Translate

sábado, 11 de enero de 2014

Un mundo nuevo


   Nuestras acciones están pensadas para satisfacer unas necesidades concretas “casi vitales” de cierto sector social, nunca para satisfacer egos personales de nadie, por ello tenemos una gran responsabilidad al difundir este buen hacer, que continúe extendiéndose con éxito la buena fama que tan duramente se ha adquirido, por la labor realizada con absoluta profesionalidad de tantas personas, labor destacable por ser su condición la de personas voluntarias. Más que nada debe ser esta labor social atractiva para todos aquellos, aquellas que no la conocen o que, por diversas razones y circunstancias, nunca les ha interesado. El hecho de publicitarlas es solo para que otros, otras se contagien de este interés, para que les entre ese gusanillo de ayudar altruistamente a los demás. Ese contagio no será efectivo si antes de venir a nosotros, no han sido capaces de reconocer sus propias limitaciones, sus incapacidades particulares. Se deben acercar a nosotros habiendo tomado conciencia de las necesidades sociales reales, de las carencias que existe; este hecho les puede liberar, a su vez, de manera eficaz de todos sus miedos, de los prejuicios, de los egoísmos, de las envidias, de los orgullos y sobre todo evitar de guardar rencores... Para que el buen hacer puesto de manifiesto en las acciones se extienda y llegue a todos los subterfugios donde se esconden la miseria y la pobreza, que para nuestra vergüenza desgraciadamente ocultan de nuestra vista nuestros dirigentes para evitar la posible repercusión social que motivaría su conocimiento por la sociedad.  Su difusión dependerá en gran medida, de las personas que lleven a cabo las acciones voluntarias, de todos aquellos que estén implicados (directa o indirectamente) en su puesta en marcha. Para ello se deben realizar previamente “entrevistas personales” que se sepa lo que cada cual puede aportar y ellos conozcan la función que se le pide en cada acción en particular. Cuanto más y más nos adentremos o nos impliquemos más aumentara nuestra capacidad de escuchar, de acoger, de perdonar, de aceptar las diferencias de los demás, fuesen de la índole que fuesen... No nos deben preocupar, ni servir de condicionante. Debemos ser cada vez más exigentes con nosotros mismos, capaces de ayudar y eso tendrá reflejo en nuestro entorno. La persona que tiene necesidades, las tiene hoy y por tanto es hoy cuando se le debe dar solución. Es para nosotros un ejercicio de humildad, pues al prestar esa ayuda, aprendemos no solo a reconocer cuáles son sus carencias, sus necesidades, sino que al mismo tiempo aceptamos cuales son nuestras limitaciones y por añadidura nuestras faltas. Pues no tenemos una varita mágica que por arte de “birlí y birloque” solucione todo al instante, no somos a quienes les corresponde dar esa oportunidad que tanto piden de un cambio radical y profundo en sus vidas, en su situación socio-económica.  Somos o pretendemos ser ante todo, aquellos que inician un nuevo camino, que no creen que en todo haya un impedimento para restaurar la confianza en el ser humano, que creemos que esta sociedad se ha perdido en su búsqueda y que se ha enquistado en el perpetuo fracaso, no ven soluciones a corto o medio plazo... además se está en la tesitura que las futuras generaciones vivirán aun peor… Nosotros con nuestro testimonio queremos devolver la ilusión por la vida y si es posible transformarla, hacerla totalmente nueva, proponer una opción enteramente seria y viable. En  esta alternativa debemos caber todos, pero también arrimar el hombro, todos sin excepción, no "escurrir el bulto y dejar que otro te ponga la mesa", y si puede ser que te lo den masticado... para así hacer menos aún. Debemos de comenzar a pensar diferente, nunca huir de los problemas, más bien espantarlos, hacerles frente…, nunca pensar que otro, cualquiera, "nos debe sacar las castañas del fuego", nos quite el problema de encima… Pedimos ayuda, nos la dan, pero eso no significa que el peso de nuestra “factura” lo deban llevar otros siempre… Tampoco pensar que somos auto-suficientes, necesitamos ayuda para levantarnos del suelo, curarnos nuestras heridas, pero una vez que sanen… somos nosotros los que hemos de ayudar a quienes se encuentren en peor situación…dar el apoyo incondicional que necesitan las “Ong's”. Aceptar el reto que se nos propone, igual que otros aceptaron el reto de sacarnos a flote, no tener miedo al encuentro, al éxito o al fracaso… estas acciones nos ofrece la posibilidad de devolver el favor que un día otros nos hicieron, devolverlo a aquellas personas que ahora lo necesitan.  Nosotros tenemos capacidad suficiente para ofrecer esperanza, a todos los que se cruzan en nuestras vidas, retornarles gratis aquello que gratis hemos recibido. Pero antes será necesario habernos motivado y renovar fervientemente nuestro compromiso de vivir plenamente, hacerlo en concordancia con nuestros principios, tener la esperanza de que con las pequeñas cosas que hacemos cada día se está construyendo un verdadero nuevo mundo, y cada uno de nosotros seremos parte importante de él, porque estamos ayudando en su diseño y construcción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario