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sábado, 30 de noviembre de 2013

Tiempo de analisis


  Todos necesitamos de la colaboración de las demás personas, si lo que se desea es avanzar, no solo socialmente, sino para el desarrollo de la propia personalidad. Es imposible plantear cualquier propósito o idea, por muy insípido e insignificante que fuese, si no se cuenta con los apoyos necesarios… Cierto que hay personas que andan por el mundo provocando con su actitud desafiante a todos los demás, buscando litigios inexistentes, fomentando la  divergencia, provocando la desunión… para después intentar apaciguar a todos, proclamándose “el pacificador”, quien unifica a todos en un mismo destino o fin. Nadie advierte a este tipo de personas del peligro de desbandada que provocan al utilizar su perversión moral solo para su beneficio personal, de esto presume, de ridiculizar a cualquier otra persona, del uso y abuso del sarcasmo… siendo en realidad infame y ruin. Cuanto más cercanas sean esas personas a su entorno socio-laboral, peor será la consideración o el trato que les dispense; ¡maldita confianza! Posteriormente, con pedirles perdón, solo si las circunstancias le obligasen a ello, lo considerara suficiente. Pero si de verdad lo quiere, debe de comenzar por cambiar de actitud, que acabe con esa prepotencia, “que se baje del caballo”… De otro modo, no se le debe consentir sus impertinencias... no se le puede perdonar, pues si tiene la oportunidad lo volverá a hacer. Estas dudas van contra nuestras reflexiones habituales, solo el hecho de desconfiar de alguien, lo corrobora, no es nuestra forma de proceder o pensar. Lo idóneo, bajo el prisma de nuestra mirada, sin caer en la estupidez supina, es que estuviera siempre dispuesto a colaborar, aunque solo fuese a acompañar, en vez de dedicarse a meter cizaña... debería ayudar siempre, en la medida de sus posibilidades, con una moral alta, contagiando entusiasmo, para que todos recibamos esa energía positiva; esa sensación de bienestar que se percibe cuando se presta auxilio a los necesitados. Deberíamos ser meticulosos y tenerlo todo planificado, hasta en los detalles más pequeños… La vida está llena de esos pequeños detalles que, paradojicamente, la hacen grande... muchos proyectos fracasan, precisamente, porque se han descuidado los “detalles más sencillos y elementales”. Para que se obtenga un éxito rotundo, para que nuestro esfuerzo no sea vano o superfluo, no basta con desearlo, hay, sobre todo, que estimular la colaboración e implicación de los que forman parte de nuestro equipo. Esto es así de sencillo, si se cuenta con personas motivadas, emprendedoras y trabajadoras, el proyecto tendrá el éxito garantizado… pero si se está rodeado de gente desmotivada, pesimista, perezosa… ¿Cómo nos pueden estimular al éxito? Ellos que carecen de ganas,  de fortaleza física o moral, no tienen el suficiente coraje para llegar a la meta, para conseguirlo, ni quieren tenerlo… Es más, su efecto es nocivo, a la vez que contagioso, desmotivándonos al resto, nos conducen hacia el fracaso, y luego nos dicen una y otra vez “te lo advertí”... Lo más conveniente para todos nosotros es concienciar a aquellos que quieren realmente implicarse en la consecución de nuestros proyectos, tratarlos con exquisita amabilidad, incluso a aquellas personas que su actitud nos cause cierto "reparo", “nos hagan los mandaos de lejos”, en una palabra, que no nos caen bien sus formas de proceder... más si ofrecen su ayuda, habrá que aceptarlos y contar con ellos. Tampoco debemos ser condescendientes en demasía, "ni comulgar con ruedas de molino"solo como única finalidad de agradar a todos, es misión imposible. No debemos esperar de nadie nada extraordinario, pero si ser conscientes de que no todos tienen la misma disposición para el compromiso social, ni debemos esperar recibir el mismo trato o firmeza que nosotros ofrecemos. Tenemos, así mismo, que ser conscientes del hecho que en algún momento debemos “cambiar de aires”, formar un nuevo equipo con otras gentes, en otros lugares, con otras motivaciones… Nos resulta muy difícil solo el imaginar un nuevo comienzo, pero es muy necesario, si queremos conservar la frescura e inocencia, ese espíritu inconformista que nos hace implicarnos cada día en la lucha por alcanzar la justicia social. Sólo tenemos que analizar los resultados de los proyectos que hemos realizado, los lazos de amistad que hemos creado y sobre todo la cimiente de esa justicia que hemos sembrado en el corazón de la sociedad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

reflexión sobre el 3 de diciembre


   Debemos de prestar más atención y apoyar la invitación que constantemente hacemos las personas con discapacidad al resto de la sociedad, para que efectúen una reflexión amplia y profunda que debe ir más allá de la inclusión social. Es esta una exigencia común, pero a la vez es un derecho adquirido, se reclama de manera incisiva y a veces rayando lo inquisitorial; aunque se reclama año tras año durante estas fechas, concretamente el 3 de diciembre. Estas reivindicaciones apenas son escuchadas, no conmueven como seria nuestro deseo a la sociedad. Si lo hace será únicamente durante este día y algunas veces, sospechamos, que lo es solo para hacerse la foto de cara a la galería… Más estas reivindicaciones se deben clavar en lo profundo del alma de cualquier persona con un mínimo de sensibilidad… por lo justo que sería su aplicación; debemos ponernos en los “zapatos” de cualquier persona con discapacidad, sentir la herida que corroe su alma al sentirse despreciado, marginado. Por solo esto sería un motivo suficiente para hacernos reflexionar ¿Por qué es tan importante para las personas con discapacidad la inclusión socio-laboral? ¿Por qué se repite una y otra vez las reivindicaciones y se hace depender la decisión de inclusión social del justo y correcto ejercicio de los derechos y deberes de toda la ciudadanía? La respuesta es demoledora, pero sincera… porque nadie, salvo los familiares y tal vez, un pequeñísimo círculo social, ni les motiva, ni les preocupa la situación de desventaja que padecen las personas con discapacidad y el incumplimiento de los derechos que tienen reconocidos. Pecaremos de impertinentes, quizás, a algunos les parecerá mal nuestro proceder por causa, tal vez, de nuestra obstinada insistencia…Pero ocurre que en  demasiadas ocasiones dan a estas peticiones una respuesta plagadas de muchas contradicciones y a veces inverosímiles y difícil de creer. Nuestras peticiones se deben efectuar y repetir hasta hacerlas realidad, hasta la consecución de nuestros fines. No nos pueden negar ese derecho, ni arrebatarnos los derechos adquiridos “con alevosía y nocturnidad”. Los que luchamos a diario contra los auto-denominados “hostiles a la inclusión social”, los que peleamos con brío y garra en esta “bellísima causa de paz e integración”, sabemos además lo que mueve a la vida asociativa... en las entidades de discapacidad; no nos resignamos a contemplar su total destrucción. Nuestra lucha es como una flor hermosa pero con espinas, es un camino durísimo con innumerables dificultades. De ahí la fortaleza que se transforma en virtud para convertir nuestros buenos propósitos en una realidad tangible, intentando evitar que terminen siendo, estos objetivos inoperantes e infructuosos. La paciencia, de la que hacemos gala, forma parte del hecho de adoptar  esta inmensa posición de denuncia pública… pero, a la vez, nos estimula para tener el aguante suficiente, para tolerar con resignación las numerosas injusticias a las que la sociedad nos somete con demasiada asiduidad. Por ello, la constancia nos confiere una visión particular de la vida que nos otorga esa libertad del uso de la propia imagen, la posesión de ese yo interior queda reflejada en nuestros actos, y al mismo tiempo se transfieren al entorno social. Las promesas que, normalmente se nos hacen, no deberían estar destinadas a convertirse en papel mojado. Y esto es así, porque quizás, somos demasiados conformistas, demasiado mansos.... Pero es la fuerza de la razón la que nos obliga a cada uno de nosotros a pedir esa oportunidad, tantas veces deseada, tantas veces negada. Es decisión nuestra la no aceptación de la quietud como norma general, cuando se ésta, como nos sucede a la mayoría de las personas con discapacidad, en grave riesgo de pobreza y exclusión social, hecho contrarío a cualquier tipo de lógica… Se padece marginación, estamos además condenados al paro, nuestro destino está vinculado, en un primer momento a nuestra pobre formación.  Sólo una pequeña minoría, y gracias a las entidades de discapacidad, están presentes en el mercado laboral; porque una vez que se ocupa un puesto de trabajo, se libera la desbordante “capacidad” y la constancia que suelen desarrollar las personas con discapacidad, se derriban muros y falsos conceptos de la realidad laboral de las personas con discapacidad. Se debe comprender lo difícil, para nosotros, del duro camino  que supone lograr la integración laboral., por ello pedimos la solidaridad y comprensión de la sociedad. La energía que se desprende, la autoestima que se aprende con tanta paciencia, hay que perseverar mucho, ciertamente, más que los llamados “capaces” o  por el contrario sumirnos en una vida de resignación y resignarnos a la caridad de los demás. La inclusión social para nada tiene que ver con maneras de actuar o modos insostenibles, ni es ningún héroe aquella persona que logra salir de esta lacra social que es la marginación. Mucho dolor y sufrimiento forma parte del currículo de cualquier persona con discapacidad… Se debe promover, `por lo tanto, para con nosotros un estímulo positivo. Nadie entiende mejor estas necesidades vitales de las personas con discapacidad que sus asociaciones, si intentamos ayudarles e integrarles en nuestras vidas…ello nos ayudará también a comprenderles y hacerles la vida aunque solo sea un poco más fácil.
   

martes, 26 de noviembre de 2013

¿Perdida de tiempo?



  Siempre que escucho aturdido la insensible advertencia del tipo de vida que llevamos, que según ellos, no nos corresponde “vivir por encima… “no podemos menos que escandalizarnos. Esta vida de "lujo" que supuestamente llevamos me recuerda muy mucho a la opereta Evita “es solamente un disfraz, las reglas del ceremonial…”, sin duda, nunca nos observan cuando la inmensa mayoría de los días los dedicamos a los demás, o, en mi caso, me quedo en casa escribiendo, leyendo, reflexionando, planificando, elaborando proyectos... mientras ellos, los que critican, están a vivir la” dolce vita”. Yo me pregunto, antes de que me lo pregunte alguien ¿Qué beneficio saco o sacamos de todo esto? Económico, que se sepa ninguno, o al menos aún no se ha apreciado mejoría alguna, más bien lo contrario; social, aún menos pues se sigue en la misma posición social, cuando no viva con más penurias, si ello es posible, motivada por la derivación de la crisis económica; intelectual tampoco, sigo igual de estúpido o de inteligente (cada cual piense lo que quiera)... ¿Y entonces? El hecho de dedicarnos a actividades de índole voluntaria nos sitúan en las antípodas de las tesis materialistas que predominan en la mentalidad de ahora, ósea nos sitúa en la lucha por el “avance social y económico de la humanidad” denominada “cultura de la transmisión absoluta”, si así se prefiere llamarla, en una imparable y constante evolución, pero ¿Desde dónde se parte? ¿Cuál es el destino? Eso nadie lo puede saber con absoluta certeza, a excepción, en último término, de una supuesta clase dirigente que usurpa el destino de todos, moldeándolo y manipulándolo a su antojo, y tergiversan la realidad para que veamos lo que a ellos les interesa. ¿Cómo se atreven a hacernos ver lo que a todas luces es inexistente? Se aprovechan de nuestra inocencia, de la precariedad laboral imperante, de una ausencia de interés por nuestra parte, de un desinterés para razonar los sucesos del tiempo presente, de ausencia de planificación y diseño del futuro más inmediato… ¡cualidades, por otro lado que son propias de la condición humana! Nosotros, escuchamos a todas las personas con necesidades, sus palabras son para nosotros un reclamo de justicia social y, haciéndolas muy nuestras, las maduramos, elaboramos un programa de actuación, más o menos eficaz y viable..., más entonces surge el eterno problema “la financiación”; si alguien la ofrece, supuestamente de forma altruista y desinteresada, debemos escuchar la voz de alarma interior, la voz de la experiencia que nos advierte “Desconfiad de ellos, por principio, no os dejéis embaucar”. No sería la primera vez que alguien que se las da de “espabilado” quisiera utilizar una organización sin ánimo de lucro en beneficio propio, no necesitamos ayudas de este tipo, no está en venta nuestra alma, y menos a un precio tan bajo...sabemos, por malas experiencias, de muchas veces que se ha querido utilizar a las personas voluntarias para intereses personales o políticos, camuflándolos, eso sí, de interés social o general, de falsa intención de colaboración en la solución de problemas sociales urgentes… La verdad, que son muy pocos estos casos, pero hacen mucho ruido, y amedrentan a las personas voluntarias, dando como resultado el desprestigio y la desmotivación de todos aquellos que hacemos del servicio a los demás nuestra razón de ser… Se puede afirmar que son muchos los que sinceramente, hacen del servicio su interés para su realización como persona, y con una lealtad destacable; a ellos, ¡sí!, hay que escucharles su voz, sus propuestas. Y en este caso, la experiencia también será quien nos verifique lo correcto de la decisión de integrarles en el equipo. Lo cual significa, por un lado, que disponemos de un tiempo extra: de planificación, de ejecución para el desarrollo de las acciones, contamos con esta inestimable ayuda. Por lo tanto, conviene aprovecharla; y, por otro, en cualquier caso, si se reciben bien, se les da el trato correcto, si se le facilita su labor, cundirá el ejemplo y será una publicidad muy positiva...Transcurrido un tiempo prudencial,  se podrá valorar el impacto social de su trabajo, que ahora sería imposible realizar. Si es positivo, esto nos estimulara y dará ejemplo a muchas otras personas que necesitan de un estímulo exterior para decidirse a actuar, en otras palabras para que, con su ayuda, con su ejemplo y con su perseverancia hagan de esta sociedad, una más digna, igualitaria e inclusiva y todo gracias a su actitud de incondicional entrega para mejorar a la sociedad, Démosles pues, las gracias por dedicarnos ese precioso tiempo, por no "malgastarlo" en otros hobbies,  por ser ellos la esperanza y luz de una sociedad con valores en claro retroceso.
  

lunes, 25 de noviembre de 2013

Día de lucha contra la violencia de genero hacia las mujeres


   Podemos pensar que la vida ha evolucionado mucho, que ya no vivimos en las cavernas, craso error por nuestra parte… Casi a diario abren los informativos o sale en la portada de los periódicos la denominada “violencia de género” y sus funestas consecuencias: Cómo padres y madres nos correspondería educar a nuestros hijos en materia de igualdad, sin fomentar roles machistas, que imperan desde siempre y se mantienen en la actualidad. Todos esperamos que nuestros hijos no sufran estos “episodios” de violencia, ni como víctimas, ni mucho menos como verdugos… pero ¿qué podemos hacer? Para que se les motive con éxito, para que reflexionen sobre sus terribles consecuencias y les muestren el efecto terrorífico, desastroso y perverso, en definitiva las secuelas físicas, psicológicas y sociales que provoca el ejercicio de este tipo de violencia. Todos esperamos que la violencia de género acabe de una vez, sobre todo, lo deseen las personas víctimas de ella, sus familias y todas las personas de bien. No solo por gritarlo y repetirlo hasta la saciedad acabaremos con ella. Sabemos que solo hablar del tema es insuficiente, pero aún tenemos fe en que la lucha que se lleva a cabo diariamente surta sus efectos y se acabe con este tipo de lacra… también tenemos confianza ¡ojalá fuera cierto!, de algún día, no lejano, no volver a lamentar ningún nuevo crimen por esta causa.  Solo si somos persistentes tarde o temprano se le vencerá… Cuando se comprenda que las personas no somos propiedad de nadie, sino iguales en derechos y deberes con la misma responsabilidad u obligaciones, se habrá dado un paso hacia delante. Sabemos que queda mucho por hacer, demasiadas conciencias por limpiar, nada puede justificar la violencia de género, que se puede y se debe lograr anular al maltratador, localizándolo y señalando su peligrosidad, ósea denunciándole. Debemos de recordar la debilidad humana, el pensamiento  excesivamente positivo, la creencia absurda de que todos somos buenos, de que con amor se cura todas las heridas ¿y si muere el amor o nunca existió? Debemos comenzar por aprender a convivir en régimen de absoluta igualdad, sin supremacía alguna de nadie sobre nadie, valorarnos como personas y valorar, así mismo, nuestra vida;  la pareja la forma dos personas,  pero ocurre que la mayoría de las veces una de ellas se deja someter, generalmente la mujer, creyendo que eso es amor,  aflora en él, el dominador la bestia que siempre estuvo ahí oculta, ella piensa que todo cambiara, cree que conseguirá cambiarlo, si se lo propone, cree, conocerle muy bien, piensa que la ama... sólo por ser su pareja…  Estas circunstancias no influyen para nada, el ansiado cambio nunca llega a ocurrir, sino que muestra su verdadero rostro. Ocurre que por miedo a no ser entendida, por creerse culpable de esa situación, por la ansiedad que le provoca el miedo de no disponer de recursos... por todo ello no le denuncia, otras veces por no contar con el apoyo de nadie, no tener a quien contarle los maltratos, sus penas y la preocupación que la violencia le ocasiona, el temor por el futuro de sus hijos o el suyo propio, le hace conformarse y vivir en esa anómala situación, como si la violencia fuese lo habitual en la vida de pareja, renuncia a su libertad. Seguramente, pensara que más adelante, cuando transcurra el tiempo, cuando sus hijos crezcan, desaparecerán sus problemas y el cambiara... pero si su pareja no cesa en el maltrato, le abandonara, al carecer de las “ataduras que le ligan a él”. Si así fuese, el obtendrá lo que cree “motivo suficiente” para arrebatarla la vida, no tendrá piedad, ni compasión ninguna, ni mirara el hecho de ser a la madre de sus hijos a quien asesina… Seguramente estos hechos serán repetitivos, consecuencia directa, psicológica y emocional marcada por la procedencia del maltratador de un hogar desestructurado, el paterno, donde con toda seguridad se ejercía la violencia machista a diario e incluso se vería como normal…Por ello una de las maneras de tratar de acabar con esta violencia es ponerle fin ahora, que no sirva de ejemplo para ningún hijo y se acaben convirtiendo en verdugos o víctimas de esta interminable espiral de violencia. Debemos procurar que se acaben estos sucesivos eslabones generacionales que perpetúan la violencia de género, otra manera seria que las penas sean de tal calibre que ejerzan un efecto eficaz y disuasorio sobre los posibles maltratadores. Pero lo que no hay que consentir bajo ningún concepto es el apoyo hacia la violencia o el maltratador, ni siquiera de su entorno familiar, nada puede justificarla, la vida es el bien más apreciado que tenemos, nadie "tiene derecho" a disponer de ella,…Hay que parar de inmediato  la violencia de genero denunciándola al 016, así se empieza el final de esta historia de horror que se vive por desgracia en el propio hogar y por parte de la persona a la cual se ha elegido para compartir la vida. 

sábado, 23 de noviembre de 2013

Diseño para el futuro


  Curiosamente, siempre que se nos habla del fin de la crisis económica, las dudas nos asaltan por doquier ¿será verdad, será mentira? Depende del color…también nosotros nos cansamos de efectuar aportaciones en apariencia inútiles, que pueden parecer, incluso, fuera de lugar o formuladas a destiempo. La intención de pretender solucionar las cosas, va en muchas ocasiones  más allá de nuestros planteamientos, a veces ni eso. Los criterios que seguimos en nuestra reflexión, pueden no ser entendidos por carecer de la suficiente explicación o no estar debidamente desarrollados o ser  demasiado ambiguos… Cuando se desea que en el mundo nuevo que está forjando, todo sea diferente, todo sea distinto y cambie a mejor; los criterios serán tan diferentes, como tantas personas los formulen; habrá, sin duda, quien se auto proclame digno de diseñar en gran parte o en su totalidad el nuevo proyecto, basándose en cuestiones de representatividad, obtenida de una manera muy cuestionable y de más que dudosa legalidad. Si se parte, como se está partiendo de principios equivocados en su concepción, pues se prescinde de la opinión de la mayoría, se diseña un mundo por y para muy pocos elegidos… si es así, entonces, estaremos elaborando unas conclusiones totalmente erróneas o con grave carencia de idoneidad, un mundo efímero e injusto. Si nos comunicamos entre nosotros de una forma más eficaz y mejor planteada, se nos antojaría tan extraño el mundo que pretenden construir, que ya no tendríamos cabida en él. No se debe caer en el falso liderazgo, ni en la supremacía o prevalencia de nadie, pues todos tenemos derecho de pertenecer a esta comunidad nueva, se nos debe tener en consideración, aunque solo aportásemos una pequeñísima idea, esto es lo idóneo… no es comprensible que a causa de supuestas limitaciones, nos discriminen del ámbito de decisión o así nos lo hacen creer, argumentando nuestras numerosas imperfecciones o el desconocimiento de la realidad que nos rodea. Si damos crédito a este argumento, a la vez, propiciara e incrementara la dificultad de comunicación con nuestros círculos sociales más próximos. Pero existe un hecho incuestionable, si queremos un futuro para todos y con un destino sin envidias, sin recelos, sin excepciones, ni discriminaciones ya fuesen por idioma, nación, raza o cultura, religión, etc. Este futuro venidero se debería de construir entre todos, para que goce de un gran apoyo y aceptación.  Por ello es bueno escuchar las palabras que surgen del interior de las personas, nacidas fruto de la necesidad y de la experiencia; las más de las veces, lo hacen, pensando en las próximas generaciones, más que en la actual... que casi todos la dan por perdida, y ello, a pesar de ser la más preparada de todas las habidas hasta la actualidad. Cuestión en la que, si se me permite, discrepo, pues es esta nueva  generación y no otra, la encargada del diseño del mundo futuro, para ello hay que dejarles hacer, nos hará a nosotros mucho bien, y nos quitara una responsabilidad, que no nos corresponde asumirla en su totalidad. Porque nos podría ocurrir que, agotados como estamos por tantas problemas o cuestiones de índole económico, fruto de las angustias derivadas de la crisis, no nos queda tiempo para nada, menos para pensar; influidos, además, por una cultura materialista que nos ahoga en un mar de consumismo, abrumados por las deudas y además, se nos niega un futuro digno a todos, al menos esa es la impresión que percibo,  nos reconcomería la duda existencialista de si es ese mundo en verdad viable. ¡Sí! si concedemos a la gente joven esa oportunidad que precisan, en vez de condenarles al destierro y a la pobreza absoluta. Nos haría un gran bien que reflexionemos sobre  todo esto, seamos consecuentes con nuestras reflexiones, que reivindiquemos, en el nombre de la juventud y en el nuestro propio, el derecho a ese futuro; más allá de la presente crisis, que les ha impuesto la obligación de emigrar, si quieren tener una mínima oportunidad... El derecho les asiste para que construyan un mundo justo con la ilusión que ellos tienen,  con la esperanza compartida por todos, en la creencia de un proyecto de vida con futuro. Y si este viejo mundo agoniza, pues que muera y deje nacer a uno nuevo y más justo... no seré yo, quien les ponga trabas o zancadillas, porque todos tenemos el mismo derecho a vivir en circunstancias de dignidad y honorabilidad para todas las personas, sin ninguna excepción ¡para todas!

jueves, 21 de noviembre de 2013

Desinformación


   Conociendo como conocemos las últimas noticias que han sucedido en las últimas horas, nos resultaría fácil analizar la actualidad, hablar con propiedad, sabiendo lo que se dice, pero no… cuanta más noticias se conoce, más desinformado nos hallamos, la paradoja de la desinformación. Pero yendo más allá, podemos identificar a los culpables de esa supuesta “desorientación informativa”, los desinformadores profesionales que evolucionan con el mundo para llevar a término su misión. Si así lo queremos, nos encontraremos ante un mar de dudas; que en vez de disminuir, se incrementan cada vez que consultamos un periódico, un informativo etc… aunque, últimamente, se ha alcanzado cimas altísimas en el campo de la manipulación, motivada, sobre todo, porque nadie se cuestiona nada. Vivimos rodeados por el egoísmo, porque hemos levantado a nuestro alrededor un muro que en vez de protegernos, nos aísla de la realidad, provocando en nosotros un desorden moral sin análogo, porque lanza por los suelos nuestros valores, nos obliga a caminar en pro de un individualismo deshumanizante. En definitiva, que nos encontraremos solos y lo más grave, desinformados o lo que es lo mismo, desvalidos sin argumentos válidos. Sin embargo, nosotros no podemos estar siempre lamentándonos, no hemos de anunciar las desventuras de nadie, olvidándonos de las propias, debemos mantenernos en la esperanza. Conocemos cual fue el final de esto otras veces, pero ignoramos si ahora ocurrirá igual. Torres más altas han caído… pero las lágrimas que se han derramado por esta crisis están escritas con la sangre de todos los que estamos sufriendo sus efectos, especialmente de los más perjudicados, que son los que así mismo, más sufren. Hemos de advertir que el conocimiento de la realidad es preciso para entender las relaciones entre nosotros, es tan necesario como el hecho de respirar. Él que no se preocupa por conocer lo acaecido o referido en la sociedad y contrasta su veracidad, está condenado a ser considerado ganado ovejil y pastar en los pastos que le dejen, ¡si le dejan… claro esta! Él que se haya dejado manipular, sabiendo que todo es falso, ¡allá el! Siempre le trataran como un niño pequeño y le quitaran sus golosinas…Él se habrá consentido, pidamos que nosotros tengamos los ojos y oídos abiertos, que meditemos lo que nos cuentan como realidad… Para ello, hemos de descubrir la auténtica realidad y desenmascarar a los fuleros que trajinan sus farsas en medio de nosotros para confundirnos, enaltecer a aquel que siempre nos dice la verdad y nunca nos miente, pues no tiene motivo para hacerlo.

martes, 19 de noviembre de 2013

Agonico


   Muchas veces me pregunto si tendré más de lo que necesito o quizás si estaré viviendo por encima de mis posibilidades; no lo sé, pero la inmensa mayoría de nosotros apenas conseguiremos llegar a final de mes, si no nos esforzamos y hacemos un nuevo agujero al cinturón… ¡Yo quisiera ver las veces que pasan “fatigas” la clase dirigente!, pero no sé si verdaderamente estoy dispuesto a contemplar su ridículo proceder ante semejante afrenta. La disposición de ellos es nula, no están dispuestos a “probar”; los experimentos en casa y con gaseosa… Si a ellos no tienen la premura  de la necesidad, ni les aprieta las deudas… para que van a molestarse, quizás así aprenderían y comprenderían que la única oportunidad de tener nosotros un futuro, está en sus manos. Quizás yo he creído en ellos en demasiadas ocasiones, y quizás ya va siendo la hora de ser valiente, de quitarles la máscara, de verles su verdadero rostro, de pedirles soluciones y de invitarles a que vean, a que compartan nuestras penurias… para que de este modo puedan decidir pero con conocimiento de causa. Aunque no sea muy de su agrado tal visita. Que ella, les lleve al convencimiento de que la necesidad de brevedad para hacer cualquier acción es total. Esta empezara con la renuncia si fuese menester a cuestiones ideológicas en pro de la buena praxis, redistribuir los ingresos que se obtienen fruto de la imposición a la riqueza, defender a los más débiles, aunar esfuerzos, tener la firmeza para afrontar la resolución de hacer justicia, corrigiendo los errores ya pasados, pero aún pendientes de enmendar. Es tiempo de soluciones, no de conflictos, no de dialécticas con léxicos que no llevan a ninguna parte, no queda mucho tiempo, nos fallan las fuerzas. Quizás se les esté pidiendo demasiado, y que lo hagan con rapidez les viene grande, no lo sé; son las viejas reivindicaciones de siempre, pero que nunca se abordaron, ni se ponen en su “orden del día”. Yo no quiero excusarles, ni hacer de sus palabras, oídos sordos; necesito convencerme que en realidad nos quieren ayudar, que lo están haciendo. Nada hay más deseado y querido por mí, creer que los que tienen el poder para cambiarlo todo, se convenzan de esta triste realidad que últimamente vivimos todos los días y que de una vez se decidan ayudarnos y lograr que el fin de esta crisis llegue también para nosotros, con la misma consistencia que pregonan a los cuatro vientos que ha llegado para ellos.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Exigencia


 Se acerca el final de año, estamos ya en sus postrimerías, en los días previos del gran consumo que traerá aparejado la celebración de las fiestas de navidad. Por lo tanto hay que ir pensando en elaborar el balance de nuestra labor, de las acciones que se han desarrollado durante este periodo y extraer las conclusiones que estimemos oportunas. Valoraremos si se han cumplido los objetivos marcados para este ejercicio o se han incumplido y las razones de ello. Es el final de un periodo marcado duramente por la escasez que provoca la crisis. Con los mínimos recursos que disponemos, habremos actuado de una manera correcta o no, según quien lo valore... Nos habremos equivocado, sin duda alguna, pero no era esa nuestra intención. Desde un principio hemos querido ser coherentes con los principios de nuestra entidad, con aquellos valores que queríamos resaltar. No se ha obligado a nadie a colaborar o participar con nosotros; tampoco, deseamos o pretendemos ser injustos, atribuyéndonos méritos o trabajos que no son propios, que los han efectuado otros para nosotros, por ello se lo reconocemos a cada uno de los que han trabajado para la consecución de nuestros proyectos. En el mundo de la discapacidad no nos movemos motivados por tener más simpatía o nos quedamos paralizados por la antipatía que nos puedan inspirar las personas con las que gestionamos nuestros proyectos. Sin embargo, tenemos presente que al depender de otros la concesión o no de las ayudas necesarias para nuestros proyectos, renunciamos a gran parte de la libertad de acción, motivada por ciertos condicionantes. No podemos permitirnos el lujo de rebatirlos, son los que nos imponen la administración competente de conceder la ayuda. Debemos aceptar su concesión sin más, sin sentirnos fracasados, ni arrepentirnos, ni ocultar el resultado como si fuese una derrota. Es un éxito para la entidad, ello significa  que debemos alegrarnos por el resultado. Se solicitó por propia y libre decisión, motivada por el posible beneficio para aquellos a los cuales representamos. Las personas, que confían en nosotros, son de todas las condiciones sociales o económicas, Con la fuerza de su confianza y nuestro empeño, que algunas veces roza la cabezonería, nos reunimos con quien fuese menester, y si fuese preciso con luz y taquígrafos, pues no hay nada que ocultar. Si las necesidades que tenemos estuviesen cubiertas, no habría razón o justificación para existir, no valdría la pena el esfuerzo por innecesario... Entonces, si existimos y cubrimos unas necesidades que las administraciones no quieren o no pueden llegar ¿Para qué tantos requisitos? ¿Para qué tantas obligaciones? Sobra, desde luego burocracia y falta eficiencia… Nosotros somos claros y transparentes; ponemos a disposición de todos el resultado de nuestras acciones (de índole social o económico) sin ocultar nada, ni de nadie….Si todos obrasen de igual manera, entonces veríamos quiénes son legales, honrados y quiénes no. Los proyectos no se financian por si solos, ni las personas que son beneficiarias de ellos tienen recursos económicos para permitírselos, pero les son necesarios… ¿deben de renunciar a su logro? ¿Y a todas las demás cosas? Seria para mí un “Día de alegría” aquel en el cual no exista la necesidad de esta o cualquier asociación, porque significara que todas las necesidades de las personas con discapacidad estarán cubiertas. Ese sería el día de nuestra disolución… No queremos parecer, ante la opinión pública, como pretenciosos o insaciables, que nuestra ambición no tiene límites; cuando la verdad es que somos aun precisos  para hacer posible y real ese sueño de igualdad, de accesibilidad y diseño universal para todos, eliminando toda barrera fuese física o psiquica. No se puede estar constantemente improvisando, poniendo parches a un sector social tan amplio, necesitado y carente de recursos, como es la discapacidad. Hay que comprometerse con nosotros, pero para darnos una solución, no unas promesas a sabiendas que no se van a cumplir. A las personas con discapacidad yo les pediría que no se dejen engañar, y a los que les engañan, también les diría ¿Estáis preparados para cumplir vuestra promesa ahora? Recordar la palabra que empeñasteis y cumplirla, es toda nuestra exigencia, que no es poca.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Vida plena


  Vivimos en un mundo que se ve abocado hacia la cultura del materialismo, son muchos quienes viven y actúan solo para la obtención de los bienes, olvidando otros valores que son tan precisos como el comer, está bien que se persiga algunos bienes que son prioritarios: comida, bebida, un techo, incluso entrarían sus “vicios” y poco más… Otros solo viven para sus negocios: compran, venden, siembran, recogen, construyen, derriban. Pero con un punto de mira tan corto, que relegan su máxima aspiración a atender sus negocios o intereses, dando como resultado, que toda su energía se orienta a conservar esa arcaica forma de vivir, creyendo así, que protegen e incluso incrementan sus posesiones. Pero bajo mi punto de vista es conformarse con una concepción de la vida que perece por caduca e inoperante, y a la vez, cercena el desarrollo de la propia personalidad y obstaculiza su construcción como ser humano, llevándole a una frustración de la que es difícil salir, incluso a veces, esta depresión, le disfraza de persona sórdida y roñosa para tratar de ocultar la impotencia de su actitud. Pero nosotros cuestionamos ese modo de vivir, lo hacemos mediante unas preguntas que requieren una respuesta eficaz y contundente, que sea capaz de resolver las dudas razonables que plantean seguir esa dinámica en la vida, ¿Quien vive por y para sus bienes? ¿Quién teme perder lo que consiguió?; y si tiene ese temor a perderlo, ¿Cómo lo conservará? ¿Qué estaría dispuesto a hacer para conservar ese patrimonio? Profundizando en estas preguntas, ¿Qué es lo que se quiere insinuar? ¿Perderemos, acaso, nuestros bienes? La respuesta es lógica, ¡No!, en absoluto, los bienes siempre serán nuestros, nadie nos los quitara o se apropiaran de ellos inadecuadamente, siempre estarán aquí, son nuestros; más nosotros no somos eternos, sino efímeros como la vida misma. Quienes presumen de tener todas esas cosas, aunque ahora les sean de mucha utilidad, y muestren su poder y fortaleza, no les servirán de nada, no les evitaran el final que será, quizás, lo único que compartamos. Más con una diferencia fundamental: quienes anteponen los valores materiales al desarrollo de su propia personalidad, se perderán en el olvido de los tiempos, nadie hablara bien de ellos cuando hayan muerto. De hecho, ¿quiénes son los que temen por su vida? solo aquellos que han desperdiciado su vida y la han vivido exclusivamente para sí mismos, son aquellos que viven ensimismados, encantados de haberse conocido, cerrando los ojos e ignorando por completo los sufrimientos de los demás que le son ajenos y no hacen otra cosa que no sea incordiarles. Es evidente que toda vida se ha de acabar necesariamente, y de nada servirá haber vivido, si se ha estado en soledad, siendo tacaño y gruñón al estilo de míster Scrogee.... Toda vida, por ella misma, no vale nada si no va acompañada del crecimiento personal, que marche acompañada de una exuberancia de ideas, de una madurez en el razonamiento y como consecuencia desembarque en la compresión del sufrimiento ajeno. Por el contrario, si se fomenta el odio, el egoísmo, y se recluyen en la indecencia, en un intento constante de poseer cuanto más mejor y si es posible lo ajeno…única y exclusivamente para su deleite y gozo, para engrandecer su ego. Habrá sido, está, una vida vana, vacía de contenido, estéril... Por este motivo, todos las personas de bien, siguen como modelo una vida plena en la que comparten generosamente sus aspiraciones, sus ilusiones, sus penas, sus alegrías… y sus bienes que ponen al servicio de los demás de múltiples maneras, pero nunca con la intención de aprovecharse de ellos, menos aún en los tiempos que corren, que son tiempos de crisis. 

viernes, 15 de noviembre de 2013

Relevo generacional



   Hay una cosa que me tiene obsesionado de un tiempo para aquí, como si fuese una sutil mezcla de interés, curiosidad, miedo... ¿Cuál es el momento adecuado de retirarse? sé que eso, no se lo debe uno aún de plantear, se debe estar activo mientras las fuerzas y los sentidos acompañen… Sabemos de la dureza del camino recorrido, con sus alegrías y sus penas, con la falta de medios, pero con un entusiasmo desmesurado que cubría la ausencia de estos....Desconozco que me deparara el futuro, aunque me preocupa, no es cosa que me quite el sueño, pues es inútil por ser totalmente imprevisible. La única certeza que tengo es que no se nada, como diría el filósofo griego Sócrates… Pero algún día hemos de parar, lo queramos o no… será por el cansancio, la ausencia de ideas o bien porque nos veamos obligados a abandonar: por las enfermedades, por la senectud o por falta de movilidad, que haría de nosotros un estorbo más que una ayuda. Puede venir súbitamente, sin avisar, pero, para mí, esta circunstancia no será un suceso novedoso o repentino, ni me cogerá por sorpresa. El cuándo es lo que si permanece en el misterio, podría ser mañana mismo ¿Quién sabe? Las enfermedades sufridas y sus huellas me dan una pista fiable, pero dada la dificultad de prever su evolución, con un margen creíble de acierto en el diagnóstico, son estos factores múltiples que se escapan de mi control. Lo que tengo claro es que ocurrirá con toda seguridad. Mi última acción, será para mí algo singular y sin duda inolvidable. Aunque es un momento por mi temido, es también, en cierta forma, deseado. Desde que comencé en el mundillo del asociacionismo de la discapacidad, tenía la disposición de participar activamente en él, por pura vocación y modestamente, creo haber contribuido a su desarrollo, con lo poco que se, que conozco o lo poco que he podido aportar buenamente, pero he de confesar que he aprendido mucho de personas doctas ya en esta materia y con muchos años de experiencia que les avalan. La única preocupación que me queda es la supervivencia de este sector, que todo este esfuerzo se pierda… Aunque siempre habrá personas con una necesidad especial de ayuda incondicional, creo, que si existe demanda, también habrá personas dispuestas a ofrecerla. Es en ese camino donde coincidirán plenamente con nuestros objetivos. A estas personas, se les puede comenzar, sin esperar más, a hacer partícipes de nuestras acciones. Al principio, seguramente, se sentirán un poco confusos o perdidos sobre el sentido que les mueven a participar en estas acciones. Sabemos, que les costara adaptarse, pero ese “gusanillo de inconformidad “que llevan dentro, hará posible que el deseo de cambiar el mundo se cristalice en realidad, hecho que comparten con nosotros. Más ellos tendrán otra visión distinta del mundo, y obraran en esa dirección, no nos corresponde a nosotros cambiarle sus criterios, son los que actualmente se están configurando en su mente. Si de verdad queremos que la juventud nos releve, hemos de comenzar a hacer posible ese cambio, delegando algunas funciones en ellos. Si pretendemos, para cuando llegue el momento del relevo definitivo, estén suficientemente motivados y preparados, enseñémosles como si fuesen alumnos nuestros,  y cuando ellos aprendan a moverse y comprendan a la perfección este mundillo, si todo va bien, se transformaran en nuestros maestros. Hay, por otro lado, un momento intermedio, muy peculiar, que es cuando toman la iniciativa, planifican y desarrollan unas acciones tan grandes y motivadoras que harán empequeñecer cualquier acción que hayamos realizado nosotros con anterioridad, se habrán ganado  el derecho a capitanear esta nave, se habrán ganado el corazón de cada uno de nosotros y la sociedad los reconocerá como un valor añadido. Es justo en ese momento cuando se hace presente la idoneidad del relevo. A nivel personal y por propia experiencia será todo un placer y un orgullo cederles el testigo, como nuestra de continuidad de algo que tanto representa para mi. Es aquello que todavía no ha llegado, pero esta por venir, será a partir de entonces una realidad, palpable y plausible. Por lo tanto, apoyemos a la juventud, que nos revistamos y nos revitalicemos de esa ilusión, de ese forma de hacer las cosas… de volver a edificar unos cimientos donde impere la igualdad, la lealtad y la Justicia social.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Por solidaridad


    
   Si alguna vez perdemos la paciencia, estaremos abocados a la ansiedad, que se manifestara como consecuencia de la impotencia, de las congojas y de la crispación que nos hace sentir esta crisis económica. Tenemos la necesidad de contar con alguien,  que, a la vez, nos sirva de pañuelo de nuestras lágrimas y que sintamos su apoyo incondicional. Mirando la vida con cierto aire realista, nunca melancólico, a nuestro alrededor existen tantos marginados como situaciones que propicien esa marginalidad…Esas situaciones nos dificultan y entorpecen para encontrar una solución viable que propicie la integración social, una solución que satisfaga por igual a todas las partes de este mal llamado conflicto social... En tiempos pasados, las personas en situación de marginalidad formaban una especie de gueto, Vivian aislados del resto de la sociedad, formaban una bolsa de marginación de donde era difícil salir. De hecho, no se podían relacionar en igualdad de condiciones con el resto de la población, ni aspirar a los mismos servicios sin arriesgarse a ser mirados "por encima del hombro", les era imposible dotar o adquirir una educación para sus hijos que les permitiesen salir de aquella situación.  Pero si tenían las mismas e incluso más obligaciones para con la sociedad; pagar impuestos, hacer servicio militar etc. Utilizando nuestra imaginación, podemos viajar hacia ese tiempo y reproducir con toda fidelidad aquellas imágenes de mendicidad, de exclusión que protagonizaban los marginados de aquella época. Hoy por desgracia, siguen existiendo y siguen igualmente marginados: inmigrantes, drogadictos, delincuentes, enfermos de sida, gente en el paro, personas con movilidad reducida, pobres...etc. Lo poco que se había logrado avanzar, se perdió de un plumazo con el estallido de la presente crisis. Nosotros queremos que se restablezca su dignidad, si es que alguna vez se le reconoció tal,  que se remedie, en lo posible, sus sufrimientos, que, igualmente se resuelva o agilice sus dudas, sus problemas o tramites burocráticos. Para ello se nos pide, a todos nosotros, nuestra colaboración, que cooperemos de una forma altruista, valiente, eficaz... todo por solidaridad.  Además, debemos hacemos más presentes en cada acción que se emprenda en la lucha contra la exclusión, contra la discriminación ¿Alguien Sería capaz de negarles la compasión? Seguro que habrá algunos, más los que respondan que no, lo deben hacer por compromiso, nunca por lastima, ¿Sabemos valorar la eficacia de la integración social? Yo creo que no, para responder a esta cuestión debemos hacer una reflexión profunda y sosegada, valorar con eficiencia las acciones que se han llevado a cabo y observar su impacto social, si se han cumplido los objetivos marcados o no, las dificultades o resistencias encontradas…etc. ¿Invitaríamos a la persona marginada a nuestra casa? ¡Ah, eso sí que no!, por qué motivo les voy a invitar a conocer mi hogar, mi familia; yo con ayudarles, socorrerles ya he cumplido… Nuestra lucha no es solo remediar un poco su penosa situación económica sino sacarles del núcleo de marginación. De hecho, con sólo sacar a uno de ellos de ese círculo ruin, sería motivo de gozo, pero nunca de plena satisfacción. Se echa de menos una razón que mueva a la sociedad en esta lucha, que les conmuevan, que facilite su implicación. ¿Qué ha de pasar para que así suceda? No lo sé, seguramente una catástrofe. Mientras tanto, ¿Podemos negar el hecho de prestar apoyo a otros? Podemos y debemos implicarnos, aunque sea de forma altruista, aunque fuese de forma anónima, existen multitud de causes que así nos lo facilitan… Al igual que alguna vez damos gracias por nada, simplemente por educación, aún sin tener motivo para ello. Otorguemos con generosidad nuestra solidaridad; es, sin duda alguna, lo mejor que tenemos cada uno, y nos aportara una experiencia vital que hará que podamos sonreír cada día.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Todo acaba bien


    Ya ves todo acaba bien… estas palabras que parecen las correctamente indicadas para el final de cualquier cuento, son las que últimamente se pronuncian sin cesar desde sectores gubernamentales y Cía. Si en otras ocasiones hemos pecado de ingenuos, se nos ha engañado como si fuésemos niños y viviéramos de nuevo en aquella tierna infancia; Ahora tenemos un sexto sentido, que nos advierte del mal que en otras ocasiones nos han hecho solo por pecar de confiados. Escandalizados como estamos de las falacias con las que nos quieren embaucar, no es por inquietar a nadie, ni por meter barza, nada más lejos de mis intenciones; simplemente desconfiamos porque nos han mentido tanto... que nos suele extrañar que ahora nos digan la verdad ¿será o no será? Depende de lo que cada cual entienda como definición correcta de la veracidad; “donde dije digo ahora es…” esto sería una rectificación; más no tenemos la intención de volver a tropezar… Muy cierto que hay indicadores que reflejan una ligera mejoría pero, ¿Para quién? Como se puede afirmar que la crisis ha finalizado, cuando la pobreza se extiende cada día más ¡no, no quiero caer otra vez en esa trampa! La de los brotes verdes… Al niño que llevamos dentro todavía hay que tenerle mucho respeto, y ¡ay de aquél que de cualquier manera le intente volver a engañar! Si lo hacen, nunca volverá a confiar en ninguno esos fuleros, sería una imagen muy elocuente y esclarecedora sobre su verdadero rostro. Introducir la falsedad de manera repetitiva es un escándalo, un bochorno para todos nosotros pues nos toman por imbéciles… Demostrémosles su equivocación, echémosles un jarro de agua fría, enseñémosles que no les creemos y la indiferencia que sus palabras nos provocan, ello será para ellos el peor castigo. ¡Pobres de nosotros si nos dejamos engañar otra vez! “la primera vez que me engañaste la culpa fue tuya, la segunda es mía”. Y además hay muchas otras formas de fastidiarnos: con la ambición sin mesura, con querer el triunfo a toda costa, por solo dedicarse a sus menesteres, que satisfacen únicamente su ego. Nos pide que les eximamos del daño ocasionado, por tantas falsedades vertidas, pero ya no les creemos, aunque solo sea por el sufrimiento innecesario que nos han causado, si es verdad que estén arrepentidos, cuestión que habrá que poner en cuarentena, ¿Dónde se aprecia la recuperación? Si la hay de veras, el mérito se lo reconoceríamos tan pronto la advirtiéramos... El termómetro de la recuperación esta aun frío, sabemos que se pondrá al menos tibio, pero ¿a qué precio? Es este un “estado de desánimo generalizado”, fruto de la inoperancia de quien tiene el poder, contando, como aun cuentan con una mayoría suficiente. Han malogrado esa confianza que se les “presto”, porque han recortado solo un lado de la balanza y eso la ha desequilibrado de forma pasmosa, así lo expresan todos los que estamos sufriendo los efectos negativos de la crisis, “pretender que les creamos es mucha pretensión" ¡ojala tuviésemos esa inocencia perdida! Nos hubieran pedido el cielo y hubiésemos volado… pero la inocencia fue violada con el primer engaño y ahora solo decimos “nunca más…”

martes, 12 de noviembre de 2013

Ayuda para Filipinas


   Ante las recientes catástrofes naturales ocurridas sobre todo en Filipinas, desde aquí os invito a una reflexión para considerar cual ha de ser nuestra actitud, ¿nos conmueve tanta destrucción, tanta muerte? Las personas solidarias hemos de cumplir con nuestro deber, sin esperar a ningún llamamiento oficial ¿Acaso somos indiferentes porque  ya hemos realizado un donativo? No, pero no obstante, ese no es la última acción que podemos realizar, siempre debemos estar al servicio de todos, especialmente al de los más necesitados. En un mundo globalizado, donde están muy repartidas las miserias, también está muy repartida la solidaridad, tenemos, pues, la “obligación moral” de ofrecer nuestra ayuda, nuestros medios… ¿Qué más puedo hace yo? porque hemos visto el sufrimiento ocasionado, porque hemos escuchado sus peticiones de socorro, se ha comprobado la degeneración personal a la que lleva la carencia de todo. Nosotros, tenemos muy poco para ofrecer, más no debemos afinar tanto las cuentas. Sino aportar, en la medida de lo posible, lo que cada uno buenamente pueda, es más que una voluntad, nuestro deber. Son muchos más que necesitados, son personas…, debemos cumplir con ellos, sabiendo que nuestro esfuerzo económico es minúsculo, por circunstancias obvias. No se busca dar con la solución, no está en nuestras manos, sino aliviar en la medida de lo posible, las necesidades apremiantes de quienes lo han perdido todo, incluso la vida de sus conocidos, de su familia, de padres e hijos… Por ello les ayudaremos  gozosamente y porque ante todo, lo poco que aportemos, en circunstancias tan terribles como lo son estas, lo haremos de corazón, pues se dedicara a socorrer a nuestros semejantes…Para nosotros debe ser un signo de hermandad entre los pueblos, por eso, no debemos dejarnos llevar por la tristeza, ni mucho menos donarlo con desgana, sino con la alegría de aquel que desea aminorar esas penurias. Debemos tener presente que nuestras limitaciones son muchas, por la crisis económica y la carencia de recursos propios…. Por ello también podemos hacer presión social, para que se les envíe la ayuda que tanto precisan. Dediquemos aunque solo sea un minuto a formular esta petición a quien corresponda. Ignoro quien o quienes son los competentes, lo que si se, es que las ONG´S por si solas son insuficientes, ante la magnitud de esta catástrofe, que es en realidad un estado de “calamidad absoluto” de destrucción total. En nuestro pensamiento encontramos, el secreto que da fuerza a nuestro auxilio;  que es insuficiente, lo sabemos, mas no se puede desechar nada por poco que fuese, cuando lo que impera es la necesidad absoluta… de todo y para todos.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Indesiciones


  Los insolidarios ponen en duda o ridiculizan, cada vez que pueden, las razones que nos mueven a otras muchas personas para ejercer esa labor altruista y desinteresada como es la lucha contra la exclusión social y la pobreza. Nuestra principal creencia es hacer de este mundo un lugar mejor, creemos que ello es posible. Después de todo, esta es, una reivindicación defendida por todos los segmentos sociales y como no, la motivación principal para nosotros. En el ambiente de crispación provocado por la crisis económica, Se deja vislumbrar una mentalidad cambiante, que tiene como origen las necesidades más imperiosas de los más desfavorecidos. Es esta, una demanda que se formaliza, con todo el derecho que puede asistir a cualquier persona, con las dificultades extremas para su consecución. Mas existen, como no, personas que no solo cierran sus ojos u oídos, sino que ademas se dedican a difamar a cualquiera que piense distinto de ellos, se dedican a tender una trampa dialéctica con la que pretenden descalificarnos, divulgando un falso rumor consistente en llevar a un equívoco a la sociedad, la desinformación se instala con sus rumores, y hace, a su vez, que se incremente la duda sobre nuestra verdadera motivación. Si con el ejercicio de nuestra labor obtenemos beneficio económico o no. Piensa el ladrón que todos son de su condición" que nadie hace nada a cambio de nada; dudas que todavía hoy se mantienen…Sentirse participe de la lucha por la justicia social es como una prolongación, de nosotros mismos, es otra forma de vivir, es intentar librarnos de una existencia banal. Ello va en contraposición con las comodidades que ahora gozamos y que a algunos les cuesta renunciar.  Una cosa es creer en la justicia social y otra diferente es aplicarla. Por este motivo, nos calumniaran, faltándonos al respeto, trataran de discriminados, que no participemos en cualquier evento social, trataran de acallar nuestra voz. Todo por la inacción y la dejadez de aquellos a los que se les toca “la moral” y además, no les duele el así reconocerlo. Finalmente, nos ridiculizaran hasta el extremo, para de esta forma desautorizarnos ante la opinión pública. La respuesta de nosotros ha de ser clara y concisa “a palabras necias, oídos sordos…”. Con ello, sin pronunciar palabra alguna, queremos hacerles entender la solidez de nuestra posición, pues nada, ni nadie nos hará cambiar de actitud. No existe razón lógica que explique el empecinamiento en mantener su crítica hacia nosotros. Lo que sí perdura y llegara a su máxima plenitud es nuestra insistencia, en pedir la colaboración de todos, pues para nosotros, todos son importantes, lo que hayamos logrado sera en beneficio de todos, será nuestro auténtico premio… En el cual brillara la concordia, la fraternidad, la necesidad de justicia social y de la verdad...Confiar en que todos acudirán con presteza a nuestra llamada, es una utopía, nos damos cuenta que en la vida hay distintas clases de personas. Pero para aquellos que niegan con rotundidad su colaboración, será la misma vida quien les pondrá, sin duda, ante una difícil tesitura, ante una situación, quizá, dura en exceso. ¿Estarán legitimados para pedir la ayuda o colaboración de alguien? Sin duda que no, pero al contrario de ellos, si acudiremos todos, pues nosotros no tenemos ese perfil canallesco... mientras tanto hay que dejarles vivir sumergidos en la indecencia de sus miserias; Nosotros procuraremos salir a flote y salvar de este naufragio, a cuantos se pueda.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Hablando de sentimientos


   A veces olvidamos que los sentimientos no pueden ser ocultados o arrinconados en cualquier lugar de nuestra mente, como si fuesen un juguete roto, algo que carece de toda utilidad, como si se pudiesen sacar cuando nos fuese preciso y ocultarles cuando nos apetezca. Quien tiene sensibilidad no puede apagarla es una luz tan intensa que brilla por sí sola, independiente de nuestros deseos…. El sentido que tienen nuestras emociones no está hecho para gozarlas o sufrirlas uno mismo en soledad… Se han de compartir, de lo contrario carecen de toda importancia o relevancia. Desde tiempos pretéritos, el ser humano ha sentido la necesidad de hacer partícipes a su entorno social de aquellas sensaciones, para él novedosas, ya le provocase alegría, placer o fuese de dolor insoportable. El hecho de compartir esas sensaciones hace que se favorezca el encuentro personal y social. Si no existiese o se buscase una compañía cómplice, de confianza, habría que inventarla. En un principio se duda, de compartir lo que se siente, da cierto reparo o vergüenza… pues no se tiene la certeza del contexto de ese sentimiento, las sensaciones suelen ser confusas, nos transmite falsas señales y muy a menudo engañosas, pues son motivadas por la química corporal más que por un deseo de encuentro con alguien. Con el paso del tiempo, comprendemos la diferencia entre lo que, se supone, una atracción física y la verdadera necesidad, la emoción de compartir los sentimientos, las sensaciones… en una palabra nuestro futuro. Es entonces cuando se construye una de las pasiones más elevadas a la que él se humano puede aspirar, la similitud con otro ser, se sube el listón, se sube de nivel. También se invierte más tiempo en el conocimiento mutuo, y es así como las personas, con el paso del tiempo, comprendemos que la verdadera libertad no está en preservar nuestra propia identidad como individuo, sino en compartirla. Somos seres sociales e interdependientes los unos de los otros, no hay nadie que se pueda definir como auto-suficiente. Es este, pues,  un denominador común de todas las personas, “Buscar nuestra media naranja “y por eso necesitamos tener alguien que nos sirva de consuelo, que sea el pañuelo de nuestras lágrimas, que sea nuestro cómplice, que nos conozca perfectamente, que sepa de nuestras virtudes, pero a la vez de nuestras debilidades y nosotros les conozcamos de igual manera, que incluso conozcamos lo que van a hacer o decir antes que lo hagan… conocerles “como la palma de nuestra mano”. La importancia del conocimiento mutuo es superior a cualquier otra razón, pues en realidad es la cimentación sólida y efectiva de una relación, además, de ella depende la viabilidad de esta. Mas no podemos perder de vista el verdadero origen de nuestra esencia, la familia, lugar de encuentro de todas las personas que más nos importan, (hermanos, sobrinos, hijos, nietos etc.) Es, por así decirlo, nuestro auténtico nido, pues siempre que hablemos de la familia y mencionemos el hogar paterno, nos referiremos a él como “mi casa”, con esa determinación de posesión, como si siempre fuera nuestra y nunca la hubiésemos abandonado. Por la lógica de la vida, tenemos que fundar otra familia, pero sin olvidar la casa de nuestros padres… gracias a ellos, a su entrega, al sacrificio que han hecho por nosotros, hemos logrado llegar a la madurez, a ser y sentirnos personas. Tenemos contraída una deuda con la vida, con nuestros progenitores… La pagaremos en las personas de nuestros hijos, que a su vez se transforman en otro eslabón primordial de esta larga cadena llamada vida. Por esta razón, la reflexión de hoy nos recuerda que cada persona es sumamente importante, y no podemos abandonarle, ni usarla como si fuese una “ruilla” un trapo viejo. Somos y transmitimos los sentimientos que alberga nuestra alma, herencia recibida de nuestros padres, de forma altruista y gratuita; que, a su vez, recibirán nuestros hijos de la misma o igual manera.

viernes, 8 de noviembre de 2013

¿Hasta donde?


   Reflexionando sobre algo que me sorprende, lo bien que les va en sus negocios a las personas malvadas. Lo consideramos injusto e inadecuado, si solo nos dejamos guiar por las apariencias. Ciertamente, no seré yo quien proponga que seamos injustos, que primemos el beneficio personal al ajeno en nuestras acciones, y menos aún en relación con las personas más necesitadas. No se trata, por tanto, de halagar a quienes se dedican a estafar o embaucar de alguna forma a sus congéneres, eso es un abuso de la confianza, aparte de ser una actitud delictiva. Lo que quiero manifestar es más que nada, una queja por las facilidades que se le otorgan a este tipo de personas, la falta de verdadera ética por parte de quienes debieran de ponerle freno en sus pretensiones.  Todo ello nos muestra que las aspiraciones personales de cualquiera de nosotros continúan, a pesar del sufrimiento pasado, teniendo las mismas aspiraciones de grandeza, sin límites...Ósea, como siempre. Cuando hablamos de tráfico de influencias, de corrupción, de enriquecimientos indebidos, de falsificación de documentos... y no se les castiga, sino que causan admiración, cual “tempranillo” en la época de los bandoleros… estamos propiciando que estas actitudes, tengan poco o nulo castigo y al final el premio del botín robado o estafado a todos, con más o menos maña, según sea el sujeto en cuestión.  Pero la pregunta que se plantea es peliaguda: ¿Acaso pensamos que nos pueden engañar con esa falsa apariencia de honestidad?, Y, si les tenemos por hábiles y astutos, ¿Estamos interesados  en que caiga sobre ellos el peso de la ley? Es frecuente la ambigüedad en nuestras respuestas. Tanto que a veces confundimos lo que es la riqueza legitima, con la que se obtiene por métodos poco ortodoxos, por decirlo de algún modo. ¿Cuál es nuestra ética en esta cuestión? Debemos examinar nuestros valores para conocer hasta dónde podemos permitirles sus robos, sus engaños, su usura disfrazada de préstamo…está en juego nuestra conciencia… ¿se les debe perdonar si devuelven lo afanado? La justicia es un anhelo continuo, Si dejas de creer en ella, si callas tu voz… camparan a sus anchas, haciendo y deshaciendo a su antojo ¿es ese nuestro deseo? Quizás tendremos que plantearnos cuál ha de ser nuestra respuesta ante su astucia, es decir la forma de sincerarnos con nosotros mismos. En la vida tenemos siempre varias opciones: entre honradez e injusticia, entre fidelidad e infidelidad, entre ser malvados o hacer el bien…Es cuestión de nuestra elección.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Duros de corazón


  Es toda una alegría y una satisfacción la que nos muestra la ternura de las personas que se permiten “el lujo” de procurar el bienestar, el sustento de aquellas personas que han caído en la desgracia del paro y con ello en el camino de la pobreza. Es volver a vivir la fraternidad que nunca debió de perderse. Nosotros no podemos cambiar el mundo, pero si hacerlo más acogedor, más humano si se me permite la expresión. Y si lo intentamos, lo haremos acogiendo a todos los que con plena confianza y abrumados por la necesidad, se acercan a nosotros para pedir nuestra ayuda. Ya que , si bien, no encuentran remedio a todas sus penurias, si hallaran un hombro donde llorar y compartir sus penas. Al igual que un médico es necesario para sanar las dolencias del cuerpo, también ellos necesitan alguien que les escuche, que se solidarice con ellos, que sienta sus problemas como si fuesen propios, Algunos "pudientes"dando una pequeña limosna se creen que ya han cumplido sus deberes sociales, se creen generosos, pero no sienten ninguna necesidad  de comprometerse, de solidarizarse con los pobres o necesitados, y si fuese por ellos, les daría igual que un rayo les partiese a todos, que desaparecieran de un plumazo, incluso, es doloroso decirlo, sentirían placer y alivio. Si nosotros, a pesar de carecer de todo, no nos sentimos conmovidos, nos entristece todas sus desdichas, entonces ¿Quién les podrá socorrer?, ¿Quién atenderá sus demandas?  Nosotros mismos, nos sentimos orgullosos de esta forma de pensar y de actuar en concordancia: Prestaremos nuestra voz, nuestra palabra se transforma en un grito de auxilio… Pensamos que no es necesario dar un toque de atención, porque todos, creemos nosotros, sienten la misma angustia en su pecho, mas es falso. Algunos tendrían que pedir perdón, por su comportamiento, por su desidia, por su quietud... no quieren obrar como lo hacemos nosotros, están en su derecho, pero ellos tienen posibles, bienes para hacerlo. Sentirnos como si ellos no fuesen de este mundo, nos han abandonado a la “buena ventura”. Nos da vergüenza ajena, ya que van de “buenos”, se atreven a pedir perdón, parecen que sienten compasión, pero solo es “de boca para fuera”... Y cuánto hacen algo, por muy minúsculo que sea, Tenemos la obligación de estarles agradecidos por sus molestias… ¡Si solo han dado unas migajas…! Decía mi madre ¡Dios mío cuanta calavera habrá el día del juicio! Y es verdad, cuanta hipocresía, Cuántos desagradecidos hay en la vida. Más también hemos de sentir lastima por ellos, no quieren a nadie, y a su vez no son queridos… ¿se puede ser más pobre?¿se puede estar más necesitados? La soberbia les domina y les hace menospreciar todo lo que de verdad tiene valor en la vida. Nosotros con no seguir su ejemplo, con estar llenos de humildad, de humanidad, incluso para perdonarles su lujuriosa y ociosa vida, para no contagiarnos de esa enfermedad que mata lo poco o mucho de persona que aún les queda, alejarnos lo más posible de esa soberbia. Aprendamos la lección que la vida nos quiere enseñar, por lo necesitados y también por nosotros; Solos no podemos combatir la injusticia, pero dice el refrán “Más vale solo que mal acompañados”... Por ello debemos de abrigar un gran gozo cuando se puede hacer un bien por alguien, pues también se dice “haz el bien y no mires a quien”. Al menos eso intentamos, ¡ojala! y lo consigamos, no para merito personal, sino para aliviar la tremenda necesidad que existe.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Otro camino


   Alguien ha de señalar el camino a seguir, al andar delante de los que le siguen, debe servir para quitar muchos obstáculos, allanar las vías, enseñar y aprender a hacer acciones nuevas. Ésta es la finalidad del que ejerce el liderato: es sugerir a quienes le siguen el modo de proceder, a quienes socorrer, a quienes ayudar…Nunca imponer, siempre consensuar. Seguir las huellas de estas personas, es tratar de imitarles, pensar como ellos, vivir como ellos... Las personas que le acompañan en esa “dura travesía”, han de aprender mucho, pero a la vez han de servir de modelo que inspire a otros muchos más. Esto se enseña con hechos, acompañadas de bellas palabras, que describan y convenza a quienes dudan de la conveniencia de lograr esos objetivos.  Se ha demostrado claramente que con una actitud positiva se marca claramente la diferencia, entre lo Absoluto o lo relativo. Lo absoluto no admite discusión, es una cuestión cerrada; lo relativo es según quien lo vea o lo cuente, está abierto a cualquier interpretación. Se ha comprobado, en primera persona, la eficiencia de la justicia social, que es, sino el primer valor, uno de los primeros de nuestra lista. Hemos admirado la relación que existe entre la dignidad y la confianza, el respeto ganado con las acciones contra la pobreza radical. Esto es un hecho, por encima  de cualquier ideología, de todo vínculo (familiar, social, etc.), La preocupación que ocupa el primer lugar, debe ser el hacer frente al día presente, seguidamente procede preocuparse por la construcción del mañana… Para preservar nuestros valores, debemos predicar con el ejemplo, esto también, nos exhorta a la prudencia, es decir, a la excelencia con la que se debe afrontar la ejecución de la acción de forma adecuada. Quien quiere construir una casa debe saber si podrá hacer frente a todos los gastos que conlleva. Si tenemos medios suficientes (humanos, materiales) esta será la diferencia que nos indique si hemos ganado esa partida o no. Quien quiere ser una persona al servicio de los demás ha de renunciar a sus propias y legítimas aspiraciones y centrarse en sus acciones, si además se cuenta con un buen modelo, el camino lo tendremos andado y las puertas se abrirán cuando en ellas se toque. 

martes, 5 de noviembre de 2013

La fortuna mayor


  El hecho de no encontrarnos solos, de no tener ese fatídico sentimiento de soledad, significa encontrarnos acompañados: de la familia, de los amigos, de todas aquellas personas que significan algo para nosotros, aunque ese algo solo sea un poquito. Gozamos de su compañía, de su conversación, de las cosas que carecen “aparentemente” de importancia, pero son muy apreciadas por nosotros. Ese gozo que tenemos al estar con ellos en la intimidad, el placer de encontrarnos en “Buena armonía". Todo es para nosotros un deleite, son esos momentos únicos que atesoramos como el mayor tesoro que poseemos… porque de ellos surge nuestra inspiración, son la motivación que nos hace levantarnos, saludar al nuevo día como si fuese el primero…del resto de nuestra vida. Con ellos, nunca sentiremos la "gris" soledad, son la luz que hacen brillar de un modo especial nuestros ojos y es esa misma luz la que transmitimos a todas las personas que nos rodean, pues tenemos “la fortuna” de tener familia, amigos y disfrutar a su lado,  y ellos al lado de cada uno de nosotros. Es necesario, sin embargo, que valoremos más a nuestro círculo, sobre todo el más cercano. Y sopesar el hecho de saber que con ellos cerca se está mejor, porque a pesar de las posibles desilusiones que les podemos ocasionar, ellos nos apoyan y quieren seguir siendo nuestra motivación. El hecho de hacerles sentirse bien, es como un bumerán, vuelve a nosotros ese bienestar, pero multiplicado por el infinito… Su cariño y apoyo es más que un hábito, una necesidad recíproca, que desborda todas nuestras emociones y sentimientos, La soledad es la enemiga número uno de cualquier persona, y el hecho de no sentirse querido es “el puñal que asesina el alma y toda ilusión por la vida”. Por lo tanto, es preciso tener y estar en buena compañía, saber que cuando les necesites les tienes ahí…para lo bueno o malo (más para lo segundo que para lo primero). Sin embargo, por orgullo o por intereses oscuros y poco confesables, somos capaces de rechazarles e ignorarles... a la familia, entre otras, por cuestiones de herencias; a los amigos por mal entendidos que nunca se aclaran…De esta forma perderemos toda posibilidad de participar en sus vidas, en sus preocupaciones, en su intimidad.. Es una irresponsabilidad por ambas partes. Somos, por desgracia, capaces de cambiar a nuestra familia, a nuestras amistades por cualquier bien material. A unos y otros, por mil cuestiones distintas. ¿Por qué actuamos movidos por el egoísmo? Hay quien lo hace para obtener bienes, otros por dejadez, para no ser el primero en dar el primer paso, la distancia es la misma,¿quien acortara la distancia?¿quien admitirá su error? Otras veces por comodidad, creemos, falsamente, que sin ellos nos va mejor. Se valora mucho lo que se tiene y poco lo que se pierde... Se deja pasar el tiempo, a ver si se cura esas heridas por si solas… ¿Tan poco valen para nosotros, que les sustituimos por cualquier cosa? Que nuestra respuesta sea negativa, depende de lo que signifiquen para nosotros, así estarán  por encima de cualquier bien o circunstancias o no. Después de todo cuando comprendamos que una vez hayamos efectuado nuestro último viaje…todo quedara atrás y es mejor dejar una buena imagen que esboce una sonrisa y un suspiro de amor nuestro recuerdo.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Dimensión personal


   Cuando nos implicamos en el desarrollo de un proyecto, este nos enseña el verdadero sentido de la generosidad hacia a los demás. Cuando concibas alguna acción, no lo efectúes porque a quienes vaya dirigida sean tus amigos, ni tan siquiera lo hagas por que fuesen tu propia familia, tus hermanos o tus parientes, más cercanos o más lejanos, pero que se beneficien solo por el hecho de serlo. Hay que realizar la acción por que es preciso hacerla, sin esperar ningún reconocimiento o recompensa (social o familiar). Las personas comprometidas no nos movemos en el mundo con un interés oculto… porque el fundamento que nos mueve en la consecución de nuestros fines no es buscar la gloria, ni colgarnos ninguna “medalla”; debemos buscar ante todo el bien común, sin pretender ninguna otra cosa a cambio. Al contrario, cuando efectúes una acción, piensa en ayudar a los más condicionados, a las personas con discapacidad, a los excluidos sociales, a los pobres y conseguirás esa aptitud, ese empujón que necesitas para comprometerte...porque ellos no te pueden recompensar, pues carecen de cualquier bien material para hacerlo, pero si te lo agradecerán con toda la fuerza de su cariño que les brota del alma. Esta reflexión nos invita a darnos cuenta de la importancia que tienen, para nosotros, todas las personas… con sus apremiantes necesidades, son estas, las que nos mueven por la urgente demanda de ayuda de los demás, no solo ayuda económica, sino apoyo emocional. Que se sientan queridos y útiles, para darle sentido a sus vidas. Si se ayuda a quien no lo precisa, ¿qué merito se tiene? Esto es así, porque la generosidad nos ayuda a entender que si lo que hacemos, lo otorgamos gratuitamente, sin esperar nada a cambio… la vida nos pagará con una gran recompensa que no se puede obtener de otro modo “la satisfacción personal” el orgullo de lo bien hecho.  Por ello, debemos de saber evadirnos de cualquier predisposición al narcisismo, a la auto-contemplación. Ver en los demás, las carencias propias; tal vez no solucionemos nada, pero con nuestra sola presencia habremos escalado muchos  peldaños en la lucha contra la desigualdad y por la inclusión de todos. Empezaremos ese  largo camino que conduce a la justicia social.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Un futuro nuevo


   Si el mundo se detuviera por un momento y alguien lo aprovecha para visualizar lo asombroso que es, la belleza que tiene en sus amaneceres, en las puestas de sol, en las auroras boreales o australes, en todos sus puntos cardinales en términos generales… Pero las exigencias que comportan el subsistir día a día, ya no son tanto de nuestro agrado. ¿Y si se tuviera la posibilidad de diseñar el mundo a nuestro gusto, con unos “valores a la carta”?, ¿qué probabilidades tendría funcionar? Planteado de otra forma, la correcta formulación de la pregunta sería ¿Cómo y con quienes edificaríamos un mundo nuevo? Más no debía de servir esta idea, por las implicaciones subjetivas que conlleva. La construcción de un mundo nuevo es una cuestión demasiado peliaguda, demasiado seria… como para intentar resolverla mediante cualquier fórmula estadística o social que aumente las probabilidades de éxito. No se puede construir un futuro en el que no tengamos cabida todos ¿Cómo se puede edificar una nueva casa con fallos en la cimentación? Caería por su propio peso ¡Careceríamos de toda ética y la injusticia camparía a su antojo! “Quien no forme parte de nuestro proyecto, será excluido de cualquier posibilidad de compartir ese futuro”.  Este planteamiento me temo que no concuerda con la percepción de nuestros valores y hace que nuestra palabra quede desautorizada, por carecer de un proyecto totalmente inclusivo. Las afirmaciones que fuesen deshonestas, racistas, homófonas…etc. deben ser erradicadas para que nadie le dé una fatal interpretación, son un llamamiento al compromiso de todas las personas. Se debe actuar en libertad, pero anteponiendo el respeto a los demás, por encima de cualquier otro valor. Constituye este, al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la compresión mutua. Dejémonos de construir futuros inverosímiles, de hacer cálculos imposibles. Afanémonos por construir un mundo más justo, partiendo como base del que tenemos, volviendo a reiniciarlo tantas veces como fuese preciso… confiados en que al final se dará con la formula correcta. Todo eso, que nos preocupa ahora, nos importa más o menos, lo que importa es construir un mundo buscando la felicidad, de todos. Y ello traerá como consecuencia que tú seas feliz también.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Día de Difuntos


  Muchas veces no pensamos en el suceso, uno de los hechos más fundamentales e inevitables que acaecerán en nuestra vida. “la propia muerte” Tengámosla presente, sobre todo un día como el de hoy, eso sí, sin obsesionarnos, sin caer en depresiones… Ella vendrá fiel a su cita con cada uno de nosotros, pero cuando nos corresponda…, Hoy, al menos, por una vez al año, nos preguntamos sobre el sentido de la vida, ¿Qué significado tiene el hecho de vivir? ¿Existimos o solo somos parte un sueño? Sobre el sentido de la vida hay muchas respuestas, todas ellas teológicas (según las creencias de cada cual), la ciencia aún no ha explicado el sentido de la vida más allá de su perpetuación de las especies a través de la procreación, la transmisión de la vida a otros seres totalmente nuevos y por tanto distintos. Los sufrimientos de la Humanidad son los mismos que siempre, sin duda, este es un hecho que se tiene en común, sea cual sea la raza, color, religión, procedencia o cualquier otros distintivo con el que se quiera diferenciar a unos de otros.  Que nadie somos inmunes al sufrimiento, es de algún modo hasta lógico. Por eso, la muerte es uno de los signos mayores de igualdad (dentro de cien años…), aunque nunca ocurre de la misma forma: unos en la cama, otros son asesinados, otros no tienen ni la mínima oportunidad de existir… Siempre la muerte de un ser querido nos produce un dolor tan inmenso que nada, ni nadie puede aliviarlo. Así, las personas siempre hemos querido recordar a todos los difuntos, especialmente los más allegados. Su memoria es un modo de hacerles presentes en nuestras vidas, de perpetuar su recuerdo y su añoranza. Mas el tiempo utiliza sus armas, sean de índole psicológica o social, para amortiguar ese dolor que produce la pérdida de un ser querido, intentamos vivir en paz con nosotros mismos ¿lo conseguimos? Otra ventaja es que, al recordar a los difuntos, lo hacemos desde nuestro interior, en la intimidad, y con aquellos que comparten con nosotros la misma pena. Y al menos durante un día sentimos alivio al recordarles, porque los sentimos ahí mismo a nuestro lado.  Otros sentimos su protección siempre; cuestión de fe.