Hoy
me hallo en casa, al calorcito del bracero, (que es lo propio de gentes
humildes) para procurar minimizar los rigores de este frío invierno. Para pasar
este tiempo ocioso del obligado retiro hogareño, repaso las noticias sobre los
recientes acontecimientos y las distintas opiniones que se han suscitado en los
distintos medios audiovisuales sobre ellos. Leo los artículos de opinión
elaborados por analistas de diversas corrientes políticas. La primera reacción
es sorpresa… por cómo se tratan los temas noticiables, sobre todo algunos de índole
muy delicada, inmediatamente después me da por reírme (a carcajadas) de esas
pantomimas, y es que debo, sin duda alguna, estar leyendo la revista “El jueves”
o alguna por el estilo, si no, no me lo explico. Porque ya a cualquier escrito
de propaganda manifiesta se le llama artículo de opinión… Yo continuo, cual
lector de estas revistas cómicas, tronchandome de la risa de la manera tan particular como lo cuentan,
¡vaya trolas! No sé cómo esperan encontrar crédulos que comulguen con
semejantes disparates…. Pero obviamente los hay y no son pocos… La manipulación
es un deporte que debería ser proclamado olímpico, existe desde que el mundo es
mundo y se inventaron las habladurías…. Seguramente alguien que no tendría nada
mejor que hacer, comenzó a observar a los demás, y comprobó que aquella
información la podía utilizar para el logro de sus fines personales, o los podría
utilizar para malmeter, para sembrar odios… Desde entonces hasta ahora, la
manipulación se ha convertido en todo un arte… Personalmente lo declararía licenciatura
universitaria, pues aquí en este país, contamos con auténticos catedráticos en
la materia de inventar, de manipular los sucesos diarios. Dentro de su disciplina
estaría, seguramente, un apéndice de las matemáticas o el arte de reconvertir
los números en más o menos, o primos… según más convenga... o hacer lo positivo
negativo o viceversa…. También saben improvisar currículos a medida, o al menos
como hincharlos para transformarse en “doctos señores”…. En fin, me contento al
recordar que este es el país del lazarillo… Libro sagrado para tantos picaros y
picaras, que a lo largo y ancho de nuestra reciente historia por desgracia para
todos, han campado a sus anchas por esta incauta sociedad nuestra.
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