En
alguna que otra ocasión, hemos realizado alguna acción, que no nos ha producido
ninguna satisfacción, incluso fue desagradable. Aunque no resultase grato, con
este gesto, hemos dejado claro que somos personas comprometidas, que queremos ofrecer
nuestra ayuda a través de la responsabilidad, llevar a la práctica aquello que tanto
sugerimos, pues es necesario que siempre nos ayudemos los unos a los otros. Ser
servidores o mecenas de todos, sin importar condición alguna, sin límites… que vendrán
impuestos por nuestro código ético propio. Debemos vivir nuestra vida marcada con ese sentido
de servicio, sin darnos ninguna importancia, ni creer que estemos ejecutando o innovando
algo sumamente extraordinario. Toda nuestra vida familiar, profesional y social
ha de estar impregnada del espíritu de entrega, de servicio activo, siempre habrá
algo en lo podamos ser útiles. Para “ser útil” es preciso practicar esa vida sin
buscar honores, glorias, reconocimientos… con absoluta sencillez, manifestar
que es esta, la única “intencionalidad” que se pretende, Hay infinidad de
servicios sociales que se pueden realizar, que van desde la simple compañía (muy
necesaria para personas solitarias) hasta el compromiso por la plena inclusión
de aquellas personas que están en el umbral de la pobreza, que lo cruzaron hace
tiempo, o que siempre han vivido en esas condiciones de penuria o también excluidos
socialmente por las diversas barreras, psíquicas o sociales, que la sociedad
ponemos, son como zancadillas que se les pone a cada paso o movimiento que hacen.
A modo de premio, nosotros lograremos la integración en nuestro entorno social y
la sensación, muy satisfactoria, de pertenencia a ese entorno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario