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sábado, 3 de agosto de 2013

Proyecto de vida


   Hoy os invito a hacer una nueva reflexión, esta vez sobre nuestras metas en la vida. ¿Realmente las tenemos?, para nosotros es un contrasentido plantearnos objetivos a estas alturas, “Nunca es tarde si la dicha es buena…” pero este planteamiento nos ayudará a elaborar algunos proyectos importantes para nuestro futuro caminar por este mundo. Proyectos que irán cambiando en la medida que cambien nuestras circunstancias. Esta reflexión remarca una actitud que es aparentemente correcta, pero poco realista e incluso egoísta. El hecho de pensar solo en nosotros o en todo caso en nuestro entorno familiar más cercano. Esta, por desgracia, es la realidad que hoy podemos encontrar en muchas personas y, quizás también en nosotros. Mucha gente piensa en el futuro, a corto o medio plazo, pero siempre en lo que nos puede afectar individualmente, tanto en factores positivos o negativos, según proceda. ¿Quién piensa en otros?, ¿Cómo les vendrá la vida?¿qué implicación personal tendremos en ese futuro?¿estaremos tan siquiera aquí para vivirlo? En primer lugar, es necesario y justo elaborar una respuesta adecuada y por tanto correcta. Es cierto que  no se puede elaborar proyectos personales en los que entre terceros que no forman parte del círculo familiar cercano (los que conviven en el mismo hogar), echamos en falta la afirmación de Alejandro Dumas en los tres mosqueteros “uno para todos y todos para uno”, esta afirmación no deja lugar a la indiferencia, sino que abre la puerta a un futuro en la que estemos todos, sin exclusión y en plena igualdad de oportunidades, contar con las mismas armas. Es pues un canto a la esperanza. Hace falta un proyecto global, un proyecto común, al margen de aquellos otros proyectos que con carácter personal pudiésemos tener., un proyecto con unas reglas de juego claras, en las que quepan todos, que se prime la unión de intereses y la solidaridad de todos, un proyecto básico pero que a la vez colme las legítimas aspiraciones que cualquiera pudiésemos tener, eso sí, con esfuerzo y tesón. No regalar nada, pero que tampoco te priven de aquello que por pura lógica tienes derecho. En definitiva deben de coexistir tanto los proyectos personales, que serán más ambiciosos o menos, como igualmente los proyectos comunes, si es que queremos avanzar y dejar atrás estas penurias.

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