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martes, 20 de agosto de 2013

Miedo a la enfermedad


  La reacción que se suscita entre las personas el hecho de conocer la verdad de su situación personal, es tan diversa como diversos somos dentro del conjunto de la sociedad: ¿Quién no se asusta ante una mala noticia sobre su salud? ¿Quién no se alegra si la noticia es buena? Todo en esta vida tiene interpretaciones tantas como posibles reacciones. Las palabras las dilucidamos según nuestro estado de ánimo, este suele ser el desencadenante de muchos factores, internos y externos. Algunas veces, las noticias sobre nuestra salud o la ausencia de ella, son manifiestamente duras, nos coge de sorpresa, nos quita el sueño y despiertan nuestras somnolencias. Nuestros peores temores se vuelven realidad. No se trata de unas palabras aisladas, pareciera que estuviéramos aun dormidos, teniendo una pesadilla, pero es la cruda y dura realidad. Debemos recordar que debemos prepararnos para lo bueno y lo malo, que dentro de lo malo esta a su vez lo peor; y si por desgracia, llegara ese momento, debemos tener los deberes hechos. Estar preparados contra los obstáculos que supone la enfermedad, tener la suficiente fuerza para luchar por tu vida... Y, sin embargo, sin exigir nada a nadie, quizá compañía y apoyo para que no te abandonen tus fuerzas, para no sentirte solo en esa lucha simpar. Nadie eludirá sus responsabilidades para con uno, pero pediremos que sea por amor más que por obligación o lastima… La riqueza o la pobreza, en sí mismas no sirven de nada. Aunque la riqueza ayude y mucho en el alivio del dolor, pero solo si se utiliza egoístamente, sin tener en cuenta a los más desfavorecidos, que pudiesen estar pasando por este mismo trauma. Más si se logra la cura y la enfermedad se supera con éxito, no se debe olvidar la mala experiencia, aprender de ella lo bueno, que será la gente que nos ha rodeado, los profesionales que nos han atendido, los que nos han visitado, las personas, también enfermas, con las que hemos compartido temores, inquietudes, miedos…Pero ya superados estos malos momentos, el pensamiento se dirige a vivir el “día a día”, caminar con todos hacia un nuevo futuro, hacia esa nueva oportunidad que la vida te regala. Solo somos seres humanos con tendencia a valorar lo mundano, con esa misma tendencia egoísta a pensar en uno mismo, hasta que miras a la muerte a la cara, será por el temor, será por miedo a la soledad o miedo a la eternidad, pero tu vida cambia y miras a la vida con otros ojos, la ves de otro color, mucho más hermosa, todo para ti parecerá nuevo, renovado, bello. Y valoraras aquello que antes tenía para ti poca importancia “tu propia vida”.

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