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jueves, 3 de octubre de 2013

Paz social


  Vivir nuestra vida, es una ardua tarea que no podemos delegar en nadie. Todos tenemos la nuestra y todos hemos de cumplir, con responsabilidad, lo que se espera de nosotros. Cada uno desde su sitio y sin exigirnos más que las condiciones socio-económicas nos permitan. Hoy, más que nunca, nuestro mundo necesita del compromiso de todos, de una cierta unidad o consenso, para salir de esta crisis. No debemos asustarnos por nada, juntos podemos y debemos salir de este túnel tan largo y oscuro. Es primordial tener un sentido positivo de la vida, pues  hay mucho que hacer y pocos los que están dispuestos a hacerlo. Quizá no se debiera hablar de desánimo, al menos en esos  términos, dado el gran desconocimiento que de la situación tenemos, por falta de un interés en informarnos. Mas nuestra sociedad, debe tener una mirada esperanzada, generar un cierto optimismo e ilusión. No nos dejemos derrotar por el pesimismo y por la desesperanza. La tarea que nos espera es inquietante, a la vez, muy  difícil. No se puede, ni hemos de pretender la imposición de una adhesión ficticia a nuestra causa, sino suscitar un interés, una concordancia con nuestras demandas. Las soluciones se proponen, pero no se imponen,  Y, para que ello sea posible, debemos vaciarnos totalmente de aquello que no sea estrictamente necesario. La pobreza y la necesidad son los grandes condicionantes y, a la vez, el argumento más creíble que se  puede dar, aparte de que sólo por esa tesis, por la lucha contra esa pobreza, la marginación o la exclusión social…Al hacerse sin intereses personales o económicos, solo por altruismo... es lo único que verdaderamente nos puede hacer sentir libres. Por esto,  la paz social es más que una exigencia, una necesidad, pero no se debe obtener a cualquier precio. La verdadera paz es responsabilidad de todos, se construye entre todos; si no se obtiene, se volverá contra todos y pagaremos un alto precio. Nuestro mundo, nuestra sociedad, nuestros amigos, nuestra familia, y sobre todo nuestro yo, tenemos necesidad de esa paz. Para vivir una vida tranquila o apasionante… pero sin temor, con una cierta estabilidad.

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