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martes, 19 de noviembre de 2013

Agonico


   Muchas veces me pregunto si tendré más de lo que necesito o quizás si estaré viviendo por encima de mis posibilidades; no lo sé, pero la inmensa mayoría de nosotros apenas conseguiremos llegar a final de mes, si no nos esforzamos y hacemos un nuevo agujero al cinturón… ¡Yo quisiera ver las veces que pasan “fatigas” la clase dirigente!, pero no sé si verdaderamente estoy dispuesto a contemplar su ridículo proceder ante semejante afrenta. La disposición de ellos es nula, no están dispuestos a “probar”; los experimentos en casa y con gaseosa… Si a ellos no tienen la premura  de la necesidad, ni les aprieta las deudas… para que van a molestarse, quizás así aprenderían y comprenderían que la única oportunidad de tener nosotros un futuro, está en sus manos. Quizás yo he creído en ellos en demasiadas ocasiones, y quizás ya va siendo la hora de ser valiente, de quitarles la máscara, de verles su verdadero rostro, de pedirles soluciones y de invitarles a que vean, a que compartan nuestras penurias… para que de este modo puedan decidir pero con conocimiento de causa. Aunque no sea muy de su agrado tal visita. Que ella, les lleve al convencimiento de que la necesidad de brevedad para hacer cualquier acción es total. Esta empezara con la renuncia si fuese menester a cuestiones ideológicas en pro de la buena praxis, redistribuir los ingresos que se obtienen fruto de la imposición a la riqueza, defender a los más débiles, aunar esfuerzos, tener la firmeza para afrontar la resolución de hacer justicia, corrigiendo los errores ya pasados, pero aún pendientes de enmendar. Es tiempo de soluciones, no de conflictos, no de dialécticas con léxicos que no llevan a ninguna parte, no queda mucho tiempo, nos fallan las fuerzas. Quizás se les esté pidiendo demasiado, y que lo hagan con rapidez les viene grande, no lo sé; son las viejas reivindicaciones de siempre, pero que nunca se abordaron, ni se ponen en su “orden del día”. Yo no quiero excusarles, ni hacer de sus palabras, oídos sordos; necesito convencerme que en realidad nos quieren ayudar, que lo están haciendo. Nada hay más deseado y querido por mí, creer que los que tienen el poder para cambiarlo todo, se convenzan de esta triste realidad que últimamente vivimos todos los días y que de una vez se decidan ayudarnos y lograr que el fin de esta crisis llegue también para nosotros, con la misma consistencia que pregonan a los cuatro vientos que ha llegado para ellos.

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