Translate

martes, 18 de marzo de 2014

Siendo racionales...


   Una razón que este abrigada con un buen argumento, nos obligaría a trabajar no solo en función de nuestro bien personal, sino que al hacerlo, sin ni siquiera proponérnoslo, estaremos trabajando por el bien común. Lo deberíamos de hacer con mucho respeto, sin invadir las competencias o campos exclusivos de terceros, ósea, pisando firme nuestro terreno... eso sí, hacerlo con mucha serenidad y seriedad, que no serios o malhumorados. Son estos, tiempos tenebrosos, oscuros y grisáceos, pero que irónicamente representan una oportunidad única que la vida nos regala, sin haberla tan siquiera pedido… para así de este modo,  poner en práctica esos valores que tan activamente desde hace tanto tiempo hemos defendido. Se debería de hacer con una sonrisa dibujada en nuestra tez, con actitud positiva, sin perder nunca la compostura... motivada por un profundo convencimiento personal, para que seamos capaces de transmitir esos mismos valores, pero esta vez,  acompañados del ejemplo personal. Asimismo, se debería de comenzar con sencillez, sin elevadas pretensiones, puesto que estamos sometidos a cometer errores, igual que cualquier otro, la diferencia viene marcada porque, de cualquier modo, lograremos que nuestra vida se vaya lentamente transformando, que vaya adquiriendo esa plenitud y madurez que desde siempre buscamos, para que estén en concordancia nuestra conducta con aquellos valores que a otros, algunas veces, tan  pesadamente les exigimos. Es fundamental para nosotros, hacer un gesto de humildad y que así sea entendido. Que nadie reconozca nuestra firma en las acciones que ponemos en marcha, ni se sepa de que la autoría intelectual nos pertenece, lo importante son las consecuencias derivadas de estas acciones, nunca quien o quienes las posibilitaron… Pues somos, en esencia, igual que cualquier otra persona, con nuestros aciertos, fracasos y debilidades… que en cualquier momento se pueden volver contra nosotros mismos, cuál enfermedad “autoinmune” y destructiva y transformarnos en lo contrario de lo que deseamos. En esta época de vacas flacas abundan los que se definen como "modelos" a imitar, quizás son demasiados... pero se les ve el plumero, solo obran y actúan con la única y exclusiva finalidad de ser vistos, para aumentar su “fama”. Lo de esta gentuza es pura demagogia, alimentada por la bajeza moral de algunos otros que ejercen de “lacayos” por así llamarles, que actúan solo para su beneficio personal o su conveniencia. Son solo personajes secundarios, elaborados con cartón piedra, personajillos de relleno o simples figurantes de esta opereta teatral llamada “Vida”. Esos "falsos modelos" no pueden estimular el crecimiento personal, social, ni la madurez de nadie. Sus actitudes y conductas son antagonistas de ello, nunca muestran algún interés por nada, si no es para su propio beneficio, para el crecimiento de su orgullo o en todo caso, el de su fortuna (preferentemente). Son la antítesis de nuestros valores, el némesis de nuestra persona, nuestro talón de Aquiles, aquellas personas por las que perderíamos "los papeles", por lo que no sería aconsejable imitarles en su conducta, ni tan siquiera debiera ser tolerada o consentida, pues son de esas personas que azuzan y encabritan a todos contra todos, tiran la piedra y esconden la mano; nunca dan la cara...pero si pueden se harán pasar por víctimas. Yo les pregunto ¿Azuzar contra quién? ¡Ay! si de verdad supiéramos quien o quienes son los culpables de tanta desdicha ¿íbamos a permanecer con las manos cruzadas? para nada. Pero esto no es todo, también se nos presenta otros supuestos "modelos" de conducta, otras alternativas, nada halagüeñas, que nos incitan a un consumismo desenfocado, a una existencia vana y vertiginosa, alocada, debilitando el verdadero sentido de la vida. No debemos dejarnos engañar por esos falsos "referentes", dejarles que ganen la partida, nos harán perder de vista nuestro faro y quizás hasta lo apaguen. Ante esta confusión, en vez de derrumbarnos, debemos de aprovecharnos de ello, para salir fortalecidos, para engrandecer nuestra autoestima y poner por bandera nuestras convicciones... tendremos momentos de bajón, de extrema debilidad, seguro que sí... Pero es, en estas delicadas situaciones, donde nos reencontramos con nosotros mismos, con nuestra verdadera esencia, con nuestro verdadero yo... Que es mucho más fuerte de lo que recordábamos. Con esta redescubierta fortaleza, haremos frente a cualquier desmotivación, no dejarnos vencer por ninguna situación por inhóspita, penosa o extremadamente angustiosa que fuese... Nosotros somos más que eso, hasta que no suceden las cosas, desconocemos cómo vamos reaccionar, ni que apoyo tendremos de los demás, por ello la mayoría de las veces debemos de comenzar por conocernos a nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario