En este descenso a los infiernos en el
que nos han sumergido con esta recesión, parece que se nos olvida que los seres
humanos llevamos dentro de nosotros un especie de gen que nos empuja a la
autodestrucción, a veces se le llama “instinto de supervivencia”, más el ser
humano es el único que “explota” a un semejante. ¿Es un instinto? O ¿es algo
que se puede controlar? Nos conviene saber que los bienes materiales son necesarios
para el normal desarrollo de nuestra vida, pues necesitamos comer,
vestir...etc. Pero no se deben de obtener “a cualquier precio”, su obtención prima sobre cualquier otra
circunstancia. El patrimonio que acumulemos es solo eso, “bienes materiales”
que están para servirnos y cubrir nuestras necesidades, en ningún caso para
hacernos esclavos de él, renunciar a nuestra familia, a nuestros amigos, a
nuestro ocio… para dedicar todo nuestro esfuerzo a acumular bienes. Además, no
somos los dueños de esos bienes, en todo caso, les damos un uso, nos servimos
de ellos. Debemos de trabajar, sí, pero para llevar una vida digna, para cubrir
nuestras necesidades básicas. A la vez que sacar un tiempo para los demás… No olvidarnos
jamás de los que carecen de lo más elemental. No debemos ser demasiado
ambiciosos, demasiado avariciosos, o demasiado escrupulosos. Ni mirar a nadie
por encima del hombro. Nunca se debe “vivir de las rentas” ¿si ya tengo
bastante, para que seguir trabajando? La vida es una constante evolución y no
se sabe “donde saltara la liebre “por ello debemos seguir activos, en la medida
que sea posible. Dedicar, si acaso, ese tiempo de manera que se beneficie al
mayor número de personas posible, sin olvidarnos nunca de nosotros mismos.
Si sólo somos egoístas, pensaremos en nuestro interés, aunque para lograrlo
tengamos que mentir, sustraer, ejercer la tacañería y ser duros de corazón,
cerrar los ojos para no ver las penurias de los demás. Estas vicisitudes son
las que nos disuaden de conmovernos ante esas penurias. Que debemos trabajar y
mimar nuestros intereses, es bueno, es lo aconsejable…pero a su vez que no nos
olvidemos de las personas que nos rodean en nuestro entorno, que no intentemos
de aprovecharnos de las dificultades de ellas… “Las gangas no son una
oportunidad, son canibalismo”, por ello si se ve a alguien con
dificultades, debemos intentar ayudarles a “pasar esa mala racha” y no
comprarles su poco patrimonio a precio de saldo… con ello estaremos aumentando
nuestro patrimonio, pero a la vez la injusticia acompañada de más pobreza.
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