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miércoles, 15 de enero de 2014

Deficits?


  Últimamente está sonando en los medios de comunicación, demasiado en mi opinión personal, la palabra “déficits”. Esta observación no tendría mayor relevancia si no fuese porque se emplea de forma indiscriminada, su uso, se puede afirmar que es inapropiado, se usa para justificarlo todo, para justificar incluso hasta lo injustificable. La falta de coherencia y de argumentos, es la única razón que explica este mal uso. Por un lado, el déficits del estado, empleado como argumento para el desmantelamiento progresivo del estado del bienestar, pero que, por sí solo, no explica el ensañamiento perpetuo al que son sometidas las clases más débiles del escalafón social. Nadie ofrece una explicación con una claridad meridiana para que se  pueda comprender esta aseveración,  sino más bien lo contrario, tergiversando las palabras de manera que al final parece que nos están haciendo un verdadero favor, en vez de recortarnos, pero por si hay alguna duda,  solo lo parece. Y, continuando, según nos dicen, hay también déficits tarifario del recibo de la luz… eso sí que nos lo deberán de explicar minuciosamente, no vagamente, ni genéricamente, sino remarcando específicamente las razones que se argumentan para justificar ese supuesto déficits, ¿Cómo y quién lo ha generado? ¿Por qué debemos de pagarlo los consumidores o usuarios? ¿Por qué ahora y no en tiempos de bonanza? Exigimos una explicación convincente, porque creemos que tenemos derecho a ello, es decir, nos creemos en posesión de una legitimidad suficiente e irrecusable. Esta particularidad que se le da al termino déficits, queda también confirmada por medio de enmascarar una tremenda subida de la energía, pues según parece, también hay déficits tarifario del gas, que también tendremos que pagar, se sea responsable o no, se pueda o no…¡Que eso es un problema personal de cada uno! y no de las administraciones, que están, según ellas, para otra cosa; pero que nadie se atreva a cuestionarles, pues han pasado la reválida de las urnas, ¡ilusos!. Esto es una nítida contraposición con los escasos recursos económicos que la sociedad dispone… al final, seguramente, nos habremos alumbrado, calentado o refrescado (según el tiempo), habremos cocinado… en definitiva le habremos dado un uso a la energía claramente por encima de nuestras posibilidades. Pero, en una segunda meditación, nosotros también podemos reclamar varios déficits que se tienen y se han tenido desde siempre para con nosotros, se pueden incluso cuantificar, valorar… ¿Quiénes nos lo va a pagar a nosotros? ¿De qué manera nos van a compensar las penurias pasadas y presentes? ¿A quién le presentamos la factura? ¿Cómo la repercutimos? Si se pone de moda exigir que se paguen los déficits, no ganaremos nadie para pleitos, sale a escena toda la dedicación que hemos hecho a los demás, y la de los demás hacia nosotros, ese tiempo ¿Quién lo paga? El usuario final o aquellos que tienen la obligación de efectuarlo y olvidan su labor…al final será con seguridad "lo comido por lo servido"... estamos poseídos por un espíritu maligno que se manifiesta en forma de recaudador, que su apetito es insaciable, cuanto más recauda, más quiere... el egoísmo y la avaricia se incorporan a su motivación impositiva, sin importarles cuánto daño estén causando. ¿Qué es esto? ¿Un impuesto nuevo?, ¿o tal vez es una nueva forma de exterminar a las personas? Sin embargo, no notamos ninguna mejora, sino el creciente deterioro de todo… que los llamados déficits no lo son tanto de contenido, como de falta de moralidad, como de ostentación de una singularidad en el expolio. La doctrina económica que nos aplican puede que sea nueva, pero el apropiarse de lo ajeno, por los métodos que fuesen... ha tenido y tiene un nombre que todos conocemos muy bien. Es esta la última y única razón que contrasta en gran medida con las razones en las que se basan sus argumentos, y nos resulta algo inaudito, que no novedoso (aquí adquiere este calificativo su verdadero sentido). Añadimos a lo anteriormente expuesto, una tercera advertencia. La autoridad que dicen tener, proviene, del hecho que nosotros supuestamente hemos delegado en ellos. ¿Por qué actúan contra nosotros? Nos encontramos ante una antítesis que se contrapone de manera muy intensa, los intereses de los ciudadanos contra los intereses de las grandes empresas energéticas. La autoridad se ejerce con responsabilidad y a la vez, hay que sumar la fuerza de la razón, por ella sabemos que estos déficits son más ficticios que otra cosa,  pero nos hace reflexionar sobre sus intenciones, que por lo menos, a nosotros nos da la impresión de ser recaudatorias, lo llamen como lo llamen esto es una estafa. Preguntémonos ¿Tienen su conciencia limpia? ¿Se sienten más inteligentes dando un mensaje que no tiene parangón? ¿Se dan cuenta de que no somos tan tontos como ellos presuponen? digamos a nuestros representantes: mirad por nuestros intereses, haced que vuestras promesas sean factibles y tangibles, preocuparos aunque sea una sola vez de nosotros, o al menos, que percibamos que os preocupáis, aunque esa preocupación sea de mentira, de cara a la galería, ósea una falacia

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