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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Fracaso olimpico


   “Quien siembra vientos recoge tempestades…” Esta es la reflexión a la que llego después de comprobar las últimas “falsas euforias” que hemos vivido en los últimos días.  Nos han inducido por donde han querido, han manejado nuestros deseos de igual manera, han manipulado las mentes por todos los medios… si les hubiese salido bien… todo hubiese pasado desapercibido, todos a la calle, todo se hubiese transformado en celebraciones, en falsos factos, en falsa placidez, “Ya se habría acabado la crisis” Pero por fortuna o por desgracia, nos echaron un jarrón de agua fría a tiempo… se despertó de aquel “sweet dream”  En concreto, se hincho el balón o la trola hasta reventar, ya no daba más de sí. Claramente esta situación despertó tanto interés que fue seguida por toda una nación, a través de todos los medios disponibles…La tormenta cegó a la población, hasta que la alegría prometida se nos tornó en llanto. De lo que se desprende el total abandono de la prudencia. Sólo desde un profundo, largo y constante análisis, se podía obtener la visión necesaria para intuir que todo no estaba hecho, que había razones e intereses ocultos que podrían agriar la fiesta. La elección subsiguiente de la sede, nos muestra cómo los intereses económicos tiran más que los proyectos bien elaborados, bien presentados (sin contar a la alcaldesa) y que, por tanto, da igual “si no tienes padrino, pues no te bautizas”  Ojalá que siempre se compitiera en igualdad de oportunidades, pero nuestros dirigentes sabían que no es así, de ahí su irresponsabilidad, por alentar falsas ilusiones, por participar en esa “función televisiva” de elección, sabiendo todos, menos ellos, la ciudad que sería designada. Que hay que estar siempre inmerso en algún proyecto, es lógico, si se quiere avanzar, pero por favor que no se plantee una cuarta vez, que vamos a quedar traumatizados, además de más pobres con tanto gasto y esfuerzo inútil.

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