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miércoles, 21 de mayo de 2014

Dudas


   Sucede que a veces tenemos la extraña sensación de ser tan solo un títere de feria, una vulgar marioneta, que es manejada a su antojo por una mano extraña que nos obliga a hacer, incluso aquello, que para nada deseamos y tampoco nos apetece, es muy difícil tener voluntad propia en este insólito mundo en que se ha convertido la rutina de la vida diaria. Nada de las sensaciones que se perciben nos transmiten serenidad, ni confianza, ni tranquilidad, ni encontramos el suficiente sosiego, ni la sobriedad necesaria para analizar esa tenebrosa sensación de sentirnos solo un vulgar objeto, fruto de una sofisticada manipulación ¿Para cuándo desaparecerán la angustia y la sinrazón que gobierna nuestra alma? ¿Nos dejarán alguna vez en paz? Por si alguna vez lo hiciesen, cuando lo hagan, que no sea pagando un elevado precio por el peaje del simple tránsito por esta “amable” vida, que no se efectué dicho pago de una manera dolorosa e injusta, ni se trate de salir por la puerta de atrás, como vulgares delincuentes, aún tenemos dignidad. En el transcurso de nuestra vida, es prácticamente inevitable el encuentro con el sufrimiento, que nos es transmitido desde el mismo día en que vemos la luz por primera vez. La mayoría de las veces es solo dolor físico (que no es poco),  pero en contadas ocasiones se trata de un dolor de índole “metafísico” de origen  "Idiopático", que refleja sobre nosotros dudas de índole existencial. Es por tanto, un dolor que no tiene parangón físico ¿Por qué? Porque este dolor, de una forma incontrolada, se convierte en una pesada carga que nos impide incluso respirar, nos da la sensación de ansiedad. El mismo sufrimiento físico ha quedado superado por este “dolor del alma" “que duele en lo más profundo del propio ser” y que se exterioriza con una falsa serenidad, porque es muy difícil explicar, en la actual coyuntura económica, los sentimientos interiores o compartir con los demás la inquietud que nos produce... teniendo en cuenta que dentro de estas circunstancias, tan difíciles, se nos hace cuesta arriba formular una aclaración, una explicación  que sea convincente y en la que se nos entienda con precisión, lo que pretendemos transmitir, “si no careces de nada" ¿de qué te quejas? Este dolor, no se puede tampoco definir como una enfermedad mental o enfermedad psicológica… No lo es, se tiene bien amueblada la cabeza, se sabe lo que se quiere, pero no como lograrlo… es más bien un lamento interior, un querer y no poder… es un sentimiento con el costoso resultado de la ineptitud, de la debilidad y de la incomprensión, es un sentimiento por el cual el caudaloso  río  interior de lágrimas, en vez de brotar hacia el exterior, imita al Guadiana y circula interiormente fuera de la visión de malvadas miradas, condenado a permanecer en lo oculto… buscando desembocar en el mar de una malograda "Paz interior" que hace mucho tiempo que desapareció y se llevó consigo todas nuestras esperanzas.

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