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lunes, 3 de febrero de 2014

Catedrales de vida


   

   Irónicamente, que fácil les resulta a algunos proclamarse catedrales de la sabiduría, ejemplos a imitar, pero para llegar a serlo, antes deberían tener andado un largo trecho del camino que hay que recorrer en la vida, haber adquirido en su caminar un conocimiento exhaustivo de numerosas artes y ciencias,
  y disponer de una experiencia que sea demostrable. Si de verdad fuesen sabios, sabrían que nunca llegaran a dominar todas las artes, aunque se esfuercen de forma superlativa y para conseguir ese empeño le dedicasen muchas horas del día solo al estudio, les resultaría del todo imposible por ser insuficiente ese tiempo. Sí bien es cierto, que a través de la experiencia adquirida junto al conocimiento, se accede a una fuente inagotable de sabiduría... También lo es, si a la vez, se pone en práctica todo aquello que nuestros ancestros nos legaron, se aprende de todo y a todo nuevo descubrimiento se le da una utilidad lógica. Por otro lado, tenemos sensibilidades que no son adquiridas, pues son innatas como por ejemplo, el instinto de supervivencia que nos permite huir cuando intuimos cualquier peligro que pudiese amenazar nuestra integridad, evitando el hecho de exponer nuestra vida innecesariamente... pero que resulta del todo punto inútil ante la tracción; por lo inesperada de esta. Sabemos que pisamos terrenos peligrosos e inestables, formados a partir de arenas movedizas; el suelo se puede abrir en cualquier momento a nuestro paso y ser engullidos literalmente, sin apenas, otorgarnos tiempo de reacción...Vivimos en tiempos confusos, de una dificultad extrema, con mucho oscurantismo. Un tiempo que parece creado para ser proclive al fomento de traiciones. No hay lugar en él para la verdad, para la justicia o para el honor... Es para nosotros, por tanto, un tiempo para permanecer ocultos, agazapados e inmóviles, pero en constante alerta, en un estado de vigilia latente...esperando que llegue presto el alba y traiga consigo un nuevo día y este sea portador de la luz perdida y nunca más recuperada hasta el momento… Evitar que el destino se cebe en nosotros, que decidan otros lo que nos conviene o no, que nos arrebaten una y otra vez nuestro futuro. Nosotros podemos y debemos cambiar esa tendencia, que quepan en nuestra vida, aquellos valores que le dan un sentido positivo. Hacer posible que regrese triunfante la justicia y la honradez, que se le dé a las acciones su justo valor,  que se nos juzgue por lo que somos y nunca por lo que se puede aparentar...Si efectuamos un esfuerzo e intentamos conocernos entre nosotros, nos llevaríamos más de una sorpresa, la mayoría serían gratas, pero no se puede descartar alguna de índole inversa...Pues por desgracia hay personas que nos defraudarían no sólo una vez,  sino infinidad de veces; les tenemos por personas buenas, honradas, pulcras... pero no lo son, ni nunca lo han sido; e incluso son innumerables las tentaciones a las que diariamente nos someten, sobrepasan lo imaginable... Nos ofrecen "vivir en el Edén" ¿quién puede rechazar semejante oferta? Buscan nuestra complicidad, si la consiguieran, seremos sus cómplices, sus esclavos para siempre...no dudaran en ofrecernos bienes y, si aun así, no lo consiguiesen, nos ofrecerán "poder y gloria". Nosotros os contestamos desde nuestra humilde posición "Quedaros con vuestra perversión, con vuestra vanidad, con vuestra codicia y con nuestros miedos, meteros, de paso, vuestros méritos donde os quepan, solo son un trozo de papel, que habéis obtenido de forma fraudulenta, sin ningún esfuerzo, no tenéis ningún valor y nada significáis en nuestras vidas; vuestro funesto destino será formar parte de la historia; de esa denominada "negra" que solo ha sido una pesadilla o un mal sueño" vivido durante demasiado tiempo... Nosotros seguiremos siendo aprendices, con ganas de aprender sobre el sentido de la vida, que buscan, además, una luz que nos guíe hacia la auténtica verdad, sin tapujos, y así huir de esa perversa oscuridad que es vuestra, a vosotros y solo a vosotros os pertenece...A nosotros nos provocó ese adormecimiento mental, con el cual nos habéis cegado durante siglos. Nunca debemos pecar de exceso de confianza, pero hemos de evitar que el miedo gobierne nuestra vida y tome las riendas de nuestro destino, solo a nosotros nos corresponde el derecho de marcar los límites y los caminos que nos conducirán para llegar hasta allí.

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