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miércoles, 26 de agosto de 2015

La realidad siempre espera


   A veces nos dejamos seducir por algún proyecto, que creemos digno, comprometido, lógico y viable; sin saber cómo ni el por qué, nos encontramos persiguiendo luces, avistamos el arco iris, en toda su magnificencia, en cualquier vulgar nube de tormenta, creemos que esta vez sí encontraremos el tesoro que bajo sus cimientos se esconde. Bajándonos de la nube y de la falsa euforia, comprobamos que el proyecto en sí mismo, se nos ha transformado en algo demasiado grande e irrealizable, por ambicioso... por utópico. Descubriremos que era maravilloso soñar despiertos con esa fantasía, tanto que anteriormente no comprendíamos que se pudiese vivir de otra manera. Pero somos sabedores de que la realidad nos está siempre esperando a la vuelta de la esquina... Una extraña sensación, llena de amargura y frialdad, recorre como gota de agua nuestra espalda; si alargásemos ese sueño, quizás, podríamos mantener nuestros lechos calientes, pero ¿a qué precio? En la oscura noche, deberíamos procurar que no nos ciegue las luciérnagas, son muy radiantes, bellas y maravillosas… pero son solo insectos con luz… No debemos caer en el auto- engaño, ni confundirlas con el resplandor lejano de las luces urbanas, pues tras ellas, siguen las sombras de oscuros intereses... Bajo ese embrujo, si quisiéramos podríamos escuchar el latido de nuestro corazón, como si fuese un tambor que pone ritmo a la banda sonora de nuestra vida. No se debe hablar con nadie de ideas caducas, ya felizmente superadas, sería como hablar con un fantasma que no tiene nada nuevo que aportar, sino viejas e inútiles recetas.... No se puede prometer el oro y el moro y además  no darlo. .. Es de hipócritas criticar lo que se hacía antes y a la vez imitar esas decisiones y acciones erróneas. Si a estos hipócritas les prestamos un poco de atención, es porque nos gusta que nos flagelen o al menos que nos tomen el pelo.… Nos tiembla el alma de ver que el egoísmo vale más que la solidaridad, que la mediocridad esta premiada por encima del esfuerzo, que el tramposo tiene futuro y al honrado se le cierran todas las puertas, que el ladrón está viviendo la vida en lujosas mansiones y la persona de bien en la cárcel, que este es un país viejo hecho para viejos, que la vulgaridad y la mentira valen más que la sinceridad y la honradez, que colocas nuevas manzanas en el cesto y se  corrompen igualmente. Cuando ellos solo prometen, se nos rompe el alma de ver que aún les escuchamos con atención, como si nada hubiese ocurrido...Pero a pesar de ellos, encontramos la felicidad contemplando la luz de la luna llena, escuchando las risas de un bebe u oyendo las olas del mar en el vacío de una caracola, nos conformamos con tan poco, necesitamos tan poco para ser felices...tan solo les pedimos que no nos contaminen con su egocéntrica avaricia, transformando nuestro entorno en un burdel bajo la excusa del progreso, arruinando vidas que son trasformadas en objetos solo para su uso y disfrute, o en números para fines estadísticos, creando en nosotros hábitos y necesidades que para nada precisamos, nos confunden con su orientación clientelista y consumista... Somos personas, seres con sentimientos, por tanto, no todo vale... déjennos vivir en paz con nuestros "trasnochados" valores, pueden que este pasado su tiempo,  pero es lo único que da verdadero sentido a nuestras vidas, por lo cual, merece la pena defenderlos. No queremos ser como vosotros, quedaros con vuestros lujos, con vuestro "bienestar". Y déjennos a nosotros que con honor podamos contemplar el paso del tiempo.