Siempre se nos indica el lugar que
debemos ocupar en esta sociedad excesivamente jerarquizada, el itinerario que
debemos seguir y que pasa por diversas etapas en el transcurrir de la vida. Naturalmente
que no podemos poner oposición… otros así lo han decidido, en nuestro nombre, imponiéndonos
unos parámetros o reglas a las que se debe ajustar nuestra vida. Al imponernos
estas “reglas” no se han tenido en cuenta nuestras preferencias, se nos exige
una entrega incondicional a sus propósitos, a lo concebido, por ellos, para
nosotros. Aquel que saque el pie “fuera del plato”, sencillamente estará fuera
del sistema. ¡Qué debemos hacer lo que ellos quieren! lo dan por sentado. Sobre
cualquier atisbo de personalidad, ya se encargaran, con “bombardeos de mensajes
subliminales” de eliminarlos y así obtendrán nuestra obediencia ciega. Ellos,
dicen saber mejor que nosotros lo que nos conviene, lo que nos beneficia, lo
que hemos de ser en un futuro, lo defienden como “de interés general “y con esta
tesitura, se nos conduce a la entrega ciega a sus planes. La vida es un viaje
continuo… a veces por autopistas, a veces por carreteras en mal estado, a veces,
ni siquiera existe camino… pero, igualmente hay que seguir hacia delante. Hoy
día, muchos se ofrecen voluntarios, teóricamente, a seguir esos planes
preconcebidos, no ven otra salida, pero de hecho no están haciendo, ni harán nunca,
lo que ellos desearían, se les anula como personas, no comienzan su propio
camino, su propia vida. El balaje para andar en esta vida es nulo, puede tener
muchos títulos, pero solo son papeles… si no existe personalidad, conciencia… no
habrá persona, ni posibilidad de decisión. Cada cual va a lo suyo, pero, ¿de qué
vale una vida vacía y repetitiva? Con la ausencia de estímulos que nos hagan
sentir vivos, que estamos aquí… sin alegrías, sin penas, ni consuelo, sin esperanza,
sin ningún propósito u objetivo en la vida. A veces es bueno rebelarse y
pensar en nuestro futuro, que será el nuestro y que nadie ha de vivirlo en
nuestro lugar, de ahí el valor de saber decidir, aunque nos equivoquemos… es
nuestra decisión.
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