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viernes, 19 de septiembre de 2014

Desconfianza


  La amistad es sinónimo de confianza y esta se podría definir como el cimiento de toda relación humana. Nadie puede caminar junto a cualquier otra persona sin poseer la certeza de la plena confianza en él o ella. Sin esa confianza, es imposible tener complicidad o confidencias con nadie, ni se le puede hacer partícipe de nuestros sentimientos, sobre todo de los más íntimos, pues la confianza, ante todo, crea respeto y el respeto es tener la sensatez de aceptar a otra persona como un ser diferente, complejo, con distinta visión de la vida, ósea diferente de nuestra filosofía particular, pero complementaria. La aceptación de estas diferencias implica, la disposición a otorgarle a esa persona un espacio de verdadera y recíproca lealtad. Un trato en el que no haya reciprocidad, donde no exista comunicación o donde no haya suficiente confianza, es una relación muerta, sin cimientos sólidos, destinada al fracaso; si perdura y se llegara a tener confidencias o secretos compartidos, cuando se hunda, caerá de forma aparatosa y será ese desplome excesivamente doloroso para ambas partes. Por ello, la desconfianza, limita nuestra motivación, nuestro interés por los demás, por todas las personas que nos rodean, limita nuestra manera de ser o incluso de obrar, transformándonos en alguien que aborrecemos, en alguien que no se parece en  lo más mínimo a nosotros. Nosotros no somos así. Ser desconfiados es algo muy perjudicial, pero contra el vicio de desconfiar esta la virtud de la sinceridad. Pero igualmente los hay que desconfían de nosotros, pretenden imponernos un control rígido y severo; esto claramente, ni es bueno para nosotros, ni tampoco para los que intentan controlarnos de esta manera. Querer controlar, es por tanto, dudar de todos y sobre todo de sus propias posibilidades personales; tanto que incluso les hace recelar de ellos mismos, y les fuerza, en la medida de lo posible, a intentar controlar todo lo que ocurre o se mueve a su alrededor. Y para más "inri", crean además una realidad alternativa, paralela, desfigurada, alejada y ajena a la Cotidianidad de la vida real; simplemente justifican su desconfianza con percepciones inexistentes, amoldan el mundo a su carácter desconfiado.

jueves, 18 de septiembre de 2014

vanidad


   Algunas veces, solo se hacen las cosas con la única finalidad de ser el centro de la atención de la gente. En un acto de pura falsedad, de manifiesta vanidad pública… solo se realiza la acción para ser admirados, para tener cierta notoriedad social... Pero nos delatan las maneras de tratar ciertos problemas, porque pone de manifiesto la insuficiencia de nuestra motivación, que no se equipara de ningún modo, ni siquiera en lo más elemental, con la respuesta demandada. Mientras, nosotros solo intentamos hacer un acto de ensalzamiento personal, otros están luchando en primera línea, o como se dice “comiéndose el marrón”, en soledad, sin esperar ni el más mínimo apoyo de aquellos a los que nos da igual “ocho que ochenta”, mientras no seamos nosotros los dolientes, los que sufrimos la carencia de todo.... Todos hemos insistido mucho, a veces en exceso, en la importancia de auxiliar a los demás, sobre todo a los más menesterosos, indiferentemente de sus circunstancias personales. Para lograrlo debemos renunciar a muchas de nuestras ideas preconcebidas y a una vida plagada de comodidades y falsas necesidades que no son sino el fruto de una sociedad caduca, consumista y en exceso materialista. Para  poder ofrecer nuestra ayuda, primero tenemos que aprender a desarrollar nuestra afección y humanidad hacia los demás, hacia los desheredados,  los indefensos, los olvidados, los enfermos y los marginados… que solo son carnaza para los “desarmados”. Si lo comprendemos, seremos felices viendo cómo se transforma  nuestro corazón, junto con la deformada visión que teníamos de los más desfavorecidos. Esto nos traerá de regaló la concordia y la paz interior. Si sabemos hacerlo, nuestra recompensa será amplia y reconocida por los demás y sobre todo por nosotros mismos.

martes, 2 de septiembre de 2014

Oda al recuerdo



Aunque haya desaparecido el resplandor,
que brillo tanto en tiempos pasados,
y ahora se oculte de mi mirada,

Aunque permanezca esa luz apagada,
y el recuerdo de ese brillo tan lejano,
sigue suspirando mi corazón de amor.

Aunque nada suele volver,
volverá ese ímpetu juvenil con todo su esplendor,
de conquistas y de glorias
de belleza y tiernas historias
que vuelve para encontrar al perdido yo,
porque siempre vivirá en nuestra memoria,
el delirio del primer amor,
que lo fue tan solo esa vez,
amor sincero y verdadero
y por siempre seguirá siendo el primero,
en el recuerdo del pensamiento,
que llega desde el lamento,
que nació de mi humana condición,
en la creencia de su escamoteo mortal,
pues a todos, la muerte nos ha de llegar.

Gracias al corazón, vivimos,
pero también gracias al corazón, sufrimos,
nos regala ternuras y emociones
nos da alegrías y también temores
desde la humildad que le acompaña
muestra la belleza de la inocencia
que se marchita como si fuese una flor,
con el paso del tiempo su recuerdo asoma
haciendo de mis ojos manantiales,
que añora otros tiempos y lugares,
otra vida, otra persona, otro yo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Nada es verdad, nada es....


  Buscando la verdad, nunca he permanecido inmóvil o con una actitud indiferente… me desplazo por este embaucador mundo a la velocidad que me impone los acontecimientos… Unas veces con más acierto y precisión... otras muchas, dando la impresión de cierta lejanía, se podría decir que pareciera me encuentro distante, diluido y perdido en mi propia idiosincrasia personal, e incluso sumido en una depresión derivada de una actitud pesimista, con la vitalidad decaída, o más bien ausente. En algunas ocasiones seguramente colisionare con el pensamiento si no de todos, si de una mayoría, porque nuestro camino sea inverso, opuesto o antagonista, o bien por no dar “el brazo a torcer” en definitiva no saber ceder a tiempo… Todos nos creernos en la posesión de la verdad...  Pero la verdad no fue concebida para ser poseída, es tal su complejidad que no se deja seducir por nadie, para no ser manipulada… por esta razón, nadie será nunca su dueño, así, de esta forma, evita que todos la manipulemos para nuestro propio beneficio, para que sea paladina de nuestras estratagemas…  La realidad nos impone que la verdad (en términos absolutos), se nos niega a todos... ¿Quién dice la verdad? ¿Quién miente? “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira” Esto da lugar a la paradoja de que somos la consecuencia inevitable del engaño y aun así "Somos los portadores de la verdad”