Cuando
tu ayuda sea requerida por alguien, no des un paso atrás, no te pongas en el último
lugar de la fila, si tu auxilio ha sido requerido en primer lugar… por alguna razón
especial será. Sabemos que a nadie le gusta ser los primeros en casi nada. En los
actos, sean públicos o privados, deseamos pasar desapercibidos en las
tertulias, incluso en nuestra propia casa, hablar solamente lo preciso, por
aquello de “Más vale callar y que se sospeche que somos estúpidos…que abrir la
boca y confirmarlo…”Nosotros nos conocemos, sabemos de nuestra predisposición a
sobrevalorarnos, por engreimiento, o todavía peor, por un orgullo mal llevado.
¡Queremos ser laureados con honores!, pero ¿qué méritos tenemos para ello? Acaso no sabemos que, en efecto, hay personas
con más méritos que nosotros y sin embargo no presumen de ello. No se trata,
pues, de facilitar la ayuda de manera esporádica y automática, sino del compromiso
que asumimos para con los necesitados, no solo una vez, sino para el resto de
nuestra vida. No debemos de pasar por ser los más dispuestos, los más significativos,
los que tienen más virtudes, los que están cargados de razón; exigencia, que
por otro lado, refleja una visión ensimismada de nosotros mismos y las razones
que nos impulsan a ofrecer nuestra ayuda y apoyo. De hecho, estas acciones
humanitarias nos llevan con su práctica a poseer una humildad perfecta, que consistirá
en no prejuzgar a los que nos piden ayuda, y a tomar conocimiento de la
insignificancia propia en el contexto global de este mundo llamado tierra. Entonces, ¿Qué se nos propone? porque, si bien
ignoramos el escenario económico de las personas con más necesidades, sabemos
que nosotros somos una parte de la solución de sus problemas, no el todo… solo
una pequeñísima parte. Por tanto, situarnos en su lugar es intentar conocer sus
penurias y ver cuál ha de ser nuestra función en la solución de sus problemas, En esta misma línea de pensamiento, se nos
invita a ponernos con toda humildad al lado de los menesterosos: pobres, personas
con discapacidad, desahuciados, enfermos, excluidos sociales…etc. E igualarnos
con ellos, intentando ser los primeros en superar toda desgana o vergüenza por ofrecer
nuestra ayuda y así compartir humanidad y humildad con ellos y ellos para con
nosotros.
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