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lunes, 23 de marzo de 2015

Diversidad


    Existen tantos mundos como ojos lo miren, cada cual tenemos nuestra particular visión de él,... apreciamos con toda intensidad su incertidumbre, todas sus contradicciones, toda su conflictividad, todos sus desafíos ..Y cada uno creemos poseer la piedra filosofal, la única solución aplicable para arreglar tanto desbarajuste. No comprendemos (aunque deberíamos) a aquellos que llegan a convergir con nosotros en la misma tesitura de evaluación de la actual situación, con la misma certeza, pero obviamente llegando a conclusiones diferentes, y proponiendo la aplicación de una solución distinta. Cuanta hipocresía se derrama sobre las personas, pero sobretodo, sobre lo que representan, sobre el paradigma por el cual encarnan a las diferentes posiciones ideológicas. Siempre acontece igual, en vez de confrontar proyectos... Se desafían personalmente entre sí, como si fuesen unos vulgares antagonistas, empotrados en una titánica lucha de gladiadores en un coliseo romano, con la única finalidad de servir de divertimento al emperador de turno y a la plebe borreguil que le sigue sin cuestionar ninguna de sus decisiones (sean correctas o no). Se creen ungidos de razón y bajo ella se cobijan...  quien de ellos fuere más atrevido, astuto y mordaz, será quien marque las pautas a seguir… será quien imponga su credo al resto... Aunque para lograrlo tengan que recurrir a astutas artimañas (las mentiras y los insultos personales), Nosotros creemos que para hacer tal viaje no necesitaban ningunas alforjas. No les interesa tanto seguir una enseñanza que sirva de modelo para la ciudadanía, como auto contemplarse ensimismados (encantados de haberse conocido), acusando al adversario con todo tipo de tropelías, utilizando tácticas inverosímiles que van contra lo que propone el mínimo sentido común. Pero el contrario desaprovecha la ocasión y la utiliza para devolverle el golpe, contratacando con más de lo mismo (tu más), para supuestamente proteger su honor mancillado. Se dice que hoy en día se ha perdido el sentido del ridículo, muchos no saben lo que está bien o mal, ni por qué... También se podría afirmar con rotundidad que se ha perdido la línea de identidad personal e ideológica (no quieren que pensemos). Si preguntáramos a alguien cuál deberían ser los pilares de un buen proyecto. Nos respondería que aquel donde no quepa la corrupción, que brille la limpieza, que sea nítido y tome como insignia la honestidad y la transparencia (Buenos principios). Sucede que la vida es alguna que otra vez brillante (muy pocas),  y pone condicionantes, que son exigidos por los despotismos de toda índole que se han cometido con anterioridad. .. Si bien es cierto que cualquiera podemos cometer errores, caer en contradicciones, que ocurren en esos escasos momentos que pareciera que hemos perdido nuestro norte. Siempre deberíamos de lamentarnos por el hecho de habernos equivocado (cuando los perjuicios adyacentes fueran no deseados) y busquemos una solución eficaz, reparadora y satisfactoria. O tal vez, se hizo daño con las palabras que dijimos en un momento de excesiva exaltación (pues a veces criticamos sin conocimiento de causa), que costaron a alguien algún sufrimiento y ¡quizás! alguna que otra lágrima. Pero si se ha pedido perdón desde lo profundo del corazón y se ha reparado el mal causado... lo normal sería que nos lo otorgasen (el perdón) o concederlo nosotros (según proceda). Si se reflexionó sutilmente  y se aprendió el “porqué de ese error” (sobre todo para no volverlo a cometer), tal vez se podría volver a comenzar... Más el hombre (o la mujer) es el único animal que tropieza dos veces (o más) con la misma piedra, tal vez la cordialidad perdida vuelva algún día, pero recordemos que no suele retornar indefinidamente. Nuestra inocencia es aun pura, pero tiene un límite definido y siempre se dijo que los desarreglos (abusos) traen arreglos (orden). Que siempre tendremos esperanza… estamos seguros, ¡Ojalá! no sea nunca más ninguneada, en ello tenemos depositada nuestra fatigada confianza.

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