Translate

jueves, 14 de noviembre de 2013

Por solidaridad


    
   Si alguna vez perdemos la paciencia, estaremos abocados a la ansiedad, que se manifestara como consecuencia de la impotencia, de las congojas y de la crispación que nos hace sentir esta crisis económica. Tenemos la necesidad de contar con alguien,  que, a la vez, nos sirva de pañuelo de nuestras lágrimas y que sintamos su apoyo incondicional. Mirando la vida con cierto aire realista, nunca melancólico, a nuestro alrededor existen tantos marginados como situaciones que propicien esa marginalidad…Esas situaciones nos dificultan y entorpecen para encontrar una solución viable que propicie la integración social, una solución que satisfaga por igual a todas las partes de este mal llamado conflicto social... En tiempos pasados, las personas en situación de marginalidad formaban una especie de gueto, Vivian aislados del resto de la sociedad, formaban una bolsa de marginación de donde era difícil salir. De hecho, no se podían relacionar en igualdad de condiciones con el resto de la población, ni aspirar a los mismos servicios sin arriesgarse a ser mirados "por encima del hombro", les era imposible dotar o adquirir una educación para sus hijos que les permitiesen salir de aquella situación.  Pero si tenían las mismas e incluso más obligaciones para con la sociedad; pagar impuestos, hacer servicio militar etc. Utilizando nuestra imaginación, podemos viajar hacia ese tiempo y reproducir con toda fidelidad aquellas imágenes de mendicidad, de exclusión que protagonizaban los marginados de aquella época. Hoy por desgracia, siguen existiendo y siguen igualmente marginados: inmigrantes, drogadictos, delincuentes, enfermos de sida, gente en el paro, personas con movilidad reducida, pobres...etc. Lo poco que se había logrado avanzar, se perdió de un plumazo con el estallido de la presente crisis. Nosotros queremos que se restablezca su dignidad, si es que alguna vez se le reconoció tal,  que se remedie, en lo posible, sus sufrimientos, que, igualmente se resuelva o agilice sus dudas, sus problemas o tramites burocráticos. Para ello se nos pide, a todos nosotros, nuestra colaboración, que cooperemos de una forma altruista, valiente, eficaz... todo por solidaridad.  Además, debemos hacemos más presentes en cada acción que se emprenda en la lucha contra la exclusión, contra la discriminación ¿Alguien Sería capaz de negarles la compasión? Seguro que habrá algunos, más los que respondan que no, lo deben hacer por compromiso, nunca por lastima, ¿Sabemos valorar la eficacia de la integración social? Yo creo que no, para responder a esta cuestión debemos hacer una reflexión profunda y sosegada, valorar con eficiencia las acciones que se han llevado a cabo y observar su impacto social, si se han cumplido los objetivos marcados o no, las dificultades o resistencias encontradas…etc. ¿Invitaríamos a la persona marginada a nuestra casa? ¡Ah, eso sí que no!, por qué motivo les voy a invitar a conocer mi hogar, mi familia; yo con ayudarles, socorrerles ya he cumplido… Nuestra lucha no es solo remediar un poco su penosa situación económica sino sacarles del núcleo de marginación. De hecho, con sólo sacar a uno de ellos de ese círculo ruin, sería motivo de gozo, pero nunca de plena satisfacción. Se echa de menos una razón que mueva a la sociedad en esta lucha, que les conmuevan, que facilite su implicación. ¿Qué ha de pasar para que así suceda? No lo sé, seguramente una catástrofe. Mientras tanto, ¿Podemos negar el hecho de prestar apoyo a otros? Podemos y debemos implicarnos, aunque sea de forma altruista, aunque fuese de forma anónima, existen multitud de causes que así nos lo facilitan… Al igual que alguna vez damos gracias por nada, simplemente por educación, aún sin tener motivo para ello. Otorguemos con generosidad nuestra solidaridad; es, sin duda alguna, lo mejor que tenemos cada uno, y nos aportara una experiencia vital que hará que podamos sonreír cada día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario