Se
acerca el final de año, estamos ya en sus postrimerías, en los días previos del
gran consumo que traerá aparejado la celebración de las fiestas de navidad. Por
lo tanto hay que ir pensando en elaborar el balance de nuestra labor, de las
acciones que se han desarrollado durante este periodo y extraer las conclusiones
que estimemos oportunas. Valoraremos si se han cumplido los objetivos marcados
para este ejercicio o se han incumplido y las razones de ello. Es el final de
un periodo marcado duramente por la escasez que provoca la crisis. Con los mínimos
recursos que disponemos, habremos actuado de una manera correcta o no, según quien
lo valore... Nos habremos equivocado, sin duda alguna, pero no era esa nuestra
intención. Desde un principio hemos querido ser coherentes con los principios
de nuestra entidad, con aquellos valores que queríamos resaltar. No se ha
obligado a nadie a colaborar o participar con nosotros; tampoco, deseamos o
pretendemos ser injustos, atribuyéndonos méritos o trabajos que no son propios,
que los han efectuado otros para nosotros, por ello se lo reconocemos a cada
uno de los que han trabajado para la consecución de nuestros proyectos. En el
mundo de la discapacidad no nos movemos motivados por tener más simpatía o nos
quedamos paralizados por la antipatía que nos puedan inspirar las personas con
las que gestionamos nuestros proyectos. Sin embargo, tenemos presente que
al depender de otros la concesión o no de las ayudas necesarias para
nuestros proyectos, renunciamos a gran parte de la libertad de acción, motivada
por ciertos condicionantes. No podemos permitirnos el lujo de rebatirlos, son
los que nos imponen la administración competente de conceder la ayuda. Debemos
aceptar su concesión sin más, sin sentirnos fracasados, ni arrepentirnos, ni ocultar
el resultado como si fuese una derrota. Es un éxito para la entidad, ello
significa que debemos alegrarnos por el resultado. Se solicitó por propia
y libre decisión, motivada por el posible beneficio para aquellos a los cuales
representamos. Las personas, que confían en nosotros, son de todas las condiciones
sociales o económicas, Con la fuerza de su confianza y nuestro empeño, que
algunas veces roza la cabezonería, nos reunimos con quien fuese menester, y si
fuese preciso con luz y taquígrafos, pues no hay nada que ocultar. Si las
necesidades que tenemos estuviesen cubiertas, no habría razón o
justificación para existir, no valdría la pena el esfuerzo por innecesario...
Entonces, si existimos y cubrimos unas necesidades que las administraciones no
quieren o no pueden llegar ¿Para qué tantos requisitos? ¿Para qué tantas
obligaciones? Sobra, desde luego burocracia y falta eficiencia… Nosotros somos
claros y transparentes; ponemos a disposición de todos el resultado de nuestras
acciones (de índole social o económico) sin ocultar nada, ni de nadie….Si
todos obrasen de igual manera, entonces veríamos quiénes son legales, honrados
y quiénes no. Los proyectos no se financian por si solos, ni las personas que
son beneficiarias de ellos tienen recursos económicos para permitírselos, pero
les son necesarios… ¿deben de renunciar a su logro? ¿Y a todas las demás cosas?
Seria para mí un “Día de alegría” aquel en el cual no exista la necesidad de esta
o cualquier asociación, porque significara que todas las necesidades de las
personas con discapacidad estarán cubiertas. Ese sería el día de nuestra disolución…
No queremos parecer, ante la opinión pública, como pretenciosos o insaciables,
que nuestra ambición no tiene límites; cuando la verdad es que somos aun
precisos para hacer posible y real ese sueño de igualdad, de
accesibilidad y diseño universal para todos, eliminando toda barrera fuese
física o psiquica. No se puede estar constantemente improvisando, poniendo
parches a un sector social tan amplio, necesitado y carente de recursos, como
es la discapacidad. Hay que comprometerse con nosotros, pero para darnos una
solución, no unas promesas a sabiendas que no se van a cumplir. A las
personas con discapacidad yo les pediría que no se dejen engañar, y a los
que les engañan, también les diría ¿Estáis preparados para cumplir vuestra
promesa ahora? Recordar la palabra que empeñasteis y cumplirla, es toda
nuestra exigencia, que no es poca.
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