Una incógnita nos
acompañara durante toda nuestra vida “la muerte” ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿Dónde?, ¿de
qué?… son cuestiones que a veces reflexionando sobre la vida, nos desvelan, nos
hace meditar sobre “la razón de existir” en este mundo. La muerte es algo que
nadie puede eludir. La muerte esta aparejada a la vida, como la noche lo está
al día, el invierno al otoño o la vejez a la juventud. Las personas se preparan para no pasar necesidades cuando llegue la etapa final de su vida; se
preparan para evitar sufrir en la vejez. ¡Pero pocos se preparan para el encuentro con la muerte! ¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre con nosotros después de
que morimos? Podemos intentar ignorar estas preguntas. La mayoría lo hacemos.
Pero si ignoramos la muerte, estaremos engañándonos a nosotros mismos, no
tendrá el mismo valor la vida. Puede que hasta nos convenzamos a nosotros
mismos de que, de alguna manera, haremos una buena avenencia con la muerte,
Quizá la logremos evitar... ¡que ilusos! Algunas personas creen que teniendo una
ocupación, haciéndose “necesarios” la evadirán o al menos las retrasara todo lo
posible. Pero es solo un espejismo. Ese convencimiento, ese autoengaño es frágil y ese pensamiento se
encuentra debilitado por el encuentro ineludible con la muerte. Que no
permanecemos indiferentes al dolor, al sufrimiento, sea ajeno como si fuese
propio, es normal, más bien al contrario, nos conmueve, nos duele… tendemos a cierta asertividad hacia los que sufren la pérdida de un ser querido y cercano. Y
es que encontrar a alguien que sufre ese dolor no es para menos. Nosotros
mismos o bien hemos pasado por el o tendremos que pasar una y otra vez
más…Hasta que seamos nosotros los que nos marchemos. Hay que poner en valor que
tenemos sentimientos, que somos humanos, nos duele tener que decir “adiós”
“hasta siempre” pero lo tenemos que decir…. no somos seres distantes o lejanos,
ni quien se va es una persona diferente a nosotros. Que sea alguien importante
o no, carece de relevancia… todos nacemos desnudos y la muerte nos iguala a
todos, por ello hay que visualizar a la persona sin importar su condición siempre
será un buen amigo. Nuestra sociedad tiene necesidad de pensar en ello, pues
cualquiera puede ser el siguiente, nadie estamos libres. La Muerte no conoce edad, ni discrimina a nadie... eso si nadie se muere la víspera, cada cual cuando le llega su hora.
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