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martes, 31 de diciembre de 2013

balance?


  Estamos viviendo los últimos minutos del asimismo último día del año. Nos encontramos con una difícil mezcla de sentimientos y sensaciones, a veces incluso contradictorias, truenan ya en nuestros oídos los petardos, en nuestros corazones resuenan tibiamente las voces y recuerdo de quienes nos dejaron en este año que acaba, se suele incrementar inmensurablemente en esta fecha. Es como si hiciésemos balance de los diferentes momentos vividos, y de aquellos que hubiésemos querido vivir, todo pasa por nuestra mente y se hacen  particularmente presentes en nuestra memoria. El recuerdo nos puede ayudar para elegir como hemos de comenzar el nuevo año, si con esperanzas, con buenos deseos o prisioneros del pasado. Al efectuar el balance del año, hay que tener muy presente cada día vivido en la dulce armonía que nos proporciona la compañía de familia, amigos de todos nuestros seres queridos, es el mejor don que hemos recibido. Por eso, sea cual sea el resultado del análisis que hoy realizamos, hemos de agradecer cada minuto que hemos pasado junto a ellos durante este año que finaliza. Pero si solo damos la gracia nuestra dicha no es completa. Estamos necesitados los unos de los otros. Por eso, hoy nos debemos de acordar de todos aquellos que viven en la soledad, bien por su propio deseo o porque las circunstancias les obligan, para ellos tendremos algo más que un recuerdo, les aportaremos una palabra clave en el día de hoy que les aportara alguna esperanza “Felicidad” haciendo hincapié en que debemos ser más humildes, evitar derroches innecesarios, pensando que no todo el mundo goza de esa felicidad que tanto deseamos hoy cuando suene las doce campanadas. Para ello se pone a nuestro alcance un instrumento único que todos tenemos a nuestro alcance. Para ello debemos abrir nuestras puertas de par en par, dejar que entre la verdadera paz y armonía en nuestras vidas, en todos nuestros proyectos, en las acciones que llenan nuestra diaria rutina. ¿Hasta qué punto hemos permitido que la verdad fluya en nosotros? Debemos dejarnos cuestionar por ella, dejar que esos deseos de felicidad iluminen nuestros pensamientos y se conviertan en más que una formalidad que se expresa en año nuevo, debe impregnarnos ese deseo desde lo más íntimo de nuestro ser, hasta cualquier actuación de índole social o laboral. ¡Que nuestras acciones se avengan con nuestros deseos! Por ello la felicidad siempre es y será algo más que un deseo, es una legítima aspiración que todos tenemos y al menos durante unos minutos todos compartimos. Feliz año 2014 

lunes, 30 de diciembre de 2013

Olvidados


  Cuando nos planteamos la pregunta de porque en un momento determinado tomamos la decisión de dedicar parte de nuestra vida a los demás, sabedores que ello suponía múltiples sacrificios, muchas penurias y sobre todo mucha paciencia. Nunca imaginábamos que las mayores zancadillas nos las pondrían aquellos que deberían allanarnos el camino, no imaginamos que nuestros males vendrían de la mano o merced a aquellos que debieran estar en primera fila enarbolando la bandera de la inclusión y de la igualdad. No nos equivocamos si decimos que estas personas carecen de cualquier sensibilidad y solo les importa y por ello se comprometen con aquellas causas que den un empujón a sus fines personales, Pero además se da la absurda paradoja que solo se acuerdan de nosotros en determinadas fechas o cuando les conviene hacerse una foto para su promoción pública. Siempre pretendo ser una persona equilibrada, sosegada, prudente, que presume de estar velando por los intereses de las personas indefensas, más que por los propios, intentando que sus necesidades básicas (que son muchas) se cubran; para intentar conseguirlo pasamos mucho tiempo elaborando mil y un proyectos o propuestas, participando en todos aquellos foros u organismos donde nos parece que es aconsejable nuestra presencia y que se escuche nuestra voz. Pero a veces el resultado de nuestro esfuerzo es baldío,  está demasiado claro: cuando llega el momento de recoger el fruto de todo aquello que tan cuidadosamente hemos sembrado, nos encontramos que no hay frutos, que nos los han robado o que han desaparecido; Ha sido inútil todo aquello por lo que hemos trabajado tanto y tan duramente durante todo un año. Todo ese tiempo ha sido en vano… Nuestras pretensiones han sido infructuosas, hemos trabajado para que otros recojan el fruto que tanto nos ha costado, sin desvelarse, sin motivarse, sin mancharse tan siquiera sus, por otro lado, sucias manos. No hemos obtenido ni un mínimo reconocimiento por esta labor, a pesar de tan durísimo esfuerzo, se nos ha pagado con el olvido. Según nos dicen “vuestras necesidades están cubiertas” ¿por quién? si se puede saber... Si nos han negado por obra o capricho de un señor o señora todas las reivindicaciones que se han formulado, sencillamente las han transformado en humo. ¡Preguntadle a las personas con discapacidad, preguntadle a sus familias, si han obtenido más ayuda o si ha menguado la poca que tenían!, ¿Ha valido la pena tanto esfuerzo, tanta dedicación, tanto silencio, tanta generosidad por nuestra parte? Es cierto que dadas las actuales circunstancias se esperaba poco o muy poco, sabemos que no es año de leche… ¿pero eso justifica no darnos nada? un cero ¿Y lo poco que creíamos tener, ahora otros se lo llevan? Nuestra alegría se transformó en decepción: es muy poco lo que pedíamos, con muy poco nos apañaríamos... por ello no encuentro motivo para condenarnos a todos a la extinción. Siendo inmensamente generoso y no pensando mal de nadie diré: que han reflexionado, han hecho sus cuentas, han visto que eran inviables,  han rectificado y por ello no nos conceden nada, que esta es una situación anómala, temporal y por supuesto reversible, esto sería expresarlo con mucha generosidad. O tal vez es una cuestión meramente personal; que también pudiera darse el caso: Si es así, que me lo comuniquen, si soy yo quien molesta, quien entorpece la marcha de la entidad, por mi parte no hay ningún problema, tranquilamente me marcho... eso sí, con la frente bien alta y haya aquí paz y después gloria… Pero cebarse en inocentes, no le encuentro lógica alguna, aunque por lo visto ellos sí.  Las razones por lo que hemos luchado durante estos años, como seguramente han hecho otras asociaciones, han sido por: crecer como organización, trabajar por un futuro digno para todos, propiciar la inclusión socio-laboral, luchar contra la pobreza, fomentar la igualdad, en una palabra aprender de todos para convivir en paz, pero sobre todo no juzgar a nadie por ninguna causa... esta ha sido nuestra cotidianidad, una rutina conciliadora, donde hemos crecido como personas y nos hemos fortalecido en valores éticos basados sobre todo en el respeto; hemos vivido un periodo único e irrepetible, y ahora casi sin darnos cuenta nos obligan a retroceder o a desaparecer, a echar el telón, nos condenan al olvido, volvemos a tiempos pasados, por lo que se ve, nunca superados... Pero la vida da muchas vueltas y quizá mañana mismo, sean estas personas, las mismas que hoy nos niegan "el pan y la sal" quienes nos pidan un favor trascendental para ellas, ¿se lo haremos? Antes deben aprender la dureza de la lección que (por suerte o desgracia) a los demás nos han obligado a aprender, la desidia que nos dan sus problemas, nos importaran una....Nosotros sabemos la lección principal que es ¡Cuán importantes son todas las personas y las cosas pequeñas que nos ocurren cada día!
¡Feliz año 2014 Para tod@s!

domingo, 29 de diciembre de 2013

Desesperante




   Al tener conocimiento de palabras pronunciadas o escritas por determinadas personas, a veces, es verdad, que se nos cae literalmente “los palos del sombrajo”, puede que la culpa sea nuestra por haber idealizado en exceso a personas que quizás nunca lo merecieron, les hemos puesto injusta e inmerecidamente en un pedestal… Eran para nosotros sus consejos más que una necesidad, un aliciente para sobrellevar nuestra sofocante rutina… Quizá necesitábamos de creer en alguien, saber que todas las personas  no son corruptas o malas. Iniciamos nuestro día a día, teniéndoles como el ejemplo a seguir… Pero son solo hombres o mujeres como cualquier otra persona normal, sin ninguna cualidad especial, como nosotros… Más hasta ahora no lo eran, sus palabras nos han hecho más daño, porque han matado nuestra fe en la humanidad, esa que creíamos inquebrantable, se ha hecho añicos, ha quedado reducida a polvo o ni tan siquiera eso… Nosotros creíamos que eran  personas “legales”… pero nos han demostrado que todo es mentira, que era solo una imagen construida y diseñada siguiendo el modelo del gusto de la mayoría, con la única y exclusiva intención o finalidad de embaucarnos. Nosotros les otorgábamos una integridad digna de nuestra admiración, que les confería ese aura, ese toque sobrehumano que nos llevaba a la devoción desbocada, a esa de la que nada o nadie, creíamos, nos haría dudar nunca de su honestidad, pero se sirvieron en todo momento de esa confianza, de sabernos justos porque a ellos les creíamos justos y honrados, responsables de sus acciones, que asimismo creíamos que las hacía para defendernos, a todos sin excepción…Hoy, más que nunca, ponemos en duda todo lo que han hecho con anterioridad, debemos de  proclamar esa mala noticia. Hoy más que nunca o tanto como siempre debemos denunciar estas actitudes por viles e inhumanas, por intentar imponer una doctrina de confusión, de divergencia, y desunión. La vida nos recuerda que más vale hechos que palabras, ósea “Mas pan y menos manteles” con esta exhortación se pretende proponer que seamos consecuentes con nuestros pensamientos, que no sean solo bellas palabras pronunciadas en un momento de exaltación e inspiración, pero rápidamente olvidadas. Hay que vivir con absoluta fidelidad al pensamiento que se pretende otros sigan. Es, ante todo, una necesidad que sentimos de manera o forma inevitable, porque sabemos de la dificultad que dicha tarea impone, por ello, les compete darle forma, ponerla en valor con su práctica. Seguramente la culpa es nuestra por haber confiado en ellos ciegamente, nos dieron unas migajas y creíamos que nos daban de comer, no apreciamos que seguíamos con hambre, no nos lo dejaban apreciar… Es por ello por lo que hoy se plantea esas dudas, bueno, esta profunda desconfianza, El valor de la palabra es nulo en contraposición con la acción efectivamente ejecutada, se tergiversa su metodología, cada vez con más frecuencia; nos exigen paciencia, porque a ellos les conviene de hecho, porque ya se han ganado la fama y están durmiendo.  Cuando pase un pequeño periodo nos atacaran con su verbigracia, porque creen que nos pueden engañar tantas veces como deseen, como les fuera preciso. Pero no temamos, porque su ayuda nos falte, siempre nos está faltando. Redescubrámosles de verdad, hagamos posible que se quiten ese disfraz de cordero, que conozcamos su auténtico rostro de lobo feroz, sus verdaderas intenciones… ¿Qué más nos pueden hacer? ¿Con que nos van a amenazar de nuevo? Es nuestra vida, vivámosla nosotros, hagámonos dueños de ella, que la disfrutemos gozosamente, al menos lo mejor que podamos… y anunciémosles a ellos que seguimos sedientos de justicia y esperanza, tal y como siempre hemos estado.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Equilibrio personal


   Comenzando a elaborar un pequeño balance del año, o examen de conciencia como se le solía llamar con anterioridad, uno puede caer en el equívoco de analizar los sucesos acontecidos en este periodo como si fuesen ajenos, vividos por otros, visionados desde la distancia y por ello "tratarlos” con distinta perspectiva, darles una valoración distinta, que puede ser más o menos benigna en función de nuestros actuales intereses. A propósito de evaluar nuestras acciones, por lo que a mi se refiere; he de manifestar que este ha sido un “horrendum anno” que espero no volver a repetir, al menos no de igual modo. Movido, como acostumbro, por la intención de sacar de todo lo vivido, ya fuese malo o bueno, una lectura positiva, debería analizar con frialdad lo acontecido e ir más allá de lo que a simple vista le pudiese parecer a cualquiera, lo que se le transmite, esto le haría dudar de la realidad que con sus ojos puede llegar a vislumbrar, comprobando lo errado de su calificación. En realidad, todos creemos fielmente lo que las circunstancias nos hace que creamos “haber visto o vivido” pero ¿es cierto o es solo una ilusión?, con lo cual ya va ahí implícita una duda razonable para aquellos que se creen en la posesión de la verdad en términos absolutos. ¿Deberíamos andar o deberíamos desandar? ¿Correr o huir todos juntos hacia no se sabe dónde? Parece como si todo se volviera en contra de nosotros mismos, como si nos anunciase que algo perverso, no muy bueno va a acontecer, que nos está acechando en el silencio y la oscuridad de la noche, esperando que llegue su momento, que nos descuidemos para atacarnos... Nos mueve más el deseo de que todo esté bien, que la realidad tangible, palpable… Queremos estar de nuevo gozando de cierta estabilidad económica, emocional, social… o que nos deje simplemente estar físicamente sanos, nosotros y los que nos importan… Pero esta cuestión es, sin embargo, ante la cual estamos más desarmados, en cualquier momento sin esperarlo puede aparecer la enfermedad o la propia muerte en nuestro camino… Que todos somos carne de sepulcro, lo sabemos; aunque en muchas ocasiones, parecemos olvidarlo. No hay que vivir temiendo al encuentro con la muerte, pero ¿quién no le tiene al menos cierto pavor o respeto? A pesar de todo esto, nuestro corazón es vehemente, desborda vida, emoción e inocencia; se llena de gozo, rebosa de amor para compartirlo con los demás… Esto es lo que nos lleva a seguir hacia delante, sin importar que duro puede convertirse este temporal; debemos siempre de avanzar, no se sabe con certeza hacia donde, pero la vida es en sí misma una clara invitación para que nosotros la vivamos en plenitud, a veces con sonrisas, a veces con lágrimas, a veces con satisfacción, a veces con frustración… pero igualmente con un fuerte deseo de encontrar nuestro verdadero destino y esa será nuestra meta final.

martes, 24 de diciembre de 2013

recuerdos navideños


   Siempre cuando llegan estas fechas vienen a nuestra memoria recuerdos que a imitación del afamado “cuento de navidad” de Charles Dickens nos traen las imágenes de lo que fue… recuerdos únicos, maravillosos e inolvidables de esa inocencia de la niñez, recuerdos en los que habitan personas que ya no están con nosotros o personas que salieron de nuestras vidas hace mucho y que seguramente no hemos vuelto a verles, ni a saber de su vida… ellos al formar parte de nuestros recuerdos para nosotros serán por siempre niños, tal y como lo éramos en aquel entonces. Son también recuerdos con un sabor dulce, sabor inigualable de aquellas maravillosas delicias culinarias artesanas que se elaboraban tan magistralmente siguiendo recetas heredadas de nuestros ancestros, elaboradas más con imaginación que con recursos, pero elaborada con un ingrediente especial que les otorgaba ese sabor único "el amor" y además elaborada con ingredientes caseros, ósea artesanos. Son recuerdos en los que por razones de edad éramos tan inocentes que desconocíamos el significado de la palabra egoísmo o de la envidia, no albergamos maldad alguna… recuerdos de unos amigos con los que practicamos la amistad autentica, sana, legal... Recuerdos que ya solo son solo eso recuerdos... pero que es agradable de rememorar, sobre todo en estas fiestas, porque son parte de la magia e ilusión que tiene la fiesta de la navidad. Soy de la opinión de que nunca tiempos pasados fueron mejores, pero en ellos habitan por siempre personas a las que, aunque solo fuese por un minuto, nos gustaría volver a abrazar y eso solo es posible en la navidad. Feliz Navidad a tod@s.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Reflexion en tiempos de Navidad



   Las necesidades que por esta época parecen florecer, no son nuevas, convivimos con ellas todo el tiempo, aunque las ignoremos, están ahí, pero parecemos que no somos conscientes de la gravedad de la situación y por tanto, no presionamos para que nuestros dirigentes comiencen a poner en práctica las medidas que supongan un verdadero alivio a esta penosa situación; nos responderán algunos “eso conlleva consigo elevados costes que harán subir aún más los impuestos”. Pero quedarnos quietos y no presionar harán inviable una decisión adecuada para que adopten las medidas oportunas. Es difícil valorar el coste de la inacción, hasta el punto que sólo muy pocos estamos convencidos de que la acción es indispensable, justo ahora que es  el momento en el que se  está suficientemente sensibilizados y se ve  de forma abrumadora la pobreza y necesidades existentes.  Es cierto que los costes de estas actuaciones son difíciles de asumir, presionados como estamos por los diversos poderes facticos , La CEE, EL BCE; EL FMI, … los hombres de negro, pero debemos de optar entre socorrer a los menesterosos o socorrer a los poderosos… la elección que se ha hecho esta clara como el agua del manantial, no solo por los rescates que se están haciendo (Banca), sino porque a la clase dirigente parece importarle un “güevo“ las necesidades de la población, basta con cumplir con las exigencias exteriores. Y los votantes solo somos los que les otorgamos la legalidad que precisan para llevar a cabo sus traperías.  Es mucho más evidente que todos veamos con nitidez los daños en materia de derechos humanos están haciendo…y luego duermen en paz…Es más, por culpa de nosotros de nuestra tradicional “apatía y despego” que una buena parte de nosotros le es indiferente tal circunstancia. Ése es problema de otros, a ellos no les atañe el tema. La clase política sólo les preocupa hacer los deberes que otros les ponen,  de lo contrario al rincón y con el gorro de “Burro”, en el terreno puramente económico  y social será donde se vea con claridad los costes sociales de su inacción. Y eso es algo  que realmente les debería de preocupar, máxime en un país donde las personas en riesgo de pobreza y exclusión no suelen tener suficiente preparación, ni  siquiera saben cómo funciona la economía y cuáles son los pilares que la sustentan, mucho menos cuales son los que están fallando. Sólo hay que echar un vistazo a nuestro entorno para ver la inacción dominante y apreciar los argumentos  que se nos da para defender tal o cual postura. Las comparaciones son odiosas, pero basta con fijarnos en otros países, como Alemania, a la que siempre se pone de ejemplo, para ver como  la diferencia de acción es abrumadora.  Se puede concluir diciendo que hay una parte de la población que sufre y mucho, que hay otra gran parte que lo ignora y quiere seguir ignorándolo, la culpa de la inacción de las administraciones es de todos, según todos los argumentos habidos o por haber, y eso es cierto. En nuestro caso, ponemos en duda la capacidad intelectual de nuestros líderes políticos para solucionar los problemas derivados de la crisis de una forma satisfactoria para la población en general y para los pobres en particular, Con la ayuda a la banca no se ha producido un incremento del crédito, sino que solamente se ha transformado en una partida para resolver sus complicaciones de liquidez. .Podríamos argüir que la población es cada vez más consciente, es posible, pero mucho me temo que es una ilusión, un sueño si se quiere con el que soñamos algunos y es ver a la gente despertar.

martes, 17 de diciembre de 2013

Tiempo de contrariedades


   Por estas fechas, para algunos es tiempo de gastos desenfrenados, de falsa opulencia, de falsa humildad o solidaridad, de muchísima gula, de despilfarro en el comer, y, gastos inútiles en regalos igualmente inútiles, porque si no regalásemos a nuestros seres queridos o allegados, estas personas no son nada para nosotros (vaya excusa consumista)… y tanta necesidades que tienen otros… nos viene a la cabeza un pensamiento que se repite una y otra vez, “siempre que llueve, escampa…” es esta frase muy socorrida para incrementar una fe ciega en la cercanía del final de la crisis, se repite hasta la saciedad, se utiliza como excusa. Así, se habla, por ejemplo: del final del túnel, de los brotes verdes, de los signos que ya se aprecian… pero en realidad nadie los percibe… De esta manera, una persona queda fácilmente fascinada, confusa e indecisa…. El problema es que no hay motivo para prolongar esa paciencia, ni para lo bueno, ni para lo malo. La fama o el prestigio, que se suponen tienen las personas responsables de buscar y aportar soluciones, quedan en el pasado y se pierde si carece de ideas o respuestas inmediatas. Es lo que les sucede con tanta falacia que diariamente vierten ante tanta necesidad como hay, deben comprender que no solo con buenas palabras o deseos se pone la mesa, se paga hipotecas o gastos varios derivados del consumo diario… nos están diciendo y nos repiten que ya queda muy poco para el fin. Dicho de otro modo,  que pronto se acabaran las penurias, que pronto encontraremos todos un trabajo… ¿Esto quiere decir que la recuperación va en serio? Se puede afirmar que lo hace con todas las consecuencias, que se va a percibir por todos, si eso es así, asumiríamos por bueno todo lo que hemos pasado o sufrido.  Rastreando las palabras que nos han dicho últimamente, podemos apreciar que no representan tampoco un “expediente limpio”. Siempre que se escribe el acontecer oficial, se hablará de la grandeza, de los grandes logros obtenidos... se ocultara por todos los medios los fracasos, todos los abusos…confiando que la memoria colectiva al ser de tan corta duración, acabe por olvidarlos. Esto no es un caso único, basta con buscar en nuestro pasado para encontrar que en la historia oficial no se muestra los fracasos de nuestros antepasados, siempre aparecerá las glorias pasadas, aunque algunas fuesen inexistentes, se olvidaran de anotar las mentiras, los desengaños y a los fracasados,  o se les hará referencia muy de pasada… Los problemas siempre se eluden y nunca se les otorga una solución factible y duradera… Los culpables somos todos pues es más fácil para nosotros vivir en la luna, que ver la dura realidad que se observa al tener los pies en tierra.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Motivos para la Conmoción personal


  En algunas ocasiones debiéramos conmovernos y lanzar un suspiro, no de alivio sino de indignación… En esta sociedad moderna se peca demasiadas veces de impaciencia o nos domina el inconformismo exorbitado, pero siempre pecaremos de ser unos desagradecidos. Nos creemos merecedores de todo derecho, pero carentes de toda responsabilidad, que nos lo deben servir en bandeja, sin causarnos a nosotros ningún trastorno, vamos sin despeinarnos, sin preocupaciones... y a pesar de ello nunca estaremos contentos ni satisfechos; nos quejamos, la mayoría de las veces de “vicio” e incluso nos atreveremos a exigir responsabilidad a quien creamos que no ha cumplido, lo que estimamos, su obligación. Le abroncaremos, le echaremos toda la culpa de nuestros males. Hasta que digan basta, hasta que les hastiemos con nuestra actitud egoísta, no vale solo con observarles, hay que agradecérselo, su actitud es la propia de las personas de bien, ¿y la nuestra? Sus ilusiones se incrementan ahora por esta época, por Navidad. ¿Hemos pensado alguna vez en ellos? y nos hemos preguntado ¿Y Porque?; ¿nos lo merecemos acaso? ¿No será que nos quejamos demasiado para encubrir la ausencia de estímulos propios? La ayuda que nos ofrecen es incondicional, fluye al encuentro del necesitado, pero no para que se lo agradezca, no es esa su motivación, tras ella se esconde todos unos valores y una manera de interpretar la vida. Algunos tenemos miedo de dar el primer paso, a otros, incluso, les molesta que existan personas dispuestas a dar ese primer paso, a ofrecer esa ayuda. ¿A qué grupo pertenecemos nosotros? Podemos ser indecisos, pero ¿Por qué rehuimos? ¿Por qué esta falta de compromiso? La única explicación aceptable es por ceguera. Por tanto, hagámonos un pequeño favor personal, para que nos podamos sentir, actuar, entender, definir como personas… y así lograr al menos intentar socorrer a los más necesitados. Cuando las personas nos proponemos alguna meta, no existe obstáculos que nos haga tropezar, así mismo, no habrá excusas o falsas justificaciones. No se debe culpar a nadie en particular, por nuestra inacción, todos somos culpables, todos somos inocentes; pero no por ello debemos aferrarnos a seguir con la misma actitud, ósea igual. La pobreza por muy extrema que sea, nos reprocha a nadie nada. ¡Todo lo contrario! carga sobre si sus necesidades, toda nuestra dejadez, como si fuesen culpables de ser pobres. Entonces, ¿Por qué le tenemos tanto miedo?; ¿de verdad creemos que nos vamos a justificar con excusas tontas? La entrega a la ayuda a los demás es la verdadera señal de humildad, aprendamos a vivir a través de ella, sin miramientos, pero con sumo cuidado de no ser tomados por idiotas, el ser humilde no es sinónimo de idiota y habrá que dejarlo claro desde el principio.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Cuestión de conciencia


   Ciertamente, que a veces sin darnos cuenta nos comportamos como un padre o madre exigentes, porque nos preocupa la situación de nuestro entorno, pero esto no significa que seamos perversos para con ellos. Cuando les exigimos más responsabilidad, más compromiso es porque sabemos que pueden hacerlo, crecer como personas, asumir responsabilidades. El único requisito es colaboración desinteresada. Se puede sufrir por agotamiento, pero también se puede gozar y disfrutar del trabajo bien realizado. La humildad hacia los demás nos libera de una pesada carga y ensancha nuestro punto de vista sobre cuestiones vitales. Por eso, debemos aceptar nuestro compromiso, de renunciar a ser nosotros lo primero, a las metas personales que solo sirven para hacer crecer el ego y matar nuestra fidelidad. Aunque, en ocasiones nos cueste de obrar conforme a nuestra conciencia, incluso a pesar de los “bajones” de ánimo que ocasionalmente nos pueden dar, debemos sobreponernos para cumplir siempre con el compromiso que hemos adquirido en uso de nuestra libertad, con ello lograremos llenarnos plenamente de satisfacción. Ocurre, a veces, cuando después de un día largo de mucho trabajo, donde los problemas nos asedian y no paran de crecer o generarse otros nuevos.. suele ser este, un día agotador, que acabaremos completamente cansados, pero al acostamos notaremos una sensación interior de satisfacción, de paz…No se cambiaría esa sensación por nada de este mundo…fue ese día, uno, donde hubo algunos instantes de intenso desbarajuste y confusión, donde los objetivos nos pusieron a prueba con gran resistencia, pero al final terminamos por vencer y todo, por cuesta arriba que se nos hiciesen, al final conseguimos que se rindieran a nuestros pies. Se pasaron unos momentos angustiosos, penosos, pero una vez logrado nuestro propósito, enseguida se olvidan, sobre todo cuando se comprueba que ha merecido la pena... Después, conciliamos el sueño en paz y contentos: Al día siguiente, se comienza con nuevos bríos, no nos encontramos para nada cansados, pero si, con la suficiente fuerza para enfrentarnos a nuevos retos o a las dificultades diarias de costumbre.  No obstante, otras noches nos sucede lo contrario, seguramente será motivado por un problema grave que no pudimos resolver, que nos preocupa en exceso, tanto por no haber encontrado una solución viable que nos satisfaga a todos... nos obstinamos demasiado, pensamos si no encontramos nosotros la solución para este problema nadie lo hará. Pero debemos recordar que solo tenemos la condición de "voluntario” de colaboradores, nunca de salvadores, esa será misión de otras personas que tienen el poder y disponen de recursos para ello. Más a pesar de este razonamiento lógico, nos vamos a la cama, que no a dormir muy preocupados... Todo ello nos viene a recordar que con solo la voluntad no basta, hace falta algo más... pero no está en nuestras manos, no tenemos una varita mágica que de un plumazo solucione y haga desaparecer el sufrimiento, el dolor, la pobreza…No se puede por ello martirizarnos, haremos bien en descansar, coger nuevas fuerzas,  muchísima confianza, pensar solo en ayudar a los que buenamente podemos y dejar de angustiarnos por la quietud que tienen los que sí podrían, si quisiesen, ayudar; Allá cada cual con su conciencia.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Estudios orientativos


   Existen personas o personajes a los que se consideramos sabios y experimentados, doctores en su materia. A veces, podemos pensar que en estos tiempos que vivimos, no son necesarios, no se necesitan de la elaboración de sofisticados estudios para que nos sirvan de referencia para la obtención de las conclusiones adecuadas que nos sirvan de guía en la ejecución de proyectos. Pues hemos de decir que debido a la ausencia de esos estudios, han fracasado frecuentemente muchas acciones. Pero ¿que nos pueden enseñar que no conozcamos ya? ¿Que nos queda por aprender? Utilizando una lógica sencilla, nos queda todo un mundo por comprender, entender y por supuesto de aprender, ya que las circunstancias sociales evolucionan todos los días, ósea son extremamente cambiantes, como también cambian las personas encargadas de su elaboración, control, ejecución y sobre todo, cambian las personas a las que se dirige estas acciones. Esta reflexión nos lleva repetidamente a replantearnos los caminos que se han de seguir, las metas u objetivos a alcanzar, manteniendo como objetivo general que coincidan las necesidades de las personas propias de la intervención, con los objetivos específicos que nosotros pretendemos y al revés. Con esta actitud percibimos los esfuerzos, a veces sobrehumanos que se realizan para lograr de estos objetivos marcados, una realidad deseada. Lo que queremos es algo bueno, pero para todos, más no es suficiente solo con esto, nuestro empeño ha de ser la base de una intervención completa. Y por ello se comienza con el estudio de las necesidades del sector social donde se ha de realizar esta acción.  La fuente de nuestra perspectiva ha de ser siempre un estudio completo y sofisticado de la realidad social, del motivo de la intervención. Sucede que algunas veces nuestra acción o nuestro interés pueden trasladar la visión de ser puramente oportunista y temporal, esta imagen se da precisamente por ignorar las necesidades globales e ignorar lo que les conviene más. Pero, corremos el riesgo de no ser tan diligentes y rápidos como pretendíamos, al prestar la ayuda donde realmente hace falta, o acudimos a destiempo, demasiado tarde, punto este fundamental, si queremos que todo tiempo sea bueno para el encuentro sincero con las personas necesitadas. Esto nos recuerda que no podemos descuidar a nadie. Y, si es preciso, echémosle un pulso a los impedimentos, a las excusas que nos dificultan nuestro caminar. Deberíamos de repetirnos a diario "soy yo quien también necesito eliminar todos mis prejuicios, compartir mi tiempo, mis comodidades, elaborar un estudio de mis prioridades", comprobar si con esas ocupaciones nos queda algo de tiempo libre, eliminar de nuestra mente las suspicacias, las desconfianzas hacia los demás, que son sobre todo un obstáculo para abrirnos la puerta a la colaboración con todos, pero para ello hemos de comenzar por un riguroso auto-análisis, un estudio sobre nosotros mismos, ver nuestras carencias, formarnos y ponernos manos a la obra.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Recordar es volver a vivir



   Cuando ya llevamos un tiempo advirtiendo de la pobreza y desesperación, de la falta de motivación para combatirla. Hemos verificado que una de las principales virtudes que se debe de mantener es la esperanza. Pero no mantenerla de una forma pasiva, “nadie va a llegar llamando a nuestra puerta con la solución para nuestros males” debemos movernos nosotros y no estar como quien espera a que pase el tren, y si ya ha pasado ¿Qué? Nuestra esperanza debe estar más activa, que se aprecie que nos movemos con disposición, poniendo por nuestra parte toda “la carne en el asador”, si así fuese preciso. Lo que sea necesario para que podamos renacer, cual ave fénix, de nuestras cenizas, que brille esa confianza, que aún conservamos en la humanidad, de nuevo en nuestros cansados y sufridos corazones. Pero hemos de tener mucho cuidado de no caer en el conformismo, obtener solo pan para hoy y callarnos  ¿y para mañana? ¿Quién esperamos que nos lo de?, debemos comenzar por descubrir qué es lo que específicamente la sociedad espera de nosotros. También nosotros, los que no tenemos carencias, estamos llamados a predicar con el ejemplo, seguir en el camino de la justicia, aunque estemos de ella saciados, satisfechos…. Ojalá que, aún en esas condiciones de ventaja, sigamos escuchando la voz de los que piden justicia social y quieren ser reparados por ella, son en la actualidad “la voz que clama desde el desierto” por ello no debemos olvidarles, nuestro camino ha sido y es ése, sigámoslo pues. Teniendo en cuenta que siguiendo cada uno su senda, más pronto que tarde se volverán a cruzar nuestros caminos, en un punto común para todos. Hemos de confiar que nosotros, seamos capaces de superar los obstáculos, en las muy diversas circunstancias que se nos pueden presentar a nosotros o a nuestro entorno (buenas o malas), debemos de responder con la suficiente convicción de querer poner fin a esas dificultades…seguir siendo fieles a la vocación de servir a los demás, nuestra misión será de dar esperanza, aliviar en la medida de lo posible los males que acarrean consigo esta crisis. Esta situación requiere de nosotros que seamos paladines de los más necesitados, que nos enfrentemos con aplomo a la situaciones de exclusión social, sea por los motivos que fuesen: por paro, por dependencia, por discapacidad, por enfermedad, por drogas…etc. En estas fechas tan señaladas que se avecinan, también encontramos mucha gente desorientada que no sabe dónde acudir para prestar su ayuda y a otra mucha desesperada, porque desconocen donde acudir para que le ayuden… Algunas de ellas se sentirán, así mismo, avergonzadas porque hasta hace, como quien dice, dos días vivían en la opulencia y ahora, por causas ajenas a ellos, por esta crisis, se ven en la miseria. Pero ser pobre no es una deshonra, ni pedir ayuda te hace merecedor de ningún calificativo de menosprecio, no eres peor persona… todos estamos necesitados, cada cual de cosas diferentes… Se tiene sed de justicia, hambre de solidaridad, de respeto, de paz, de confianza… Debemos alzar la voz, no solo por nosotros, sino por todos los que carecen de lo más básico, ser nosotros sus portavoces. Es esta una misión de todos y por todos. Si somos conocedores de las flaquezas y sabemos donde existe más miseria y necesidad, apoyemos a toda persona que se implica en su erradicación, con nuestra presencia constante, con lo que fuese menester… que no se sientan nunca solos, abandonados y estemos todos contentos de compartir lo poco o mucho que tenemos, pues según se dice “las penas en compañía son menos dolorosas” a ver si es verdad y todos nos transformamos en copartícipes de la eliminación de los prejuicios que existe sobre determinados sectores sociales y con nuestra actitud colaboramos para la plena inclusión e integración social.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Algunas aclaraciones



   Ante las crecientes dificultades económicas que día a día van demoliendo el llamado estado del bienestar, cabe preguntarnos ¿Somos parte del problema o de la solución? somos la causa por vivir por encima de nuestras posibilidades, o lo somos por consentir tanta corrupción y pillaje. Nos basta y es suficiente con observar y analizar las señales que se nos muestran y reconocer por ellas la necesidad del cambio radical de actitud que la sociedad requiere. La situación es muy dura y difícil, solo con que detectemos las grandes carencias económicas y sociales que desgraciadamente existen en nuestro entorno, bastara para que nos confirme su gravedad y, para que fijemos nuestra atención en todo aquello que permanece ante nuestros ojos oculto o que nos negamos a percibir... Para saber la auténtica realidad de lo que acontece, no necesitamos mirar a un horizonte lejano, está más cerca de lo que muchos quisieran o algunos pensamos. Según nos cuentan la economía ha empezado a mostrar signos de crecimiento, ha comenzado “a brotar”, pero el árbol, que nos representa, se ha secado, ha sido cortado, transformado en leña, en carbón tal vez, pero se ha quemado…y sus cenizas se han esparcido al viento, entonces ¿Cómo brotara? No hay indicios que el lugar del árbol sea ocupado aunque solo fuese por plantas con flores, ni tan siquiera por cardos o forraje, La tierra se ha transformado en yerma…  ¿qué es lo que puede surgir aquí? Como se puede anunciar una verde y florida primavera, si sigue siendo el invierno y se muestra con toda su crudeza… Imposible, con “esta climatología” que algún otro árbol "comience a brotar". Hay que ser realista, poner los pies en el suelo... hasta que no llegue a todos la llamada bonanza, no se puede anunciar el fin del frío invierno, mucho menos lanzar la idea que se nota el calorcito y la proximidad del cálido verano, como si fuese esta, una señal de inmensa plenitud, heraldo del fin de las dificultades y de las penurias que acompañan a esta maldita crisis. Cuando se aprecien esas señales claras e inequívocas, sabremos qué será de veras el final del largo túnel en el cual se lleva seis años de durísima travesía. El final, ni se le ve, ni se le puede oír, porque carece de voz, ni tiene, tampoco, un rostro con el que le podamos identificar. Será solo apreciando signos inequívocos de la cercanía del final los que nos muestre con una evidencia clara de veracidad, que supuestamente viene la prosperidad a nuestro encuentro o viceversa. Se le debe reconocer el triunfo en la guerra contra la recesión, pero cuando sea cierta. También exigimos que no nos mientan para apaciguarnos por medio de falsas promesas que dan un sentido nuevo a sus acciones, y estas deberían ser analizadas para comprender, si es posible, las verdaderas razones de su incumplimiento, que nos explique porque no se han puesto en práctica, y esa explicación no sólo habrá de ser escuchada, si no también cuestionada. No se debe correr el riesgo de olvidar las promesas o de malinterpretar la justificación de su incumplimiento, ni hacerlo de una manera personalizada o desde el rencor. Seria esta una imagen que describe un comportamiento insensato por nuestra parte, que no lleva a ningún lugar, pues si se les otorga credibilidad, esta acabaría en un nuevo fracaso y la decepción que le acompaña después de un esfuerzo largo y penoso, seria tremenda, máxime cuando creíamos que serviría para acelerar la recuperación, debemos aprender a anteponer los fundamento sólidos, cuyos cimientos provengan del esfuerzo común y solidario, a  llevar a la práctica promesas inverosímiles y difíciles de poner en marcha. Nuestros valores deben comenzar y acabar con deducciones correctas y veraces, de las cuales se puedan extraer verdaderas conclusiones, que nos sirvan para hacer un riguroso examen de conciencia. No se puede confundir el regocijo de haber obtenido un signo de mejoría, con el final de la guerra, aún nos quedan otras arduas batallas, para vencer, esperemos  que nuestra salud no nos falle y caminemos aunque sea con dureza pero con la cabeza alta, con la dignidad intacta hasta el fin de nuestra vida.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

En buena Compañia


   En  nuestro pueblo o ciudad, a nuestro alrededor, hay personas que viven en la más estricta soledad, nada de esto es novedoso, pero están solos no porque sea ese su deseo, sino porque además se encuentran enfermas, encamadas unas, indispuestas otras, más todas ellas en situación de dependencia, lo más habitual es que se encuentren, además, relegadas al olvido, nadie nos acordamos de ellas. A causa del ritmo estresante que llevamos y que es descrito con precisión por el estrés persistente en nuestra rutina. No tenemos tiempo para nada, ni para nuestra familia , menos para los amigos, que triste es decirlo, todo el tiempo lo tenemos planificado, ocupado por las obligaciones que nos impone nuestra labor, quien tenga la suerte de aún conservar su trabajo, que con la que está cayendo… Vamos recorriendo esta vida sin descansar, sin tomarnos un instante para reflexionar… no nos acordamos de aquellos que, por razón de su enfermedad, de la vejez o de cualquier otra circunstancia, están relegados a un estado de total o parcial dependencia… quedando, por tanto, al margen del  acontecer social: eventos culturales, familiares… actos de la vida diaria; no pueden seguir ese vertiginoso ritmo de vida que nos impone la sociedad moderna, están condenados al olvido social, como si fuesen muertos en vida. Sin embargo, nos debemos de cuestionar ¿Cuánto y que podemos hacer por ellos? Es esta una pregunta simple, que tiene también una respuesta sencilla, pero que requiere mucho compromiso social “Mientras exista vida, habrá esperanza” No se puede, ni se debe olvidar a estas personas, solo por estar postradas en su lecho, como si solo aguardasen la llegada de su fatal desenlace… Pero todavía están vivos, aún nos necesitan y siguen esperando la visita de alguno de nosotros, de sus familiares, de sus conocidos... "solo la visita"… sienten ese vacío que les provoca la soledad, están faltos de compañía. Podemos auto-engañarnos justificando que carecemos de tiempo, que no le podemos dedicarles ni cinco minutos al día. El dependiente agradece hasta el infinito, a todas las personas que si le dedican ese poco de tiempo, por su atención, por su ayuda… les demostrara un gran aprecio y gratitud. Por esto, motivados por este agradecimiento, efectúan un esfuerzo extraordinario  para causar la menor molestia posible, para hacerle grata la estancia a su "visita", esta actitud se fundamenta en la esperanza de no causarles mala impresión y esperanzados en que esa visita vuelva otra vez; quiere ganarse su amistad, su confianza…hacer méritos para que repitan pronto esa visita; pero a la vez reivindicar su dignidad como persona, es este sentimiento quien le ayuda a vivir con compostura cada día en esa situación de dependencia... Reconoce la flaqueza de su espíritu, anímicamente no está bien; reconoce, también, la torpeza de sus movimientos, su falta de motivación y autoestima... ahí es donde entran las personas voluntarias, con la llamada “visita”, se pueden ganar su confianza, solo si se acercan con cordialidad, sin recelos, sin escrúpulos a nada, si se empatiza con ellos, si su actitud además de desinteresada, humilde… se transforma en un sentimiento de asertividad hacia ellos. Así se podrá sentir la vida bajo la visión de la persona en situación de dependencia o impedida. Se les dará motivos suficientes para seguir luchando por vivir, para no sentirse olvidados e inútiles, para apreciar que si hay alguien a quien le importa su situación; teniendo además, cierta expectativa de que lo que le quede de vida será digna. Le reconciliaremos con la sociedad y a la sociedad con ellos; que sientan por fin esa sensación de paz interior. Solamente puede provocar estas sensaciones aquel que da el poco tiempo que dispone, pues reconoce la debilidad emocional, social, espiritual... que la situación de soledad de estas personas le provocan y es capaz de darse cuenta de que en la vida no todo  es trabajo, sino hay que dedicar parte del tiempo a la familia, a los amigos, sobre todo a los que están solos e impedidos, apostando en ello, todo el énfasis que fuese preciso, Acercándose con suficiente confianza a aquellas personas que  le reclaman un minuto de su preciado tiempo, que le requieren una pizca de su atención. Hagamos, pues, que cuando ejercitemos esta entrega, demos esa compañía tan solicitada, sin condiciones previas, porque quizás seamos nosotros los que más necesitados estemos de ella.