Siempre
que escucho aturdido la insensible advertencia del tipo de vida que llevamos,
que según ellos, no nos corresponde “vivir por encima… “no
podemos menos que escandalizarnos. Esta vida de "lujo" que
supuestamente llevamos me recuerda muy mucho a la opereta Evita “es
solamente un disfraz, las reglas del ceremonial…”, sin duda, nunca nos observan
cuando la inmensa mayoría de los días los dedicamos a los demás, o, en mi
caso, me quedo en casa escribiendo, leyendo, reflexionando,
planificando, elaborando proyectos... mientras ellos, los que critican, están a
vivir la” dolce vita”. Yo me pregunto, antes de que me lo pregunte alguien ¿Qué
beneficio saco o sacamos de todo esto? Económico, que se sepa ninguno, o al
menos aún no se ha apreciado mejoría alguna, más bien lo contrario;
social, aún menos pues se sigue en la misma posición social, cuando no viva con
más penurias, si ello es posible, motivada por la derivación de la
crisis económica; intelectual tampoco, sigo igual de estúpido o de
inteligente (cada cual piense lo que quiera)... ¿Y entonces? El hecho de
dedicarnos a actividades de índole voluntaria nos sitúan en las antípodas de
las tesis materialistas que predominan en la mentalidad de ahora, ósea nos
sitúa en la lucha por el “avance social y económico de la humanidad” denominada
“cultura de la transmisión absoluta”, si así se prefiere llamarla, en una
imparable y constante evolución, pero ¿Desde dónde se parte? ¿Cuál es el
destino? Eso nadie lo puede saber con absoluta certeza, a excepción, en último
término, de una supuesta clase dirigente que usurpa el destino de todos,
moldeándolo y manipulándolo a su antojo, y tergiversan la realidad para que
veamos lo que a ellos les interesa. ¿Cómo se atreven a hacernos ver lo que a
todas luces es inexistente? Se aprovechan de nuestra inocencia, de la
precariedad laboral imperante, de una ausencia de interés por nuestra parte, de
un desinterés para razonar los sucesos del tiempo presente, de ausencia de
planificación y diseño del futuro más inmediato… ¡cualidades, por otro lado que
son propias de la condición humana! Nosotros, escuchamos a todas las
personas con necesidades, sus palabras son para nosotros un reclamo de justicia
social y, haciéndolas muy nuestras, las maduramos, elaboramos un programa de
actuación, más o menos eficaz y viable..., más entonces surge el eterno
problema “la financiación”; si alguien la ofrece, supuestamente de forma
altruista y desinteresada, debemos escuchar la voz de alarma interior, la voz
de la experiencia que nos advierte “Desconfiad de ellos, por principio, no os
dejéis embaucar”. No sería la primera vez que alguien que se las da de
“espabilado” quisiera utilizar una organización sin ánimo de lucro en beneficio
propio, no necesitamos ayudas de este tipo, no está en venta nuestra alma, y
menos a un precio tan bajo...sabemos, por malas experiencias, de muchas veces
que se ha querido utilizar a las personas voluntarias para intereses personales
o políticos, camuflándolos, eso sí, de interés social o general, de falsa
intención de colaboración en la solución de problemas sociales urgentes… La
verdad, que son muy pocos estos casos, pero hacen mucho ruido, y amedrentan a
las personas voluntarias, dando como resultado el desprestigio y la
desmotivación de todos aquellos que hacemos del servicio a los demás nuestra
razón de ser… Se puede afirmar que son muchos los que sinceramente, hacen del
servicio su interés para su realización como persona, y con una lealtad
destacable; a ellos, ¡sí!, hay que escucharles su voz, sus propuestas. Y en este
caso, la experiencia también será quien nos verifique lo correcto de la
decisión de integrarles en el equipo. Lo cual significa, por un lado, que
disponemos de un tiempo extra: de planificación, de ejecución para el
desarrollo de las acciones, contamos con esta inestimable ayuda. Por lo tanto,
conviene aprovecharla; y, por otro, en cualquier caso, si se reciben bien,
se les da el trato correcto, si se le facilita su labor, cundirá el ejemplo y
será una publicidad muy positiva...Transcurrido un tiempo prudencial, se
podrá valorar el impacto social de su trabajo, que ahora sería imposible
realizar. Si es positivo, esto nos estimulara y dará ejemplo a muchas
otras personas que necesitan de un estímulo exterior para decidirse a actuar,
en otras palabras para que, con su ayuda, con su ejemplo y con su perseverancia
hagan de esta sociedad, una más digna, igualitaria e inclusiva y todo gracias a
su actitud de incondicional entrega para mejorar a la sociedad, Démosles pues,
las gracias por dedicarnos ese precioso tiempo, por no "malgastarlo"
en otros hobbies, por ser ellos la esperanza y luz de una sociedad con
valores en claro retroceso.
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