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lunes, 6 de abril de 2015

Algunas aseveraciones


   En mis aseveraciones, procuro no solo exponer dudas razonables sobre las soluciones que se aplican para resolver las diferentes contrariedades, sino que habitualmente suelo acompañarlas sugiriendo otra opción en forma de idea. Siempre es muy brusco contemplar como las decisiones de unos pocos, nos arrastran hacia el mal camino al resto. Y aun así permanecemos inmóviles como si la cuestión no fuera con nosotros y nos resultase lejana o en cualquier caso ajena. La obcecación que algunos tienen por controlar todo, les lleva a maquillar con torpeza los datos de cuanto a diario acontece, estas "manías persecutorias" son intrínsecas a su perversión moral y a su exagerado narcisismo, es superior a su propio raciocinio. No pueden soportar que sean otras gentes, ajenas a su entorno ideológico, los que deban tomar decisiones fundamentales para su comunidad, sobre todo si pertenecen a una sensibilidad distinta o están fuera de la tan denostada "casta", son aquellos a los que consideran "perroflautas"… Carece de importancia si tienen buena preparación o experiencia... No ocurre igual con su situación económica o con la humildad de su procedencia. Esto significa para ellos una cuestión de honor, es como un "juego de tronos" actuando cual Júpiter devorando a sus propios hijos en una lucha parricida por alcanzar todo el poder. Nuestra percepción se ve alterada ante la absurda combinación de la realidad con nuestro concepto de la verdad; logrando confundir a nuestros aturdidos sentidos. El reparto de cargos entre estos trúhanes es, cuanto menos, bochornoso e inaudito... No nos podemos imaginar que ocurra tal despropósito en nuestros días, nuestros recursos en manos de lerdos... A menudo nos preguntamos, si divulgar nuestras reflexiones vale para algo... Mi impresión personal es que no influye en nada, ni en nadie... Pero ello no es sinónimo que se deba dejar de hacerlo. Nuestro ímpetu inconformista nunca debe nublar nuestros valores, ni condicionar nuestra opinión, ni nuestro ego debe consentirlo. Aún más, nuestra reflexión debe permanecer pulcra, imparcial e intacta para conservar la credibilidad. Nos debe dar igual los comentarios que vierten sobre nosotros a modo de habladurías con la única intención de difamarnos, solo para hacernos dudar y desistir de nuestros principios. .  Nosotros seguiremos meditando en soledad, errando por este árido desierto (que es la vida), siguiendo sin avistar el ansiado oasis donde poder saciar la sed (de justicia) que desde hace tanto tiempo arrastramos ¿De qué vale referir estas inquietudes y estas dudas, qué nos calcinan por dentro?..  Pero sabemos a ciencia cierta que nos resultaría extraño permanecer en la penumbra del oscurantismo y más extraño aun, no compartir nuestras inquietudes. Debemos pensar no solo en los proyectos con los que estuvimos comprometidos en un no tan lejano pasado. Tener en consideración que el cambio de las costumbres es muy lento, pesa mucho las ancestrales tradiciones y esta espera puede llegar a agotarnos... Cuando la luz vuelva a encender nuestros apagados corazones, no debemos olvidarnos de lo que hemos sufrido en los momentos de incertidumbre y tristeza. Ni dejarnos timar por charlatanes de feria que sólo ofrecen humo. Solo entonces veremos más nítido el camino a seguir y ya no abandonaremos jamás, la senda que tanto nos costó de encontrar y tomar. Entretanto, mientras la lluvia continúe cayendo, nosotros seguiremos transitando hacia delante, "haciendo camino al andar"… no disimularemos la sensación de final de trayecto de este vacío existencial, aún nos queda mucho por conocer. Si logramos permanecer juntos, nadie nos hará daño, ni mermará nuestras fuerzas. Se esfumara la vanidad personal y el egoísmo, se sentirá la seguridad de pertenecer a una sociedad sólida y con principios. Desmontaremos sus primitivos argumentos y construiremos juntos un futuro serio, perfilado desde lo profundo de la simpleza del corazón. Seguiremos siempre hacia adelante, sin más mentiras… llamando a cada persona por su nombre. Cuando buscamos las palabras, nunca encontramos las que describan fielmente como nos sentimos por dentro, estas palabras explicarían (si no todo, si en parte) lo inútil de nuestro anterior proceder, donde no existía presente, ni cabía ninguna esperanza de futuro. Todos tenemos la decisión sobre nuestro porvenir aguardando (para ser tomada), en la palma de nuestras manos. Logremos edificar las condiciones propicias que hagan realidad todo lo que deseamos conseguir para nosotros y para la generación que nos sigue... Aprenderemos desde cero a vivir otra vez, permaneciendo siempre ahí, para cuando alguien necesite un hombro amigo donde expiar sus penas. ¡Tal vez! se acabara para siempre la hipocresía y la gratitud dejaría de ser una anormal rareza. Nos investiremos nuevamente de razón, para caminar por este sendero, eso sí, con la cabeza muy alta... hasta agotar nuestro tiempo. Sin valores, la vida no tiene ningún sentido o seguirá estando fuera de contexto eternamente. Con valores, podremos confiar mutuamente los unos en los otros y, ésta, es la piedra angular con la que se fundamenta una convivencia en armonía dentro del marco de una sociedad moderna, y que se garantice un futuro para todos... en igualdad de condiciones

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