Ahora
que comienzo el tercer tercio de mi vida. La palabra escrita supone, desde mi consideración, una herramienta
valiosa para mi libre expresión, para hacer llegar mis pensamientos y opiniones
a los demás, nunca para el adoctrinamiento. Mi intención principal es sembrar
la duda, abrir debates, en definitiva que surjan las ideas y trabajen las
neuronas. Una sociedad que se conforma con migajas de información o que este sesgada o manipulada, es una
sociedad muerta, se debe preguntar por qué y el cuándo, dónde y quien…Esto me
recuerda el uso que debo de hacer de la palabra. Pues se pueden sembrar buenas
o malas actitudes, depende de su intencionalidad manifiesta u oculta. En algunas palabras se luchara contra la
indiferencia, se criticara actitudes antisociales, actitudes egoístas,
actitudes insolidarias… Por tanto, puedo comprender a toda persona que se mira en su
espejo y se cuestiona sobre el sentido de su vida. Pero, también hay muchas personas que se hacen
esa misma pregunta, Si miramos a nuestro alrededor, podemos quizá, pensar que
no son tantas e igual nos creemos náufragos, al estilo de “Robinson Crusoe” y
pensamos que estamos solos en esta isla llamada “tierra “. Pero las personas están
ahí, solo es cuestión de encontrarlas, o bien que ellas nos encuentren a
nosotros. La persona del siglo XXI no necesita del contacto directo (por
desgracia), se basta con las redes sociales, y no pensamos que estas son solo
una herramienta de comunicación más, tenemos catalogados como amigos a personas
que desconocemos si lo son, más, en mi opinión, lo absurdo es que hablas, comentas,
compartes con supuestos amigos y luego si se produce el encuentro personal se
comportan como auténticos desconocidos, pero nosotros seguimos siendo los mismos,
con las virtudes y los defectos que nos conforman a cada uno personalmente. No habrá
preguntas, ya que las respuestas brillaran por su ausencia, nos sentimos indefensos… si no
estamos detrás de una pantalla. Yo les preguntaría ¿Por qué no me conoces?
Si hablamos casi a diario. Mas si no quieren que entres en su vida, hay que respetarlo, una
cosa es la vida virtual y otra la real… a todos nos pasa igual. No es solamente
legítima esta actitud sino muy respetable. Luego cuando volvamos cada uno a nuestra casa y nos “conectemos” volveremos a comenzar el debate sobre el sentido de la vida,
además que... ¡es necesario hacerlo! Hoy en día, para algunos o para muchos puede
parecer imposible el simple hecho de pensar, de razonar, de debatir. O bien,
les puede parecer algo sin sentido: ¡una tontería! no se trata de ser un
erudito, sino de decir lo que sería necesario hacer para que “la cosa marche
mejor” (siempre como opinión personal) y así se pueda entrar en una dinámica del
pensamiento. Este no debe de aportar soluciones, sino ser entendidos en su contexto adecuado, más bien como una recomendación mínima
o una opinión personal. Se hace a modo de gimnasia mental, pero hay que
procurar que no nos sobrepase, no tomárselo como “asunto personal “sino que sea
una senda abierta para un camino nuevo de reflexión, cuyo motor interior sea
la justicia social y la solidaridad.
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