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domingo, 6 de octubre de 2013

Vocación de servicio


   En alguna que otra ocasión, hemos realizado alguna acción, que no nos ha producido ninguna satisfacción, incluso fue desagradable. Aunque no resultase grato, con este gesto, hemos dejado claro que somos personas comprometidas, que queremos ofrecer nuestra ayuda a través de la responsabilidad, llevar a la práctica aquello que tanto sugerimos, pues es necesario que siempre nos ayudemos los unos a los otros. Ser servidores o mecenas de todos, sin importar condición alguna, sin límites… que vendrán impuestos por nuestro código ético propio.  Debemos vivir nuestra vida marcada con ese sentido de servicio, sin darnos ninguna importancia, ni creer que estemos ejecutando o innovando algo sumamente extraordinario. Toda nuestra vida familiar, profesional y social ha de estar impregnada del espíritu de entrega, de servicio activo, siempre habrá algo en lo podamos ser útiles. Para “ser útil” es preciso practicar esa vida sin buscar honores, glorias, reconocimientos… con absoluta sencillez, manifestar que es esta, la única “intencionalidad” que se pretende, Hay infinidad de servicios sociales que se pueden realizar, que van desde la simple compañía (muy necesaria para personas solitarias) hasta el compromiso por la plena inclusión de aquellas personas que están en el umbral de la pobreza, que lo cruzaron hace tiempo, o que siempre han vivido en esas condiciones de penuria o también excluidos socialmente por las diversas barreras, psíquicas o sociales, que la sociedad ponemos, son como zancadillas que se les pone a cada paso o movimiento que hacen. A modo de premio, nosotros lograremos la integración en nuestro entorno social y la sensación, muy satisfactoria, de pertenencia a ese entorno.

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