El
hecho de nacer pobre no significa que se tenga menos derechos, por ello, no es razón
para dejar de aplicar la justicia social a todos por igual´. Al menos esa es mi
impresión ante los últimos naufragios, ocurridos en la isla italiana de Lampedusa.
Pecare de populista, no me da miedo la reprobación que seguramente algún sector
social, carente de toda sensibilidad, me pueda efectuar… con una buena dosis de
paciencia, meditando lo ocurrido… no encuentro explicación posible, por ello
voy a hacer una petición “Que se ayude a quien viene atraído por un espejismo
de prosperidad” ¿en qué situación viven en sus países de origen para arriesgar
la vida? La respuesta es fulminante: en la extrema pobreza, azotados por
guerras triviales e intereses incomprensibles para cualquiera de nosotros. Esto
nos demuestra que la atracción hacia el denominado “primer mundo” es muy
poderosa ¿Qué podemos hacer nosotros? Presión, pedir a nuestros gobernantes que
actúen responsabilidad, se trata de seres humanos. Pero, pidámoslo con
persistencia, que no tenga que ocurrir más “Lampedusas” para recordárnoslo. Basta
un mínimo de sentido común para entender que “nada es demasiado difícil” No sé cuál
será la solución, solo sé que son personas… se me remuerde la conciencia de
pensar en tantos cadáveres, en tantas vidas sacrificadas inútilmente. Si no
vemos su miserable vida, es porque nos “obligamos” a cerrar los ojos, a
permanecer inmunes con nuestra falta de sensibilidad. Y, como colmo de males,
la crisis económica, que nos hace ver en ellos competidores. Nos bombardean con
la absurda idea, “vienen a por nuestro trabajo, a encarecer nuestros servicios
sociales” se llega al convencimiento, al racismo…el desbordamiento de la personalidad
que queda ahogada por las circunstancias. Pero..., ¡qué lástima! Que tengan que
ocurrir tan grandes desgracias para verlos como son realmente “personas buscándose
un porvenir mejor” ¡Qué ingratos somos cuando olvidamos con tanta facilidad
nuestras propias desgracias! Hagamos el propósito de exigir el “Nunca más” que
no abran ediciones los diarios con estos u otros naufragios, estas muertes
absurdas… que más bien son unos asesinatos, donde todos somos culpables, unos por
acción, otros por omisión, por ese silencio cobarde, por esa amnesia que nos
hace olvidar…y así con la conciencia tranquila “dormir sin remordimientos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario