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jueves, 27 de febrero de 2014

Día de Andalucía


   
   Cada 28 de febrero escuchamos unas afirmaciones, que provienen de toda suerte de gentes. Nos recuerdan el bien que se obtuvo, en esta fecha tan señalada, para nuestra tierra, Andalucía, bajo el amparo del himno de Blas Infante "Por si, para España y por la humanidad" en el nombre de la igualdad de los territorios, pues, hasta entonces seguíamos sin formar parte del “selecto club” de comunidades que accedían a la autonomía por derecho histórico, no pedíamos autonomía por querer ser distintos a nadie, ni para ser más, ni menos... sino igual que cualquier otro territorio, también para auto-reafirmarnos y preservar nuestra propia identidad, nuestra forma de ser y nuestra particular forma de expresarnos; en definitiva, lo que desde antaño, hemos sido…estas son solo una muestra de entre las muchas reivindicaciones de hondo calado, que nuestra tierra pedía... Pero, como hemos visto se pretendía negarnos la entrada en la sociedad moderna, “No está hecha la miel para la boca del asno…” se nos quería seguir aislando, injustamente, del progreso que vendría con la incorporación de España a la Unión Europea, condenándonos a seguir siendo tratado como un pueblo subdesarrollado, de gentes incultas, únicamente concebidas para la emigración o para el duro trabajo en el cortijo. Que fuésemos “sécula, seculórum” una región tercermundista, sin voluntad, sin voz propia, sin ningún derecho histórico reconocido, que fuésemos para siempre “el norte de África” (por lo subdesarrollados) y  nunca el sur de “la próspera Europa”. Nos concienciamos y vimos lo injustas de sus pretensiones, tratamos de impedirlo, porque éramos (y seguimos siendo), ante todo un pueblo orgulloso y civilizado, formado por personas justas y honradas, un pueblo de amplios contrastes: grandes pensadores, grandes escritores y humanistas; pero, asimismo, grandes bolsas de analfabetismo; Quizás, ignorantes de las letras y las ciencias; pero doctores en la universidad de la vida, curtidos "bajo el sol de nuestra tierra". Igualmente, tenemos en nuestra tierra grandes fortunas de grandes terratenientes y enormes bolsas de marginación, exclusión social y pobreza. Desde tiempos medievales había quienes querían nuestros recursos para sí, para su propio progreso, tanto los bienes materiales, como los bienes humanos (son los mismos que dicen pagar con sus impuestos, nuestros "subsidios") Ignoran que la confrontación no está hecha para nosotros… no porque seamos cobardes, sino porque somos gentes de paz. Por ser un pueblo de emigrantes, porque otros pueblos nos han recibido correctamente, de ellos hemos aprendido y sabemos devolver aquello que tan gratamente recibimos, Sabemos lo dolorosa que es volver a sufrir el desangrado constante de las nuevas emigraciones, que desgraciadamente se vuelve a repetir la historia. También, el gozo que nos da recibir a inmigrantes, que llegan a esta “bendita tierra” con mucha ilusión, habiendo dejado su hogar y su familia, a estas personas hay que acogerlas con alegría, sin temores y ensanchar así nuestras miras, con la humildad que nos caracteriza… Por respeto hacia ellos y hacia nosotros mismos, compartiendo siempre este mismo cielo, esta misma tierra, embarcados, como estamos, en un mismo destino; es decir, caminar juntos de la mano hacia ese incierto futuro.  Entre los grandes logros que ha traído la autonomía están por ejemplo, por citar algunos, el haber desarrollado políticas para conseguir la verdadera igualdad de la mujer con respecto al hombre, se ha universalizado la sanidad, nuestros laboratorios son de obligada referencia, tanto a nivel nacional, como internacional; el haber dotado a Andalucía de infraestructuras, que eran inexistentes, con la red de autovías, con la llegada del AVE, que supuso un gran paso hacia delante en materia de comunicación; se ha logrado la universalización de la educación, se apuesta por la conservación del medio ambiente…etc. En cuanto a la carencias: falta una verdadera política de empleo, dotar al servicio andaluz de empleo, de verdadero protagonismo en la lucha contra el paro, para ello darle contenido y capacidad de gestión; el olvido histórico de nuestro campo, la excesiva dependencia de los obreros del campo de los subsidios. Haría falta una nueva referencia  al himno de Blas infante cuando en él se dice “Pedid tierra y libertad”. En cuanto a nuestra manera de pronunciar, aún hoy en día, el simple hecho de hablar andaluz, está considerado de incultos, de ignorantes o mal hablados. Es muy típico ver en nuestro cine, en teatro o comedias de tv, que los papeles de sirvientes, chistosos, parados, vagos,  golfos o ligeros de cascos, son asignados a andaluces, además, que son torpemente interpretados por actores que no tienen ni la más remota idea y se ridiculizan a sí mismos, con esa exageración del seseo. El ser andaluz es sobre todo una manera de vivir, de interpretar la vida, para lo bueno (ferias verbenas, carnavales, bodas, bautizos, etc.) como para lo malo, “La muerte y el retrato de esa sociedad subdesarrollada, quedo magistralmente descripto en “La Casa de Bernarda Alba” de nuestro universal poeta “Federico García Lorca”, con esta obra nos invita a reflexionar con sosiego, seriedad y con coherencia sobre la sociedad de principios de siglo veinte, en esa Andalucía profunda, caciquil, y subdesarrollada. En el lado opuesto, está la majestuosidad con que se vive nuestra Semana Santa, Jesucristo muere de forma única en nuestra tierra; su pasión, muerte y resurrección, queda magistralmente expuesta en tan maravillosas tallas de imágenes de arte sacro, máxima expresión del barroco andaluz, de la misma forma, no se puede expresar con más rotundidad el inmenso dolor, la amargura de su santa madre, a través de dolorosas, Reinas de la semana mayor; son únicas y de incalculable valor artístico, , histórico, religioso y económico. Pero volviendo a nuestra cotidianidad, mientras existan “algunos “que se sientan “molestos” porque podemos hacer lo que ellos, en igualdad de derechos,  sin dar explicaciones a nadie…será un claro indicio de la intolerancia y marginación, que todavía hoy impregna ciertas sociedades, que se auto definen como liberales y tolerantes, les corroe el alma, solo porque prosperamos, con cierta dificultad, pero no retrocedemos para atrás. En definitiva, se niegan a aceptar que somos iguales y eso les “jode” cantidad, tanto que no saben que calumnia inventarse para  seguir desprestigiarnos, pues yo les animo, que sigan… como dijo Antonio Machado “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”

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