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viernes, 6 de septiembre de 2013

La Soledad



   A veces, es preciso de estar solo para pensar, para reflexionar, para tomar decisiones que son difíciles, en definitiva para tener claridad mental, pero todavía me sorprende el hecho que haya personas que prefieren estar solas a convivir con una o varias personas. Que buscan la soledad, esta, se vincula de un modo directo o indirecto con una serie de “males” que “matan el alma” no solamente con efectos psicológicos, sino también físicos., lo que evidencia que las personas que viven solas pueden ver afectada su salud seriamente. Hay algunas personas que cuando están solas muestran evidencias de reactivación de diversas enfermedades, entre ellas, la enfermedad cardíaca  la diabetes,  la artritis y la enfermedad de Alzheimer, así como debilidad y reducción considerable de la motricidad que suele venir con la senectud. Se sabe que el hecho de vivir solo está también relacionado con el aumento del estrés ¿Qué se siente al sentirse solo? Sin ese destello al que algunos llaman compañía, sin nadie con quien comentar, hablar, sonreír, llorar e incluso discutir…. Se piensa que todo se acabado, que tu vida es inútil, ¿Qué hago  aquí? Hay diversas características que precisan el concepto de la soledad: puede ser como consecuencia de carecer de amistades o ser estas muy deficitarias, aunque hay gentes que afirman que “se puede estar solo sin sentirse solo o por el contrario, sentirse solo cuando se hallan en multitud” La soledad, es una rutina no buscada, similar a la depresión y la ansiedad. Es diferente al aislamiento social, y muestra una depreciación de la persona respecto a su entorno social. Las personas son “animales sociales” y por ello, necesitamos relacionarnos, estar en compañía, debemos tener claro hacia dónde orientar nuestra vida, para ser sociales… en medio de una sociedad cada vez más alejada y paradogicamente  más necesitada los unos de los otros. sólo nos hace falta saber que quieren los demás de nosotros e intentar despojarnos de nuestros miedos, en especial “al qué dirán” y poder marcar nuestro propio rumbo a horizontes que han de ser compartidos con los demás  ¡no nos quedemos en casa mirándonos el ombligo! Nuestra vida nos ha de conducir hasta las personas que comparten con nosotros gustos, opiniones, aficiones… etc. Poner fin a nuestra soledad, ponernos "en contacto" con los demás, dentro de unos razonables límites, de nosotros depende: o la soledad que habita en nuestra alma acabara por devorarnos, por ello antes de que sea demasiado tarde acabemos, nosotros, con ella. 

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