Las necesidades que por esta época parecen
florecer, no son nuevas, convivimos con ellas todo el tiempo, aunque las
ignoremos, están ahí, pero parecemos que no somos conscientes de la gravedad de
la situación y por tanto, no presionamos para que nuestros dirigentes comiencen
a poner en práctica las medidas que supongan un verdadero alivio a esta penosa
situación; nos responderán algunos “eso conlleva consigo elevados costes que harán
subir aún más los impuestos”. Pero quedarnos quietos y no presionar harán inviable
una decisión adecuada para que adopten las medidas oportunas. Es difícil valorar
el coste de la inacción, hasta el punto que sólo muy pocos estamos convencidos
de que la acción es indispensable, justo ahora que es el momento en el que se está suficientemente sensibilizados y se ve de forma abrumadora la pobreza y necesidades
existentes. Es cierto que los costes de estas actuaciones son difíciles
de asumir, presionados como estamos por los diversos poderes facticos , La CEE,
EL BCE; EL FMI, … los hombres de negro, pero debemos de optar entre socorrer a
los menesterosos o socorrer a los poderosos… la elección que se ha hecho esta
clara como el agua del manantial, no solo por los rescates que se están haciendo
(Banca), sino porque a la clase dirigente parece importarle un “güevo“ las
necesidades de la población, basta con cumplir con las exigencias exteriores. Y
los votantes solo somos los que les otorgamos la legalidad que precisan para llevar
a cabo sus traperías. Es mucho más
evidente que todos veamos con nitidez los daños en materia de derechos humanos están
haciendo…y luego duermen en paz…Es más, por culpa de nosotros de nuestra
tradicional “apatía y despego” que una buena parte de nosotros le es
indiferente tal circunstancia. Ése es problema de otros, a ellos no les atañe
el tema. La clase política sólo les preocupa hacer los deberes que otros les
ponen, de lo contrario al rincón y con
el gorro de “Burro”, en el terreno puramente económico y social será donde se vea con claridad los
costes sociales de su inacción. Y eso es algo que realmente les debería de preocupar, máxime
en un país donde las personas en riesgo de pobreza y exclusión no suelen tener
suficiente preparación, ni siquiera
saben cómo funciona la economía y cuáles son los pilares que la sustentan,
mucho menos cuales son los que están fallando. Sólo hay que echar un vistazo a nuestro
entorno para ver la inacción dominante y apreciar los argumentos que se nos da para defender tal o cual
postura. Las comparaciones son odiosas, pero basta con fijarnos en otros
países, como Alemania, a la que siempre se pone de ejemplo, para ver como la diferencia de acción es abrumadora. Se puede concluir diciendo que hay una parte de la población que sufre y
mucho, que hay otra gran parte que lo ignora y quiere seguir ignorándolo, la culpa
de la inacción de las administraciones es de todos, según todos los argumentos
habidos o por haber, y eso es cierto. En nuestro caso, ponemos en duda la
capacidad intelectual de nuestros líderes políticos para solucionar los
problemas derivados de la crisis de una forma satisfactoria para la población
en general y para los pobres en particular, Con la ayuda a la banca no se ha producido un incremento del crédito, sino
que solamente se ha transformado en una partida para resolver sus complicaciones
de liquidez. .Podríamos argüir que la población es cada vez más consciente, es posible,
pero mucho me temo que es una ilusión, un sueño si se quiere con el que soñamos
algunos y es ver a la gente despertar.
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