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viernes, 21 de febrero de 2014

Escrito con Mayúsculas


   
   Siempre que se nos habla de temas superficiales o secundarios; nuestro interés decae súbitamente, no bostezamos quizás, por vergüenza o el respeto debido hacia nuestro interlocutor; pareciera como si lo minúsculo careciera de relevancia, cuando realmente no es así, puesto que la suma de muchos poquitos hacen un mucho. Cada día cuando realizamos el balance de nuestras acciones, hemos también de sumar el conjunto de las más pequeñas, puesto que en la vida no hay nada pequeño, todo se escribe con "mayúsculas". Lo que para nosotros puede parecernos insignificante, para otros no lo es tanto, de hecho les puede parecer algo “sensacional" por así decirlo...  Magnificando esa acción, quizá demasiado. Lo que si les pudiese parecer extraño es que queden aún personas comprometidas, que se preocupe de su estado (físico, psíquico, emocional). Aunque lo intentemos, no podemos meternos (ni solo por un momento) "en la piel" de aquella persona que sufre los rigores de la crisis económica, son demasiadas las privaciones que día a día sufre, derivadas de encontrarse, durante demasiado tiempo, en situación de desempleo, sin ingresos, sin ayudas sociales, en el borde del abismo,  de la desesperación, de la marginación, cuando no se encuentre en el seno de la extrema pobreza… POBREZA en mayúsculas y en términos rigurosamente absolutos... quizá solo se le ofrezca compañía (bienvenida sea), o quizá, solo un poco de pan o tal vez, un cartón de leche...  tanta impresión nos causa contemplar estas miserias, que debido de no poder darle solución efectiva y duradera, incluso lloramos de impotencia, de indignación... Para ellos supone solo un pequeño alivio, pero muy pequeño... Nunca se debe considerar a quien pide este tipo de ayudas, como mendicidad, ni quien la ofrece la debe pregonar como si fuese una gran obra caridad, puesto que no tiene mérito ninguno para serlo... Se hace siempre por convencimiento personal, sinónimo de las buenas enseñanzas que hemos mamado en nuestro hogar. Pero nunca deberíamos de negarnos a nosotros mismos (ni a nadie), aunque tengamos como única y clara referencia y además sea nuestro lema "el no seguir las modas de consumo exorbitante, ni seguir las tendencias de ostentación y exhibición de riquezas", que sería un punto grotesca y engañosa, puesto que riquezas no poseemos “Nadie”, son bienes prestados... Nuestro mayor tesoro y por tanto única riqueza es simplemente ser nosotros mismos, tener una actitud sencilla, abierta hacia las personas con necesidades urgentes, con esta actitud desafiamos a esas pequeñas mortificaciones, que cada día encontramos en nuestro deambular por este turbio y oscuro mundo, se hace brillar una tímida luz en el horizonte. Nos puede ayudar a ello dedicar un poco de tiempo a los demás, que seamos constantes en la terquedad y cabezonería que ponemos en el empeño de concienciar a la sociedad... somos conscientes de lo repetitivos y lo cansinos que podemos llegar a ser… Pero si con ello se puede ayudar a una sola familia, si con ello se logra sensibilizar a una sola persona, se habrá cumplido gran parte de nuestros objetivos, si merecerá la pena estar un tiempo dedicado al servicio a los menesterosos…Nuestra semilla habrá dado su fruto... primeramente en nuestro círculo social, después trasladarlo al resto de la sociedad. ¿De qué nos vale las riquezas si no se sabe compartir? teniendo en cuenta que las necesidades de las personas, han de marcar nuestro paso en esta vida, no debemos olvidar que "Quien el bien de sus congéneres procura, tiene el suyo asegurado". La invitación que estas palabras realiza es más que evidente, ni se puede, ni se ha de permanecer con los brazos cruzados... al menos mientras exista, aunque solo sea una persona, que reclama nuestra ayuda... y este en nuestra mano el poder ofrecerla. "Nada hay imposible, si existe intención de darle remedio" claro está.

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