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domingo, 9 de noviembre de 2014

La fábula del burlador y las doncellas. (Ningún parecido con nada)




   Y llegó el burlador con su embriagadora verborrea, envuelto en una fina aureola de perfecto amante, como zorro que anda buscando gallinas. Pronunciaba con maestría palabras de amor, susurrándolas apasionadamente en los oídos de cualquier doncella que se prestase a ello. Sonrojándolas hasta en lo más recóndito de su ser, desnudando totalmente sus almas. Haciéndoles caer, sin nada que lo remediase, en sus redes y provocándoles el carnal deseo de realizar esa vaga promesa de amor, repleta de caricias sensuales que tan ardientemente el galán les prometía. Más el farsante, como araña que teje su tela para cazar a sus víctimas, les hacía creer que eran ellas y no él, quienes así lo querían, quienes les deseaba; que eran ellas quienes con astucia les forzaban a amarles... él lo haría gustoso bajo la influencia de alguna extraña pócima de amor, que le incitaba a perder su honra, creyendo ellas, en su ingenuidad, que él era la víctima inocente de sus febriles deseos, que a su vez, se sentiría poseído por el espíritu de Don Juan y no tendría otra alternativa que sucumbir a sus bajezas... perdiendo en el intento el preciado tesoro de la virtud o eso creerían ellas... lo haría bajo el hechizo de una mujer fatal... que habría decretado un sortilegio en algún aquelarre, elaborado con bellas y cautivadoras palabras que le habían trastornado el sentido común. No comprendían las burladas, que eran ellas las engañadas, las deshonradas, las que verían la llegada del alba en soledad... e igualmente solas verían cada salida y puesta de sol...  durante el resto de sus vidas, ahogadas en la pena que provocarán ellas mismas tiempo atrás con su propia soberbia, en la absurda creencia de ser más mujer que cualquier otra,... Por haberse creído damas tan solo por una noche, dejaron de ser mujeres por toda la eternidad.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Se oyen estupideces


   La vida es más sencilla que todas esas estupideces que últimamente se escuchan a diestro y siniestro, con las que pretenden embaucarnos y meternos en su redil. ¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes llevan la razón? Los lobos que se presentan como tales... o tal vez aquellos que vienen disfrazados de corderos.... Al fin y al cabo son todos lobos y buscan lo mismo. ¡Qué pena da no poder confiar absolutamente en nadie! por mucha información que exista, más difícil aún nos resulta encontrar una que sea imparcial, veraz y desinteresada. Y a la vez se ha vuelto imposible la labor de poder encontrar una persona que entre otras cualidades sea leal, sincero y honorable, esta búsqueda se ha vuelto toda una odisea, una labor ardua, complicada y difícil...  más que la de buscar la famosa "aguja en el pajar". Al final, parafraseando a Ortega Cano en "donde estás corazón (A3), diremos "déjenme en paz, déjenme vivir" o lo que es lo mismo: “A otro perro con ese hueso"