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jueves, 19 de diciembre de 2013

Reflexion en tiempos de Navidad



   Las necesidades que por esta época parecen florecer, no son nuevas, convivimos con ellas todo el tiempo, aunque las ignoremos, están ahí, pero parecemos que no somos conscientes de la gravedad de la situación y por tanto, no presionamos para que nuestros dirigentes comiencen a poner en práctica las medidas que supongan un verdadero alivio a esta penosa situación; nos responderán algunos “eso conlleva consigo elevados costes que harán subir aún más los impuestos”. Pero quedarnos quietos y no presionar harán inviable una decisión adecuada para que adopten las medidas oportunas. Es difícil valorar el coste de la inacción, hasta el punto que sólo muy pocos estamos convencidos de que la acción es indispensable, justo ahora que es  el momento en el que se  está suficientemente sensibilizados y se ve  de forma abrumadora la pobreza y necesidades existentes.  Es cierto que los costes de estas actuaciones son difíciles de asumir, presionados como estamos por los diversos poderes facticos , La CEE, EL BCE; EL FMI, … los hombres de negro, pero debemos de optar entre socorrer a los menesterosos o socorrer a los poderosos… la elección que se ha hecho esta clara como el agua del manantial, no solo por los rescates que se están haciendo (Banca), sino porque a la clase dirigente parece importarle un “güevo“ las necesidades de la población, basta con cumplir con las exigencias exteriores. Y los votantes solo somos los que les otorgamos la legalidad que precisan para llevar a cabo sus traperías.  Es mucho más evidente que todos veamos con nitidez los daños en materia de derechos humanos están haciendo…y luego duermen en paz…Es más, por culpa de nosotros de nuestra tradicional “apatía y despego” que una buena parte de nosotros le es indiferente tal circunstancia. Ése es problema de otros, a ellos no les atañe el tema. La clase política sólo les preocupa hacer los deberes que otros les ponen,  de lo contrario al rincón y con el gorro de “Burro”, en el terreno puramente económico  y social será donde se vea con claridad los costes sociales de su inacción. Y eso es algo  que realmente les debería de preocupar, máxime en un país donde las personas en riesgo de pobreza y exclusión no suelen tener suficiente preparación, ni  siquiera saben cómo funciona la economía y cuáles son los pilares que la sustentan, mucho menos cuales son los que están fallando. Sólo hay que echar un vistazo a nuestro entorno para ver la inacción dominante y apreciar los argumentos  que se nos da para defender tal o cual postura. Las comparaciones son odiosas, pero basta con fijarnos en otros países, como Alemania, a la que siempre se pone de ejemplo, para ver como  la diferencia de acción es abrumadora.  Se puede concluir diciendo que hay una parte de la población que sufre y mucho, que hay otra gran parte que lo ignora y quiere seguir ignorándolo, la culpa de la inacción de las administraciones es de todos, según todos los argumentos habidos o por haber, y eso es cierto. En nuestro caso, ponemos en duda la capacidad intelectual de nuestros líderes políticos para solucionar los problemas derivados de la crisis de una forma satisfactoria para la población en general y para los pobres en particular, Con la ayuda a la banca no se ha producido un incremento del crédito, sino que solamente se ha transformado en una partida para resolver sus complicaciones de liquidez. .Podríamos argüir que la población es cada vez más consciente, es posible, pero mucho me temo que es una ilusión, un sueño si se quiere con el que soñamos algunos y es ver a la gente despertar.

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