Alto en el camino
Muchas
veces es necesario hacer un alto en el camino para valorar nuestro paso por
esta ingrata vida; un primer aspecto a tener en cuenta es el nivel de
auto-confianza: si es elevado, tendremos alta la autoestima, tendremos un buen
concepto de nosotros mismos; si por el contrario, es bajo o muy bajo, esto puede
significar que lo estemos vislumbrando en un contexto inadecuado, sin apreciar
la magnitud de su verdadera dimensión, o pudiese ser que no se esté obrando de
forma correcta… Pero, si es preciso de rectificar nuestro camino, lo
intentaremos de hacer con un firme "propósito de enmienda", asimismo,
lo deberíamos hacer motivados por una importante convicción personal y con
absoluta seguridad, conociendo en todo momento, el terreno que se pisa, saber
hasta que profundidad queremos llegar "si solo rasgar la superficie o
ahondar más profundo". Si fuesen otros los encargados de efectuar esa
valoración, la cuestión cambiaría de forma radical, no es igual valorarse uno
mismo, que lo efectúen terceras personas… Ellos no precisarían de soporíferas
verborreas, ni de razonamientos confusos o complicados, para convencernos de su
realidad, sino que la expresarían con una mediocre sencillez, más bien “chapurreado”
que hablado… el resultado será más favorable a nuestra posición, cuanto más
favorecidos hayan resultado ellos en nuestras acciones… Es una increíble
paradoja, pero real y cierta. Podría darse el caso de que nuestra acción no
persiguiera un fin tan solidario como creemos, pues solo se beneficia a unos
pocos, en realidad a muy pocos...y no son los más menesterosos, pero que por
extrañas circunstancias son a la vez, los "árbitros" encargados de
valorar esta acción; a juicio de esta peculiar minoría, sería una acción
simpar, eficaz y muy necesaria. Ellos se encargarían de trasladarnos la
equivoca idea de lo acertado y útil de esta acción... Pero dicen solo aquello
que les conviene decir, y nosotros, por nuestra parte, solo escuchamos las
palabras utilizadas para engatusarnos y vanagloriarnos, en definitiva para
"regalarnos los oídos". Omitirán, obviamente, el nefasto resultado,
si hubo alguien perjudicado, debido a la propia acción o por excluir de ella a
personas que seguramente estuviesen más necesitadas. Erróneamente les
concedimos el beneficio de la duda, y se aprovecharon de nuestra buena fe,
culpa nuestra, por no saber apreciar la naturaleza de sus verdaderas
intenciones, por fiarnos de ellos. Se muestran así convencidos de su proceder,
porque saben que nosotros siempre les escuchamos, somos así de “lelos” y para
nuestra desgracia les otorgamos una credibilidad de la que obviamente carecen…de
hecho, si llegáramos a comprobar la falta de veracidad en sus afirmaciones, y
llegaran a nuestros oídos algunas opiniones que sobre nosotros tienen, se nos
caería “los palos del sombrajo” al sentirnos engañados, utilizados de una forma
tan vil, cobarde y reprobable. ¿Qué les cuesta decir la verdad? Pedir solo lo
que necesitan, no anteponerse a nadie, no colarse en la lista de prioridades...
máxime cuando son conocedores de la existencia de personas con mayores
dificultades, algunas de ellas extremas... Que les son muy necesarios los pocos
recursos que se les pueda dar, más que necesarios les son indispensables,
simplemente para sobrevivir… Entonces si conocen estas circunstancias y saben
que las suyas no son tan urgentes, ¿Por qué hacen acopio de los recursos? ¿Por
qué insisten en llamar tanto la atención sobre si? Por puro egoísmo, por
creerse el centro del universo, por querer que se priorice sus problemas antes
que los de cualquier otro, que solo se tenga ojos para ellos... No sienten ni
el más mínimo reparo, ni ningún remordimiento de conciencia, no les da vergüenza,
ni perciben la sensación de no ser buenas personas, ya que carecen del mínimo
sentido de responsabilidad, de solidaridad, de fraternidad y son a todas luces,
por sus propios méritos, merecedoras de todo el desprecio que se les pueda tener.
No hemos andado este camino tan duro y amargo para que ahora se nos tome el
pelo, se están aprovechando de nuestra ingenuidad... Pero esto no es lo que
hemos aprendido, ni tampoco lo que hemos enseñado... Cada vez que nos dejamos
engañar por su vil y envenenada palabrería, le damos, sin pretenderlo, otra
oportunidad, nos dejamos guiar por sus malos consejos. Nosotros solo les
pedíamos, que fuesen leales, discípulos de la verdad, que es en realidad la
auténtica lección que da gratis la vida y sólo por ella se nos debiera tener
esa lealtad que les reclamamos. Todo lo que necesitamos cada día es sentirnos
útiles, necesitamos, no solamente colaborar, sino que, a su vez, nos ayuden a
caminar en este largo camino.... Pidamos que nunca nos fallen las fuerzas y nos
acompañe las ganas de colaborar en la construcción de un futuro más justo y
mejor. A la par, que necesitamos, también, aprender a perdonar a los que se
aprovechan de nuestra inocencia y ser perdonados por aquellos a los que no
pudimos llegar, ni tan siquiera plantearnos el ayudarles. Debemos parar ¡Sí!
para analizarnos, para analizar las consecuencias concretas que se derivan de
nuestras acciones y saber lo que queremos hacer con nuestra vida. Sobre todo,
para vivir la virtud de la humildad, que nos da fuerzas para continuar cada día
en mejor disposición. Por esto, pedimos diariamente que todos nos ayuden a
aliviar las pequeñas o grandes carencias de los que nada poseen. Para ello la
importancia de pequeñas palabras que se transforman en grandes acciones. Para
los “duros de mollera” que no quieren entendernos… nosotros, aunque tampoco les
comprendemos, no tomamos su actitud como ofensiva y, sobre todo, no les guardamos ningún tipo de rencor, somos de
distinta calidad... Pero hemos de decirles que no olvidamos fácilmente sus tropelías.
Que en realidad nos cuesta mucho perdonarles, pues es difícil comprender que se
nos haya tomado por bobos, por simplones, por imbéciles... tan solo somos
personas normales y corrientes, por ello les recordamos aquel viejo proverbio
"la primera vez que me engañes la culpa será tuya la segunda será mía..."
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