Algunas veces tenemos reacciones contradictorias con
nuestra filosofía personal, absolutamente opuestas a lo que se suele ser normal
en nosotros; somos como el tardío frío que llega en junio para arruinar las
cosechas. Otras veces nos sentimos eclipsados, como si se ocultase nuestra luz
"detrás de alguna ensombrecedora Luna”. Se apaga ese arrebato, esa
voluntad de esfuerzo por el trabajo bien hecho, nos vemos tan
imperfectos... No apreciamos, ni se ve
ilusión en nadie por nada. Pocas veces se trasforma todo este desbarajuste, en
una grata sorpresa… Aunque, ciertamente, nunca tuvimos momentos propios, para
dedicarlos a nuestro esparcimiento, para hacer lo que nos diera la gana, fuimos
esclavos de nuestras obligaciones, siendo siempre la tercera persona del plural
de un futuro pluscuamperfecto… Diréis que eso es la auténtica esencia de la
vida. Pero eso no es excusa, no es lo que esperábamos nadie, ni la razón por la cual nos levantábamos todos los días y
nos calzábamos los zapatos. Sabedores que debemos batallar a diario, y que el
peor enemigo que podemos tener nunca, somos nosotros mismos y nuestras
circunstancias… De alguna manera, por mucho que trabajemos y nos comprometamos,
nunca será lo suficiente. Y ahora que nos miramos en el espejo de la historia, cara
a cara frente a nuestros miedos… observamos sin ninguna sorpresa que este mundo
es un lugar loco. Esto es sólo un vago pensamiento sobre una desaprovechada
oportunidad pasada y nada más… solo preguntarnos ¿cuándo será la ocasión
propicia para nosotros? Seguro que la vida nos guarda lo mejor para el final.
Todas las noches, cuando meditamos y forjamos el análisis de nuestro diario
acaecer, viene a nosotros la respuesta a esos lamentos, en la forma de ganas de
seguir adelante con nuestro compromiso, que no se diga nunca que nadie ha
dejado de hacerlo, por cansancio o abatimiento… pero si incluso hemos llegado a
dudar de nuestra propia capacidad ¿cómo podemos hacerlo? ¿Qué es lo que nos
pasa? ¿Cómo pensar que podríamos quedarnos inertes ante las angustias o la
necesidad de cualquier persona? ¿Cómo vamos a dejar de compartir nuestros
sueños y anhelos con los demás? Unas veces somos la pregunta de todo lo que
estamos buscando, pero, otras, también somos la respuesta a tantas preguntas
que se hacen otros… Hay una o muchas cualidades que nunca podremos apreciar en
su plenitud de nosotros mismos, nuestra capacidad de asombrar y de asombrarnos…
nuestra sencillez, lo mucho que nos exigimos, lo poco que esperamos... Que cada
desencanto lo cubrimos con un manto de esperanza… que seguimos creyendo, a
pesar de las bofetadas que nos da la vida. Este, es sólo otro capítulo más de
la vida. Esta no guardó lo mejor para el final, porque lo bueno se encuentra en
todos sitios, en cada persona que merezca la pena... por ello mismo, algunas
veces todo lo que estamos buscando, verdaderamente lo tenemos frente a nuestra
mirada, oculto bajo la apariencia de cosas simples y sencillas. Cosas que no se
dejan ver, pero que se perciben a flor de piel... Algunas veces toda nuestra
curiosidad, todo el vacío que creemos sentir, lo rellenan con colmo, todos esos
seres que sobrevuelan constantemente la mente…. y moran en lo profundo del
corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario