares. Se deben acercar a nosotros habiendo tomado conciencia de las necesidades sociales reales, de las carencias que existe; este hecho les puede liberar, a su vez, de manera eficaz de todos sus miedos, de los prejuicios, de los egoísmos, de las envidias, de los orgullos y sobre todo evitar de guardar rencores... Para que el buen hacer puesto de manifiesto en las acciones se extienda y llegue a todos los subterfugios donde se esconden la miseria y la pobreza, que para nuestra vergüenza desgraciadamente ocultan de nuestra vista nuestros dirigentes para evitar la posible repercusión social que motivaría su conocimiento por la sociedad.  Su difusión dependerá en gran medida, de las personas que lleven a cabo las acciones voluntarias, de todos aquellos que estén implicados (directa o indirectamente) en su puesta en marcha. Para ello se deben realizar previamente “entrevistas personales” que se sepa lo que cada cual puede aportar y ellos conozcan la función que se le pide en cada acción en particular. Cuanto más y más nos adentremos o nos impliquemos más aumentara nuestra capacidad de escuchar, de acoger, de perdonar, de aceptar las diferencias de los demás, fuesen de la índole que fuesen... No nos deben preocupar, ni servir de condicionante. Debemos ser cada vez más exigentes con nosotros mismos, capaces de ayudar y eso tendrá reflejo en nuestro entorno. La persona que tiene necesidades, las tiene hoy y por tanto es hoy cuando se le debe dar solución. Es para nosotros un ejercicio de humildad, pues al prestar esa ayuda, aprendemos no solo a reconocer cuáles son sus carencias, sus necesidades, sino que al mismo tiempo aceptamos cuales son nuestras limitaciones y por añadidura nuestras faltas. Pues no tenemos una varita mágica que por arte de “birlí y birloque” solucione todo al instante, no somos a quienes les corresponde dar esa oportunidad que tanto piden de un cambio radical y profundo en sus vidas, en su situación socio-económica.  Somos o pretendemos ser ante todo, aquellos que inician un nuevo camino, que no creen que en todo haya un impedimento para restaurar la confianza en el ser humano, que creemos que esta sociedad se ha perdido en su búsqueda y que se ha enquistado en el perpetuo fracaso, no ven soluciones a corto o medio plazo... además se está en la tesitura que las futuras generaciones vivirán aun peor… Nosotros con nuestro testimonio queremos devolver la ilusión por la vida y si es posible transformarla, hacerla totalmente nueva, proponer una opción enteramente seria y viable. En  esta alternativa debemos caber todos, pero también arrimar el hombro, todos sin excepción, no "escurrir el bulto y dejar que otro te ponga la mesa", y si puede ser que te lo den masticado... para así hacer menos aún. Debemos de comenzar a pensar diferente, nunca huir de los problemas, más bien espantarlos, hacerles frente…, nunca pensar que otro, cualquiera, "nos debe sacar las castañas del fuego", nos quite el problema de encima… Pedimos ayuda, nos la dan, pero eso no significa que el peso de nuestra “factura” lo deban llevar otros siempre… Tampoco pensar que somos auto-suficientes, necesitamos ayuda para levantarnos del suelo, curarnos nuestras heridas, pero una vez que sanen… somos nosotros los que hemos de ayudar a quienes se encuentren en peor situación…dar el apoyo incondicional que necesitan las “Ong's”. Aceptar el reto que se nos propone, igual que otros aceptaron el reto de sacarnos a flote, no tener miedo al encuentro, al éxito o al fracaso… estas acciones nos ofrece la posibilidad de devolver el favor que un día otros nos hicieron, devolverlo a aquellas personas que ahora lo necesitan.  Nosotros tenemos capacidad suficiente para ofrecer esperanza, a todos los que se cruzan en nuestras vidas, retornarles gratis aquello que gratis hemos recibido. Pero antes será necesario habernos motivado y renovar fervientemente nuestro compromiso de vivir plenamente, hacerlo en concordancia con nuestros principios, tener la esperanza de que con las pequeñas cosas que hacemos cada día se está construyendo un verdadero nuevo mundo, y cada uno de nosotros seremos parte importante de él, porque estamos ayudando en su diseño y construcción.

viernes, 10 de enero de 2014

Razones para vivir


   Contemplando la inmensidad del universo, viendo la belleza de tantas estrellas y galaxias, surge una pregunta de índole existencialista que nos corroe la mente con demasiada frecuencia ¿Qué hago yo aquí? ¿Qué sentido tiene mi vida? A veces, tenemos la sensación de estar viviendo un sueño, sobre todo cuando nos pasan cosas “buenas”, pero la mayoría de las veces ese sueño se torna en “pesadilla”, en la que estamos atrapados, tenemos la sensación de inmovilidad, nos resulta imposible salir, despertarnos, somos prisioneros en la cárcel de nuestro propio cuerpo… El grado de impotencia es tal, que aunque quisiéramos despertar, no lo conseguimos y si fuese por nuestra voluntad, despertaríamos e intentaríamos de acabar con todo de un certero plumazo… Pero como he dicho antes, siempre hay dulces sueños… debemos de recordar que aquí solo se está de paso… que solo tenemos tres días y eso contando con que nos “presten” uno de absuelto.  ¿Cómo podríamos dar sentido a nuestra vida? ¿Qué podemos hacer para desterrar esa horrorosa sensación de vacío, de inutilidad…? ¿Quién no se siente o se ha sentido al menos una sola vez en estado depresivo? Si no tenemos alguna razón fuerte que nos motive para vivir, la vida no merecerá la pena… A menudo renegamos de ella, ante la incertidumbre imperante, a nadie les preocupa nuestro estado emocional, nadie nos estimula, ni nos dan ánimos, no recibimos una respuesta convincente, o no la obtenemos de aquella persona de la que deseamos escuchar sus consejos fervientemente... no sabemos cómo innovar en nuestra vida y darle algún sentido positivo,  para que deje de ser tan cansina, repetitiva hasta la saciedad y aburrida en exceso. Querernos saberlo de ella todo, aprenderlo todo, eso no supondrá para nosotros ningún obstáculo, ni nada novedoso o indeseable, todo lo contrario, pues según se dice “no te acostaras sin aprender una cosa nueva cada día”.  Pero en ciertas ocasiones, cuando nuestro estado de ánimo se sobre-excita, cuando nos colma la euforia… de la misma ansiedad que nos da, queremos compartir con el mundo esa inmensa alegría, tanta que no nos cabe en el pecho… Queremos transmitir el sentido positivo que tiene el simple hecho de vivir, y hacerlo ahora mismo, nos sentimos felices, sin tener ningún motivo especial que explique ese estado de ánimo, solo por existir….Debemos tener en cuenta que todos somos necesarios, eso lo damos por sentado: a pesar de nuestras carencias,  a pesar de nuestras diferencias, a pesar de nuestras deficiencias; pero asimismo, se debe recordar que nadie somos imprescindibles. Ayudémonos para comprenderlo, para creerlo; ayudémonos a descubrir las necesidades que tenemos los unos de los otros, de vivir en sociedad, de ofrecer nuestra ayuda a todos sin excepción, pero  que sea sincera. Que nos acepten tal como somos, igual que les aceptaremos tal como son… aprendamos  a valorarnos mutuamente. El verdadero deseo de todas las personas es sentirse útiles,  de ahí ese empeño en ayudar a los demás, por ello la necesidad de que así se le reconozca. Debiera de ser buscando únicamente el bienestar de otro, sin ninguna intención oculta, sin letra pequeña y ello supondrá para nosotros el hecho singular de hallar nuestra propia identidad. Vale la pena, que al finalizar cada día, antes de entregarnos en los brazos de Morfeo, hacer un pequeño pero intenso examen de conciencia: si hemos logrado objetivos, si hemos avanzado, valorar si ha habido algún aspecto o actitud negativa o no tan satisfactoria como cabía esperar, en definitiva lo que se pueda mejorar; seguro que si lo habrá. Haremos el propósito que al día siguiente lo haremos mejor, nos convenceremos que ello es posible… recordaremos la letra de aquella canción del musical Annie “seguro que mañana sale el sol, pase lo que pase, sale el sol”.  Ese debe ser nuestro propósito al iniciar un nuevo día. Que la ilusión con la que comenzamos el día, haga posible que “rebose” nuestro ser y nos lleve hacia la anhelada perfección y para conseguirla se ha de pasar inexorablemente por el sendero de la humildad, que nos transformará en mejores personas para que podamos compartir nuestro futuro, el mismo que hoy estamos creando, con los demás, que nos otorgue sus codiciados frutos, que serán penas unas veces, alegrías en otras… pero teniendo la certeza que ese es el único camino, pues solo así, avanzaremos todos juntos, Lo que nos aguarde será igual para todos, pero nacerán bellos sentimientos entre nosotros: paz, alegría, paciencia para sobrellevarnos, afabilidad, simpatía entre nosotros, asimismo, la bondad de la compresión, habrá fidelidad de los unos hacia los otros… y sobre todo lograremos ser mejores personas, las que siempre hemos querido ser, teniendo esta vez sí, una poderosa razón para seguir hacia delante y no abandonar el barco, hasta que no se llegue al destino.

jueves, 9 de enero de 2014

Cuestion de tener mejor conciencia


   La vida nos enseña que hay que ser sensibles con las necesidades de las personas que más lo precisen, y estar dispuestos a ayudarles en cualquier momento, cuando salgan a nuestro encuentro, con la esperanza de obtener nuestro auxilio. No podemos repudiarles, tampoco escabullirnos de su solicitud explícita de ayuda, ni escondernos de nuestra conciencia, es como huir de nosotros mismos. Debemos pues, salir al encuentro de esas personas y que no nos resulte indiferente sus penurias. Nuestra alma se estremece al verles, son tantas las necesidades que tienen, es tan poco lo que les podemos ofrecer, pero abandonamos a un lado los proyectos que estemos desarrollando, y aquellos que estemos diseñando les damos un nuevo enfoque que nos estimule para ponemos manos a la obra e intentar darles alguna solución real y viable, aunque esta sea parcial y alivie muy poco esas tremendas penurias. ¿Cuántas veces hemos necesitado que nos ayuden de urgencia? Más de las que creemos ¡ojala! y no hubiesen sido ninguna, ¿o cuantas veces nos hemos dejado llevar por la impaciencia? Demasiadas también, la hemos dejado que mande sobre nuestra conducta racional, queríamos que la solución fuese inmediata, rápida y eficaz. .. Lo que es decir “melón y tajada en la mano”, pero ¿Cuántas veces hemos querido cambiar de proyectos para atender nuestras necesidades inmediatas y sobre todo aquellas que surgen de manera imprevista? Hemos de tener maleabilidad, ser capaces de modificar nuestros hábitos, ser capaces de estar disponibles por nosotros,  y sobre todo por las personas que nos lo piden, cuando nos lo pidan, ósea, en todo momento...  hacer una "guardia" de veinticuatro horas diarias, los siete días de la semana. Es cierto que el tiempo pasa deprisa, cuando lo tienes todo, cuando no tienes carencias: ni materiales, ni sentimentales… ¡así sí! es fácil que el tiempo se acelere. Pero que largos son los días cuando se carece hasta de lo más básico,  solo  preocupa que se pueda comer, que haya un mendrugo de pan que llevarse a la boca… lo demás carece de importancia,  parece secundario. Entonces ¿Por qué no se hace una propuesta de vida razonada, razonable y sobre todo viable para los más débiles? No solamente nos preocupa que puedan comer, sino que tengan una vida digna, como cualquier otra persona, darles el alimento no debe ser suficiente,  no ha de bastar, es solo poner un parche a una situación muy peliaguda… no hay que añadirles más dificultades, que ya son demasiadas las preocupaciones que tienen y que viven a diario porque son crueles y reales, ¡demasiado reales!: la comida vale un dinero que no se dispone, que ni se tiene ni se espera tener. Ver que las dificultades materiales van creciendo día a día, que la solución a sus males no llega: ni por activa, ni por pasiva. Pero sus ojos se niegan todavía a ver la desesperanza que padecen en sus propias carnes, no reconocen que el derecho le asiste a percibir una ayuda, que la sociedad les niega, pero que en concreto, las administraciones tienen una deuda hacia ellos, que forman parte de esta sociedad, que no fallan ellos, falla en cualquier caso el sistema. Hoy nos piden ayuda,  solo algo de comida. Una comida que irónicamente para ellos es últimamente tan escasa, pero que les sirve para alimentar sus esperanzas; quizá, solo les dé para un día más... esperando que también mañana encuentren a alguien con la suficiente sensibilidad para que les pueda saciar su hambre,  tapar sus bocas, y esto ocurrirá así, sucesivamente hasta no se sabe cuándo. O se acabe el camino o desaparezcan las necesidades o los menesterosos.

sábado, 4 de enero de 2014

Viejos Caminos


   Durante estos días de asueto he reflexionado mucho y llega a mi mente esos recuerdos de las circunstancias que propiciaron el nacimiento del interés por la situación socio-laboral y familiar de las personas con discapacidad, en un primer momento era por cuestión de visibilidad, de reconocimiento... para luego prepararme ante la larga travesía que me aguardaba y que tendría que emprender sin mayor tardanza. En aquel primer instante fue en soledad o con muy escaso acompañamiento. Nadie sabía nada de mí, tampoco había escuchado nada o muy poco de la idea de integración e inclusión social de las personas con discapacidad, mucho menos de la organización de su movimiento asociativo... si bien es cierto que a muy pocos les interesaba. Durante un largo periodo fue más bien predicar en el desierto que cualquier otra cosa, debido a la lejanía física e intelectual de la población. Pero también desde el desierto, si se insiste, si se grita se escucharía mi voz. Un buen día, decidí señalar con el dedo los puntos flacos, las carencias históricas que este sector social sufría desde siempre. Ello propicio que los diferentes estamentos sociales al menos se interesasen, se preocupasen, escuchasen por primera vez mi mensaje e incluso lo entendieran. Las miradas e intereses se cruzaron entre todos nosotros y aquel momento nació una colaboración más estrecha, ello supuso un punto de inflexión para que se  advirtiera de la marginación, de la desigual vivencia de las personas con discapacidad, exprese aquello que desde mi sencillez, quería reclamar: un trato más justo y unas reivindicaciones igualmente justas y necesarias para iniciar ese largo y duro camino hacia la normalización, hacia la plena integración social… intentaba implicar a todos en esta demanda de justicia social para los más débiles. Éste mensaje sencillo, les calo muy hondo, pues todos, sin excepción conocían o tenían entre sus amigos o familiares personas con discapacidad. Estas reivindicaciones, a su vez, removieron sus corazones y sentaron las bases de futuras demandas, donde quedasen  integradas todas aquellas sensibilidades del tan diverso y rico mosaico que componen las personas con discapacidad: Es entonces cuando verdaderamente comenzó el auténtico trabajo, fue una ardua e inacabable labor.  Un trabajo que se elaboró en la intimidad y con multitud de complicidades o confidencias. Era el momento cumbre de un deseo que se hacía realidad, del momento de la integración por todos anhelado y compartido. Se quedaron muchas reivindicaciones en el tintero, no se quiso abusar de la reciente confianza obtenida, ya se tomarían en cuenta en otro día o en otro momento más conveniente, cuando las circunstancias fuesen más propicias y el sol iluminase y calentase para todos por igual. Iluminados por la llama de la razón, queríamos también ganarnos el favor de los que yacían en la oscuridad, que ante la discapacidad, no sentían ni frío, ni calor... convencerles y tratar de traerles a nuestro terreno o causa, que marchasen a nuestro lado, compartiendo con nosotros el camino. Enardecidos, engrandecidos que estábamos, sentimos la necesidad de divulgar nuestros objetivos a todos, lo que estimábamos que eran unas justas reivindicaciones, hacerles saber las circunstancias de discriminación en que se ha vivido, y se continúan viviendo; todo ello a pesar de los tímidos avances que ya se han dado.  Más también es cierto que hemos encontrado muchísima resistencia en la divulgación de estas ideas, quizá, puede que ocurriera, que al ser el mundo rural totalmente diferente, fuese más difícil de convencer a determinadas personas, que seguían viviendo ancladas en las actitudes y pensamientos de siglos anteriores. Y como siempre lo habían hecho así ¿Por qué iban a cambiar? Nosotros nunca nos cansaremos de ir por calles y plazas, por las aldeas, por donde fuese preciso gritando esta que creemos es una gran verdad, pues nos asiste la razón y la justicia esta de nuestro lado.  Lo difícil, pero esencial, para todos, en esta vida, es dejarse convencer, cambiar la forma de apreciar la rutina diaria, convencerse de ser poseedores de derechos y deberes, saber estar y sobre todo saber compartir. El camino y el proceso que se ha emprendido es largo, la meta seguramente no la veremos nosotros, ¡Ojala! pues es seguro que abandonaremos este camino antes de tan siquiera tener constancia de lo eminente o cercano del final de esta dura travesía. La vida nos abandonara, pero hemos de estar llenos de satisfacción por el deber cumplido; no se verá el final, pero hemos de admitir que antes no había ni camino, y que exista es un orgullo compartido con muchas personas que tampoco han visto su sueño realizado, soñaron con la verdadera integración, con la verdadera justicia, que esperaban un día fuese realidad, a ellos les declaráramos pioneros de esta simpar lucha por la igualdad, pero con la excelencia de haber sido los precursores.

viernes, 3 de enero de 2014

Propósitos


   Cuando comienza un nuevo año, como nos ocurrió en los anteriores, viene cargado de ilusiones, de esperanzas, de buenos propósitos… que más adelante seguramente se quedaran en nada, al menos una mayoría de ellos. Pero como mínimo nos habremos motivado, habremos tomado conciencia que debemos efectuar un cambio, más o menos radical o profundo de nuestros usos, maneras o costumbres. Debemos de efectuar un profundo análisis y saber en qué condiciones estamos y que necesitamos cambiar o mejorar para cubrir nuestras aspiraciones: Saber cuáles son nuestras virtudes, cuales son nuestros defectos… elaborar una lista de lo que deseamos comenzar a cambiar en breve y lo que estamos dispuestos a sacrificar para conseguirlo... visualizar asimismo, los caminos ineludibles para su definitivo logro. Sería de mucha utilidad el ponerle una fecha límite para su consecución, y también unos indicadores que nos muestre si nuestro progreso lo hacen por la dirección y a la velocidad correcta, por si acaso se ha de rectificar… Los propósitos deben ser viables, nosotros nos conocemos mejor que nadie y sabemos cuál es nuestro talón de Aquiles; por ello no debemos exigirnos más de lo que nuestra capacidad pueda soportar, nos puede ocurrir que sea un muro tan alto e infranqueable que desistamos por ser  imposible de escalar. Tampoco nunca debería ser menor… no fijarnos un propósito demasiado pequeño o irrisorio, de muy fácil consecución… ello nos resta estimulo, no supone ningún reto, nos resta capacidad de reacción y nos lleva a la vagancia… tanto es así, que concluirá el plazo fijado y no lo habremos intentado tan siquiera, al ser este, un propósito minúsculo siempre estaremos justificando su aparcamiento diciendo “ya lo haré mañana”; lo peor es que pasa todo el plazo que nos impusimos y ese mañana no llega. Y así una y otra vez… año tras año. Entonces, ¿Qué hará este diferente? Nuestra actitud, el convencimiento o el empeño puesto en conseguirlo, la constancia para no caer en el desánimo, la ambición de hacerlo realidad… para conseguirlo deberíamos de empezar hoy mismo, nunca esperar a mañana, pues surgirá otra excusa y pondremos otro plazo más largo… aplazándolo continuamente hasta que forme parte de otra lista de propósitos, de otro año diferente. No debemos sentirnos ansiosos o mostrarnos insatisfechos, asimismo no elaborar una lista tan amplia e interminable que nos haga inviable su consecución, por lo abultada y sobre todo por la previsible inversión de tiempo y la ansiedad que nos provocaría tantas tareas. Son quizá demasiadas las cosas que debemos de cambiar o mejorar: Dejar de fumar, adelgazar o engordar, aprender inglés o alemán, hacer ejercicio o un deporte indeterminado, compartir más tiempo con la familia…etc. Tantas que debemos comenzar por lo que nos sea más fácil y conveniente, la elección la debemos basar de acuerdo con las mayores probabilidades de éxito, cada cual  las conoce perfectamente, conforme se logren metas se darán pasos de gigante hacia la autoestima, esta ira creciendo y hará factible o posible la continuación en la realización del resto de propósitos de la lista inicial. ¿Te animas? o al menos  ¿lo quieres intentar?