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miércoles, 12 de marzo de 2014

Alto en el camino


   Muchas veces es necesario hacer un alto en el camino para valorar nuestro paso por esta ingrata vida; un primer aspecto a tener en cuenta es el nivel de auto-confianza: si es elevado, tendremos alta la autoestima, tendremos un buen concepto de nosotros mismos; si por el contrario, es bajo o muy bajo, esto puede significar que lo estemos vislumbrando en un contexto inadecuado, sin apreciar la magnitud de su verdadera dimensión, o pudiese ser que no se esté obrando de forma correcta… Pero, si es preciso de rectificar nuestro camino, lo intentaremos de hacer con un firme "propósito de enmienda", asimismo, lo deberíamos hacer motivados por una importante convicción personal y con absoluta seguridad, conociendo en todo momento, el terreno que se pisa, saber hasta que profundidad queremos llegar "si solo rasgar la superficie o ahondar más profundo". Si fuesen otros los encargados de efectuar esa valoración, la cuestión cambiaría de forma radical, no es igual valorarse uno mismo, que lo efectúen terceras personas… Ellos no precisarían de soporíferas verborreas, ni de razonamientos confusos o complicados, para convencernos de su realidad, sino que la expresarían con una mediocre sencillez, más bien “chapurreado” que hablado… el resultado será más favorable a nuestra posición, cuanto más favorecidos hayan resultado ellos en nuestras acciones… Es una increíble paradoja, pero real y cierta. Podría darse el caso de que nuestra acción no persiguiera un fin tan solidario como creemos, pues solo se beneficia a unos pocos, en realidad a muy pocos...y no son los más menesterosos, pero que por extrañas circunstancias son a la vez, los "árbitros" encargados de valorar esta acción; a juicio de esta peculiar minoría, sería una acción simpar, eficaz y muy necesaria. Ellos se encargarían de trasladarnos la equivoca idea de lo acertado y útil de esta acción... Pero dicen solo aquello que les conviene decir, y nosotros, por nuestra parte, solo escuchamos las palabras utilizadas para engatusarnos y vanagloriarnos, en definitiva para "regalarnos los oídos". Omitirán, obviamente, el nefasto resultado, si hubo alguien perjudicado, debido a la propia acción o por excluir de ella a personas que seguramente estuviesen más necesitadas. Erróneamente les concedimos el beneficio de la duda, y se aprovecharon de nuestra buena fe, culpa nuestra, por no saber apreciar la naturaleza de sus verdaderas intenciones, por fiarnos de ellos. Se muestran así convencidos de su proceder, porque saben que nosotros siempre les escuchamos, somos así de “lelos” y para nuestra desgracia les otorgamos una credibilidad de la que obviamente carecen…de hecho, si llegáramos a comprobar la falta de veracidad en sus afirmaciones, y llegaran a nuestros oídos algunas opiniones que sobre nosotros tienen, se nos caería “los palos del sombrajo” al sentirnos engañados, utilizados de una forma tan vil, cobarde y reprobable. ¿Qué les cuesta decir la verdad? Pedir solo lo que necesitan, no anteponerse a nadie, no colarse en la lista de prioridades... máxime cuando son conocedores de la existencia de personas con mayores dificultades, algunas de ellas extremas... Que les son muy necesarios los pocos recursos que se les pueda dar, más que necesarios les son indispensables, simplemente para sobrevivir… Entonces si conocen estas circunstancias y saben que las suyas no son tan urgentes, ¿Por qué hacen acopio de los recursos? ¿Por qué insisten en llamar tanto la atención sobre si? Por puro egoísmo, por creerse el centro del universo, por querer que se priorice sus problemas antes que los de cualquier otro, que solo se tenga ojos para ellos... No sienten ni el más mínimo reparo, ni ningún remordimiento de conciencia, no les da vergüenza, ni perciben la sensación de no ser buenas personas, ya que carecen del mínimo sentido de responsabilidad, de solidaridad, de fraternidad y son a todas luces, por sus propios méritos, merecedoras de todo el desprecio que se les pueda tener. No hemos andado este camino tan duro y amargo para que ahora se nos tome el pelo, se están aprovechando de nuestra ingenuidad... Pero esto no es lo que hemos aprendido, ni tampoco lo que hemos enseñado... Cada vez que nos dejamos engañar por su vil y envenenada palabrería, le damos, sin pretenderlo, otra oportunidad, nos dejamos guiar por sus malos consejos. Nosotros solo les pedíamos, que fuesen leales, discípulos de la verdad, que es en realidad la auténtica lección que da gratis la vida y sólo por ella se nos debiera tener esa lealtad que les reclamamos. Todo lo que necesitamos cada día es sentirnos útiles, necesitamos, no solamente colaborar, sino que, a su vez, nos ayuden a caminar en este largo camino.... Pidamos que nunca nos fallen las fuerzas y nos acompañe las ganas de colaborar en la construcción de un futuro más justo y mejor. A la par, que necesitamos, también, aprender a perdonar a los que se aprovechan de nuestra inocencia y ser perdonados por aquellos a los que no pudimos llegar, ni tan siquiera plantearnos el ayudarles. Debemos parar ¡Sí! para analizarnos, para analizar las consecuencias concretas que se derivan de nuestras acciones y saber lo que queremos hacer con nuestra vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la humildad, que nos da fuerzas para continuar cada día en mejor disposición. Por esto, pedimos diariamente que todos nos ayuden a aliviar las pequeñas o grandes carencias de los que nada poseen. Para ello la importancia de pequeñas palabras que se transforman en grandes acciones. Para los “duros de mollera” que no quieren entendernos… nosotros, aunque tampoco les comprendemos, no tomamos su actitud como ofensiva y, sobre todo, no  les guardamos ningún tipo de rencor, somos de distinta calidad... Pero hemos de decirles que no olvidamos fácilmente sus tropelías. Que en realidad nos cuesta mucho perdonarles, pues es difícil comprender que se nos haya tomado por bobos, por simplones, por imbéciles... tan solo somos personas normales y corrientes, por ello les recordamos aquel viejo proverbio "la primera vez que me engañes la culpa será tuya la segunda será mía..."

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