Aquí
estoy otra vez, como rio que camina hacia la mar, el sol ilumina mi sendero y
mis sueños vuelan a la par, junto a mí, por el aire, como pájaros que danzan en
el cielo y con sus ojos tristes, llenos de melancolía, susurrándome con voz
temblorosa, que no se sienten bien, el futuro les inquieta... Pero hay paz en
su vuelo, se respira magia allá donde pasen, por todas partes van cautivando
con su embriagador encanto. Mírame a mí mirándoles embobado, solo... bajo la
tenue luz del sol en su ocaso. No necesito correr ni ocultarme, no
necesito reír ni llorar, es un espectáculo maravilloso. La cálida brisa llena sus miradas y el glamour su aleteo... parecieran saber que estoy ahí, sin poder
apartar mi mirada de ellos; exhibiéndose solo para mí, como hablándome en un
lenguaje nuevo con su vuelo, diciéndome necesito cielo para volar. Pájaros que
solo son sueños por realizar, deseos de un mañana incierto, que no se atreven a
posarse en el suelo por miedo a caer en una trampa o costilla, colocada
hábilmente por ese cazador implacable llamado destino.
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