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lunes, 2 de febrero de 2015

Picaros (que se creen astutos)


   Hoy me hallo en casa, al calorcito del bracero, (que es lo propio de gentes humildes) para procurar minimizar los rigores de este frío invierno. Para pasar este tiempo ocioso del obligado retiro hogareño, repaso las noticias sobre los recientes acontecimientos y las distintas opiniones que se han suscitado en los distintos medios audiovisuales sobre ellos. Leo los artículos de opinión elaborados por analistas de diversas corrientes políticas. La primera reacción es sorpresa… por cómo se tratan los temas noticiables, sobre todo algunos de índole muy delicada, inmediatamente después me da por reírme (a carcajadas) de esas pantomimas, y es que debo, sin duda alguna, estar leyendo la revista “El jueves” o alguna por el estilo, si no, no me lo explico. Porque ya a cualquier escrito de propaganda manifiesta se le llama artículo de opinión… Yo continuo, cual lector de estas revistas cómicas, tronchandome de la risa de la manera tan particular como lo cuentan, ¡vaya trolas! No sé cómo esperan encontrar crédulos que comulguen con semejantes disparates…. Pero obviamente los hay y no son pocos… La manipulación es un deporte que debería ser proclamado olímpico, existe desde que el mundo es mundo y se inventaron las habladurías…. Seguramente alguien que no tendría nada mejor que hacer, comenzó a observar a los demás, y comprobó que aquella información la podía utilizar para el logro de sus fines personales, o los podría utilizar para malmeter, para sembrar odios… Desde entonces hasta ahora, la manipulación se ha convertido en todo un arte… Personalmente lo declararía licenciatura universitaria, pues aquí en este país, contamos con auténticos catedráticos en la materia de inventar, de manipular los sucesos diarios. Dentro de su disciplina estaría, seguramente, un apéndice de las matemáticas o el arte de reconvertir los números en más o menos, o primos… según más convenga... o hacer lo positivo negativo o viceversa…. También saben improvisar currículos a medida, o al menos como hincharlos para transformarse en “doctos señores”…. En fin, me contento al recordar que este es el país del lazarillo… Libro sagrado para tantos picaros y picaras, que a lo largo y ancho de nuestra reciente historia por desgracia para todos, han campado a sus anchas por esta incauta sociedad nuestra. 

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