¿Quién
elabora las leyes sin contar con nadie? ¡En buena hora tuvo tal ocurrencia!
¡Qué cara debió poner cuando ha visto que no cuenta con el apoyo de nadie! se ha
saltado la norma del consenso y además critica, censura con contundencia a todo
aquel que no esté en su onda y la de su
grupo político. ¡Qué ejemplo de mesura, de falta de tacto, de falta de educación…! El pobre ministro no da
pie con bolo, la culpa es de los otros, de los profesores, de los padres, de los
alumnos… nunca se ha visto tantos “culpables”. En el día que comprenda que su comportamiento
es cuanto menos impropio, como suele decirse, no es “políticamente correcto”.
Lo que nos demuestra que al ministro le importaba poco el “qué dirán” y si es “políticamente
correcto “o no; por eso, pese a quien pese, impone sus normas, que pueden ser
buenas o no. Más en ambos casos, no debe ser la pauta de actuación de quien se
considere una persona culta y preparada. Nosotros le criticamos claramente por
su mala gestión, por la doble moral con que actúa, la hipocresía con la que
busca la conveniencia de favorecer ciertos intereses por medio del engaño
masivo. Como siempre, su palabra es la correcta, interpreta libremente, a su antojo, lo
que cree son nuestros intereses... menos mal que esta el, sino ¿Qué sería de nosotros…?
Nos quiere adoctrinar sobre los usos y costumbres de nuestra educación y la de
nuestros hijos. Con ello acabaríamos convirtiendo en “valores” aquello que solo
son patrañas. Con la verdad se convence, nunca se impone. Esta ley nace de la soberbia, del egoísmo y del orgullo de un señor que
se cree en posesión del santo grial, de la piedra filosofal, en un intento de “controlar”
la enseñanza pública, para no desentonar con sus ideales, que ni siquiera se
molesta en esconder, sin que importe el precio que la sociedad va pagar, ni
como ennegrezcamos el futuro de nuestros hijos, pues, a fin de cuentas, a él le
da igual. Hemos de saber que la verdad siempre es y será verdad, aunque la trate de ocultar, de enmascarar... prevalecerá sobre sus pensamientos, es una batalla que perdió
antes de su comienzo. Con el dialogo, con un mínimo consenso se lograría cualquier
meta, es esta su misión, que está por encima de cualquier otro interés,
arbitrar una formula, aunque sea de mínimos, que convenza a la mayoría de los interesados:
padres, alumnos, profesores, etc. procurando mantener un factor de unidad, según
el modelo que más convenga, pero abierto a las modificaciones que fuesen
precisas para su correcta adaptación. Todo pasa por guardar las normas
sociales, por habilitar circuitos de dialogo, nunca por imponer, jamás por
amenazar… si no puedes obtener el dialogo, el consenso, si lo que haces lo
haces en soledad…vete y todos, sin excepción te lo agradecerán.
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