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jueves, 19 de septiembre de 2013

Caminos


   Llevo tiempo diciendo que no debemos ser rencorosos, por muy grave que fuese la afrenta, debemos aprender a perdonar. Es preciso que recordemos que no debemos ser jueces de nadie, hemos de respetar cualquier opinión, cualquier acción, que no sea delictiva, si es así, que se encargue quien o quienes les correspondan. En nuestra actitud hay, como norma general, un doble rasero, una doble moral, la que nos auto aplicamos, y la que exigimos a los demás. No se debe juzgar a ninguna persona por que ignoramos cual o cuales son los motivos que tiene para obrar de determinado modo o manera. Las personas somos, continuamente, objetos de crítica, todo es mejorable… siempre hay al menos dos caminos distintos de llegar a un mismo destino. Nosotros, pues, hemos de estar siempre dispuestos a admitir que el nuestro no sea el más correcto o corto, acoger las ideas nuevas, pero ello no quita que rechacemos aquellos actos contrarios a la lógica. A través del análisis conciso, minucioso, tenemos la oportunidad de valorar cualquier idea o camino que se proponga. La respuesta al mismo dependerá de su viabilidad, de los objetivos propuestos…etc. La recuperación de la “visión” y la reconciliación ha de conducirnos por un mismo camino, una misma meta. ¡Estamos llamados a compartir un mismo destino, un mismo futuro! Preguntémonos si nos damos cuenta de la grandeza de nuestras decisiones, si nosotros estamos en el buen camino o si sencillamente, estamos errados. Y, finalmente, debemos proclamar la reconciliación entre todos, los caminos no son ni buenos, ni malos, hay que andarlos. Todos juntos lo lograremos, será más fácil... Por separado, ninguno completara la etapa sin pagar un alto peaje. Que esta actitud, que se pretende humilde, nos ayude a visualizar la solución, pero que en ella no existan ni ganadores, ni mucho menos perdedores, pues si ganamos lo hacemos todos, pero si perdemos, lo haremos todos de igual manera.

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