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martes, 6 de mayo de 2014

¡Ahora que no me escucha nadie...!


   A riesgo de ser inoportuno o más bien impertinente, yo me pregunto ¿cuál es el juego al que se juega ahora? ¿Es que acaso he muerto y no me he enterado? porque últimamente solo escucho buenas noticias, sobre todo “buenos” resultados económicos, todo va bien (DPM)... Debo haberme quedado ciego pues no aprecio esa supuesta mejoría por ningún lado, sigo con la misma miseria de siempre… o quizás habré emigrado a otro país y con la distancia cambia toda la perspectiva de las cosas, puede que incluso sea de “clase acomodada” y a esta altura no llegue el tufillo que se respira a ras de suelo... La verdadera sensación que percibo (fuera de ironías) es de asco, de desilusión, de podredumbre... me niego a leer la prensa, me niego a ver televisión o escuchar informativos en la radio... todo huele muy mal y dependiendo de a quien leas, escuches, veas (según proceda) la mierda (perdóneseme la expresión) la tienen los contrarios, ¡pues va a ser que no...! la tenemos todos, escondida bajo la alfombra, más ahora con la llegada de esta nueva primavera, sería preciso y diría que muy conveniente abrir puertas y ventanas para que se ventile nuestra casa, para que se renueve el aire y se deje atrás ese rancio olor a invierno... deberíamos sacar todos los trastos viejos e inservibles que se amontona en casa como recuerdo de tiempos pasados, quemarlos cual falla valenciana, son objetos que solo ocupan un valioso lugar que nos es preciso para hacerle sitio a nuevos muebles, a las nuevas plantas que están brotando y esperan un lugar apropiado para florecer, para impregnar el aire de una fragancia fresca para renovar nuestro ambiente y dotarnos de nuevas sensaciones que creíamos ya olvidadas, de tener de nuevo esa ilusión por los colores, olvidando la tristeza del blanco y negro para siempre. Recordad que estamos en primavera, pórtico del espléndido y caluroso verano, donde esto de ahora, que solo son tiernos brotes con bellas flores, harán su peculiar metamorfosis y se transformaran en suculentas y sabrosas frutas que nos darán alimento a todos. ¡Qué inconstante es a menudo nuestro corazón! Que desea la fruta más alta e inalcanzable, porque tiene la sensación de que es más sabrosa… pero naturalmente es igual que cualquier otra… más no se puede satisfacer ese apetito, y neciamente despreciar las frutas que están al alcance de nuestra mano, de una manera irracional estamos sumergidos en una visión de la sociedad materialista, pretendemos que otros nos solucionen nuestros problemas, pero no  implicarnos para nada en la búsqueda de esa solución ¿No es ésta la perspectiva de quien solo desea una vida cómoda, hecha a su medida y sin compromiso hacia nadie? Que cada uno de una respuesta sincera y se pregunte ¿Qué puedo hacer? Y esta pregunta será el preludio de la solución definitiva y constante a todas las incógnitas que ahora se ocultan debajo de nuestra alfombra, no solamente para que no las veamos nosotros, sino, para que no las visualice tampoco nadie.

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