El Juego de la vida
Observando
el diario acontecer detenidamente, la vida nos puede parecer que es solo un
juego, pero ¿a qué se juega?; y sobre todo habría que matizar, ¿Quiénes y con
qué propósito juegan? Lo que es jugar, solo lo hacen algunos, muy pocos, al
resto nos obligan... por eso jugamos de oído
y la mayoría de veces vamos de farol, por si cuela… desconocemos cual es
la finalidad del juego y sus reglas, solo seguimos las instrucciones que nos
dictan "los que pueden" y cuando a ellos les viene en gana...
prácticamente nos obligan a jugar en este absurdo juego, esto significa, de
antemano, que las cartas deben estar marcadas, a nosotros nunca nos tocarán las
buenas, estamos abocados a perder siempre... Aunque a veces nos dé la impresión
de lo contrario, nos dejan que ganemos unas manos y obtengamos alguna ganancia,
para confundirnos, pero que más adelante, cuando a ellos les convenga, nos la
arrebata...igual que se le quita una golosina a un niño, somos sus particulares
bufones y nuestras penurias a todos ellos “se la bufan”. De nada nos vale el hecho de conocer todas
sus “conspiraciones “, según ellos, les debemos estar muy agradecidos: por
dejarnos vivir... pues como se les funda los plomos, nos montan de la noche a
la mañana “la de San Quintín”, todo sin percibir nosotros ningún síntoma, en un
abrir y cerrar los ojos, por algo se creen los amos del chiringuito. Nuestra
vida, para los poderosos, vale muy poco o nada… para nosotros es un valor único
e irrepetible; es por tanto, nuestro
único y más preciado tesoro, por ello deberíamos de cuidarla más, de mimarla,
evitando situaciones que la pongan en riesgo… que pueden ser buscadas o
sencillamente que pasábamos por allí. Debemos vivir nuestra vida con alegría,
aunque existen multitud de circunstancias que nos desaconsejan esta
felicidad... al hacerlo, gozaremos de lo poco bueno que tiene y que además es
gratis. Viviremos al menos con cierta paz interior, seremos libres aunque solo
sea de pensamiento "Quien le pone vallas a la imaginación"... ¿Quiere
decir esto que nos debemos conformar con las circunstancias que nos han tocado
vivir? para nada…Debemos ser inconformistas, buscar la utopía de la perfección,
reconocer que en la alegría de vivir encontraremos una de las pocas
satisfacciones de las que nos podemos sentir orgullosos. Convencernos de ello,
implica descubrir la simplicidad de la vida misma. Toma protagonismo el sentido
de supervivencia que en todos los acontecimientos de la historia ha estado
presente para que el género humano no se extinguiese, más que nada por las
amenazas propias. También nosotros, conservamos este instinto, hacemos de la
vida, una lucha personal contra todos los elementos, que por tiempos parecen
volverse contra nosotros e inhóspitos, lo hacemos a sabiendas de que esta
guerra, que comenzó allá por los albores de la humanidad, es para nosotros la
única meta y el único fin de nuestra existencia, Conociendo como conocemos que
al final la perderemos inexorablemente,
motivado por el desgaste del paso del tiempo, que hace mella en nuestras facultades físicas
y mentales. Entonces se le pasara el testigo a las generaciones venideras, para
que prosigan “tirando del carro” para que sigan ejerciendo de simples peones
dentro del inmenso tablero de ajedrez, que es esta infinita lucha contra las
adversidades, contra el destino que está determinado por la propia muerte.
Gracias a este previsible fin, todo será renovado, todo será nuevamente
definido y el género humano repetirá hasta el infinito, hasta la saciedad esta
interminable partida. A pesar de todo,
no desaparecerá la fe que hemos puesto en la supervivencia de la
humanidad, esta fe nos devuelve la esperanza, porque creemos que al final la
enfermedad, el deterioro, la vejez... serán vencidas y la humanidad sobrevivirá
a pesar de ella misma, a pesar de sus fatalidades... Garantizarlo es
imposible, hoy por hoy, es solo una mera utopía... Pero el hecho de
conocer que la vida es finita, que tenemos un tiempo marcado y delimitado...es,
paradójicamente, la única garantía de continuidad de la especie… Pues mientras
no se obtenga el secreto de la juventud perpetua, tendrá que llevarse a cabo
dicho relevo, aunque ello nos comporte
sufrir en nuestro paso por esta vida, luchando con todo nuestro corazón, con
todo nuestro ser, con todas nuestras fuerzas… para que la siguiente generación
esté un paso más cerca de conseguirlo, puedan vivir más y mejor que nosotros….
Igual que nuestros padres y abuelos soñaron para nosotros. Si renunciamos a
este sueño, ello supone renegar de nuestro pasado, de nuestra herencia, de nuestra
voluntad, de tal manera que nuestra vida carecerá de toda motivación, de
cualquier fin o propósito que le sirva de justificación… Nuestro comportamiento
lleva consigo el hecho de negar nuestra realidad, por encima de lo que
predispone nuestra propia naturaleza. Pero a pesar de todos los males que la
vida pueda traer consigo, debemos sentirnos orgullosos y agradecidos, por todo
lo bueno que nos acontece…simplemente por vivir, incluso por sufrir situaciones
poco deseables: afrentas, enfermedades…etc. y sentirlas solo como una fase más
de la vida, que a la vez, nos permite darle el valor que merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario