El saludo es una cortesía que nos dedicamos los unos a los otros, provoca una
confianza y tranquilidad tanto en la persona emisora como en la receptora, se
debe dar con cortesía, afabilidad, gallardía y
rotundidad, de esta manera produce ciertamente una gran alegría. A pesar de
todo, hoy, la salutación no es valorada debidamente, frecuentemente se le
anteponen otros menesteres más superficiales, que nos manifiesta el ensimismamiento
de las personas, la comodidad y el egoísmo (ir escuchando música, estar
pendiente del móvil)… Entre las posibles
causas que provocaría este comportamiento están el aislamiento, el orgullo, la
depresión, la falta de motivación, etc. quizá para una mayor integración social
debiéramos ser más abiertos y devolver ese saludo, dejar atrás ese concepto
egoísta de la libertad y del individualismo, que son, hasta cierto punto, un
obstáculo al desarrollo de la propia personalidad, hoy, ante la falta de trabajo
y oportunidades , no se sale de casa, y se piensa que solo con el contacto a través
de las redes sociales (frío y a veces engañoso) tenemos controlado nuestras
amistades y contactos, nada más lejano a la realidad pues hace falta ver a la
persona en cuestión y mirarle a los ojos, que son el espejo del alma, mantener
esa mirada y se comprueba la credibilidad que dicha persona tiene. Es necesario
que todos recordemos que somos sociables y que nuestra vida, para lo bueno o lo
malo, depende de nuestro saber estar…de ocupar nuestro lugar en nuestro ámbito
familiar y social… saber la importancia que tiene desearte los buenos días,
tardes, noches… en definitiva del saludo, un buen saludo es un buen comienzo…
para casi todo.
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