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domingo, 8 de septiembre de 2013

Decisión


   Siempre se nos indica el lugar que debemos ocupar en esta sociedad excesivamente jerarquizada, el itinerario que debemos seguir y que pasa por diversas etapas en el transcurrir de la vida. Naturalmente que no podemos poner oposición… otros así lo han decidido, en nuestro nombre, imponiéndonos unos parámetros o reglas a las que se debe ajustar nuestra vida. Al imponernos estas “reglas” no se han tenido en cuenta nuestras preferencias, se nos exige una entrega incondicional a sus propósitos, a lo concebido, por ellos, para nosotros. Aquel que saque el pie “fuera del plato”, sencillamente estará fuera del sistema. ¡Qué debemos hacer lo que ellos quieren! lo dan por sentado. Sobre cualquier atisbo de personalidad, ya se encargaran, con “bombardeos de mensajes subliminales” de eliminarlos y así obtendrán nuestra obediencia ciega. Ellos, dicen saber mejor que nosotros lo que nos conviene, lo que nos beneficia, lo que hemos de ser en un futuro, lo defienden como “de interés general “y con esta tesitura, se nos conduce a la entrega ciega a sus planes. La vida es un viaje continuo… a veces por autopistas, a veces por carreteras en mal estado, a veces, ni siquiera existe camino… pero, igualmente hay que seguir hacia delante. Hoy día, muchos se ofrecen voluntarios, teóricamente, a seguir esos planes preconcebidos, no ven otra salida, pero de hecho no están haciendo, ni harán nunca, lo que ellos desearían, se les anula como personas, no comienzan su propio camino, su propia vida. El balaje para andar en esta vida es nulo, puede tener muchos títulos, pero solo son papeles… si no existe personalidad, conciencia… no habrá persona, ni posibilidad de decisión. Cada cual va a lo suyo, pero, ¿de qué vale una vida vacía y repetitiva? Con la ausencia de estímulos que nos hagan sentir vivos, que estamos aquí… sin alegrías, sin penas, ni consuelo, sin esperanza, sin ningún propósito u objetivo en la vida. A veces es bueno rebelarse y pensar en nuestro futuro, que será el nuestro y que nadie ha de vivirlo en nuestro lugar, de ahí el valor de saber decidir, aunque nos equivoquemos… es nuestra decisión.

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