Para
ser una buena persona no es preciso hacer algo excepcional, hay que confiar en que
todas las personas interactúan de buen corazón, pero no por ello, pecar de
ignorancia. Todos nacemos con distintas capacidades, a unos se les dan bien
unas cosas y a otros otras…pero debemos de descubrirlas. En un principio nos
deben de guiar y potenciar todo aquello en lo que más destaquemos, sin olvidar
el aprendizaje de nuestra cultura y arte, debemos conocer de dónde venimos y
que de bueno o malo se ha hecho durante las anteriores generaciones, más que
nada para aprender de los errores y no volverlos a cometer. Nada debe de
interponerse en este objetivo, ni siquiera la pobreza. El hecho de nacer
pobre no es sinónimo de malaje, ni de carecer de todo derecho, sino más bien al
contrario. El mensaje de esta necesidad sigue poseyendo una gran actualidad, cada vez mayor. La
separación progresiva entre las clases sociales es mala, se va aumentando la
considerable distancia entre ricos y pobres, cuando se debería de caminar en sentido contrario. Sin embargo, esa mentalidad progresista esconde un posible efecto
secundario, peligroso si lo interpretan algunos "exaltados" “Tomarse la justicia por su
mano”, a pesar de que la causa pudiera ser, en principio, justa, no así las formas, se les debe reprochar esta actitud con gran severidad, eso sí, sin exceso de celo, por pura lógica. Corremos el peligro de malinterpretar las necesidades y reducir la eficacia de las justas reivindicaciones, cambiarlas totalmente de contexto. La propiedad privada debe ser
respetada y la legalidad también, no puede quedar en unas mera declaración de intenciones, estériles por otro lado. Hemos de afirmarlo con valentía y a riesgo de dar una imagen
equivocada de nosotros mismos ante nuestro ámbito social o profesional,
proclamando esa verdad con nuestras palabras y acciones. Hay caminos para
reclamar la justicia social, pero estos caminos no deberían de pasar nunca por
el hurto, por convertir a personas necesitadas en cómplices, en vulgares
ladrones. La culpabilidad es sin duda de quien maneja a estas conciencias a su
antojo, para auto-demostrarse el poder de convocatoria que goza ¡Claro el esta
aforado y con un buen sueldo! Así cualquiera... El derecho a la educación se tiene
por justicia, no por la fuerza, no con robos, se tenga o no razón, que se
pierde por estos hechos, más propios de Alí Baba y los cuarenta ladrones.
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