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miércoles, 26 de febrero de 2014

Interpretaciones y otros engaños

 
 ¿Cambiaría nuestra realidad si se cerraran los ojos? ¿Si ignorásemos esas aves de mal agüero que revolotean nuestro cielo? Mucho me temo que no. Como se dice en la popular serie de televisión, "Homeland" nada es lo que parece, todo está estrechamente entrelazado; “lo uno a lo otro”. Por un lado, se nos anuncia "a bombo y platillo" que se han acabado las vacas flacas, que ha comenzado un nuevo ciclo de bonanza ¿para quién? Asimismo, yo les preguntaría, ¿viven en este mundo? O somos ¡quizás! nosotros los que estamos fuera de él. Dándole cierta credibilidad a esas afirmaciones (que no tienen ni un pase), ¡Ojala fuese verdad! como nos lo cuentan, sería un acontecimiento simpar, un hito que habrá que celebrar, por fin seremos libertos de esos grilletes, de esa mortificación, de esa penitencia impuesta de forma unilateral para flagelarnos en forma de esclavitud económica, de obligación fiscal, que tan arbitrariamente nos fueron asignadas por ellos, y que hemos aceptado su herencia en forma de deuda; causada, en su inmensa mayoría, por las tropelías cometidas por unos pocos desarmados, que según decían "actuaban en nuestro nombre", y que torpemente intentaron justificarlo con aquel famoso cuento de “vives por encima de tus posibilidades...”Si fuese verdaderamente cierto, lo tendríamos merecido, por vividores y aprovechados. Y, no tendría que importarnos el tener que "aflojar la tela", Lo mismo ocurriría,  si no estuviésemos completamente arruinados, desde hace años, derivado de esa obligación de pagar a los acreedores (que paradójicamente son los mismos que se lo han “llevao calentito”) Se trataba de redistribuir la riqueza, no de sumirnos en la pobreza. A nosotros, nos han forzado, violentamente, a renunciar a demasiadas cosas, a casi todo lo bueno que nos puede dar esta vida, solo nos queda el hambre y la desesperación… Más,  a menudo me pregunto ¿Qué pasaría si nos declarásemos insumisos fiscales? ¿Si nos declarásemos objetores económicos? ¿Cuánto tardarían ellos en declararnos traidores, desertores, apátridas?…. Nunca tendrían en cuenta, que si somos insolventes, la culpa no sería en ningún caso nuestra, seria de ellos por dejarnos sin nada. Pues esta objeción seria producida, más por la falta de “liquidez”, derivada por la absoluta ausencia de ingresos y sin ningún tipo de ayuda social…  que por cualquier convicción política. Pero ¿seriamos capaces de dejar de pagar las deudas que otros, de forma injusta e insolidaria han creado? Nunca pidieron nuestro plácet, ni nuestra opinión, ni nuestro consejo, ni nuestro aval… Tampoco nos “adjudicaron” primas millonarias, a las que acudir en caso de quedar en paro… Ni por supuesto, ningún “fondo de garantía” acudió en nuestro rescate….Nosotros somos el eslabón más débil de la cadena, aquel que carga con todo el peso; irónicamente, sin nosotros no habría nada...pero ellos insisten en seguir estrujándonos, a ver que sale…Solo nos dan a algunos, unas migajas y creemos ser los dueños del pan… ¡que ilusos! La duda que se nos plantea es enorme y compleja, hasta el extremo de dudar de todo cuanto nos rodea, incluido de nosotros mismos... Muestra palpable del ambiente enraizado, ambiguo y desconfiado que existe, sin ningún paragón conocido; ósea, una desconfianza en extremo desmedida. Resulta aterrador escucharles con la prepotencia que nos hablan, están todavía, demasiado ocupados en contemplarse a sí mismos y olvidándose, como es su costumbre, de todos aquellos a los que dicen representar. Con escándalos públicos día sí, día no, y el del medio también. No entendemos su actitud, pero no hay que ser estúpidos en exceso, ni imbéciles, como para darles credibilidad a esas falacias pronunciadas en pleno acaloramiento preelectoral. Ni tampoco la llamada "alternativa" plantea opciones distintas, ni aporta ninguna solución creíble y viable. Por el sendero que han tomado, más bien se quieren ocupar de salvar sus "pellejos", antes que los nuestros… Pero por si acaso les sorprendiese el triunfo (los más sorprendidos serian ellos), no se atreven a hacer ninguna propuesta “demasiado comprometida" por si se diese la paradoja de volverse contra ellos. Deberían plantearse con paciencia, sin prisas, pero igualmente, sin arrogancia, hacer un último servicio a todos, marcharse y dejar paso a gente joven y competente, eso sí, “sin dedazos”, si ello fuese posible... Siendo sencillos, porque es la única manera de volver a identificarnos con todos vosotros (sea cual fuese vuestra ideología). Que se nos hable claro, “en cristiano”, en nuestro propio lenguaje y se nos hable de los problemas que afectan a diario a la gente corriente, que están ahí, a pie de calle… Deben visualizar la verdadera realidad que hay en la rutina diaria... porque es la única manera, (conocida) de abrirse a la sociedad. En otro orden de cosas, cada vez se nos exige renunciar a más cosas y cobrar menos… terminaremos por renunciar a nuestra propia identidad, somos ya, una colonia de los "mercados",  y están acabando con la poca dignidad, que aún conservamos. A pesar de ello, seguimos teniendo el firme deseo de trabajar por el bien común, (siempre que éste no se contradiga con nuestros valores), Quizás, con estas formas, se conseguirán grandes logros, pero no serán para todos... Y a un precio muy elevado y difícil de pagar "Nuestra integridad". Las palabras, son solo eso, y se las lleva el viento,  lo que verdaderamente permanece para siempre son las obras... Y, hoy por hoy, son inexistentes o inapreciables para una inmensa mayoría. Quizás, somos duros de "mollera" nos cuesta entender, ni sabemos, ni comprendemos la macro-economía, ni tampoco de “barcos”... Personalmente soy un "negao" para los asuntos económicos, reconozco que no tengo ni la más remota idea, ni tan siquiera de la mini-economía doméstica. Después seguirán con las mismas monsergas, y, se harán las mismas estupideces una y otra vez. ..Repitiendo hasta la saciedad los mismos desastres, y nos lo harán pagar a los mismos, ósea, a nosotros, que su vez tenemos el bolsillo más pequeño, o más bien nos hemos quedado sin nada, para hacer frente a este ingrato, desapacible y desagradable mundo.

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