En mis aseveraciones, procuro
no solo exponer dudas razonables sobre las soluciones que se aplican para
resolver las diferentes contrariedades, sino que habitualmente suelo
acompañarlas sugiriendo otra opción en forma de idea. Siempre es muy brusco
contemplar como las decisiones de unos pocos, nos arrastran hacia el mal camino
al resto. Y aun así permanecemos inmóviles como si la cuestión no fuera con
nosotros y nos resultase lejana o en cualquier caso ajena. La obcecación que
algunos tienen por controlar todo, les lleva a maquillar con torpeza los datos
de cuanto a diario acontece, estas "manías persecutorias" son
intrínsecas a su perversión moral y a su exagerado narcisismo, es superior a su
propio raciocinio. No pueden soportar que sean otras gentes, ajenas a su
entorno ideológico, los que deban tomar decisiones fundamentales para su
comunidad, sobre todo si pertenecen a una sensibilidad distinta o están fuera
de la tan denostada "casta", son aquellos a los que consideran
"perroflautas"… Carece de importancia si tienen buena preparación o
experiencia... No ocurre igual con su situación económica o con la humildad de
su procedencia. Esto significa para ellos una cuestión de honor, es como un
"juego de tronos" actuando cual Júpiter devorando a sus propios hijos
en una lucha parricida por alcanzar todo el poder. Nuestra percepción se ve
alterada ante la absurda combinación de la realidad con nuestro concepto de la
verdad; logrando confundir a nuestros aturdidos sentidos. El reparto de cargos
entre estos trúhanes es, cuanto menos, bochornoso e inaudito... No nos podemos
imaginar que ocurra tal despropósito en nuestros días, nuestros recursos en
manos de lerdos... A menudo nos preguntamos, si divulgar nuestras reflexiones
vale para algo... Mi impresión personal es que no influye en nada, ni en
nadie... Pero ello no es sinónimo que se deba dejar de hacerlo. Nuestro ímpetu
inconformista nunca debe nublar nuestros valores, ni condicionar nuestra
opinión, ni nuestro ego debe consentirlo. Aún más, nuestra reflexión debe
permanecer pulcra, imparcial e intacta para conservar la credibilidad. Nos debe
dar igual los comentarios que vierten sobre nosotros a modo de habladurías con
la única intención de difamarnos, solo para hacernos dudar y desistir de
nuestros principios. . Nosotros
seguiremos meditando en soledad, errando por este árido desierto (que es la
vida), siguiendo sin avistar el ansiado oasis donde poder saciar la sed (de
justicia) que desde hace tanto tiempo arrastramos ¿De qué vale referir estas
inquietudes y estas dudas, qué nos calcinan por dentro?.. Pero sabemos a ciencia cierta que nos
resultaría extraño permanecer en la penumbra del oscurantismo y más extraño
aun, no compartir nuestras inquietudes. Debemos pensar no solo en los proyectos
con los que estuvimos comprometidos en un no tan lejano pasado. Tener en
consideración que el cambio de las costumbres es muy lento, pesa mucho las
ancestrales tradiciones y esta espera puede llegar a agotarnos... Cuando la luz
vuelva a encender nuestros apagados corazones, no debemos olvidarnos de lo que
hemos sufrido en los momentos de incertidumbre y tristeza. Ni dejarnos timar
por charlatanes de feria que sólo ofrecen humo. Solo entonces veremos más
nítido el camino a seguir y ya no abandonaremos jamás, la senda que tanto nos
costó de encontrar y tomar. Entretanto, mientras la lluvia continúe cayendo,
nosotros seguiremos transitando hacia delante, "haciendo camino al
andar"… no disimularemos la sensación de final de trayecto de este vacío
existencial, aún nos queda mucho por conocer. Si logramos permanecer juntos,
nadie nos hará daño, ni mermará nuestras fuerzas. Se esfumara la vanidad
personal y el egoísmo, se sentirá la seguridad de pertenecer a una sociedad
sólida y con principios. Desmontaremos sus primitivos argumentos y
construiremos juntos un futuro serio, perfilado desde lo profundo de la
simpleza del corazón. Seguiremos siempre hacia adelante, sin más mentiras…
llamando a cada persona por su nombre. Cuando buscamos las palabras, nunca
encontramos las que describan fielmente como nos sentimos por dentro, estas
palabras explicarían (si no todo, si en parte) lo inútil de nuestro anterior
proceder, donde no existía presente, ni cabía ninguna esperanza de futuro.
Todos tenemos la decisión sobre nuestro porvenir aguardando (para ser tomada),
en la palma de nuestras manos. Logremos edificar las condiciones propicias que
hagan realidad todo lo que deseamos conseguir para nosotros y para la
generación que nos sigue... Aprenderemos desde cero a vivir otra vez,
permaneciendo siempre ahí, para cuando alguien necesite un hombro amigo donde
expiar sus penas. ¡Tal vez! se acabara para siempre la hipocresía y la gratitud
dejaría de ser una anormal rareza. Nos investiremos nuevamente de razón, para
caminar por este sendero, eso sí, con la cabeza muy alta... hasta agotar
nuestro tiempo. Sin valores, la vida no tiene ningún sentido o seguirá estando
fuera de contexto eternamente. Con valores, podremos confiar mutuamente los
unos en los otros y, ésta, es la piedra angular con la que se fundamenta una
convivencia en armonía dentro del marco de una sociedad moderna, y que se
garantice un futuro para todos... en igualdad de condiciones
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