tergiversación o intencionalidad?
Las
palabras tergiversadas o mal utilizadas pueden llegar a ser demoledoras, además
de malsonantes, son tan hirientes como si se usara la violencia física.
Irrumpen en nosotros con un estruendo, como un trueno que aturde las mentes.
Nos resultan dolorosas en exceso, no logramos entenderlo, los descréditos y
mentiras malintencionadas que se vierten rebasan nuestra capacidad de
razonamiento, empequeñecen a quienes los pronuncia, solo tienen el valor de
hacer daño. Tampoco las promesas se hacen para romperlas, la esperanza que en
ellas depositamos es un sentimiento muy intenso… las promesas banales mata la
confianza (poca o mucha) que tenemos en los demás. ..., lo prometido si fuese
realizado, con gozo será recordado; de igual modo se recuerda el dolor y desilusión
que causa la ausencia de un compromiso real y sincero. Es verdad que las
palabras intrascendentes se las lleva el viento y se olvidan para siempre...
Nosotros tenemos la alternativa de ser alguien que solo escucha las ilusiones, las penas, los problemas de los otros... o
alguien a quien se puede acudir para solucionarlos, alguien que sabemos que
siempre nos atenderá, ósea un pañuelo emocional (pero que no fuere de usar y
tirar) Deberíamos dar un paso adelante y revelarnos contra la monotonía, contra
la apatía, contra lo que nos amarga la existencia, tener fe en nosotros… A
veces nos sentimos unos extraños, incluso en nuestra propia casa, miramos
alrededor y no hay nada, ni nadie... solo percibimos una inmensa soledad...
nadie nos responde al teléfono, nadie nos llama para saber de nosotros… por todo ello a veces es preciso poner a
prueba a nuestras amistades... saber quiénes pueden ser llamados verdaderos
amigos… Deberíamos desterrar las dudas de nuestro interior, que actúa como
veneno que corroe nuestras entrañas, necesitamos sincerarnos con nuestro
entorno social y familiar, pero sobre todo, con nosotros mismos, perdonarnos
los errores pasados… pues son ellos los que nos han forjado y nos han
convertido en lo que somos hoy en día (como personas). Deberíamos dar el paso
hacia delante, no dependemos de nadie para hacerlo, solo de nosotros mismos y
por tanto somos los legítimos dueños de nuestro destino. Nadie vivirá la vida
por nosotros… Durante un tiempo no nos sentiremos tan insignificantes, olvidaremos
todo el rencor que hemos ido acumulando, enjugaremos todos los pañuelos donde
se secaron todas las lágrimas que por nosotros se han derramado, y finalmente
destruiremos el circulo de fatalidad interminable que sobre nosotros con
asiduidad se cierne, cual losa pesada que nos impide avanzar. Reviviremos de
nuevo los días felices de despreocupación y de inmensa alegría, como si fuese
una golondrina que vuelve hacia nosotros cada primavera... Saborearemos el
perfume de la felicidad, superando con nuestro flamante calor, el frio hostil
que de nosotros se desprende ahora…. Seremos consolados con palabras dóciles y
justas, insignificantes pero muy necesarias…Justificaremos nuestras acciones,
asimismo, justificaremos nuestras emociones... La mentira será superada,
quedara sepultada en el monte del olvido. Nunca más volveremos a sentir terror
a lenguas afiladas y viperinas, ni nos obligarán toques de queda que nos
prohíban simplemente vivir. Sería como si nuestra mente estuviese encerrada en una aislada prisión...
que provocase que nuestra alma se
quebrantase, que se rompiese,
cual vidrio, en mil trozos. Necesitamos liberar nuestro espíritu,
nuestro corazón está en llamas... hambriento de paz y justicia. Si por una vez
nos escucharemos, sabríamos las verdaderas razones de nuestra agonía… El tiempo
pasa muy deprisa y los años, cual humo de un incensario, se esfuman para
siempre… No debemos mentirnos, ni
hacernos promesas falsas, ni imponernos metas inalcanzables, nunca nos deberíamos
fallar, ni darle crédito al auto-engaño… El silencio que se percibe es muy
fuerte, encerrados como estamos en nuestra distraída mente, ensimismada para
nuestro deleite en inútiles pensamientos y en vana autocomplacencia... Todo lo
que necesitamos, todo lo que quisimos para nosotros mismos, lo podemos conseguir con el único esfuerzo de
nuestras manos y tener buena predisposición de lograrlo... hacerlo por nosotros
mismos. Hemos inventado las diferencias entre nosotros, construidas sobre
mentiras muy elaboradas que nos vendieron, cual cuento de caperucita roja
disfrazada de lobo feroz, como verdad verdadera… nos sentimos atrapados en
medio de una guerra fría, que no por ajena ha logrado su propósito y nos ha
trasformado en polos similares que obviamente se repelen.
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