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domingo, 17 de noviembre de 2013

Exigencia


 Se acerca el final de año, estamos ya en sus postrimerías, en los días previos del gran consumo que traerá aparejado la celebración de las fiestas de navidad. Por lo tanto hay que ir pensando en elaborar el balance de nuestra labor, de las acciones que se han desarrollado durante este periodo y extraer las conclusiones que estimemos oportunas. Valoraremos si se han cumplido los objetivos marcados para este ejercicio o se han incumplido y las razones de ello. Es el final de un periodo marcado duramente por la escasez que provoca la crisis. Con los mínimos recursos que disponemos, habremos actuado de una manera correcta o no, según quien lo valore... Nos habremos equivocado, sin duda alguna, pero no era esa nuestra intención. Desde un principio hemos querido ser coherentes con los principios de nuestra entidad, con aquellos valores que queríamos resaltar. No se ha obligado a nadie a colaborar o participar con nosotros; tampoco, deseamos o pretendemos ser injustos, atribuyéndonos méritos o trabajos que no son propios, que los han efectuado otros para nosotros, por ello se lo reconocemos a cada uno de los que han trabajado para la consecución de nuestros proyectos. En el mundo de la discapacidad no nos movemos motivados por tener más simpatía o nos quedamos paralizados por la antipatía que nos puedan inspirar las personas con las que gestionamos nuestros proyectos. Sin embargo, tenemos presente que al depender de otros la concesión o no de las ayudas necesarias para nuestros proyectos, renunciamos a gran parte de la libertad de acción, motivada por ciertos condicionantes. No podemos permitirnos el lujo de rebatirlos, son los que nos imponen la administración competente de conceder la ayuda. Debemos aceptar su concesión sin más, sin sentirnos fracasados, ni arrepentirnos, ni ocultar el resultado como si fuese una derrota. Es un éxito para la entidad, ello significa  que debemos alegrarnos por el resultado. Se solicitó por propia y libre decisión, motivada por el posible beneficio para aquellos a los cuales representamos. Las personas, que confían en nosotros, son de todas las condiciones sociales o económicas, Con la fuerza de su confianza y nuestro empeño, que algunas veces roza la cabezonería, nos reunimos con quien fuese menester, y si fuese preciso con luz y taquígrafos, pues no hay nada que ocultar. Si las necesidades que tenemos estuviesen cubiertas, no habría razón o justificación para existir, no valdría la pena el esfuerzo por innecesario... Entonces, si existimos y cubrimos unas necesidades que las administraciones no quieren o no pueden llegar ¿Para qué tantos requisitos? ¿Para qué tantas obligaciones? Sobra, desde luego burocracia y falta eficiencia… Nosotros somos claros y transparentes; ponemos a disposición de todos el resultado de nuestras acciones (de índole social o económico) sin ocultar nada, ni de nadie….Si todos obrasen de igual manera, entonces veríamos quiénes son legales, honrados y quiénes no. Los proyectos no se financian por si solos, ni las personas que son beneficiarias de ellos tienen recursos económicos para permitírselos, pero les son necesarios… ¿deben de renunciar a su logro? ¿Y a todas las demás cosas? Seria para mí un “Día de alegría” aquel en el cual no exista la necesidad de esta o cualquier asociación, porque significara que todas las necesidades de las personas con discapacidad estarán cubiertas. Ese sería el día de nuestra disolución… No queremos parecer, ante la opinión pública, como pretenciosos o insaciables, que nuestra ambición no tiene límites; cuando la verdad es que somos aun precisos  para hacer posible y real ese sueño de igualdad, de accesibilidad y diseño universal para todos, eliminando toda barrera fuese física o psiquica. No se puede estar constantemente improvisando, poniendo parches a un sector social tan amplio, necesitado y carente de recursos, como es la discapacidad. Hay que comprometerse con nosotros, pero para darnos una solución, no unas promesas a sabiendas que no se van a cumplir. A las personas con discapacidad yo les pediría que no se dejen engañar, y a los que les engañan, también les diría ¿Estáis preparados para cumplir vuestra promesa ahora? Recordar la palabra que empeñasteis y cumplirla, es toda nuestra exigencia, que no es poca.

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