Si alguna vez perdemos la paciencia, estaremos abocados a la
ansiedad, que se manifestara como consecuencia de la impotencia, de las
congojas y de la crispación que nos hace sentir esta crisis económica. Tenemos
la necesidad de contar con alguien, que,
a la vez, nos sirva de pañuelo de nuestras lágrimas y que sintamos su apoyo
incondicional. Mirando la vida con cierto aire realista, nunca melancólico,
a nuestro alrededor existen tantos marginados como situaciones que propicien esa
marginalidad…Esas situaciones nos
dificultan y entorpecen para encontrar una solución viable que propicie la
integración social, una solución que satisfaga por igual a todas las partes de
este mal llamado conflicto social... En tiempos pasados, las personas en
situación de marginalidad formaban una especie de gueto, Vivian aislados del
resto de la sociedad, formaban una bolsa de marginación de donde era difícil
salir. De hecho, no se podían relacionar en igualdad de condiciones con el
resto de la población, ni aspirar a los mismos servicios sin arriesgarse a ser
mirados "por encima del hombro", les era imposible dotar o adquirir
una educación para sus hijos que les permitiesen salir de aquella situación. Pero si tenían las mismas e incluso más
obligaciones para con la sociedad; pagar impuestos, hacer servicio militar etc.
Utilizando nuestra imaginación, podemos viajar hacia ese tiempo y reproducir
con toda fidelidad aquellas imágenes de mendicidad, de exclusión que
protagonizaban los marginados de aquella época. Hoy por desgracia, siguen
existiendo y siguen igualmente marginados: inmigrantes, drogadictos,
delincuentes, enfermos de sida, gente en el paro, personas con movilidad
reducida, pobres...etc. Lo poco que se había logrado avanzar, se perdió de un
plumazo con el estallido de la presente crisis. Nosotros queremos que
se restablezca su dignidad, si es que alguna vez se le reconoció tal,
que se remedie, en lo posible, sus
sufrimientos, que, igualmente se resuelva o agilice sus dudas, sus problemas o
tramites burocráticos. Para ello se nos pide, a todos nosotros, nuestra
colaboración, que cooperemos de una forma altruista, valiente, eficaz... todo
por solidaridad. Además, debemos hacemos más presentes en cada
acción que se emprenda en la lucha contra la exclusión, contra la
discriminación ¿Alguien Sería capaz de negarles la compasión? Seguro que habrá algunos,
más los que respondan que no, lo deben hacer por compromiso, nunca por lastima,
¿Sabemos valorar la eficacia de la integración social? Yo creo que no, para
responder a esta cuestión debemos hacer una reflexión profunda y sosegada,
valorar con eficiencia las acciones que se han llevado a cabo y observar su
impacto social, si se han cumplido los objetivos marcados o no, las
dificultades o resistencias encontradas…etc. ¿Invitaríamos a la persona
marginada a nuestra casa? ¡Ah, eso sí que no!, por qué motivo les voy a invitar
a conocer mi hogar, mi familia; yo con ayudarles, socorrerles ya he cumplido… Nuestra
lucha no es solo remediar un poco su penosa situación económica sino sacarles
del núcleo de marginación. De hecho, con sólo sacar a uno de ellos de ese círculo
ruin, sería motivo de gozo, pero nunca de plena satisfacción. Se echa de menos
una razón que mueva a la sociedad en esta lucha, que les conmuevan, que
facilite su implicación. ¿Qué ha de pasar para que así suceda? No lo sé,
seguramente una catástrofe. Mientras tanto, ¿Podemos negar el hecho de prestar apoyo
a otros? Podemos y debemos implicarnos, aunque sea de forma altruista, aunque
fuese de forma anónima, existen multitud de causes que así nos lo facilitan… Al
igual que alguna vez damos gracias por nada, simplemente por educación, aún sin
tener motivo para ello. Otorguemos con generosidad nuestra solidaridad; es, sin
duda alguna, lo mejor que tenemos cada uno, y nos aportara una experiencia
vital que hará que podamos sonreír cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario