El poder de la palabra, que ejerce sobre nosotros es indiscutible, sobre todo cuando va cargada de razón, así como el modo o la entonación en la que se expresa, hay palabras que se susurran al oído, palabras que a veces nos hacen sonrojar, bien de vergüenza, bien de indignación, de cólera... palabras engañosas que nos relatan una realidad paralela, virtual si se quiere, pero lejana a la nuestra, palabras de amor que despiertan en nosotros los más tiernos sentimientos que moran en lo más profundo de nuestra alma, palabras de admiración que hacen crecer nuestro ego y nos devuelven la autoestima perdida, palabras llenas de sarcasmo (doble sentido) parece que no, pero nos ofenden por que dibujan la adversidad y la envidia que sienten hacia nosotros, palabras de indignación y sorpresa que nos exigen corrección de los errores cometidos... palabras con libertad que engrandecen nuestro ser, palabras de oración que nos hace pensar en los que no están y pedir por los demás, palabras que son gritos de auxilio o de impotencia, palabras que son ordenes y que pretenden arrebatarte tu libertad, palabras que hieren y buscan solo hacer daño, palabras de disculpa y perdón con las que se pretende finalizar un camino, corregir fallos y enmendar nuestras equivocaciones e insultos... y sobre todo la palabra escrita e impresa que se trasforma en libro de poesía, novela, relato...etc. Diferentes circunstancias, diferentes personas... que reflejan la necesidad de la humanidad de comunicarse (aunque solo sea para insultarse) , solo recordar que en el principio solo existía el verbo... osea la palabra.
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