Muchas
veces me pregunto si tendré más de lo que necesito o quizás si estaré viviendo
por encima de mis posibilidades; no lo sé, pero la inmensa mayoría de nosotros apenas
conseguiremos llegar a final de mes, si no nos esforzamos y hacemos un nuevo
agujero al cinturón… ¡Yo quisiera ver las veces que pasan “fatigas” la clase
dirigente!, pero no sé si verdaderamente estoy dispuesto a contemplar su
ridículo proceder ante semejante afrenta. La disposición de ellos es nula, no están
dispuestos a “probar”; los experimentos en casa y con gaseosa… Si a ellos no
tienen la premura de la necesidad, ni
les aprieta las deudas… para que van a molestarse, quizás así aprenderían y comprenderían
que la única oportunidad de tener nosotros un futuro, está en sus manos. Quizás
yo he creído en ellos en demasiadas ocasiones, y quizás ya va siendo la hora de
ser valiente, de quitarles la máscara, de verles su verdadero rostro, de pedirles
soluciones y de invitarles a que vean, a que compartan nuestras penurias… para
que de este modo puedan decidir pero con conocimiento de causa. Aunque no sea muy
de su agrado tal visita. Que ella, les lleve al convencimiento de que la necesidad
de brevedad para hacer cualquier acción es total. Esta empezara con la renuncia
si fuese menester a cuestiones ideológicas en pro de la buena praxis, redistribuir
los ingresos que se obtienen fruto de la imposición a la riqueza, defender a
los más débiles, aunar esfuerzos, tener la firmeza para afrontar la resolución
de hacer justicia, corrigiendo los errores ya pasados, pero aún pendientes de
enmendar. Es tiempo de soluciones, no de conflictos, no de dialécticas con léxicos
que no llevan a ninguna parte, no queda mucho tiempo, nos fallan las fuerzas.
Quizás se les esté pidiendo demasiado, y que lo hagan con rapidez les viene
grande, no lo sé; son las viejas reivindicaciones de siempre, pero que nunca se
abordaron, ni se ponen en su “orden del día”. Yo no quiero excusarles, ni hacer
de sus palabras, oídos sordos; necesito convencerme que en realidad nos quieren
ayudar, que lo están haciendo. Nada hay más deseado y querido por mí, creer que
los que tienen el poder para cambiarlo todo, se convenzan de esta triste
realidad que últimamente vivimos todos los días y que de una vez se decidan
ayudarnos y lograr que el fin de esta crisis llegue también para nosotros, con la
misma consistencia que pregonan a los cuatro vientos que ha llegado para ellos.
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