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jueves, 31 de octubre de 2013

Gritos del silencio


  Pensamos que no nos vamos a detener por nada, que somos inmunes a cualquier obstáculo que pudiese aparecer en nuestro camino. Con esta actitud prepotente, nunca nos creeremos que nada nos hará doblegar. Pero lo que verdaderamente sella la pauta de nuestra conducta, no somos nosotros, sino nuestras circunstancias. Esas que a lo largo de los años, nos han forjado ese carácter abrupto. Si el camino es “Amargo y doloroso” no podemos doblegarnos, aminorarnos ante ese temporal, por muy fuerte que nos azote. No debemos de rendirnos ante la mínima contrariedad surgida, por muy grande que fuese la afrenta, ni abandonar a los que dependen de nosotros a su suerte. Tampoco hacer sufrir a personas inocentes que no tienen culpa alguna. No Debemos sucumbir ante cualquier adversidad, aunque solo sea por dignidad personal. Buscar y sacar hacia fuera esas pocas fuerzas que tenemos adormecidas, demostrar que somos personas curtidas, no cualquier “trapo viejo”. No temer a nada, ni a nadie… Si perdemos nuestros valores, habremos perdido, no solo una batalla, sino la guerra entera. Debemos "sacar valor de la flaqueza, aceptar con resignación el infortunio, las calamidades que la vida trae consigo y nos regala solo por el simple hecho de vivir. Nunca se debe abandonar el barco, aunque el naufragio fuese inminente, hay multitud de puertos donde desembarcar…No olvidarnos de defender a los que carecen de defensa, de autoestima, a los que tiran la toalla… Más se debe calibrar la intensidad de nuestras acciones, no vaya a ser que se cumpla aquello de “por la boca muere el pez”… mucho hablar de los valores éticos y de su defensa… y ser nosotros mismos los que tenemos esa carencia. Con demasiada frecuencia, nos llegan noticias de los efectos perversos de esta crisis, que suelen ir acompañados de desahucios, de violencia de género, de protestas, de manifestaciones, de cargas policiales… Sucesos que nos “invitan” a abandonar la fe en las personas. Los únicos que perseveran en su empeño de luchar por los demás ante las fatalidades, son “las  ONG´S” a través de sus voluntarios. Porque además les parece una ingratitud, una deslealtad abandonar a los necesitados, sobre todo, en estos momentos difíciles y de tan grande crueldad. El abandono al que son sometidos, la gente más humilde, nos produce bochorno, acompañado de una tristeza "cabreante"...para nosotros. Es el clamor por la justicia social, por la paz en todos los hogares, la que provoca esa la voz que se convierte en grito que resuenan en todas las conciencias de las personas de bien. Es el grito del silencio, que parte desde la zona más recóndita de nuestra alma y  fluye hacia fuera exigiéndonos un fuerte compromiso.

martes, 29 de octubre de 2013

Personas voluntarias, personas con voluntad


   Siempre que ponen ante nuestros ojos el ejemplo y las características propias de las personas voluntarias, es algo con lo que nos identificamos plenamente, que sentimos en nuestro interior y ese sentimiento crece paulatinamente, pero solamente llega a hacerse grande en aquellas personas que lo sienten de verdad. Hasta el punto de ofrecer cualquier cosa o acción que este dentro de sus posibilidades. Pero si se le escapa, si no está en sus manos moverá “cielo y tierra” para conseguirlo. Son de este mundo y sus carencias las llenan con mucho entusiasmo. Las personas voluntarias nos incitan a hacer de la paciencia una virtud, a tener fortaleza, a la esperanza. Esas “exigencias” son particularmente necesarias para quienes se dedican a combatir la pobreza y la exclusión. Es necesario saber esperar a que la acción voluntaria de sus frutos, se aceleraran en función de la cooperación de la sociedad. En la medida que vaya creciendo la acción voluntaria, su ejemplo prenderá en cada vez más conciencias, ahondando sus raíces en el alma y germinando poco a poco... hasta materializarse en nuevas acciones. Hace falta, en primer lugar, creer en lo que se hace, estar completamente convencidos del camino que se comienza. El compromiso que se otorga es la palabra empeñada; es también un entusiasmo contagiado, que a su vez, se siembra en las personas voluntarias. Es la levadura que hace fermentar a toda la sociedad. Así sucede con todo lo nuevo que se pone en marcha, sólo es necesario poner la voluntad, dar el primer paso, para que nos sigan nuestros círculos de amistades y a ellos los suyos progresivamente, hasta que llega a toda la sociedad. Que se sea capaz de preservar esas metas dependerá de la constancia y sobre todo la motivación personal para dar la respuesta adecuada a cada petición. También es necesario dar tiempo para que la persona voluntaria se forme y así realice su labor con eficiencia. Que existan personas dispuestas a dar su tiempo de forma libre y altruista, nos animan a la sociedad, nos hace reverdecer y renovar la fe en las  personas. Y nos otorga la paciencia, la seguridad y una renovada esperanza. No estamos solos en este duro camino, nunca sentiremos la soledad pues comprobaremos el crecimiento personal y esa metamorfosis  que nos cambiara a cada uno de nosotros.

lunes, 28 de octubre de 2013

Aunar esfuerzos


  
    En la vida se puede tomar dos direcciones claramente diferenciadas una de la otra. La acción y compromiso o la apatía y desanimo. Si la vida que se escoge es el compromiso, en ella no se puede prescindir de nadie, no se puede descalificar a los modelos de conducta por considerarlos caducos o descatalogados. No nos podemos permitir el Lujo de repudiar el prestigio conseguido con tantas acciones que se han efectuado  unas con éxito, otras con relativo fracaso. Con estas experiencias, nos conducirán por el sendero correcto, evitando caer en errores ya superados. Todos, incluso aquellos que no se comprometen con nada, hemos de dedicar unos momentos a la reflexión, Pensar que "el hombre es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra", debemos, así mismo, recordar que "el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla". Como contrapartida, los que pensamos que ningún tiempo pasado fue mejor… deseamos construir un buen futuro, sin incertidumbres… No deberíamos dejarnos llevar por el calor del momento, Perdernos en una acción desenfrenada sin rumbo definido. La vida nos enseña que nos conviene dedicar unos momentos diarios a la reflexión. Hasta el punto de pensar en la necesidad que todo en la vida no gira a nuestro alrededor, no somos el epicentro del mundo, no somos solo nosotros y nuestras circunstancias  En la medida que al futuro le consideremos más cercano, sera nuestro, o más lejano pertenecerá a la generación siguiente… En esa linea de pensamiento actuaremos y conformaremos lo que es consecuente para nosotros. Si aseguramos nuestro porvenir ¿estaremos asegurando el de nuestros hijos? De ninguna manera. Pero, ¿Y si empeñamos el futuro?, en este caso sí, estaremos hipotecando no sólo el futuro de nuestros hijos sino el de muchas otras generaciones, que ademas jamas se verán libres de pagar deudas. Entonces, ¿Que se puede hacer? hoy, lo vemos todo oscuro, sin esperanza, no hay nadie con el suficiente carisma para que nos conduzca, es decir, tenemos carencia de sujetos que debieran ser nuestros lideres,  los "llamados a dirigir y regular nuestras vidas". Después nos quejaremos de no encontrarlos, pero no se ve la suficiente capacidad en nadie. A La mayoría de nosotros solo nos interesa procurar sobrevivir en esta crisis, de la mejor manera posible. Para que logren que nos identifiquemos con un ideal, nos deben motivar, que nos impliquen en algún proyecto factible, algo que nos convenza, pero que a la vez de nosotros saque esa fuerza que nos auné a todos en un mismo objetivo... lo cual sólo será factible en la medida que lo creemos  posible. Que hay vida tras la crisis, es seguro, pero ¿queremos estar en esa vida? Las condiciones en las que estemos, por desgracia no depende de nosotros, y ante la "orfandad institucional" que tenemos, muy buenas no las pinta "Hoy por Hoy".

sábado, 26 de octubre de 2013

Buscando el "Consenso en educación"


   ¿Quién elabora las leyes sin contar con nadie? ¡En buena hora tuvo tal ocurrencia! ¡Qué cara debió poner cuando ha visto que no cuenta con el apoyo de nadie! se ha saltado la norma del consenso y además critica, censura con contundencia a todo aquel que no esté en su onda y  la de su grupo político. ¡Qué ejemplo de mesura, de falta de tacto, de falta de educación…! El pobre ministro no da pie con bolo, la culpa es de los otros, de los profesores, de los padres, de los alumnos… nunca se ha visto tantos “culpables”.  En el día que comprenda que su comportamiento es cuanto menos impropio, como suele decirse, no es “políticamente correcto”. Lo que nos demuestra que al ministro le importaba poco el “qué dirán” y si es “políticamente correcto “o no; por eso, pese a quien pese, impone sus normas, que pueden ser buenas o no. Más en ambos casos, no debe ser la pauta de actuación de quien se considere una persona culta y preparada. Nosotros le criticamos claramente por su mala gestión, por la doble moral con que actúa, la hipocresía con la que busca la conveniencia de favorecer ciertos intereses por medio del engaño masivo. Como siempre, su palabra es la correcta, interpreta libremente, a su antojo, lo que cree son nuestros intereses... menos mal que esta el, sino ¿Qué sería de nosotros…? Nos quiere adoctrinar sobre los usos y costumbres de nuestra educación y la de nuestros hijos. Con ello acabaríamos convirtiendo en “valores” aquello que solo son patrañas. Con la verdad se convence, nunca se impone. Esta ley nace de la soberbia, del egoísmo y del orgullo de un señor que se cree en posesión del santo grial, de la piedra filosofal, en un intento de “controlar” la enseñanza pública, para no desentonar con sus ideales, que ni siquiera se molesta en esconder, sin que importe el precio que la sociedad va pagar, ni como ennegrezcamos el futuro de nuestros hijos, pues, a fin de cuentas, a él le da igual. Hemos de saber que la verdad siempre es y será verdad, aunque la trate de ocultar, de enmascarar... prevalecerá sobre sus pensamientos, es una batalla que perdió antes de su comienzo. Con el dialogo, con un mínimo consenso se lograría cualquier meta, es esta su misión, que está por encima de cualquier otro interés, arbitrar una formula, aunque sea de mínimos, que convenza a la mayoría de los interesados: padres, alumnos, profesores, etc. procurando mantener un factor de unidad, según el modelo que más convenga, pero abierto a las modificaciones que fuesen precisas para su correcta adaptación. Todo pasa por guardar las normas sociales, por habilitar circuitos de dialogo, nunca por imponer, jamás por amenazar… si no puedes obtener el dialogo, el consenso, si lo que haces lo haces en soledad…vete y todos, sin excepción te lo agradecerán.

viernes, 25 de octubre de 2013

Pensamiento solidario


 Hay días que nos despertamos “apagados” sin gana de nada, espesos, sin ideas, sin ganas de hablar con nadie, ni que nadie nos diga nada. Más pasado un tiempo prudencial, y ya completamente despiertos, el día se torna radiante y comienzan a trabajar las “neuronas”. Nos cuesta entender por qué nos levantamos con esa apatía… Pero comenzamos a trabajar con la misma ilusión, como si fuese el primer día. Para muchos es un día especial, es viernes…lo que significa que viene el fin de semana y el merecido descanso. Pero, todos los días debemos pensar en aquellas personas para los cuales todos los días son “de descanso obligado”, me refiero a los parados. Han dejado de vivir con ilusión, se les escapan en su vida, muchísimas ocasiones únicas, que no se volverán a repetir. En la reciente historia de nuestro país, nunca ha habido tantas personas desempleadas. No ven futuro alguno. No perciben el momento de volverse a sentir útiles, no ven la hora de poner fin a sus penurias. Es necesario, por tanto, conocer y comprender a todas las personas con las que convivimos, sus miedos, sus esperanzas, sus legítimas aspiraciones, su modo de ser y entender la vida. Buscar la razón esencial para ese toque dramático. No nos cuesta mucho señalar las ocasiones perdidas por la sociedad, por no haber puesto limites, por no haber cimentado bien los pilares del desarrollo, por no haber aprovechado el momento de crecimiento económico. ¿Cuántas ocasiones habremos perdido por no planificar el futuro? ¿Por qué no nos auto-valoramos nosotros mismos? Vivimos en un mundo donde domina la maldad, el egoísmo, pensamos solamente en nosotros y nuestros allegados; lo cual es lícito, pero debemos de acordarnos de los que no trabajan, no porque no quieran, sino porque no encuentran. Sabemos que no tenemos la solución de sus males ¡ojala! Pero si podemos y debemos exigir a las administraciones que les proteja, que no les abandonen cuando más necesidades tienen. Habitamos en una tierra dura, cruel, con grandes brechas y desigualdades. Lo cual no significa que nadie sea mejor que nadie, todos debemos tener nuestra oportunidad y aprovecharla. No esperar que ocurra un milagro y nos toque la lotería, debemos poner los pies en la tierra y analizar “que puedo hacer yo” y mirar el futuro con optimismo, sin perder de vista el sufrimiento del presente, hacerlo más liviano, compartir y pensar “No hay bien ni mal que cien años dure”.

jueves, 24 de octubre de 2013

Creciendo como persona


   Somos, la inmensa mayoría de nosotros, una persona sin grandes pretensiones, y las pocas que tenemos no son estrictamente personales, sino más bien colectivas. La respuesta a la inquietud que nos deja insomnes, yace en nuestro interior. ¡Ojalá pudiésemos sacarlas a flote, a flor de piel! lo que nos ocurre es el hecho de no saber comunicar nuestros proyectos o ideas, de no encontrar las palabras precisas que describan la visión que sobre el futuro tenemos, los proyectos que planificamos… y eso nos ofusca, nuestros proyectos se ven frustrados, mueren antes de nacer. ¡Parece que no ocurre nada! Pero para nosotros significa mucho, mantenemos en secreto las ideas, porque solo pensar en compartirlas, exponerlas… nos da “vergüenza”. No saber con certeza si van a ser bien acogidas, si van a interesar…el solo hecho de compartir nuestros pensamientos con otros nos causa terror. Nos da la “equivoca” impresión de desnudez, como si mostráramos nuestra alma para el deleite de los demás, es decir, pasar por la aprobación de la sociedad. Que nos da cortedad,  es cierto, pero debemos tener auto-confianza, firmeza, fe en nosotros mismos, si queremos que al menos se nos tenga en consideración, Todos tenemos planes y proyectos personales o de diversas índoles. Y  a veces se tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que somos “presa de la impaciencia”. Nuestras ideas y proyectos debemos saberlos exponer y aún más ser capaces de convencer a los demás. No importa si se es locuaz o no, importa que sea buen proyecto. El tiempo será un inconveniente, más que una ventaja, pero hay que tener paciencia. Vivir sin demasiada tensión, evitando la apatía, la desilusión... La impaciencia o la ansiedad son enemigas y malas consejeras para obtener buen resultado, son debidas a la falta de confianza en el proyecto.  Por otra parte, quien no tenga ideas o proyectos, es un retraído, pareciera un muerto sin ninguna esperanza en la vida. Esto es un freno para su realización personal. Y, además, es muy triste compartir espacios y proyectos con este tipo de personas. Debe dejar de ser un amargado, pues solo podrá desfogarse criticando a los que tienen proyectos, a los que trabajan por todos, incluso por él.
  Son las personas con proyectos, con ilusiones las que mueven el mundo, y además comprometen en sus proyectos e ideas a todas las personas que se mueven en su círculo, avanzan junto con él. ¡Hay que tener ideas y proyectos! ¡Buscar la exquisitez y la finura para todos: para la familia, para amigos, para los compañeros del trabajo, para el entorno social…! hacer del bien común, la excelencia de todas las obras. Debemos aspirar al máximo, no conformarnos con mediocridades, que se note el esfuerzo y la pasión que se pone en cada proyecto. Recordar siempre  palabras que nos den fortaleza, no escuchar a aquellos que nos ponen zancadillas, pero que además se benefician como buenos “parásitos” de nuestro trabajo. No debemos pararnos en nuestro camino, ni retroceder bajo ninguna circunstancia. El fin del camino será para el que no quiere proseguir; retrocede, solo, aquel que nunca creyó en ese proyecto. Pero hay que incidir, que nunca debemos estar satisfechos al cien por ciento, pues eso significara que hemos acabado nuestro camino y nos hemos transformado en aquello que más temíamos “un conformista”.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Compromiso de futuro


  Cuando venimos al mundo, se nos ha otorgado a todos un legado que se porta en los genes y unas capacidades innatas, para que nos realicemos como personas independientes. Descubrimos que todas estas cualidades y la vida en si misma son un regalo maravilloso, puesto que ya nacemos formados y no hemos tenido que hacer nada. La vida es un regalo particular, insuperable y personal, y eso es lo que nos confiere nuestro autentico yo. Recibimos, no se sabe de dónde, unas “aptitudes” que nos hacen únicos e irrepetibles, puede ser que estas aptitudes sean como consecuencia de la herencia genética, del aprendizaje, del ejemplo… Pero estas cualidades son las que nos definen durante toda nuestra vida. Nuestra esperanza está depositada siempre en las generaciones venideras, pero ahora y aquí, también debemos de preocuparnos del presente, si es bueno, las futuras generaciones gozaran de mejores posibilidades que nosotros ahora disponemos, pero si se retrocede nuestros hijos vivirán en peores circunstancias que nosotros e incluso que nuestros padres… De ahí la importancia de lograr una sociedad justa y con valores solidarios, se hace presente esta “obligación” en nuestra vida. Lograr ver en la sencillez de las cosas la grandeza y la complejidad de cada momento. Es hoy cuando, con la fuerza de nuestra actitud, podemos hacer posible que el futuro sea mejor. Debemos estar preparados para hacer frente a cualquier “afrenta” que ponga el futuro de nuestros hijos en peligro, esta es una llamada a la responsabilidad colectiva, a la fidelidad hacia nuestros valores,  por la cual, nunca debemos subordinarnos al egoísmo personal, al egocentrismo, <<si yo garantizo el futuro de mis hijos, que más me da el de los demás…>>. Tenemos la responsabilidad de “dar una respuesta conjunta” a los descendientes propios y a los ajenos también, esto es un mandato que hemos recibido solo por el hecho de haber nacido. A esto se le llama tener “conciencia”, y es lo que nos hace dignamente diferentes de las demás especies que habitan la tierra.  Una respuesta generosa por nuestra parte hacia todas las generaciones futuras, hacia cada uno de ellos, es algo justo y altruista, y que marca la diferencia en la “calidad de persona que somos”.

martes, 22 de octubre de 2013

Ideas


   Qué gozo da descubrir que, aunque uno sea pequeño, no en edad, ni en tamaño, sino en “importancia…Uno mismo abre nuevas puertas, nuevas ideas que son tenidas en consideración por un número cada vez más importante de personas. Estamos cansados, agotados, hartos de que “mareen la perdiz”, de tanto caminar hacia ningún lugar, nuestros pasos parecen no tener un destino fijado. Pero nosotros necesitamos tenerlo, necesitamos escuchar palabras de ánimo, de apoyo, para continuar hacia delante. Mi espacio, mientras sea mío, estará abierto a cualquier sugerencia, a meditar sobre cualquier idea, por muy entreverada que fuese. Sí, hasta el momento que la muerte llame a mi puerta, seré yo quien le abra o le cierre, nadie podrá decidirlo por mí, no les dejare… ante nadie hemos de rendir cuentas, somos responsables de nuestros pensamientos, de nuestras palabras y también de nuestras acciones. Abrir una nueva puerta, es abrir una nueva esperanza, es sentir nuevamente los ojos abiertos, es ofrecer una nueva idea, con distinto planteamiento, pero eficaz y a nuestro alcance. No nos podemos distraer con las musarañas que surgen al lado. Estar distraído es imposibilitar el alcanzar el objetivo marcado, querer conseguirlo cuesta y mucho, pero si se carece de la voluntad de lograrlo, será inútil a la vez que inoperativo que lo intentemos siquiera; Expresar una idea que no venga acompañada de acciones, es como hacer pompas de jabón, muy bellas pero de duración efímera… de ahí la importancia de efectuar una acción, que sea visible, comprometida y a la vez conmensurable. Debemos “coger el toro por los cuernos”, tenerlo todo pensado hasta el último detalle. Para hacer realidad una idea, hay que pensarlo todo, los pros, los contra y valorarlo en su justa medida.  No podemos ser un náufrago en nuestro propio barco, sin orientación, sino que debemos saber dónde estamos, y sobre todo a dónde vamos y cómo llegaremos al destino; Lo haremos porque lo conocemos, tenemos previsto que medios utilizaremos para ir y cuáles serán las dificultades. Preveer hasta los posibles “imprevistos” nos ayudará a abrir esa nueva puerta en nuestras mentes. La responsabilidad dependerá del grado de compromiso que efectuemos, Nuestro pensamiento se debe coordinar con nuestras acciones no nos podemos permitir el lujo de distraernos, ante todo esta nuestro compromiso, pero este debe estar en concordancia con nuestra ética y visión de la vida, debe ser para nosotros un pensamiento saludable y vigorizante. En definitiva que nos aporte mucho más de lo que se pudiese perder en su consecución.

lunes, 21 de octubre de 2013

El regalo de la vida


  La verdad escuece y para que no nos haga daño, algunos nos tapamos los oídos y cerramos fuertemente los ojos, es para muchos más cómodo el hecho de ignorar, que el saber. Nos ahorramos mucho sufrimiento, por expresarlo de alguna forma, que conlleva “el conocimiento”. Si observamos nuestro entorno, nos causará una gran conmoción por su cruda realidad; por verlo tal cual es y no la idílica fantasía en la que creíamos vivir. Aun así, debemos de privarnos de tener envidia, porque, aun en la penuria, lo que poseen otros, nos atrae más que lo propio. Queremos acaparar, tener abundancia de bienes, al precio que fuese preciso pagar ¿Qué es lo que nos asegura la supervivencia? Sabemos muy bien en qué está basada la vida, porque así nos lo ha dicho, y así lo hemos vivido. Sabemos que la vida no es solamente tener bienes, estos no nos servirán de alimento, aunque hay que reconocer que serían de gran ayuda, si fuese preciso. Nuestra meta, la voluntad que ponemos en la búsqueda de la razón de vivir, equivale a realizarnos plenamente, vivir con las demás personas, compartiendo nuestras experiencias con la familia, con los amigos, con nuestro entorno social... signo inequívoco de pertenencia a un grupo... La vida es, pues, una “oportunidad” que nos han dado nuestros progenitores, con la única misión de ser “otro eslabón en esta larga y extensa cadena” que es la vida humana. Pero, ¿Es suficiente por ser vida? ¿Podrá negarse que sea un don, que nuestros padres nos han transmitido y que, solamente por eso, ya debemos estarles agradecidos? nadie es dueño de su propia vida, es como un préstamo que nos han hecho y como tal lo debemos transmitir, a través de nuestros hijos, de nuestros descendientes. Continuando con esta lógica, volvemos a la cuestión existencialista ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Qué hago yo aquí? Si la vida es un regalo recibido a cambio de nada y donado sin condiciones, siempre debemos de transformarla en una gratitud total: hacia nuestros padres, hacia aquellos que les precedieron… Quien vive preocupado solo por acumular bienes, se está perdiendo lo mejor que la vida tiene, habrá vivido una vida vacía, insípida, sin valores que transmitir a las generaciones venideras, y al final todas las enseñanzas, que en su día recibió, se perderán en el olvido del tiempo, y será entonces cuando de verdad morirá.

sábado, 19 de octubre de 2013

Calumnia personal


   A veces resuenan una y otra vez unas palabras que nos invitan a la reflexión personal, debemos recordar que solo estamos de paso, que nuestro tiempo es limitado, también lo son nuestras acciones, ante  todo, me declarare persona sin pretensiones, que no busca glorias, ni reconocimientos…también que mi único "hobby" es la de ayudar en la "medida de lo posible" a quien lo pudiese necesitar, como persona valgo poco, con una salud inestable y una discapacidad física sobrevenida ya de adulto… pero a la vez me considero útil, comprometido con la justicia social y en particular con las personas, que al igual que yo, tienen alguna discapacidad. Porque antes de cualquier otra cosa, soy igual a cualquier persona y por tanto con la misma sensibilidad y sentimientos. Vivimos en un tiempo en que en la vida vale poco, se prima más el conformismo, es fácil olvidar a los que sufren, se impone la ley del silencio, nos obligan a callar, a "comulgar con ruedas de molino", nos impiden manifestar la confianza ciega que tenemos en las personas “calladitos estamos más guapos”. Si expresamos alguna idea “que moleste”, se acalla, se desautoriza, se calumnia a la persona que la dice, aunque lo dicho este lleno de sentido común, molesta mucho, diría que demasiado, a los que tienen el poder y a los pretendientes a él, que ademas ambos, carecen de ideas alternativas y viables. Se menosprecia únicamente porque lo dice quien lo dice, como si nosotros no tuviésemos derecho a decir lo que pensamos. Por mucho que les incomode... No se debe bajar la guardia. En todo caso, aguardar agazapados los acontecimientos venideros…El tiempo dirá quien lleva la razón, aunque sea tarde, nos enseñará lo que conviene hacer y a quien reclamarle por las falacias vertidas, por esas falsas difamaciones con las que pretenden disfrazar la realidad. Al respecto, la verdad habita en las personas de bien, les inspira en todo aquello que han de hacer, las decisiones que han de tomar, no se dejan manipular tan fácilmente, aunque en ocasiones se llega a dudar de la verdad. Los ataques de los que somos objeto, tienen un mismo denominador común, pero con una gravedad distinta, porque no es lo mismo hablar mal de una idea, que atacar a la persona con injurias o sacar “trapos sucios” que no vienen al caso. Por lo que se refiere a perdonar a esos “mentirosos profesionales” es necesario que cambien de actitud, de sus maneras de proceder… que pidan perdón públicamente, rectifique y enmiende el daño ocasionado, en la medida de lo humanamente posible. Si no hay arrepentimiento, el perdón es imposible, el dialogo estará roto, y será sumamente dificultoso enlazar otro puente con estas personas, pero una vez descubierta su mentira, sin dudarlo será su fin como personas que viven de lo público. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Lucha contra el cancer



   En la vida hay loterías en las que mejor no participar, pero por el simple hecho de existir, entras en el bombo, y sin tu saberlo te toca el desagradable premio del cáncer. A la persona que le ha tocado no puede renunciar al “premio “Quien haya sido llamado a sufrir esta terrible enfermedad, la ha de afrontar con la mayor entereza de la que pueda disponer, ha de contar con el apoyo, con la compresión de sus seres queridos, sobre todo de los más cercanos, que le demuestren todo el amor y la necesidad que tienen de el/ella, que esa lucha no se lleve en soledad, es una guerra de todos… La vida nos ha designado como guerreros de esta ardua batalla, quien sufre cáncer  quiere compartir esa angustia, ese dolor con los demás, quiere que todos seamos sus cómplices con su lucha, en concreto. No quiere sentirse desamparado/a por haberle tocado esa “maldita suerte”. Además, nosotros debemos impedir que sienta tristeza, que se derrumbe animicamente, ello depende del apoyo que le prestemos. No debe estar prohibido hablar del tema, ni referirse al cáncer con otro nombre, no se le debe quitar la importancia que tiene, pero si se debe valorar las herramientas con las que se cuenta en esta singular lucha para vencerle. Sobre todo, se ha de dejar claro que puede haber un desenlace no deseado. Se debe poner en sus manos todo aquello que se estime más conveniente, más necesario para hacer de esta situación “incómoda”, una manera que más se aproxime a la manera normal de vivir: Por todas las cosas que nos unen, hay que hacer que  se agarren a la vida, fuertemente, tenemos necesidad de ello. La lucha contra el cáncer comienza con la prevención, fundamental, debemos de quitarnos de hábitos poco o nada saludables y por lo tanto poco recomendables, hacer una vida sana, comer adecuadamente, hacer ejercicio físico…Además, prepararnos mentalmente para realizar el camino de la enfermedad, si llegara a aparecer en nuestra vida, debemos, también, curarnos las heridas interiores, esas que corroen el alma, apoyar a otros enfermos, a sus familias, a aquellos que han sufrido una perdida irreparable... manifestando, así, nuestro compromiso en la lucha contra el cáncer.  Nuestra tarea es simple, apoyo y exigencia: porque si no exigimos que se mantenga la investigación o se incremente, la recortaran como recientemente ha ocurrido. De la investigación y desarrollo de nuevos fármacos y terapias depende que la futura lucha contra la enfermedad sea un éxito. El mejor testimonio que podemos ofrecer es el apoyo a organizaciones como la AECC en su lucha diaria, hacernos más conscientes de la dimensión de la enfermedad y contribuir con nuestro pequeño “granito” a que esta guerra, sin igual, se acabe ganando, de nosotros depende

jueves, 17 de octubre de 2013

el saber....


   Siempre que se nos plantea cual debe ser el sentido, la aceptación y el trato que debemos dar a todas las personas, a la vez, se nos plantea una difícil disyuntiva, una respuesta en la cual no se puede generalizar a todos por igual. En nuestro entorno más próximo, hay personas de cualquier posición social, que forman parte de nuestro círculo, que reciben el mismo trato y merecen la misma distinción por nuestra parte; inducidos por la necesidad de integración social, lo expresamos con palabras, con acciones que hagan comprensible nuestras actitudes, nuestras necesidades de integración. Es un mensaje sencillo, que efectuamos mediante dichas acciones, con actitudes positivistas, que aunque lo parezcan, nunca son halagadoras. O mediante acciones, que resultan difíciles de comprender, aunque necesarias, no deben resultar incomodas para nadie. Parecer “inteligente” a veces resulta molesto para quien lo percibe, crea enemigos innecesarios, pues les incita y les predispone negativamente en su contra, ya que no toleran que alguien sea superior en algo a ellos, y  además es incómodo ante su entorno, “que exista alguien mejor que tú, sencillamente impensable”, si es así, se procura de alejarlo, de condenarlo al silencio, se le calumnia, se le desacredita, así hasta alejarle de nuestro circulo social.  Pero si llegara a triunfar fuera de nuestro entorno “se le erige un monumento” se le organizan todo tipo de homenajes, se dan cuenta “que ya no molesta” ¿Nos acordamos de cómo eran antes? ¿Ponemos en duda lo que nos dicen ahora? No, y si podemos nos hacemos una foto y la subimos al “Facebook” A nuestra generación se le juzgara por todo el talento que ha desperdiciado, pero también por haber condenado al ostracismo a algunos conciudadanos. Hay demasiadas personas que se creen que solo ellas tienen el “derecho de saber en exclusiva”,  y lo compartirán, cuando y con quien les convengan. Personas que llevan a término lo de “El perro del hortelano”  niegan el paso a los que intentan conocer las letras o las ciencias, quizá para que no sepan tanto como ellos o les tomen delantera. Muchos de ellos estudiaran las maneras de desacreditar a los que incomodan su posesión y es que no hay mayor peligro que el saber que se esconde en los libros y ellos lo saben.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El valor de las cosas pequeñas


   Estamos tan acostumbrados a perder que cuando ganamos nos sienta hasta mal. Este dicho, que últimamente tanto se repite, nos da para algunas reflexiones: entre ellas, nos habla de nuestra rutina, de los sufrimientos, de las privaciones, de los apuros económicos, de la inestabilidad personal, Es un “milagro” que continuemos con la entereza moral, a estas alturas de la “película”, Pero haciendo un buen uso de la coherencia, la vida nos parece ser más sutil, más simplificada… Pese a ser bastante dura, extensa y penosa por momentos. Todos nuestros pensamientos confluyen en posibilitar que en nuestros quehaceres “brillen” la justicia,  la compasión, el altruismo, el compromiso y sobre todo seamos fieles a nuestra ética.  Las penurias en nuestra sociedad actual van en la misma línea que se mueven la economía. Pero se debe dar valor a las cosas pequeñas, a las pequeñas alegrías que muy de tarde en tarde, nos suceden, parece hasta exagerado,  es verdad, las personas que celebran las pequeñas cosas tienen la distinción de gozar de gran generosidad, comparten con los demás esa pequeñez, que para ellos  es “lo más grande del mundo”. Hemos sido testigos de vivencias de personas que comparten lo poco que poseen, de los que se suele decir “que nada es suyo”, otros, sin embargo, se reservan lo poco o lo mucho que dispongan para disfrutarlos ellos solamente, muchas veces temiendo a la escasez en la vejez. Tienen todo el derecho a hacerlo, nadie les ha regalado nada y quizá, no han aprendido, o no han querido aprender a ser solidarios. La vida es la mejor maestra que existe, nos enseña cual ha de ser nuestro modelo, entre varias opciones, que se adaptan a nuestra personalidad, pero el ejemplo nos arrastra, es como un imán del que no podemos resistir su fuerte atracción. Los buenos educadores se esfuerzan en vivir aquello que enseñan. Esto es la coherencia. No solamente con decirlo, explicarlo, sino vividlo de lleno: “la grandeza de las personas esta en valorar las cosas pequeñas”

lunes, 14 de octubre de 2013

Malvados


   No se debe pretender que sobre los más humildes caiga todo el peso de la crisis. Que ellos la paguen con sus esfuerzos, con sus privaciones… y los pudientes no aporten nada o muy poco. Esto no solamente es una sandez, sino una maldad adornada de mucha soberbia. Y es maldad porque se hace a sabiendas que lo sufrirán las clases más débiles, por ello, el uso de la palabra “maldad”. En ese aspecto, los dirigentes de esta generación son malvados; piden que aguantemos, que ya nos queda poco para salir de este pozo sin fondo, pero ellos no predican con el ejemplo, no se solidarizan con los que más están sufriendo, ni les ayudan… les acusan incluso de defraudadores, de robar las arcas públicas. ¿Quién defrauda a quién? ¿Se les dará otra oportunidad si siguen acusando? También son “malvados” porque ponen como condición el sufrimiento, ayudan a los ricos a ser más ricos, deshacen cualquier mecanismo de ayuda social (ley de dependencia etc.) para dar después su indulgente apoyo a los poderosos. Ni ante sus votantes claudican, porque todo lo hacen, supuestamente, por el bien común, traicionarían a su propio padre si fuese necesario, o si se lo piden los acreedores. Que ellos quieren el bien común, lo pongo en cuarentena, son como espectadores sentados en sus poltronas esperando las órdenes oportunas de quienes realmente mandan... Pero con ello se están cargando la idea de “España”, la están vaciando de contenido, momentos de debilidad que son aprovechados por los buitres que revolotean con el incipiente olor a cadáver. No puede ser que se permanezca con los brazos cruzados. Que se aliente la confrontación y se resucite las “dos Españas”, sólo aquellos que permanecen en la ignorancia, en la dejadez, pueden permitirlo, todo por una obediencia a sujetos que solo les interesan nuestros bienes y que seamos débiles, cuanto más débil mejor para ellos. Esta debilidad que nace de la ceguera política, ¿A qué se espera? ¿Por qué se callan? Somos testigos de cargo de esa dejadez, que va en contra de nuestros intereses, que mantienen un ridículo pulso del que nadie saldrá vencedor, pues es nuestra mano derecha contra la izquierda. Es pues, una caricatura de lo que debería ser un orgullo para todos. Dice un refrán que “no hay peor sordo que quien no quiere oír, ni más ciego que quien no quiere ver” Si se lo propone saldremos todos victoriosos, si se sigue en la inacción, no quedará ya nada qué hacer, sino sufrir la condena de pagar más y más deuda… todo por la obstinada obediencia ciega a sectores ajenos a nuestra realidad. Deben adelantarse a los posibles acontecimientos, defender a aquellos que representan, intentar acabar con este sufrimiento… Solo entonces les reconoceremos como parte nuestra, una parte que se ocupa del bienestar del resto de su cuerpo. 

domingo, 13 de octubre de 2013

Abandonados a su "mala" suerte


  El hecho de nacer pobre no significa que se tenga menos derechos, por ello, no es razón para dejar de aplicar la justicia social a todos por igual´. Al menos esa es mi impresión ante los últimos naufragios, ocurridos en la isla italiana de Lampedusa. Pecare de populista, no me da miedo la reprobación que seguramente algún sector social, carente de toda sensibilidad, me pueda efectuar… con una buena dosis de paciencia, meditando lo ocurrido… no encuentro explicación posible, por ello voy a hacer una petición “Que se ayude a quien viene atraído por un espejismo de prosperidad” ¿en qué situación viven en sus países de origen para arriesgar la vida? La respuesta es fulminante: en la extrema pobreza, azotados por guerras triviales e intereses incomprensibles para cualquiera de nosotros. Esto nos demuestra que la atracción hacia el denominado “primer mundo” es muy poderosa ¿Qué podemos hacer nosotros? Presión, pedir a nuestros gobernantes que actúen responsabilidad, se trata de seres humanos. Pero, pidámoslo con persistencia, que no tenga que ocurrir más “Lampedusas” para recordárnoslo. Basta un mínimo de sentido común para entender que “nada es demasiado difícil” No sé cuál será la solución, solo sé que son personas… se me remuerde la conciencia de pensar en tantos cadáveres, en tantas vidas sacrificadas inútilmente. Si no vemos su miserable vida, es porque nos “obligamos” a cerrar los ojos, a permanecer inmunes con nuestra falta de sensibilidad. Y, como colmo de males, la crisis económica, que nos hace ver en ellos competidores. Nos bombardean con la absurda idea, “vienen a por nuestro trabajo, a encarecer nuestros servicios sociales” se llega al convencimiento, al racismo…el desbordamiento de la personalidad que queda ahogada por las circunstancias. Pero..., ¡qué lástima! Que tengan que ocurrir tan grandes desgracias para verlos como son realmente “personas buscándose un porvenir mejor” ¡Qué ingratos somos cuando olvidamos con tanta facilidad nuestras propias desgracias! Hagamos el propósito de exigir el “Nunca más” que no abran ediciones los diarios con estos u otros naufragios, estas muertes absurdas… que más bien son unos asesinatos, donde todos somos culpables, unos por acción, otros por omisión, por ese silencio cobarde, por esa amnesia que nos hace olvidar…y así con la conciencia tranquila “dormir sin remordimientos”.

sábado, 12 de octubre de 2013

desconfianza


   Todos hemos desconfiado de otras personas, seguramente más de una vez., una palabra insinuada, una mirada de suspicacia, nos enseñan todo un mundo oscuro y desconocido. Algunas de esas dudas pertenecerán a la realidad, pero no todas. La dificultad puede surgir cuando la persona da por hecho que los demás, a su vez desconfían de él, que se van a aprovechar, que les van a engañar. Se sienten agraviados, solo por las dudas que le corroen sus pensamientos. Les asaltan las ideas nefastas acerca de la rectitud o sinceridad de sus amigos y conocidos, cuyos actos son indagados cuidadosamente en busca de pruebas que les “incriminen”. Las personas que padecen estos problemas, son remisos a desahogarse con los demás, temen que los datos, íntimos o privados, que pudiesen compartir, sean objeto de burla, o que puedan volverse contra él. Normalmente se niegan a responder cuestiones personales argumentando que "no es asunto de los demás". Alguien así, puede malinterpretar un error sin mayor trascendencia, con uno intencionado, no admite bromas, aunque fuesen leves.  Las personas con esta perturbación suelen hospedar rencores por largo tiempo, el desprecio, por poco que sea, les provoca una gran hostilidad, ya que siempre están observando las actuaciones de los demás, sienten a menudo hacia su persona, que su popularidad está siendo abordada, que alguien quiere “hundirlos en la miseria”. Ellos están siempre a la defensiva, reaccionan con ira ante las ofensas que les parece percibir. Son personas insociables, suelen tener muchísimos problemas de inclusión (laboral, familiar, social).  Puesto que están siempre “alerta”, pueden comportarse de forma callada, reservada… aparentan que todo les da igual. Aunque a veces tomen partido, parezcan racionales… pero lo normal en ellos es que se muestren obstinados, hostiles e irónicos, lo que a todas luces es una persona desconfiada.

viernes, 11 de octubre de 2013

Mi vida


   Es difícil imaginar un bien más grande que la propia vida, y, vivirla plenamente. Para hacerlo, debemos de pasar por diferentes etapas, conocer a multitud de personas, adquirir diversas experiencias (positivas o frustrantes). Es realmente “el circulo de la vida”, que manifiesta la grandeza de este nuestro mundo. En ella también existe, mucha ceguera, mucha envidia, por parte de algunos que no saben, ni quieren vivirla. Con esa actitud, eliminan también, tal vez sin darse cuenta, el derecho que tenemos los otros a vivir nuestra vida, a ser diferentes y tener nuestras propias ideas, que suelen ser contrarias a su concepción de la vida. Quien vive encerrado, adoctrinado en un dogmatismo político, cultural o ideológico… no comprende, irracionalmente, al que discrepa, descalifica su visión de la vida, le niega que tenga la suficiente preparación, intelectual o académica, para formular una opinión e, incluso, que tenga honestidad. Entonces, ¿Qué espera del denominado adversario? ¿Por qué le convierte en enemigo personal? La discrepancia no debe transformarse en insulto, se debe evitar esa agresividad. La intolerancia, si se toma como cuestión personal, puede convertirse en un oscuro deseo de eliminar de algún modo a quien, supuestamente, se le antoja como enemigo. Se creen que esta actitud es fácil justificar, que todos comprenderán su razonamiento, que casi todos opinan como el, con la salvedad de algunos degenerados. Este contexto es más frecuente de lo que pensamos… alguien puede tenernos tiña, no se sabe por qué, y busca la ocasión, la excusa perfecta para hacernos caer en desgracia… Por ello, se debe de implantar unas condiciones que propicien la paciencia, el respeto mutuo… que todos seamos leales entre sí, con honor y con palabra, que sea posible ir hallando vías de diálogo y respeto mutuo, que aprendamos a convivir, respetando las otras maneras de “vivir”. Que, en definitiva, seamos personas civilizadas.

jueves, 10 de octubre de 2013

solidarios


   A veces tendemos a pensar que con una acción de solidaridad que efectuemos en la vida, habremos cumplido. Estaremos, en la práctica, totalmente errados. Esto no es nunca así, sucede, que no siempre “funciona” el autoengaño.  La primera consideración, a tener en cuenta, es la asiduidad, la tenacidad. Hemos de cambiar de actitud, sin desalentarnos nunca, aunque nos parezca que nuestras acciones chocan de lleno contra el muro de la intolerancia. O que no es comprendida enseguida por nadie. Son cualidades de aquellas personas, que a pesar de pecar de inoportunas, pretenden desalentarnos, quitarnos esas pocas de ganas de ser solidarios, que no quieren entender las razones que nos mueven a obrar así. Más si ellos lo necesitan, vienen a medianoche a pedirnos auxilio, y, siempre reciben aquello que nos piden. Debemos ser ese amigo que escucha, que quiere el bien para todos, sin importarnos quien nos pide ayuda, ni la hora, ni lugar o las circunstancias, ser en una palabra constantes. No sabemos si en verdad le podemos auxiliar, darles lo que nos piden, porque hay peticiones que son difíciles o imposibles de atender.  Otra actitud a tener en cuenta es la confianza, que siempre resulta muy  limitada e imperfecta, pero que es una razón poderosa que mueve a todas las personas solidarias. Con esta actitud siempre tendremos esa fuerza interior que nos hará enfrentarnos a cualquier situación, por difícil, dura e inesperada que pudiese ser. Es la fuente desde la que saciamos nuestra sed de justicia, con ella no dudamos de nada, ni de nadie… en especial de nosotros mismos.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Cinco minutos


   Cuando comenzamos un camino nuevo apreciamos enseguida los posibles obstáculos que encontraremos, Es decir, veremos enseguida cuanto apoyo tendremos en ese nuevo proyecto que iniciamos, es una conclusión simple, basada en unas conclusiones puramente estadísticas y por tanto obvias. La imagen de una acción destinada a un “grupo minoritario” que este basada en el afecto, en la preocupación… no es a priori algo que ejerza atracción sobre la masa social…. ya que no les afecta (directamente) Esto supone ponernos en una situación donde nos encontraremos solos, sin nadie que muestre aunque solo sea un mínimo interés. Y, nos preguntaremos ¿En  qué se ha fallado?’. Quizá, no se ha transmitido con rotunda nitidez las necesidades de este sector social minoritario, con sus alegrías, tristezas, éxitos y fracasos… y sobre todo sus flaquezas, o quizá sean las nuestras… Pero estas personas necesitan de hacerse oír, y nosotros deberíamos de escúchales, aunque solo sea por desagravio, conocerles y saber de su problemática, darles nuestro apoyo. Pero si no le otorgamos la posibilidad de expresarse, darles cinco minutos de tiempo… ¿Qué pueden esperar de nosotros?
Ellos nos quieren transmitir con pocas palabras lo que sienten, el dolor que provoca nuestro desprecio en su corazón. ¿Llegaremos a ser mejores por darles una oportunidad? Lógicamente no, pero conoceremos de primera mano sus necesidades, sus pensamientos, sus demandas, solo por un ratito de nada, ¿Qué podemos perder? Naturalmente, el grupo minoritario, son las personas con discapacidad, si les comenzamos a escuchar iniciaremos ese buen camino
, el de la integración social.

martes, 8 de octubre de 2013

Por compresión


   Hay personas que cada día, nos dan una lección de humanidad: Se les ve, se les nota ese querer hacia a la gente, a la vez que se dejan querer, porque hay pocas cosas tan importantes, como son la afección hacia los demás y viceversa. Rechazar esas muestras de cariño, sería un grave error, de consecuencias nefastas para la convivencia de todos. En el camino de la vida no hay dos personas iguales. Todos procuramos vivir en paz con nuestro entorno, pero con estilo y personalidad propia, sin imitar a nadie, sin que nadie nos ponga fronteras. Aunque no tengamos muy claro cuál ha de ser nuestro modelo, debemos tomar como ejemplo lo que estimamos “bueno y aconsejable” desechando aquello que nos produzca repugnancia o nos incite a la intolerancia. ¿Te molesta la manera de ser de los otros? Intenta comprender su escala de valores, igual es más acertada que la tuya. Integrarse en la sociedad es más que un deseo, una satisfacción personal. Debe ser un honor pertenecer a nuestro entorno social, ser un motivo de orgullo…,  No debemos perder la paciencia, nuestra paz interior, por acciones que otros efectúen y que nosotros las calificamos como “malas o inapropiadas”, lo más probable es que ellos no tengan ese punto de vista, sino el contrario. ¿Quién determinara si es bueno o malo? El código penal, que nos dirá si es delito o no. En caso de que la respuesta sea negativa, con no imitarles, ya haremos lo bastante para la erradicación de esa conducta. Y para eso, debemos de cuidarnos mucho en lo que decimos, pues nadie tiene la llave de la sabiduría. No obstante, hay un algo superior a nosotros, escondido en lo profundo de nuestro ser, que en las situaciones “anómalas” nos aconseja la actitud con la que debemos obrar. Le toca a cada uno de nosotros descubrirlo. Si seguimos nuestro instinto, tal vez, nos ayude a experimentar la alegría de conocerlos mejor, y ello nos llevara, indudablemente a comprenderlos mejor.

domingo, 6 de octubre de 2013

Vocación de servicio


   En alguna que otra ocasión, hemos realizado alguna acción, que no nos ha producido ninguna satisfacción, incluso fue desagradable. Aunque no resultase grato, con este gesto, hemos dejado claro que somos personas comprometidas, que queremos ofrecer nuestra ayuda a través de la responsabilidad, llevar a la práctica aquello que tanto sugerimos, pues es necesario que siempre nos ayudemos los unos a los otros. Ser servidores o mecenas de todos, sin importar condición alguna, sin límites… que vendrán impuestos por nuestro código ético propio.  Debemos vivir nuestra vida marcada con ese sentido de servicio, sin darnos ninguna importancia, ni creer que estemos ejecutando o innovando algo sumamente extraordinario. Toda nuestra vida familiar, profesional y social ha de estar impregnada del espíritu de entrega, de servicio activo, siempre habrá algo en lo podamos ser útiles. Para “ser útil” es preciso practicar esa vida sin buscar honores, glorias, reconocimientos… con absoluta sencillez, manifestar que es esta, la única “intencionalidad” que se pretende, Hay infinidad de servicios sociales que se pueden realizar, que van desde la simple compañía (muy necesaria para personas solitarias) hasta el compromiso por la plena inclusión de aquellas personas que están en el umbral de la pobreza, que lo cruzaron hace tiempo, o que siempre han vivido en esas condiciones de penuria o también excluidos socialmente por las diversas barreras, psíquicas o sociales, que la sociedad ponemos, son como zancadillas que se les pone a cada paso o movimiento que hacen. A modo de premio, nosotros lograremos la integración en nuestro entorno social y la sensación, muy satisfactoria, de pertenencia a ese entorno.

viernes, 4 de octubre de 2013

Saber escuchar


   Tan importante es saber escuchar cómo hablar. Hay que saber interpretar los silencios, que muchas veces dicen más que, en una primera impresión, pudiese parecer. Las palabras, desde siempre, expresan aquello que sentimos, que opinamos, que queremos transmitir… Pero si no hay nadie que las escuche... habrán sido pronunciadas en vano, ¡Qué misterio contienen las palabras! Nos pueden convencer o podemos decir no. O también pueden sembrar la duda, la incertidumbre sobre aquello que se  nos pretende convencer. El mensaje no se impone por la fuerza, tan sólo se ofrece,se puede creer o no, en definitiva se puede aceptar como válido o rechazar. Es un acto que se debe obrar totalmente en libertad.  Algunas palabras advierten, ponen en sobre aviso, nos quieren expresar el desaliento, la depresión que provoca el sufrimiento que nos devora en lo más hondo de nuestro ser... La proximidad de una derrota, de un abatimiento, de una aflicción que nos corroe muy por dentro. Decir "ya no puedo más, que otro tire del carro”. Más, si no hay quien nos escuche… ¿Quién nos dará consuelo? ¿Quién nos ofrecerá su hombro para llorar, para desahogarnos?  Es una llamada desesperada de petición de ayuda, una llamada de atención a los demás.  La decepción será mayor, cuanto más cercano sea nuestro “posible receptor” o se trate de nuestra propia familia, la que nos niega esa atención requerida. Comprobaremos una vez más, la importancia de sacar “fuera “esos sentimientos de tristeza, que son una amenaza a nuestra propia salud: física y mental. A cualquiera le podía estar ocurriendo, no encontrar alguien que le escuche y le de ánimo. La mayoría solo nos ocupamos de los problemas “propios”, de nuestro bienestar…creemos que así prosperaremos, cuando en realidad nos estamos hundiendo en nuestra propia miseria. La fuerza de las palabras radica en que haya alguien escuchándolas, leyéndolas… son una llamada a la esperanza. Si escuchamos el mensaje, si sabemos leer entre líneas, todavía aún estaremos a tiempo de solucionar los problemas de alguien. La solución no solo consistirá en ayuda material, sino en escucharles, ofrecerles ese apoyo que tanto anhelan, esa confianza… hacerles ver que no están solos en su lucha.  Que, con nuestra ayuda, supere progresivamente el aislamiento en su vida, ese sentimiento de soledad absoluta, lo cual será siempre un trabajo inacabado. No hay nada tan agradable que saber escuchar, saber calibrar aquello que se nos expone y sobre todo saber actuar en concordancia con lo que se nos pide.

jueves, 3 de octubre de 2013

Paz social


  Vivir nuestra vida, es una ardua tarea que no podemos delegar en nadie. Todos tenemos la nuestra y todos hemos de cumplir, con responsabilidad, lo que se espera de nosotros. Cada uno desde su sitio y sin exigirnos más que las condiciones socio-económicas nos permitan. Hoy, más que nunca, nuestro mundo necesita del compromiso de todos, de una cierta unidad o consenso, para salir de esta crisis. No debemos asustarnos por nada, juntos podemos y debemos salir de este túnel tan largo y oscuro. Es primordial tener un sentido positivo de la vida, pues  hay mucho que hacer y pocos los que están dispuestos a hacerlo. Quizá no se debiera hablar de desánimo, al menos en esos  términos, dado el gran desconocimiento que de la situación tenemos, por falta de un interés en informarnos. Mas nuestra sociedad, debe tener una mirada esperanzada, generar un cierto optimismo e ilusión. No nos dejemos derrotar por el pesimismo y por la desesperanza. La tarea que nos espera es inquietante, a la vez, muy  difícil. No se puede, ni hemos de pretender la imposición de una adhesión ficticia a nuestra causa, sino suscitar un interés, una concordancia con nuestras demandas. Las soluciones se proponen, pero no se imponen,  Y, para que ello sea posible, debemos vaciarnos totalmente de aquello que no sea estrictamente necesario. La pobreza y la necesidad son los grandes condicionantes y, a la vez, el argumento más creíble que se  puede dar, aparte de que sólo por esa tesis, por la lucha contra esa pobreza, la marginación o la exclusión social…Al hacerse sin intereses personales o económicos, solo por altruismo... es lo único que verdaderamente nos puede hacer sentir libres. Por esto,  la paz social es más que una exigencia, una necesidad, pero no se debe obtener a cualquier precio. La verdadera paz es responsabilidad de todos, se construye entre todos; si no se obtiene, se volverá contra todos y pagaremos un alto precio. Nuestro mundo, nuestra sociedad, nuestros amigos, nuestra familia, y sobre todo nuestro yo, tenemos necesidad de esa paz. Para vivir una vida tranquila o apasionante… pero sin temor, con una cierta estabilidad.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Ser uno mismo


  Ante la indecisión y las dudas que empañan nuestros pensamientos y reflexiones, quiero reflexionar con lucidez, con una claridad meridiana, refiriéndome a las cuestiones que siempre nos tienen en el candelero e incertidumbre ¿Cuál es nuestra meta? ¿Que pretendemos hacer con nuestra vida? Son dos cuestiones simples, pero cuya respuesta nos puede ordenar algo nuestras pretensiones, no por novedosas. Son, estas respuestas, capaces de cambiar totalmente la visión de nuestra vida, no admite evasivas, ni retrasos, ni realidades distintas, ni medias tintas... Nuestra vida tiene que estar condicionada por la intención de alcanzar unos fines u objetivos concretos. Pueden ser más ambiciosos, por tanto será más difícil de conseguir, o más sencillos… Desde nuestra más tierna infancia, ya demostramos ciertas habilidades, que hacen presagiar que se nos dará mejor en nuestra vida, pero serán solo impresiones. Nuestra vida, no es solo, la de una persona cualquiera, muy pronto dejamos de ser un conjunto para ser una singularidad, Comenzaremos a demostrar esas particularidades únicas, comenzaremos, también, a soñar con cual puede ser la profesión que estudiaremos y por tanto ejerceremos en ese futuro (médicos, bomberos, enfermeros, astronautas…) todos estamos llamados a buscar nuestro lugar en la vida, ese que será nuestro sitio en la sociedad. Es raro, pero nadie se imagina en ese “hipotético” futuro de simple peón, de jornalero…etc., como si estas profesiones fueran poco importantes, cierto que son de baja cualificación, pero igual relevancia. Debemos, entonces, de encontrar ese lugar “destinado” para nosotros, dejar que nuestro sueño crezca, pero no consentir que esa idea nos devore, nos haga menguar como personas, nos anule en el infinito… Es decir, si dejamos crecer un sueño imposible, será imposible su consecución…No es que debamos ser dóciles y sumisos, que tengamos que dejar que otros decidan sobre nuestro futuro. Nosotros nos conocemos muy bien, Mejor de lo que nadie llegara a hacer nunca. Por tanto, sabemos de nuestras “habilidades y debilidades”, sabemos cuál es muestro punto fuerte y cuál el débil. Sabemos, por consiguiente, a que podemos aspirar, cual es la meta más factible, más adecuada para nosotros…Por ello no se debe poner “el listón” muy alto, inalcanzable, que sean metas que nos supere. No debemos ser ambiciosos en demasía… Tampoco ponerlo demasiado bajo, pecar de “falsa modestia”, ser, en definitiva, unos vagos. Si nuestra habilidad es alta, luchar por llegar arriba… en todo caso luchar por llegar a nuestro objetivo, sin falsa humildad e inocencia. Todo cuesta “sangre, sudor y lágrimas”  y nuestro objetivo no va a ser menos,” nadie regala nada, ni es bueno que nos lo regalen, pero que tampoco nos roben la posibilidad de conseguirlo”.

martes, 1 de octubre de 2013

Vanas ilusiones


   La injusticia social nace de las desigualdades entre las personas. Pero, por desgracia, nos estamos acostumbrando a ver constantemente imágenes muy duras, a la vez que angustiosas. Estas imágenes, logran un efecto sensacionalista, buscado para conmovernos, pero, ese efecto, solo dura unos instantes. La velocidad de los acontecimientos nos desborda y hace que enseguida se nos olvide estos hechos, que son sustituidos por otros similares o aun peores, lo que se llama amnesia colectiva. La situación es desesperante: Guerras, asesinatos, pobreza y un largo etcétera. Más si no hubiésemos visto nunca estas “historias”, nunca sospecharíamos siquiera de su existencia. Si aplicásemos, sobre lo que vemos, los valores éticos de nuestra sociedad, podríamos llegar a una conclusión simple, “no se deben tolerar” eso está claro, lógicamente. La injusticia reconvierte lo que debería ser una situación anómala, en algo rutinario. ¿Por qué permitimos que siga sucediendo estas situaciones? La respuesta es simple y a la vez compleja, la más simple, por negocio de unos pocos que ganan mucho dinero “traficando con la muerte”. El pobre permanecerá por siempre en el sufrimiento, el hambre y la miseria, es la desgracia la que le acompaña. Víctima inocente de luchas absurdas de poder, de supremacía; cuando, al pobre, solo le interesa vivir con dignidad, lo que equivale a comer, vestir, tener un techo, tener unos mínimos derechos etc. Cada día los medios de comunicación, también nos muestran el otro lado de la vida, la opulencia, la abundancia… el poder. Nos hacen desear lo que solo tienen algunas personas, nos hacen creer que todos podemos conseguir el éxito, que es factible su logro. Esta lógica, solamente produce frecuentemente el deseo de triunfo, de ser reconocido, de ser apreciado. Pero para conseguirlo hemos de luchar y enfrentarnos a todo, a nosotros mismos, sin importar lo que tengamos que hacer… aunque tengamos que renunciar a nuestra esencia a nuestra personalidad, a la paz. Pero cuando estos logros no llegan, o se malogran...nos sumergimos en una terrible depresión, pensando que solo somos “perdedores”. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que esto es una utopía, una falacia para mantener el engaño? Si así lo hiciésemos, tendríamos metas más factibles, tendríamos más paz interior y trabajaríamos con más serenidad, a la vez que pondríamos más empeño en lograr una mejora, por liviana que fuese. Con una actitud  realista, no utópica… “poner los pies en el suelo” con un estilo diferente al que nos dicen, pero siempre valiéndonos de nuestro esfuerzo.