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lunes, 2 de septiembre de 2013

La sonrisa


   “Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, se generoso y dale la tuya…” Estas palabras del Dalai Lama, tienen un sentido que sobrepasa el contexto en que se pronuncian y dice más de lo que aparenta, son palabras muy profundas y con una rotundidad clara, Pero además, estas palabras siempre estarán de plena actualidad. Son palabras reflexivas porque son un consejo práctico. Pobre es quien no puede ofrecer una sonrisa sencilla y pura, no forzada, solo con la intención de agradar. Y, son actuales porque la sonrisa denota el estado del alma. La sonrisa que se nos ofrece, hemos de recibirla no como una costumbre, unos buenos modales, sino como un gesto que tiene un poder transformador en nosotros. No solo transforma nuestro exterior, la imagen que proyectamos… sino, también, lo más profundo de nuestro corazón. La sonrisa es una fuente inextinguible de amistad, de buena predisposición. Por eso, cada día, cuando ponemos los pies fuera de la cama, hemos de esbozar una sonrisa, como gesto de agradecimiento por disponer de un día más. Ahora bien, para que la sonrisa sea eficaz en todos y cada uno, hay que desprenderse de todo prejuicio, de todo sentimiento perverso. Eso es lo que debemos comprender, porque una sonrisa verdadera lo dice todo de nosotros. Siempre que veamos a alguien que nos dedica una amplia sonrisa, a pesar de ser retóricos y reiterativos…Vemos el más bello, quizá, de los gestos que cualquier persona nos puede ofrecer, entonces, por qué no devolvérsela con la misma sencillez con la que nos la han ofrecido, “porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás”

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