Siempre debemos
pensar las cosas dos veces y
analizarlas en frío antes de actuar. Nuestro temperamento nos hace reaccionar y se puede hacer
daño sin pretenderlo a cualquiera, todo por no detenernos unos momentos a
reflexionar. Tras meditarlo profundamente y efectuar un análisis riguroso, más conciso, más detallado... caeremos en la cuenta de que la situación
no es tan doliente como pudiese parecer en una primera impresión. Obrar haciendo el bien, es
nuestra tendencia natural, incluso a aquellos que su odio hacia nosotros es manifiesto. Nunca
hemos dado motivos para semejante actitud, nuestra conciencia está en paz
consigo misma. Sabemos que hay personas, que sencillamente por envidia o
cualquier otra actitud negativa, nos calumnian, nos maldicen, nos desean lo
peor…, debemos de tenerle lastima, pues si envidian una posición, como por
ejemplo la mía, poco le piden a la vida…Sobrellevar a estas personas parece difícil
¿cómo podemos soportar a quienes no nos pueden ni ver…? Es más, ¿cómo podemos sacarlos
de su error? Llegar a mostrarnos tal
cual somos ¿sería suficiente? de este modo quizá, lleguen a ver lo simples y
sencillos que somos, sin facultades extraordinarias… pero también es preciso
que estemos abiertos a sus sugerencias, a comprobar en que nos equivocamos para caerles tan mal. Bien mirado, respetar a los que nos quieren
mal es lo más sabio humanamente hablando, que podemos hacer, así se verán desarmados; si nos mostramos con sencillez puede ser esta la única posibilidad
para que dejen de ser “enemigos”. Podría parecer una cesión por nuestra parte, un
exceso de sometimiento, pero es una
respuesta dada con una firmeza tal, que deja sin argumentos a esas personas. “No
hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti” Es esta regla y no otra la
que nos mueve. Debemos de desear el bien
propio y de nuestra familia, es lógico, pero de la misma forma debemos desear
el bien para todos, que seguro repercutirá sobre nosotros mismos. Más no se
puede quedar en un mero deseo, sino que debe reflejar en todas nuestras
acciones, en nuestras palabras, en hechos. Pobre de aquel que se crea que lo
sabe todo, que no necesita a nadie.. pues demuestra su ignorancia y la dependencia de los demás, necesita el reconocimiento de su entorno…Marquémonos una meta,
respetar a los demás…ganarnos su respeto, en definitiva caminar
juntos en un futuro diseñado por todos y para todos. Más pronto que tarde convergeremos en un mismo punto del camino, de ahí la importancia de caminar juntos, pero en paz, siendo compañeros y nunca “enemigos”.
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